Fidel Castro y la Comunicación, a tres voces
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Arleen Rodríguez: Tres periodistas hemos sido invitados por la dirección del Memorial “José Martí” para hablar de la Comunicación en la obra de su mejor discípulo desde la perspectiva de cada una de nuestras especialidades o afinidades dentro del oficio.
Rosa Miriam Elizalde, varias veces premio nacional de Periodismo, editora de Cubadebate y Doctora en Ciencias de la Comunicación seguramente nos hablará de lo que ha sido su caballito de batalla en los últimos años y meses. Es decir, Internet y la especial visión de Fidel en relación con este tema. Randy Alonso, Director de la Mesa Redonda y de Cubadebate, ha desempolvado archivos y puede sorprendernos con algunas cosas de la Mesa Redonda que nunca se vio. Como en las películas o en las series, cuando se pone “lo que Ud. no vio”, podremos acercarnos con sus memorias a los principios que estableció Fidel para aquel programa creado por él.
Quiero empezar— ya que estamos en este lugar, todo Martí — sobre cuánto de él hay en el Fidel que nos convocó a nosotros para un programa como la Mesa Redonda, y lo voy hacer no solo a través de los recuerdos míos o de las interpretaciones que yo pude haber hecho de memorables encuentros con Fidel, sino a través de lo que, en un pequeño librito que llamé: “Los afortunados entrevistadores de Fidel”, me dijeron aquellos que tuvieron un día la posibilidad de entrevistarlo tan ampliamente que sus conversaciones se convirtieron en documentales o libros fundamentales.
Fidel nunca huye de la prensa
Antes, permítanme un paréntesis: una cosa que me pasó –y quizás también a muchos periodistas cubanos, todos los cuales soñamos con hacer “la entrevista a Fidel”- es que una vez le hice una pregunta y como su respuesta fue tan amplia y compleja, yo creí que lo había entrevistado.
De hecho, guardo con mucho celo unas cuartillas ya muy viejas, frágiles, de “Juventud Rebelde”, donde yo escribí mi primera “entrevista” con Fidel y ahí están las rectificaciones que él hizo –muy pocas para mi orgullo-. Es simpático, porque siempre que se publicaba algo textual suyo se le mandaba a él a revisar, no sea que se nos hubiera ido algo que no hubiera sido bien escuchado, y en el borrador yo escribí, bajo el título: “en entrevista concedida a JR” y él lo tacha y escribe: “en declaraciones a JR”, como diciendo: “baja, baja”.
Pero lo que quiero recordar es lo relativamente fácil que fue hacerle aquella pregunta, porque un drama que tenemos hoy los periodistas cubanos es que los funcionarios le huyen a la prensa. Fidel, por el contrario, se nos acercaba siempre y recuerdo que, apenas lo tuve cerca en un recorrido, le dije: Comandante, Comandante, le quiero hacer una pregunta y él, muy amablemente respondió: “¿Puedes esperar que termine la actividad? (Inauguraría uno de cientos de Círculos Infantiles que se abrieron en los años 80) Yo te voy a responder la pregunta”. Imagínense, yo tenía 25 años y me pareció que había tocado el cielo. Y cuando él sale al final del acto, le digo: “Comandante, Comandante usted me debe una pregunta” y él responde: “No, la que me debe una pregunta eres tú, yo te debo una respuesta”.
Fue en diciembre del año 86 y mi única pregunta fue: ¿Cuál es el signo el año que viene? Entonces él se lanzó en una respuesta tan amplia, que la transcripción me permitió llenar dos páginas enteras del periódico. Claro, yo entro algunas veces, para acotar, pero lo puse todo, porque para mí aquella era mi entrevista a Fidel, el sueño de todos los periodistas. Pero esto solo es una transición para entrar en el tema.
¿Cómo buscar la conexión Fidel, Martí y la comunicación desde la perspectiva o desde la experiencia mía? Creo que en los valores más importantes de la comunicación donde, sin duda, hay un magisterio extraordinario de ambos . Hablo por ejemplo de la verdad. En todo lo que tú revisas de Fidel y su comunicación está la verdad como un principio absoluto. Él mismo ha dicho muchas veces que “la verdad tiene una fuerza demoledora”.
Recuerden aquel discurso, de principios de la Revolución, cuando dijo: “…nos casaron con la mentira y nos obligaron a vivir con ella y tal parece que el mundo va a caerse si se dice la verdad, como si no valiera la pena…” (no cito textual, es de memoria)
Pero, ¿quién de nosotros no vivió esa sinceridad de Fidel?; ¿qué líder en el mundo le dice a las masas vamos a vivir un año peor que el que pasó? Él nos decía: vamos a tener que apretarnos el cinturón, y tú decías, ¿otra vez? pero te lo apretabas, porque él lo decía con un entusiasmo como si en lugar de ir a la carencia fuéramos a la abundancia.
En los año 90, en el Congreso de la Federación de Mujeres Cubanas, yo asistí como invitada y recuerdo que nos miró y nos dijo: “Qué bonitas están todas. Qué bien vestidas. Qué elegantes, guarden el vestido, porque no van a poder renovarlo en mucho tiempo”.
La verdad es un principio que lo atraviesa todo. Fíjense en la base de su pensamiento ético contenido en el concepto “Revolución”. Cuando él afirma: “Revolución es no mentir jamás, ni violar principios éticos” es como si lo dijera todo.
Afortunados entrevistadores de Fidel
Partiendo de lo que me contestaron los cuatro intelectuales entrevistados en el libro que les dije, que todos en sí mismos son personajes entrevistables: Frei Betto, Gianni Miná, Tomas Borges e Ignacio Ramonet, saqué lo que ellos vieron en los valores de Fidel, que a mí me parece que tienen una conexión más directa con el pensamiento de Martí.
Empiezo con Frei Betto. Cuando se le preguntó: ¿Qué fue lo que más le impresionó durante sus horas de entrevista con Fidel?, nos dijo: “Fidel tiene una cualidad que no es muy común. En primer lugar, su oratoria es cordial en el sentido etimológico de la palabra, es un hombre que habla desde el corazón y no desde la razón, eso no significa que sea antiracional, significa que la cordialidad—fíjense a veces entendemos cordialidad como el trato pero tiene que ver con el corazón—preside la racionalidad, eso es muy raro –dice Frei Betto—pero solo puede usar ese tipo de discurso quien tiene una práctica, una vivencia positiva de la cual se puede partir, y Fidel es un hombre que tiene una experiencia histórica única. Su sueño de una Cuba liberada se tornó en realidad. Hay muchos revolucionarios que han luchado para la liberación de su país, pero han pagado con la vida esa liberación. Fidel no solo logró esa liberación, ha construido más de cuarenta años de historia de una Cuba socialista. Lo que más me impresionó fue esa cordialidad que preside el discurso de Fidel, o sea: es una persona que tiene una empatía muy fuerte con temas que le tocan, que le son familiares, y después –esoes en primer lugar—, la oratoria cordial. Es decir, todo lo que pasa por su expresión oral, pasó antes por su corazón; no solo por su mente privilegiada, sino por el corazón. Fidel siente.”
