Fidel
Soldado de las Ideas
¡Mucho nos queda por hacer, y todavía estamos empezando! De ahí la importancia que tienen las escuelas, de ahí el interés que la Revolución ha puesto en las escuelas, en la educación; porque ese es el interés de preparar al pueblo, el interés de preparar a la juventud para que siga adelante esta Revolución (APLAUSOS), para que la lleven hacia etapas superiores, para que sigan avanzando con ella, para que sigan cuesta arriba por el camino del progreso, peldaño a peldaño, hacia un futuro mejor, hacia una sociedad mejor, hacia una vida más feliz.
El compañero Volodia Teitelboim, que es un veterano luchador revolucionario de Chile, y que ha participado en numerosos actos de solidaridad con nuestro país, hablaba de su deseo de participar humildemente en este acto. De ninguna manera eso podía ser posible. Para nosotros tiene un simbolismo muy grande y entraña un mensaje de profundo significado la presencia, al cabo del X aniversario, de la representación de un pueblo revolucionario, que ha emprendido el camino de la revolución y que sus dirigentes actuales se inspiran en los mismos principios y en la misma doctrina que nosotros, naturalmente que en cada caso aplicada a las condiciones concretas de su país.
Mucho se habló de la educación antes en Cuba, mucho se habló otras veces en otros países que estaban en situaciones similares a nosotros. Pero realmente nunca se hizo lo que para satisfacción de nuestro país se está haciendo en este momento, nunca adquirió un carácter tan masivo, nunca adquirió una dimensión semejante —¡ni soñarlo!— la educación en nuestro país.
Una forma revolucionaria de encontrarles solución a los tremendos y difíciles problemas del desarrollo, puesto que nosotros somos un país que no hemos tenido ni tradiciones industriales ni recursos naturales fáciles, sino que hemos tenido que ir haciendo nuestra economía partiendo de una productividad de trabajo muy baja, que es la productividad de un machetero cortando caña para vender el azúcar; azúcar que históricamente se ha intercambiado, en virtud de las condiciones impuestas por el imperialismo y por el capitalismo, en forma desigual y que, desde luego, eso exige de nuestro país una participación plena de todos en el trabajo y en el desarrollo.
Nuestro país en este momento está atravesando por la etapa inicial y, naturalmente, la etapa más difícil de toda revolución, porque no solamente nos encontramos con los problemas de que es un país subdesarrollado económicamente, con pocas industrias, que la mayor parte de las materias primas había que importarlas; la dependencia de un solo producto agrícola, incluso la dependencia de un solo mercado, que era realmente el que controlaba la economía de nuestro país. No nos enfrentamos solo con eso, sino también nos enfrentamos con la inexperiencia de los pocos años, la falta de cuadros, tanto organizadores como técnicos.Los que tenían la experiencia principalmente de la organización de la economía eran los burgueses. Los técnicos, los intelectuales, pertenecían también a la burguesía.
Nosotros queremos señalar, en primer término, que los compañeros del Ministerio del Interior libran incesantemente, día a día, hora por hora, minuto por minuto, una lucha incesante. La vienen librando desde hace 10 años. La vienen librando incluso desde hace más años, cuando se constituyó el embrión de lo que más adelante sería ya el Ministerio del Interior. Una lucha incesante contra un enemigo que no da tregua en ningún sentido, tanto en el campo de la actividad práctica como en la actividad ideológica: es el imperialismo, es la contrarrevolución.
Para nosotros ha sido altamente emocionante la visita a esta ciudad. No tenemos palabras con qué agradecer el calor con que nos han recibido, las simpatías y la solidaridad hacia nuestro pueblo que nos han demostrado. Para nosotros fueron minutos de inolvidable emoción cuando ayer todo el pueblo de Sverdlovsk, a través de nosotros, saludaba al pueblo cubano.La visita a vuestra fábrica de maquinarias ha sido para nosotros de un interés extraordinario. Hemos tenido oportunidad de ver los adelantos de los procesos de producción establecidos en esta fábrica, el entusiasmo de los obreros, el espíritu de trabajo y el avance visible del progreso de esta región.
Por todas partes hemos ido viendo el trabajo de ustedes(...). Han puesto a la naturaleza, la han dominado realmente, la han puesto a trabajar para el hombre, no para explotar al hombre; no para acumular fuerzas con qué oprimir al hombre, sino para liberar al hombre, para ayudar a la libertad del hombre. Eso es lo que ustedes están haciendo con la Revolución, con la larga y hermosa historia que la Revolución ha recorrido, ya con todos los éxitos que han alcanzado. Ustedes han hecho muchos elogios de nuestra Revolución, pero, en realidad, nosotros hemos hecho muy poco; nosotros, simplemente, estamos comenzando.
El pueblo sabe mucho, ¡cómo sabe el pueblo! Puede decirse que el pueblo lo sabe todo; no solo como si lo razonara perfectamente bien, sino, casi casi, hasta como si lo adivinara.
Y para nuestro pueblo esa convicción que lo hará sentirse más seguro todavía, que lo hará sentirse más confiado todavía. Y para nosotros, los que tenemos responsabilidades en la dirección de nuestra patria a través de este proceso revolucionario, la satisfacción de saber que ustedes llegan como refuerzo a las filas de las unidades de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, de que ustedes llegan a desempeñar un papel que es de suma importancia; la satisfacción de saber que contamos con 750 instructores revolucionarios, de los 900 alumnos que comenzaron el curso.
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