Fidel
Soldado de las Ideas
En el engaño de pasar por arte, lo mediocre se vale de dos trampas: el maquillaje y el oportunismo.
Hay derroche de ambos en el libelo anticubano llevado a video clip allá en Miami. Las luces de colores, el artificio informático, el acorde fácil y dos o tres famosos de paso por la moda musical de turno en el mercado, embadurnan la pésima factura de una pieza que se pretende política. Tal es el maquillaje.
¿Oportunismo?
La sangre joven que se entrega al sacrificio de la Patria, corre aun, ardiente, por nuestra memoria. Y el cuerpo que la ofrece, vive, marcha.
No importa si ha pasado un año, dos, 63. Cada 13 de marzo nos recuerda la agitación del pecho, al revolver apretado por el puño, a la rabia contenida, a las ansias galopantes de justicia, al tropel de una generación contra Palacio, que era más que palacio, madriguera.
Porque las fechas repiten cada 12 meses, porque hay un calendario tan antiguo como el hombre para contarse la edad, tomar el pulso del tiempo, marcar el momento exacto de los hitos de la historia, es que volvemos una vez por año a recordar cuanto pasó.
En mayo de 1958, la porción central de la Sierra Maestra se sacudía con la movilización a sus accesos de tanques, camiones, morteros, miles de hombres entrenados y bien apertrechados.
El carácter de Maritza parece forjado a mano, con retazos de emociones. Cuenta cada historia como si las viviera mientras habla, y llora si lloró, o ríe si rió, y la piel se le eriza y los ojos se le pierden, tal cual pasó en los momentos que narra.
El saldo de la huelga general del 9 de abril de 1958 había sido demasiado costoso. Tantas vidas combatientes truncadas a lo largo del país en la fecha de la movilización imponían la revisión inmediata de las causas del fracaso, adecuar la estrategia y sobre todo, despejar la sombra de un derrotismo que podía ser aún más caro en el año decisivo que transcurría.
Aunque este poblado de la Amazonía venezolana no es el más distante de la ciudad de Puerto Ayacucho, capital estadual, actualmente sí es el más intrincado de las seis cabeceras municipales situadas en plena selva.
Si para Johny Valesillos la medicina cubana que curó la ceguera de su padre es la expresión ideal y superior del concepto hipocrático; para Edison, listo en una sala aséptica a la espera de operarse el segundo ojo, es inadmisible no corresponder a la total gratuidad de “un servicio en que te lo dan todo y uno nada, no puede ser”.
La víspera del aniversario 60 de la Unión de Jóvenes Comunistas se convirtió en el contexto ideal para que el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, celebrase la fecha junto a más de un centenar de jóvenes que, trabajo voluntario mediante, saludaron la fecha con la contribución a la producción agrícola, una prioridad para nuestro país.
¿Cuántos Moncadas precisó asaltar, después del triunfo, la Revolución Cubana, para escribir esta historia inédita que sobrepasa los 60 años? ¿Cuántas veces necesitó movilizar su espíritu rebelde, para vencer los muros que levantan, contra ella, los enemigos obstinados que no toleran verla victoriosa?
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