Cuando Frei Betto nos dijo esto, yo me impresioné más aun, porque yo tengo una visión particular de la comunicación que la he aprendido a lo largo de estos años y es que cuando usted no cree en lo que está diciendo, no lo entiende nadie de los que lo están oyendo. Hagan un ejercicio de prueba, si yo aquí me pongo a leer algo que no me pasa por el corazón o por mi razonamiento, ustedes dirán: está hablando muy bien, usa muy buenas palabras, pero no entiendo nada. Es un misterio de la comunicación, pero es muy real.
Alguien me va a decir, hay tipos que hablan muy bien y no lo sienten en su corazón, puede ser, pero lo entienden. Lo malo es cuando la persona que está hablando no comparte las ideas que expresa, entonces su discurso suena vacío, y no le toca el corazón. Fidel siempre toca el corazón.
El otro tema capital: La cultura como base. Es un hombre muy informado de todo. Gianni Miná afirma que “Fidel es un protagonista del siglo que se acabó, es un Jefe de Estado intelectual.” Esto no está dicho por gusto, no todos los profesionales son intelectuales. Ni siquiera el hecho de que usted pueda escribir, tener libros no lo convierten automáticamente en un intelectual, al menos no en un intelectual orgánico, esa persona que trabaja con las ideas y desde las ideas, y crea, que es la diferencia entre oficio intelectual e intelectual orgánico. “Lo cual no es normal -es lo que dice Gianni Minná- no es normal ver un jefe de estado intelectual.”
Y cuenta Miná que algunos años después de su primera entrevista con Fidel se encontró con él en una cena y “…le ponía el ejemplo de la Liga Norte, una formación política de derecha en Italia. Esa formación política italiana es muy egoísta, pretende decir que ellos son parte de una nación aparte de Italia. Fidel nos preguntó sobre la Liga Norte y le digo- bueno eso es folklor y él me dijo –Gianni- vas a ver que dentro de poco esa liga servirá de una especie de equilibrio entre las tendencias políticas italianas y así fue. La Liga condicionó primero a la derecha, después a la izquierda, y nuevamente a la derecha. “Fidel tiene un olfato político que muy poca gente posee, porque ese es un hecho local italiano.”
Pero, ¿cómo era que Fidel sabía más que Gianni Miná de esas cosas? Ustedes recuerdan quién de todos los cronistas que cubrieron la Conferencia Monetaria Panamericana detectó lo que detectó Martí? Nadie. Todavía a estas alturas tenemos como referencia ese texto, ¿por qué? Porque no es solo ver los acontecimientos en el momento en que ocurren, sino en la perspectiva, y luego el análisis, la capacidad de prever.
Se ha discutido mucho que Fidel tiene la capacidad —como se recoge en libro de Luis Báez—de viajar al futuro y regresar para contarlo. En la presentación del libro de Ramonet , en el cumpleaños 80 del Comandante, recuerdo haberle oído a Alfredo Guevara que él siempre le preguntaba a Fidel como era capaz de adivinar las cosas y que Fidel le dijo: “yo no soy un adivino. Es una mezcla de experiencia, con estudio y análisis, es decir, yo no soy alguien sobrenatural”.
Lo que ocurre ante sus ojos y tiene importancia, no le pasa inadvertido. Jamás ha sido un observador superficial, él acompaña cada acercamiento a un tema con análisis y además con una profunda cultura. También Frei Betto lo dice en algún momento en esa entrevista colectiva, él dice: “Fidel tenía un dominio cuando empezamos hablar de “Fidel y la Religión”, tenía un conocimiento de la iglesia… de su comportamiento, de la historia de la religión católica, de la fe católica, que yo podía hablar con él como una persona que conocía perfectamente”.
Fidel es un hombre integral, es un hombre culto, es un hombre que no improvisa y ahí la cultura juega un papel fundamental. Sus análisis y su capacidad de prever, vienen también de tocar con la mano los problemas de la gente. Dice Gianni Miná que una vez le preguntó ¿cuánto costaba la leche en Italia? “Y yo que estaba divorciado y mi hija vivía con su mamá no sabía cuánto costaba la leche y me dijo yo tengo que pensar cómo alimentar a todos los niños de este país y me importa mucho cuánto cuesta la leche”.
Aprende de la gente
Hay una anécdota por ahí que no sé si la hemos publicado, porque nosotros en esa dinámica que tienen los acontecimientos que van pasando con una velocidad tremenda, veces no dejamos constancia de todo. Yo recuerdo que alguien me contaba que en los años 90, creo que fue cuando se discutía el riesgo de que creciera la mortalidad infantil con la crisis económica – el tema era un prioridad absoluta- en un análisis en el Ministerio de Salud Pública, alguien dio la cifra de 3 madres. ¿Cómo se llama cada madre, cada niño?, dijo Fidel, eso es un ser humano, no es un número. No me hablen de porcientos, háblenme de nombres. Nombrar al ser humano era hablar de una vida. No es algo que puedes poner en un informe y ya. Eso es tocar los problemas de la gente con las manos y estar al tanto de lo que la gente común y corriente sufre.
Otro mérito de su comunicación con los demás lo destaca Ignacio Ramonet: “Él nunca aplasta a su interlocutor, aunque podría por su conocimiento y en definitiva cuando uno habla frente a él se siente bastante disminuido; pero nunca tiene una actitud arrogante. Al contrario, si puede él es quien hace las preguntas, aprende de su interlocutor, solo hay que pasearse con él, ver cómo habla con la gente, él no habla dando cursos, sino que enseguida se pone a preguntarle a la gente cómo vive, qué gana, cómo es su casa, qué libros tiene y así va aprendiendo de la gente.”
Yo nunca olvido, y esta es mi anécdota personal favorita, que siendo subdirectora de Juventud Rebelde, me invitaron a un acto para condecorar a la heroína vietnamita a Nguyen Thi Dinh. Era agosto de 1990 y nos habíamos movilizado para un campamento agrícola.
