Valoraciones

Fidel lee siempre

Lo que consolidó la amistad entre Fidel y yo fueron los libros. Un día le pregunté qué estaba leyendo y me dijo que no tenía tiempo de leer, que lo único que leía eran documentos, algo estresante y horrible. Le dije que le iba a traer libros para descansar y empecé a traerle bestsellers. Él no tenía bestsellers porque todo el mundo piensa que como es Fidel Castro solo lee libros sumamente importantes. Recuerdo que el primero que le traje fue Drácula de Bram Stocker. El día que se lo fui a obsequiar estuvo trabajando en unas maniobras, y se lo entregué a las 11:00 p.m. Al día siguiente volvió a las maniobras  
sin haber dormido un minuto. Después me dijo: «No me ha dejado dormir el maldito libro que me trajiste». Y así le regalé el Año de la peste [Diario del año de la peste], El día de los trífidos. Libros de muy buena literatura que al mismo tiempo que enseñan, divierten. Descubrí que es tan buen lector que antes de publicar un libro, le traigo los originales, porque él leyó el Relato de un náufrago y me dijo que tenía un error. «Dices que el barco llegó a tal hora y llegó  
a tal hora, y un destructor de la armada no puede desarrollar esa velocidad». Comprobé, y efectivamente era un error que se había arrastrado en el libro.  
En Crónica de una muerte anunciada detectó un error en el calibre de las armas. Es como si fuera un editor de libros. Señala contradicciones, anacronismos e inconsecuencias que se les pasan a los profesionales, porque es un lector muy minucioso y constante. Él lee siempre. En el carro tiene una luz para leer. Siempre está muy bien informado. Sigue muy de cerca las novelas.

Tomado de: 

"Yo conocí a Fidel"
01/01/1996

Fecha: 

Lunes, Enero 1, 1996 - :