Fidel
Soldado de las Ideas
El derecho a izar esa bandera es el resultado del esfuerzo, del heroísmo y de la fe de nuestro pueblo en su propio destino. Y es, verdaderamente, un motivo de orgullo no solo para Melena del Sur, sino también es un gran motivo de orgullo para nuestra patria saber que es este el primer pueblo de toda la América Latina que puede izar esa bandera.
Nuestro pueblo será tanto más grande cuanto más grandes sean los obstáculos que tiene delante; más hablará de nuestro pueblo la historia cuanto más dificultades tenga que vencer; más justicia le hará el porvenir cuanto más se le calumnie hoy, y solo podrá decirse que aquí se organizó una sociedad donde todos los pueblos del mundo pudieron venir a aprender lo que era justicia, lo que era democracia [...]
El terror de los enemigos había ahuyentado a una parte de la población, y cometieron ciertamente muchos crímenes contra los campesinos. Nosotros fuimos aprendiendo a llevar algunos alimentos arriba, a llevar las ollas, y aprendimos a cocinar por escuadra —cada escuadra tenía sus implementos de cocina—, y aprendimos también a usar un equipo que se llama hamaca, que es una tela —yo no sé si ustedes saben lo que es—, es una lona o una tela que se sostiene por los extremos, se cuelga entre los árboles y se duerme ahí.
Por eso no les podía interesar el deporte; por eso a las oligarquías explotadoras no les puede interesar desarrollar la educación física y el deporte. Pero a la Revolución, que le ha interesado enseñar a leer y a escribir a cada cubano, que le ha interesado encontrar trabajo decoroso para cada cubano que estaba sin empleo, que le ha interesado salvar cuantos niños ha podido salvar y elevar el estándar de vida para nuestro pueblo, llevar una vivienda decorosa a cada hogar y asegurar el pan a cada familia de nuestro pueblo, ¡sí le interesa!, porque en ello va, fundamentalmente, la salud y la superación de nuestro pueblo; le interesa la educación física y el deporte.
De manera que esta combinación del estudio y el trabajo será útil para la salud física, la salud mental, la educación de ellos y va a ser muy útil a su preparación para la vida futura, porque ellos después siguen en una escuela que es similar, y después en un instituto tecnológico que es similar. Después pueden ir a una universidad, y ustedes han visto a los mismos estudiantes de medicina que vienen en la zafra, participan en la asistencia médica.
Es decir que lo que se ha logrado en tan breve tiempo con ustedes, nos enseña a nosotros las extraordinarias posibilidades que hay con los jóvenes que ingresan en esas escuelas. Y nos demuestra, nos enseña, nos permite ver cómo será la vida futura de nuestra juventud, cómo estará organizada nuestra enseñanza, cómo cada centro de enseñanza no será ya un lugar donde las jóvenes se reúnen, estudian con desgano y se aprenden de memoria los libros, sino que serán centros de vida cultural amplia y sana; no solo centros de instrucción, sino centros de formación física, centros de preparación revolucionaria, centros de formación de conciencia en el espíritu creador y de trabajo de la Revolución.
Desde allá desde la Sierra Maestra, donde también pasamos por el dolor de aquel 9 de abril, imaginábamos la capital de la República y a todos los pueblos de Cuba en aquella noche triste del 9 de abril, en aquella noche triste después de la derrota, en aquella noche triste que significó uno de los momentos más duros de la Revolución Cubana.
Si ustedes, jóvenes estudiantes de secundaria, que han tenido el privilegio de ser los primeros o entre los primeros que han podido venir a estudiar a escuelas de este tipo, cumplen con su deber, si ustedes son capaces de tener toda la conciencia necesaria de la necesidad de estudiar y de la necesidad de trabajar, ustedes estarán ayudando a que efectivamente dentro de 10 años nuestro país pueda tener 1 000 escuelas como esta. Un pueblo trabajó para ustedes. Cientos de maestros, profesores, cientos de obreros se esforzaron por hacer posible lo que ustedes tienen ahora. Pero en la mente de ustedes, en el corazón de ustedes debe estar muy presente la idea de que para que un día dentro de 10 años, medio millón de jóvenes puedan tener escuelas como estas, ustedes deberán realizar el máximo esfuerzo como estudiantes y como trabajadores. ¡A ustedes les corresponderá, en parte, crear el porvenir de ellos!
Nosotros creemos que el valor que pueda tener ese documento está vinculado con la obra toda de la Revolución, que ha sido el esfuerzo de muchos; que comenzó siendo el esfuerzo de un puñado de hombres, y terminó siendo el esfuerzo de un pueblo entero que luchó y que se sacrificó, que hizo suyas esas ideas y las hizo posibles. Y es por eso que en nombre de ese pueblo, en nombre de los que se sacrificaron y en nombre de los que cayeron, en nombre de los que lucharon y de los que luchan, nosotros recibimos ese honor.
Hemos tenido que hacer el recuento de esos hechos tristes, porque la Revolución es algo donde se comparte continuamente el júbilo de la victoria, la alegría de los triunfos, con el dolor de los sacrificios; porque no hay triunfo de pueblo sin sangre, no hay triunfo de pueblo sin dolor y sacrificios de pueblo.
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