Yo había estado en un campamento en Güira de Melena, donde hice una alergia al limón y la mano derecha se me puso monstruosa, se me inflamó mucho. Yo llegué al acto, casi escondiendo la mano por lo fea que se veía, pero también tenía todo el sol de agricultura de agosto.
Cuando Fidel nos saluda a un grupo de mujeres periodistas, a mí me dice: “tienes color de Varadero”. Digo yo: “no es Varadero Comandante. Es de la agricultura” y le enseño la mano. Se preocupó enseguida por saber si había visto algún médico y le dije que sí, aunque era pronto para ver la mejoría. Eso fue el 23 de agosto del 90.
Un mes después o más, el 29 de septiembre de ese año, él llama a “Juventud Rebelde” para coordinar la primera reunión sobre el paso de diario a semanario que afectó a toda la prensa en el Período Especial. La que atendió el teléfono fui yo. Recuerdo que su primera pregunta, después del saludo fue: “¿cómo está tu mano? Mi mano se me había curado tan rápido, que a mí se me olvidó, y digo: “Mi mano, Comandante, no sé qué usted me pregunta. Dice Fidel: “La última vez que nos vimos tenías la mano inflamada por una alergia”. Comandante, le dije, perdone, pero yo no podía creer que usted se acordara de que mi mano estaba enferma”. Son cosas tremendas.
Voy a terminar con algo que decía Tomas Borge, quien nació por cierto el 13 de agosto, igual que Fidel. El fallecido Comandante sandinista, entre otras cosas nos recuerda en esta entrevista, que hubo mucha difamación en el exterior, sobre la relación del FSLN con la Revolución cubana y que se decía que Fidel dirigía a los sandinistas. Él aquí, no solo afirma que jamás Fidel les dijo lo que tenían que hacer, sino que fue muy respetuoso, y que por el contrario, siempre le dijo: ustedes tienen que ser ustedes, ese es el desafío. Luego nos decía que “Fidel es una combinación perfecta entre profesor y alumno, una conjugación dialéctica de discípulo y catedrático, diría yo, porque cuando te enseña también aprende. Te hace decenas de preguntas y te contesta todo, porque tiene una memoria prodigiosa.”
Esas son las cosas que a mí me gustaría destacar del discípulo de José Martí, del comunicador por excelencia que es Fidel.
Las voces de Fidel
Rosa Miriam Elizalde: El Memorial José Martí, donde nos encontramos, facilita este camino de ida y vuelta entre la vida del Apóstol y de Fidel, como dice Arleen. Hay un detalle que he recordado aquí y que tiene que ver con el tema que nos ocupa -la comunicación-. Hace unos años, conversando con Fina García Marruz y Cintio Vitier, me recordaron la entrevista que ellos le hicieron, a finales de los años 60, a Bernardo Figueredo, quien fuera uno de los niños con los que se relacionó Martí en Cayo Hueso. Bernardo, hijo de patriotas y estudiante de pintura, hizo un célebre dibujo del Maestro, el único que se conserva cuyo autor es un niño. Pero lo que Fina y Cintio querían que él les describiera era la voz de Martí.
Bernardo, que era también músico, les dijo que la voz de José Martí “si se pudiera trasladar al sonido instrumental, correspondería a la viola en los de cuerda y al oboe en los de viento”. “Entre la viola y el oboe”, repetía Cintio maravillado cuando Fina me lo contaba.
https://www.youtube.com/watch?v=ZKxpRfybe1U
Eso es mucho más preciso que decir: era fuerte la voz, persuasiva, viva, pero aún así solo nos la podemos imaginar. Dicen que Martí grabó unas palabras en un cilindro de cera, para ser reproducidas en un gramófono, inventado en esa época. Hasta ahora esa grabación está extraviada. A él le gustaban los logros de la tecnología: fue uno de los primeros que utilizó la máquina de escribir, la pluma estilográfica. Patria se imprimía en una de las imprentas más modernas del siglo XIX. Sin embargo, era demasiado temprano todavía para el desarrollo de la comunicación, que vino después y solo podemos fantasear con la idea de cómo era, a qué sonaba la voz de Martí. Si conmueve con su palabra escrita, imagínense lo que ese hombre habría podido transmitirnos con su voz.
Pero hoy todos sabemos exactamente cómo suena la voz de Fidel, incluso las diferentes voces de Fidel: en los actos en una Plaza o un teatro, en un programa de televisión o una conferencia de prensa. Sabemos exactamente cómo es el Fidel enérgico, confesional o con la voz quebrada, como en la despedida de duelo de los mártires del atentado terrorista al avión de Cubana, en 1976. Incluso, lo hemos escuchado en conversaciones más íntimas, con pocos compañeros, donde casi susurra. De cualquier modo, todos sus contemporáneos y los que vendrán, no necesitarán hacer esa búsqueda casi arqueológica que hicieron Fina y Cintio. En privado o frente a grandes multitudes, Fidel tiene el don de comunicarse con los demás y sabemos perfectamente de qué sonidos está hecho su liderazgo. Ese es un tesoro que le debemos a los nuevos soportes tecnológicos, pero también al propio Fidel, que como político entendió muy tempranamente la trascendencia de utilizar los medios de comunicación para llegar a la gente, al punto de fundar una emisora en la Sierra Maestra y de usar la radio y la televisión, modernidades de la época. Él ha comprendido, como ningún otro político de su generación, qué venía con el avance de las telecomunicaciones y qué significa un mundo estructurado en torno a las relaciones de acceso, que está produciendo un tipo muy diferente de ser humano, cuyos valores dependen de la diversidad de recursos y experiencias culturales que este pueda adquirir.
Pero antes de avanzar un poco más en esa idea, permítanme decirles algo. Gracias a las tecnologías de la comunicación, no solo conocemos las diversas voces de Fidel y sus ideas no han tenido que esperar años, como las de Martí, para abrirse paso y llegar a pueblos enteros, empezando por el nuestro. Cualquiera puede descubrir su Fidel personal, aún cuando él encarga ideales, valores y principios compartidos por muchos. Además de esos rasgos comunes, debido a que es un hombre tan curioso intelectualmente y tan informado, que toca zonas de conocimiento y experiencia muy diversas y particulares, cualquiera -desde un campesino obsesionado con su cosecha de arroz hasta un científico que produce la vacuna contra el cáncer; desde un escritor como Gabriel García Márquez hasta un analfabeto anónimo de Boyacá, que aprendió a escribir con el “Yo sí puedo”-, cualquiera puede reconocer su entorno y sus obsesiones en las palabras, las obsesiones y los actos del Comandante. Él ha incursionado en tantos asuntos, es tal su vocación humanista, que difícilmente haya algo que le sea ajeno, igual que Martí en su tiempo, y por tanto hay un Fidel, como hay un Martí, para cada persona en este planeta, si ese terrícola desea encontrarse con ellos.
