Era imposible fallarle a Fidel, afirma militar cubano
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El líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, era un jefe militar que siempre estaba al frente de las tropas, por eso resultaba imposible dejar de cumplir sus órdenes, afirmó hoy el coronel (retirado) Humberto Pulido.
Oficial de artillería de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), Pulido evocó en declaraciones a Prensa Latina la presencia en la primera línea de combate del recientemente fallecido Comandante en Jefe de las fuerzas cubanas en Playa Girón y durante la Crisis de octubre de 1962.
Con un jefe de esa calidad, cuando usted recibe una orden es imposible no cumplirla, nuestro temor era fundamentalmente no ser capaces de ejecutar fielmente la tarea que él había indicado, más que el miedo natural del ser humano ante los peligros, dijo Pulido.
El militar recuerda la presencia decisiva en el teatro de operaciones junto a los jóvenes artilleros de quien ya era una leyenda como estratega de la victoria rebelde en la Sierra Maestra.
Personalmente impartía órdenes, lo organizaba todo, se movía de un lugar para otro sin miedo al peligro. Y cuando vimos a esa figura, en aquellas circunstancias de tanto riesgo, nos sentíamos comprometidos a responder porque él era el primero que arriesgaba la vida, subrayó.
Reitera Pulido que Fidel Castro contagiaba con su fe en la victoria mientras se movía por Playa Larga, Girón, maniobraba sobre un tanque, con su fusil, e indicaba cómo orientar los cañones.
Otro momento inolvidable para el coronel retirado fue la presencia del autor de la Historia me Absolverá en su unidad durante la Crisis de Octubre.
'Recuerdo que en los momentos más peligrosos, cuando la Aviación estadounidense picaba encima de las unidades de artillería en la loma del Esperón, donde yo me encontraba al Occidente del país, se nos apareció'.
Según Pulido, en medio de la alarma de combate, Fidel Castro bajó de su jeep y caminó hacia uno de los cañones antiaéreos de acción doble de 30 milímetros, que era manipulado por jóvenes de entre 14 y 16 años, sin tener en cuenta que en cualquier momento podía comenzar un bombardeo.
En aquel momento, me parece, comprendió que no se podía permitir los vuelos rasantes de aquellas naves de guerra por el peligro que representaban, y ahí mismo ordenó al comandante Pedro Miret, jefe de la Artillería, disparar a la aviación norteamericana, comenta.
El coronel recuerda que esa visita coincidió con el derribo de un avión de espionaje U-2 en el Oriente del país, y a partir de ese momento los pilotos norteamericanos elevaron su techo de acción.
Después, agrega el testimoniante, el líder de la Revolución cubana, en medio de la guerra, fue el único jefe de Estado que visitó las zonas liberadas de Vietnam del Sur y estuvo en Angola, siempre en los lugares más peligrosos, junto a los soldados y en defensa de las causas más justas.
Por eso, al igual que millones de compatriotas, en estos momentos me preparo para partir en la madrugada hacia la Plaza de la Revolución y ser uno de los primeros oficiales que realizará guardia de honor al Comandante en Jefe, concluyó el coronel.