Quisiera compartir el Fidel con el que dialogo en mis obsesiones de periodista dedicada al estudio de las lógicas del universo digital. Como todos los cubanos antes de 1980, vimos en esa década el nacimiento de los Joven Club de Computación, sin razonar demasiado de dónde venían. Luego, llegó la Batalla de Ideas y nos pareció lo más natural del mundo que esa rareza de la cual se empezaba a hablar, Internet, desembarcara en nuestras vidas, con páginas web, la Red Infomed para la salud y la Universidad de Ciencias Informáticas. En mi caso, solo años después, cuando empecé a sistematizar los estudios sobre el desarrollo de los medios digitales para avanzar hacia una plataforma interactiva –la segunda versión de Cubadebate en la llamada web 2.0, que finalmente inauguramos en junio de 2009-, descubrí, estupefacta, que todo aquello formaba parte de un programa que no había empezado en los años 80, sino en la década del 60, y que desde sus inicios estuvo concebido para que fuera de alcance universal, para que llegara a cada uno de los cubanos. Incluso, aquello que parecía tan futurista como una computadora. Pero, además, ese programa se concibió para alinear medios, infraestructuras y contenidos, algo que ahora todas las políticas recomiendan, pero que está en las intervenciones públicas y en los programas impulsados por Fidel Castro cuando nadie hablaba de eso, y mucho menos se llevaba a la práctica.
Entonces, ese Fidel cotidiano, que ha formado parte de las conversaciones familiares y la vida de los cubanos desde hace más de medio siglo, lo redescubro mientras estudiaba a los grandes teóricos de la comunicación contemporánea. Muchas de las ideas que hoy alcanzan un gran consenso entre los académicos y son los pilares de una visión contrahegemónica de la Sociedad de la Información, Solo que Fidel Castro las discutía en medio del Período Especial con el pueblo de Cuba, cuando menos posibilidades económicas tenía este país, por lo que uno termina preguntándose: ¿cuál es la novedad que todo el mundo celebra en el teórico tal o más cual, si Fidel llegó a esa conclusión hace 20 años, y la arquitectura técnica de Infomed se adelantó seis años a la de Facebook, y teníamos infocentros comunitarios desde los años 80, y todo el mundo, no importaba la edad y sin pagar un centavo, podía estudiar informática en ellos?
Entonces es alucinante cuando hacemos el camino de vuelta en el pensamiento de Fidel e intentamos descubrir cómo llegó no solo a estas definiciones tan avanzadas, sino a acciones que no tienen precedente en países pobres como el nuestro, y ni siquiera en muchas naciones ricas que están en la vanguardia de los desarrollos tecnológicos. Fue Fidel de los primeros en hablar de la posibilidad de que el mundo se convirtiera en una aldea global –por cierto, cuando McLuhan era apenas conocido en su propio ámbito– y que la información viajaría más rápido que los aviones. Habló de que las computadoras podían intercambiar información entre ellas, antes de que se inventara Internet, y de que el socialismo significaba, entre otras cosas, que cada ser humano pudiera tener acceso a una computadora. ¿De dónde sale todo esto? Primero, de su impresionante capacidad de absorber información. Pocos como él han estado tan informados sobre los descubrimientos de las ciencias y son excepcionales los políticos que suman a esa rara cualidad la de concebir hasta los sueños aparentemente más febriles asociados a un ideal de justicia. O sea, la justicia es el horizonte de Fidel, el pilar ético que lo sostiene, como Arleen decía antes. De ahí sale la idea del Comandante de poner sobre una ribera común no un poco, sino todo el conocimiento y que no fuera este solo para el disfrute de una élite, o de un grupo de privilegiados, sino de todo un país, de toda la humanidad.
En sus propias palabras
Impresiona hacer un recorrido en los discursos públicos de Fidel para buscar esos momentos en los que habla de las tecnologías de la información y comunicación, desde el 59 hasta hoy. Además de ese sentido de la justicia, él todo el tiempo actualiza aquello que dijera el mismo año del Triunfo de la Revolución: “yo no te digo créeme, te digo léeme”. Su obsesión es que no se pierda un solo talento, que nadie quede excluido, que a nadie se le esté negado el vivir con dignidad.
Impresiona, también, descubrir que esta Islita está enlazada al nacimiento de la Internet, la columna vertebral de las llamadas Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación –se conoce que el Presidente John F. Kennedy pidió al Pentágono crear una red de telecomunicaciones más eficiente, incluso que resistiera un ataque atómico, a raíz de los sucesos de la Crisis de Octubre-, y que desde las primeras señales de que esa red comenzaba a remontar y a popularizarse, Fidel la celebró con realismo y se pronunció a favor de generalizar el uso de esa plataforma, que era, entre otras cosas, una biblioteca infinita y que podría servir para la extensión de la obra cultural cubana: “La Internet parece inventada para nosotros”, dijo en una reunión de la UPEC en 1998.
Recuerdo que en el momento en que ya pensábamos actualizar la versión técnica de Cubadebate, en el 2006, Randy me pidió que rastreara toda la información en los discursos públicos de Fidel sobre la computación, la informática y la Internet. La primera evidencia que encontré fue de 1965 y ya ahí está diciendo un concepto increíble, está valorando que “hay algo que los cerebros electrónicos del Pentágono no pueden medir, hay algo que sus computadoras no podían calcular, y eso era: la dignidad, la moral, y el espíritu revolucionario de nuestro pueblo”. Sabía exactamente que las computadoras podían estar al servicio de la guerra de Estados Unidos contra Cuba, pero para él eran superiores los valores de nuestro pueblo para enfrentar tal peligro. También valoró que la computación abriría una ventana a experiencias científicas extraordinarias y contó para ello con aliados en los propios EEUU. Amigos estadounidenses ayudaron con gusto a la Revolución cubana y a Fidel en el desarrollo científico del país. Es la prueba de que Fidel no es un enemigo del pueblo estadounidense, sino de las pretensiones imperiales de su gobierno. Dos cosas muy distintas.
En 1968 vino a Cuba el doctor Erwin Roy John, director del Laboratorio de Investigaciones del Cerebro de la Universidad de Nueva York, que colaboraba con la Universidad de la Habana y el Centro Nacional de Investigaciones Científicas. En una reseña publicada en Science, la más prestigiosa revista de ciencias del mundo, el doctor Roy John contó que su Centro había donado una minicomputadora a Cuba –la primera de su tipo que se producía en el mundo-. El científico también dijo que él había sostenido una larga conversación con el Comandante en Jefe sobre las últimas novedades técnicas, y el Presidente cubano había mostrado una admirable capacidad de información y un conocimiento puntilloso de esta tecnología.
Pero lo más sorprendente estaba por llegar: dieciocho meses después, el científico regresó a la Isla y ya los cubanos habían creado su primera computadora, la CID-201, y había constituido el Instituto Central de Investigaciones Digitales (ICID), la institución que logró producir aquella máquina análoga a la más avanzada de su tipo en esa época.
¿Cuál fue la idea de Fidel instantáneamente? Producir computadoras, pero no un clon de la estadounidense, sino la nuestra, en función de nuestras necesidades. La primera máquina fue utilizada en un central azucarero para controlar el “chucho” del ferrocarril. Estoy dando trazos rápidos a una historia preciosa, que todavía está por contarse. Los científicos cubanos desarrollaron un software para jugar ajedrez y le mostraron a Fidel. La pantalla de la computadora era la de un televisor soviético y los cables estaban regados por toda la habitación donde la habían construido. Fidel estuvo jugando ajedrez con la computadora hasta que le ganó.
Anécdota aparte, la realidad es que los científicos de este país produjeron el primer prototipo de minicomputadora que tuvo América Latina y todo el Tercer Mundo. Y no clocaron acríticamente la estadounidense, sino que elaboraron la nuestra, en el mismo momento en que se estaban transfiriendo datos con un nuevo protocolo de telecomunicaciones entre varias universidades estadounidenses. Estaba naciendo, bajo la tutela del Departamento de Defensa, el bebé internet, ARPANET, que se llamó así en honor a ARPA, las siglas de la Agencia de Desarrollo de Tecnologías Avanzadas del Pentágono.
Hay muchas, muchas más evidencias de estos conceptos relacionados con las plataformas de comunicación que he tratado de compartir con ustedes. Solo permítanme leerles unas notas que me regaló Tomás López Jiménez, profesor de la UCI, ya fallecido, y uno de los investigadores que trabajó en el prototipo de la computadora CID-201. Él hizo estos apuntes en los años 70 -hace más de 40 años- durante una de las visitas de Fidel al ICID:
“Compañeros –dijo Fidel-, he venido aquí después de ver aquella computadora trabajando, en un lugar adonde casi no se puede entrar (la Junta Central de Planificación), donde el pueblo no tiene acceso, para solicitarles que hagan muchas computadoras para que el pueblo, los estudiantes puedan tener acceso a ellas, estudiarlas, aprender la computación. Somos un país sin recursos naturales, pero tenemos un recurso muy importante, la inteligencia del cubano, que tenemos que desarrollar. La computación logra eso y estoy convencido de que cada cubano podrá contar en el futuro con máquinas como estas”.
Sería difícil de creer todo esto, si no hubiese millones de testigos y documentos de todo tipo. Fíjense cómo, aún escuchando todos los días su voz a Fidel hay que revisitarlo para descubrir cosas nuevas. Como a Martí.
La Revolución no se puede hacer sin ciencia
Randy Alonso Falcón: Eso también une a Fidel y a Martí. Cuando uno quiere saber de algo, busca a Fidel y a Martí y ahí aparece aquello que lo conduce a uno a reflexionar sobre un tema. Y en esto de la Internet igual. Cuando estábamos en los debates más profundos sobre lo que se quería hacer para el desarrollo de los medios y la Internet en el país, dijimos: “vamos a buscar a Fidel y vamos a ver qué Fidel ha hablado de este tema” y Rosa se encontró esa maravilla que es de los 60.
Cuando todavía no existía Internet, ya Fidel estaba hablando de esa posibilidad que brindaban las computadoras y del desarrollo que venía por delante y que ya él visualizaba. Y no por gusto, por supuesto, hablaba de la ciencia como fuerza extraordinaria, que la Revolución no se podría hacer sin ciencia, y creo que en esa perspectiva siempre regresar a Fidel, a su pensamiento fundador, nos emparenta también con Martí. Por eso no se puede hablar de Fidel sin mirar a Martí, no se puede mirar a Martí sin mirar a Fidel.
Y eso pasa también en el periodismo. Tenemos la dicha de que los dos más grandes políticos y pensadores de este país han sido grandes periodistas y esa es la fuerza también que anima a los periodistas cubanos y que tiene que seguir animando en estas difíciles circunstancias el trabajo de la prensa cubana. Y Fidel siempre ha pensado mucho en el periodismo porque el visualizó desde muy temprano en su lucha política el papel que tenía el periodismo, y el valor que tenía.
Y hay que leerse a ese Fidel que en “La Calle”, en “Alerta”, en los periódicos clandestinos ya estaba movilizando a la gente, creando conciencia, buscando orientar al pueblo sobre los objetivos de la lucha revolucionaria, que escribía “Bohemia” y trataba de extender más allá de la prensa clandestina el pensamiento de la Revolución, y que siempre desde el inicio impulsó ese sentido de cómo tener una prensa revolucionaria que fuera uno de los basamentos y soportes importantes del logro del consenso y la unidad de la Revolución.
Por eso apoyó tanto al Che con la creación del “Radio Rebelde”, y lo utilizó para hablarle al pueblo, por eso cuando llegaba a cada provincia con la caravana de la libertad daba su conferencia de prensa a los medios provinciales, o incluso medios norteamericanos y extranjeros que estaban cubriendo aquella gloriosa caravana. Por eso ideó la Operación Verdad y creó “Prensa Latina” como un elemento para difundir la verdad de la Revolución frente a las mentiras, frente a la campaña mediática feroz que se orquestó contra la Revolución en los primeros meses de 1959 y que después nos ha asediado toda la vida.
Y por eso pensó en “Radio Habana Cuba” y en cómo transmitir desde la radio la verdad de la Revolución al mundo, porque Fidel, además de mirar al futuro, siempre ha sido consecuente con su tiempo. ¿Qué era lo que en aquel momento podía llegarle más a las masas latinoamericanas? Era el teletipo, era Prensa Latina, era la radio, el medio de los pobres y el que más utilizaban en América Latina. Por eso primero nació “Prensa Latina” y luego “Radio Habana Cuba”. Pero después en los 80 nació “Cubavisión Internacional”, que era como llevar la Televisión Cubana a otras partes del mundo y en primer lugar a los cubanos que cumplían gloriosa misión internacionalista en África.
Y después entonces nos habló de Internet, de cómo debíamos entrar en la red. Decía Fidel que era el escenario ideal para nosotros porque era donde podíamos competir con el resto del mundo si éramos capaces de expresar nuestra verdad, multiplicarla, no solo en nuestro idioma sino en el del adversario, y por eso propició esa decisión que dijo Rosa, que los periodistas tuvieran computadoras y acceso a la Internet y que teníamos que forjar un pueblo que supiera dialogar con esos instrumentos y convertirlos en verdaderos medios de comunicación con el mundo y por eso creó todas las estructuras e instituciones de las que Rosa habló. Porque Fidel siempre ha tenido el concepto de los medios de comunicación como instrumentos imprescindibles para llevar el pensamiento, la obra, la visión de la Revolución al pueblo y a la gente, porque Fidel siempre ha tenido un respeto extraordinario por la comunicación con el pueblo y por el papel de los periodistas.
Diálogo permanente con el periodismo
Siempre dialogó mucho con los periodistas y es histórica la presencia de Fidel en los congresos de la UPEC, en los plenos ampliados de la UPEC, donde dialogaba de lo humano y de lo divino, pero sobre todo de lo que hacía falta para tener la prensa que nuestro pueblo necesitaba. Y explicaba el alto concepto que tenía sobre el periodismo. En uno de los congresos de la UPEC, el séptimo, decía: “yo considero que un periodista tiene que ser un estadista, aunque escriba, por ejemplo, de cultura, porque está desempeñando un papel político importante, porque si está defendiendo la identidad, está resaltando valores, está defendiendo eso.”
Y está también su visión en cuanto a que la prensa tiene que tener la capacidad de movilizar, enseñar, tiene que tener la capacidad de mostrar lo bueno y lo malo que tenemos, y tiene que tener esa capacidad de unir en función de la construcción de los objetivos de la Revolución.
Y veía siempre al periodista como José Martí, quien decía que el periodista tiene que saber desde el polvo a la nube, el periodista tiene que tener una visión integradora, una cosmovisión amplia, tiene que tratar de entender los fenómenos para tratar de explicárselo a los demás, y no reducirse solo a un campo concreto de acción.
Fidel en el V Congreso decía que no todos los periodistas tienen que estar especializados, sino que necesitamos periodistas integrales, que deben saber hacer muchas cosas, muchas tareas, y tener una cultura y preparación suficiente para enfrentar cualquier labor profesional, y siempre apeló a la necesidad del conocimiento.
Fidel es un obseso del conocimiento, es un devorador de conocimientos, le encanta leer, aunque dice que en los últimos años ha tenido que leer menos porque tuvo que dedicarse a informarse de las noticias del mundo que era lo primero que tenía que leer; porque el mundo estaba tan convulso que apenas tenía tiempo para otras lecturas, pero recuerden que era a él a quien García Márquez le mandaba primero sus escritos para que se los leyera, se los criticara, incluso antes que a Carmen Barcell, su gran editora.
Todos los días se leía un macuto así (que tenía a veces hasta 500 páginas) con noticias de todo lo que pasaba en el mundo por área, por temas, de todas las agencias… Después, cuando nació la Internet, incorporó a ese primer boletín que había nacido en los 70, el boletín de los artículos más importantes que salían diariamente en Internet y Fidel se leía la selección de los cables y los artículos de Internet y se leía todo con esa capacidad que de leer rápido y buscar las esencias de cada uno de esos artículos.
Él habló muchas veces de la necesidad de que un político y un periodista tenían que ser fanáticos de la información, buscadores de la información, para poder entender lo que pasa, y no se contentaba jamás con lo que leía, siempre buscaba más.
Cada vez que aparecía un tema de interés, él llamaba y probaba con uno y buscaba con otros que ya sabían y trataba de hacer su propia perspectiva, no se conformaba con la simple información. Muchas veces tuvimos ese privilegio: yo quiero que me busquen de esto que están diciendo y qué otra información hay y poníamos al equipo a buscar información relacionada con el tema, pero después no se contentaba con aquello, y llamaba al científico cubano que más supiera de ese tema o al especialista y al funcionario, y lograba crear una cadena que lo convertía en un conocedor tan profundo como el que más había estudiado el tema en el país.
Eso nos pasó, por ejemplo, con el gas esquisto, el fraking, que ahora es un tema tan socorrido, tan discutido… Hace ya como 6 años Fidel estaba leyendo sobre eso, lo leyó en un artículo y se interesó y hubo que preparar un dossier y averiguar, y me acuerdo que después hablaba con la persona que dirigía en ese momento la producción petrolera en un país amigo, y esa persona, que era la que más conocía de petróleo, prácticamente conocía muy poco sobre lo que se venía con la explotación del gas de esquisto y Fidel los alertó: viene esto y eso va a provocar lo que estamos viendo hoy con los precios del petróleo, y toda la situación que se está dando que no solo tiene que ver con el fraking y el gas de esquisto, sino que tiene que ver con la superproducción de petróleo.
Y Fidel lo vio hace 6 años porque estudia, porque permanentemente va hasta el fondo de la información, se prepara y eso él lo transmitía siempre a los periodistas, y decía en un Pleno de la UPEC: “Ustedes tienen que seguir estudiando toda la vida. Hoy no es posible trabajar, avanzar, sin estudiar. Estoy soñando con unos periodistas que tengan todos los elementos para hacer su trabajo, con unos periodistas óptimos y por eso se metió en la idea de crear un Instituto de Periodismo, crearle un hostal para que los periodistas pudieran venir desde provincia y prepararse y que no solo fuera un lugar para una élite, sino que todos los periodistas pudieran encontrar ahí un hogar para el conocimiento.”
Fidel era un buscador de información tan voraz que recuerdo una noche del 25 de julio creo del 2001 ó 2002 en que él estaba escribiendo el discurso del acto del 26 de julio que sería en La Habana y nos pidió a algunos compañeros esperar para escuchar lo que había escrito. Aquella larga jornada la terminamos sobre las 5 de la mañana y yo me fui para la casa y caí reventado en la cama, y a las 7 y 15 de la mañana estaba Fidel llamándo: bueno ¿y qué información nueva hay? y dormido le digo:
“Comandante, lo único que puedo decirle es que aquí en el edificio me dijeron que la caldosa había estado buena, de lo otro no puedo decirle más nada porque yo llegué y caí reventado en la cama. Yo le recomiendo que llame a (le dije el nombre de un compañero que se levanta bien tempranito y al que le gusta mucho la información), porque yo ahora realmente no puedo decirle más nada nuevo.
Hacía dos horas que nos habíamos separado, nos habíamos despedido a las 5 y ya estaba preguntando qué información nueva había… Porque era esa capacidad permanente de buscar, analizar y no contentarse con lo que había buscado dos horas antes. Y eso parte de esa visión que siempre quiso transmitirle a los periodistas: que no es posible hacer periodismo, política, revolución, sino se basa en el conocimiento, sino se basa en el querer siempre conocer mucho más. Esa, creo, es una de las lecciones que también Martí nos dio.
Martí era un devorador de información y eso Fidel lo bebió de él y nos lo ha tratado de transmitir y siempre tuvo una gran visión de la comunicación.
La comunicación desde los medios con el pueblo
Decía Arleen, tenemos funcionarios que le huyen a la prensa y Fidel buscaba a la prensa, Fidel sabía que había un instrumento extraordinario para mantener informada a la gente, que eran los medios de comunicación, y sabía que un discurso en una pequeña fábrica no resolvía el problema, porque ahí le hablaba a cien, doscientos, miles y había que hablarle a todo el pueblo, por eso siempre pensó en los medios de comunicación y conspiró con ellos.
Es muy recordado, por los periodistas de Granma, las noches que Fidel iba para “Granma” con Jorge Enrique Mendoza y se sentaba cuando el periódico estaba por salir al otro día y conspiraba, porque no era el censor que iba a decir lo que debía salir, era el periodista que iba a conspirar cuál era la noticia y a ver cómo la íbamos a poner, y cuál iba a ser la portada de “Granma”.
Cuando hacíamos las Mesas Redondas se sentaba con nosotros durante horas, pensando cómo iban a ser las Mesas Redondas, qué temas íbamos a discutir, y quiénes eran los periodistas e intelectuales que más sabían de ese tema. Cómo organizarlo para que la gente entendiera a lo que nos estábamos enfrentando, que no era la simple batalla por un niño y que no era salir a las calles y decir que regresen a Elián, sino que detrás había una batalla cultural, política, e ideológica, mucho más profunda frente al imperio, e iba hasta el más mínimo detalle, porque esa era una de sus cualidades.
Insisto en que Fidel tenía esa capacidad de conspirar y de irse por encima de los compartimentos, de los forcets, de pensar que las cosas son así y ya.
Yo siempre recuerdo el año 2001: venía la guerra de Afganistán, después de los acontecimientos del 11 de septiembre, Fidel sabía que eso iba a disparar los precios del petróleo, que iba a poner más difícil el comercio internacional, que nos iba a crear dificultades adicionales y dijo vamos a preparar una Mesa Redonda para informarle a la gente, porque hay que estar conscientes, vamos a tener que subir los precios de los productos en las tiendas en divisa, y vamos a tener que tocar un grupo de decisiones y la gente no se puede enterar cuando llegue a la puerta de la tienda. Esa es otra de las cosas que tenemos defender, las medidas no se pueden tocar sin que las gentes las sepan, él siempre defendió eso, y dijo, “no podemos esperar que la gente se entere cuando llegue al lugar. Tenemos que informales antes de lo que va a pasar”, como lo hizo durante el Período Especial, cuando convocó a los parlamentos obreros para tomar las medidas que el país tenía que tomar ante las dificultades.
Habíamos fijado la mesa para el 2 de noviembre, él estaba preparándose para hacer una mesa y explicar todo lo que iba a pasar y el 1 de noviembre el Instituto de Meteorología pone un alerta de ciclón cerca de Nicaragua y que venía con dirección probable hacia Cuba en unas 48 horas, el famoso huracán Michel. La noche del 1 de noviembre hablamos y yo le digo: “Comandante, ¿usted cree que sea prudente hacer esa mesa con el ciclón que viene y lo que puede ocasionar? Y él me dice: no, eso no podemos suspenderlo, el ciclón pasa y veremos cómo resolvemos los daños que deje, pero esto que viene va a tener efectos duraderos y tenemos que explicárselo a la gente, y efectivamente, dimos la Mesa del 2 de noviembre. Fidel hizo un análisis de todo lo que se exacerbó en el plano político después del 11 de septiembre, del chovinismo, de las guerras que venían con Bush, y después dijo y todo eso va a subir los precios del petróleo, y nosotros tenemos que prepararnos para esas circunstancias, tenemos que adoptar tales y tales decisiones y dio una maestría de clase política, económica y de todo tipo a nuestro pueblo. Se acabó la mesa como a las 10 de la noche.
Después que se acabó la Mesa dijo: vamos para Meteorología, y salió para el Instituto con Rubiera. Al otro día el que más sabía del huracán era Fidel, y en medio del huracán Michel, con los vientos a no sé cuánta velocidad, se atrevió a pasar por el puente de Bacunayagua, que era por donde el huracán iba a pasar, y Fidel atravesó el puente y se fue para Matanzas en el momento del ciclón.
No hay mayor visión de lo que significa la importancia de la comunicación que la muestra que nos dio ese día Fidel. Que el ciclón podía venir y pasar, pero que lo que iba a quedar era lo otro y eso había que explicárselo a nuestra gente, y después recorrió Matanzas por el ciclón y organizó el enfrentamiento al huracán, pero primero le dijo al pueblo lo que iba a pasar en esa situación que no iba a afectar solo a Matanzas, sino a todo el país, y yo creo que esa fue una gran enseñanza que Fidel dejó para los periodistas y para los cuadros y funcionarios.
Cuando Raúl nos ha dicho que Comandante en Jefe hay uno solo y que todos tenemos que ser nuestro comandante en jefe, hay quienes no saben que en el campo de la comunicación también muchos tienen que ser el Comandante en Jefe, porque no está Fidel, el gran comunicador, pero muchos tienen que ser el comandante en el campo de la comunicación, y tenemos compañeros a los que no les gusta hablar y que se esconden de las cámaras, y yo creo que esa es una de las grandes enseñanzas que nos dejó Fidel: que nuestros funcionarios y la Revolución tienen que usar el arma de la comunicación, y sobre todo también partiendo de esos principios de ética y de verdad que dijo Fidel que aprendió de Martí y que ha defendido toda la vida.
La Verdad y la ética
La primera operación que hizo la Revolución se llamó Operación Verdad, y la verdad siempre ha sido la manera en que Fidel ha defendido la Revolución y el hecho comunicacional. Como nos dijo tantas veces: aquí no se puede decir una mentira, porque ustedes tienen la altísima responsabilidad de educar a este pueblo, de prepararlo, de darle argumentos, y podemos cometer errores, pero si dice algo que no es cierto o no está comprobado, al otro día hay que ir y rectificarlo, y nos dijo: se pueden equivocar, lo que no pueden decir es una mentira.
Y abrió el famoso banco, como en un equipo deportivo, porque donde hay muchos , siempre habrá quien esté en el banco, y el que se equivoca va a estar en el banco.
Me estaba leyendo una transcripción no oficial de Fidel en un pleno de la UPEC si no me equivoco, donde habla de lo que significaba la Mesa Redonda y que la Mesa había sido el espacio para que muchas personas talentosas, académicos, periodistas que eran conocidos apenas en su círculo se visibilizaran y decía que en ese equipo Cuba había bancos. “A algunos les tocará el banco porque el tema que se va a tratar no tiene nada que ver con ellos, pero a otros será porque no lo hicieron bien”, y hablaba de algunos panelistas y decía: “hemos visto unas cuantas Mesas Redondas que no han salido muy bien, ¿ustedes con cuánto tiempo se prepararon? Randy, tú viste tal cosa?”
Él siempre fue muy enfático, había que hacer las cosas bien, hacerlas perfectas, y en eso siempre nos reclamó muchísimo que había que sostener el arma de la verdad y la ética como los elementos fundamentales del trabajo de la prensa, y esa es de las enseñanzas más importantes: el valor que tienen la ética, la verdad, el no mentir jamás.
Hay verdades que se revelan un día, hay verdades que quedan para más tiempo, pero siempre lo que digamos tiene que ser desde la verdad y no mentir ni decir cosas no meditadas. Esa fue la lección más importante que Fidel nos dejó.
Y nos dejó visiones importantes sobre temas como el papel de la crítica, la prensa crítica que señala los problemas, que hurga en nuestras dificultades, pero que también es capaz de levantar nuestras virtudes. La crítica, vista desde el fenómeno completo, no la crítica por la crítica a lo negativo y a lo que no hemos logrado alcanzar, sino la critica que valore y sopese lo negativo y positivo que podemos hacer, y decía Fidel en un Congreso de la UPEC: “Veo una prensa jugando un papel importantísimo en la elevación de la moral y en la preservación de todos los valores sagrados de nuestro pueblo, en el combate, en la denuncia contra las cosas mal hechas. Creo en la vergüenza de los hombres, y por eso creo en la crítica. Cada periodista debe ser un gladiador contra las cosas que a su juicio marchan incorrectamente, y es también un luchador porque las cosas marchen bien, un creador de la nueva sociedad”.
En la entrevista con Ramonet hablaba de que nosotros soñábamos con otra libertad de prensa, no la libertad de empresa, no la del capital privado. “En un país educado e informado, en un país que posee una cultura general integral y que puede comunicarse con el mundo— porque quienes temen al pensamiento libre no educan a sus pueblos, no quieren que adquieran el máximo de cultura, de conocimientos históricos y políticos profundos, y aprecien las cosas por su valor en sí, y porque saquen conclusiones—, esa es la libertad de prensa a la que nosotros aspiramos.”
Y aparte de informar al pueblo y el papel de la crítica, Fidel veía el papel que tienen los medios en educar a nuestro pueblo, y decía: “Aparte de informar al pueblo de los acontecimientos que tienen lugar en Cuba y en el mundo, nosotros queremos utilizar esos medios para elevar los conocimientos y el nivel de cultural general en el pueblo, luchar contra la mentira y rendir culto a la verdad”. Ese era el concepto que tenía Fidel del papel de los medios.
Ahora que hablan de las cadenas productivas, Fidel hacía una cadena productiva de ideas. Nació la batalla por el niño Elián, y dijo: no son solo las calles, tiene que haber un programa y creó la Mesa Redonda. Dijo las Mesas Redondas son nuestra universidad y después dijo: no, no son nuestra universidad, la Mesa Redonda es nuestra universidad política, pero vamos a crear nuestra universidad del conocimiento científico y vamos a hacer Universidad para Todos y que el conocimiento no quede en la aulas universitarias. Ahí creo el programa Universidad para todos; pero no nos quedamos ahí, dijo, vamos a tener canales educativos, y salieron los dos canales educativos, y fue concatenando ideas, convirtiendo a los medios enel cañón potente de transmisión de las ideas que la Revolución necesitaba.
En las circunstancias que nosotros estamos viviendo hoy— mucho más complejas por supuesto que las de la Batalla de Ideas, por los desafíos económicos y políticos que tenemos de comenzar una relación nueva con el adversario y por el desafío que significa también el hecho de la propia Internet a la que él tanto tiempo le dedicó, y la que él visualizó como un escenario importante—, nos hemos quedado a veces detrás. El escenario de esa confrontación hoy se plantea en un mundo donde los grandes medios de comunicación, los tradicionales, siguen siendo también los grandes medios en la Internet y los que dominan también las pautas en Internet, pero a eso se suma la existencia de redes sociales extraordinarias como Facebook que tiene 1500 millones de usuarios, -más ciudadanos virtuales que los habitantes del país más grande del mundo- que expresan en él toda la diversidad de este mundo, pero sobre todo en nuestro escenario, desde una derechización extraordinaria del pensamiento.
Adicionalmente, tenemos ya en nuestra circunstancia de trabajo cotidiano la presencia de medios privados de comunicación en nuestro país en ese espacio virtual. Ese reto, que se nos plantea, necesita sobre todo de esa visión de Fidel en cuanto a que no podemos abandonar los medios de comunicación. Tenemos que trabajar cada vez más y utilizar al máximo los medios para la comunicación con el pueblo, para llegar al pueblo, para transmitir nuestras ideas. Nos solo a nuestro pueblo, sino al mundo, y además debemos hacerlo desde la ética y desde la verdad, que fueron los conceptos fundamentales que desde que comenzó la Revolución, incluso desde la época en la lucha clandestina, Fidel ha enarbolado como las armas para hacer un mejor periodismo y para hacer cada vez una mejor comunicación desde la Revolución con nuestro pueblo y con el mundo.
Creo que esos son los conceptos más importantes que Fidel nos lega y que tienen que servirnos como trinchera a los que tuvimos la enorme satisfacción de compartir con él la misma trinchera de periodistas; pero también a las nuevas generaciones de periodistas y jóvenes cubanos que tendrán que llevar adelante la Revolución.