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Los “abriles” de Girón

Fecha: 

19/04/2021

Fuente: 

Redacción de Fidel Soldado de las Ideas

Autor: 

El reloj indica las cinco y treinta de la tarde, el calendario, que es 19 de abril de 1961. En el aire se disipa el humo de los últimos disparos del combate de Playa Girón.  

Días antes, 1 400 mercenarios desembarcaban por la Bahía de Cochinos. Detrás, toda una flota de abastecimientos, y más atrás, la escuadra yanqui con numerosos bombardeadores, bases organizadas en el extranjero, y portaviones de la armada de Estados Unidos.

¿El objetivo de la invasión? Apoderarse de un espacio del territorio cubano, donde poder constituir un gobierno de contrarrevolucionarios y en 72 horas solicitar la intervención de la Organización de Estados Americanos.

Trabajaron bien los estrategas del Pentágono. A los invasores, a las fuerzas que reclutaron y entrenaron, increíblemente les hicieron pensar cosas tan insensatas, como que con la presentación “venimos a liberarlos del comunismo”, los cubanos los recibiríamos con los brazos abiertos.  

“Claro que para creer semejante cosa hay que vivir en un mundo muy distinto del mundo de las realidades. Hacerle creer a nadie que un pueblo recibiría con los brazos abiertos a sus explotadores, que nuestras masas campesinas y obreras, que nuestro pueblo que hacía apenas dos años había salido de aquella sangrienta tiranía que regó de cadáveres de jóvenes, que regó de cadáveres de hombres humildes del pueblo el suelo de la patria, que nuestras masas recibirían con los brazos abiertos a aquella horda en que se mezclaba lo peor, en que se mezclaba el señorito millonario con el esbirro y con el lumpen, hacerle creer a cualquiera que nuestro pueblo sería capaz de recibirlos con los brazos abiertos, es vivir en un mundo de fantasías”.*

Eso creyeron o le hicieron creer a los mercenarios invasores, pero los que los mandaron a invadir Cuba, sí sabían —y lo sabían demasiado bien— que los cubanos no recibiríamos aquella invasión criminal con los brazos abiertos. De ahí su estrategia.  

La maquinaria yanki no escogió un campo abierto de batalla, sino una zona de difícil acceso, adonde se podía llegar solo por tres caminos estrechos, rodeados de intransitables pantanos y cenagales. Por ello, fáciles de defender y muy difíciles de tomar, desde el punto de vista militar.

Un sitio donde existía además, un aeropuerto que les permitiría las comunicaciones aéreas con el exterior, y una bahía profunda para recibir por mar, cuantos suministros fuesen necesarios. Las fuerzas que lanzaron eran más que suficientes.

Creyeron que el estampido de los bombardeos del día 15 sobre el aeropuerto de Ciudad Libertad, la base aérea de San Antonio de los Baños y el aeropuerto de Santiago de Cuba, bastarían para sembrar el pánico en el pueblo y la cobardía en los combatientes. 

“(…)Y así, sembrado el terror en el pueblo, la desmoralización entre las fuerzas armadas, ni un solo avión en pie, podrían enseñorearse con sus aviones sobre el campo de batalla”.*

Después de despedir a los caídos en los cañonazos del día anterior, en la histórica esquina de 23 y 12, el Comandante Fidel Castro Ruz, declara al país en estado de alerta ante la inminente agresión de los mercenarios, denuncia al imperialismo norteamericano, proclama el carácter Socialista de la Revolución y convoca al pueblo al combate en defensa de la Patria.

La respuesta fue inmediata; las masas mostraron disposición combativa. Y en cuanto los invasores desembarcaron en la madrugada del día 17 por la Bahía de Cochinos…

“Se encontraron, en primer lugar, la más decidida resistencia de los pocos milicianos que en aquellos parajes se encontraban, pero que al grito de "ríndete", respondieron "¡Patria o Muerte!", y abrieron fuego” (…) La segunda sorpresa fue al amanecer, cuando ellos tranquilamente, como si se tratara de una excursión, estaban todavía desembarcando su material de guerra, se aparecieron por el cielo nuestros pocos, viejos y maltratados aviones ¡pero cargados de bombas, de rockets y de balas.* 

Días entre ráfagas de tiros, bombas, sangre y muerte. Los cobardes mercenarios no solo arremetieron contra las fuerzas combativas del ejército, civiles también perdieron la vida en los estrechos caminos, mientras huían de las hordas enemigas. Más de 150 víctimas asesinadas, fundamentalmente, por la aviación estadounidense.

Un desigual enfrentamiento. Ardía la sangre de nuestros soldados (campesinos, obreros, maestros, milicianos todos). Pero sabían que aquella ofensiva era decisiva y tuvieron coraje y pulso. 

“Aquella batalla tuvo una característica y fue que no se interrumpió un solo minuto.  Cuando después de todo un día de combate los invasores creyeron que había llegado la hora de tener tal vez algún descanso, fue cuando aparecieron en escena las baterías de los obuses del 122 y los tanques.  Si creían que habría tregua, se encontraron con que nuestros artilleros y nuestros tanquistas no esperaron el amanecer y desde la madrugada del día 18, sin tregua ni descanso, comenzaron a atacar las posiciones enemigas.  Y cuando al amanecer los aviones que el día anterior habían estado hostigando a nuestra infantería en aquella carretera sin poder recibir protección aérea nuestra, cuando al amanecer volvieron aquellos aviones se encontraron con 54 piezas de artillería antiaérea disparando sobre ellos”.* 

Los batallones cubanos avanzaron por todos los caminos y vericuetos (en el interior del territorio) que trataron de ocupar los mercenarios, y atacaron los otros dos puntos de entrada a la zona, donde estos se habían atrincherado.

El enemigo que estaba allí, en Girón, no tuvo tiempo ni de "pegar los ojos". Y el principal, que estaba "allá", el Pentágono, tampoco. Porque fueron sorpresas sobre sorpresas, errores de cálculo sobre errores de cálculo. El día 19 las fuerzas cubanas acorralaron y desalojaron a los intrusos. ¡Ya no había cabeza de playa en Girón!

“¿Dónde estuvo el error de los que tan meticulosamente habían realizado aquellos planes?  ¿Dónde se equivocaron?  Se equivocaron al medir a nuestro pueblo; se equivocaron al medir la moral de nuestro pueblo, el valor de nuestro pueblo y la fuerza de una Revolución (…)”.*

“Nuevos Machado, nuevos Batista, nuevos Ventura, nuevos Chaviano, nuevos Cowley, nuevas "Pascuas Sangrientas", nuevos rosarios de cadáveres de jóvenes asesinados, de nuevo el hambre, el desempleo, la discriminación, la explotación inhumana, el trabajo esclavo de los campesinos, la opresión despiadada de las masas trabajadoras.  Eso es lo que nos deparaban sobre un río de sangre, porque, ¿cómo habrían podido de nuevo apoderarse de nuestra patria, sino sobre un río de sangre, sobre un mar de sangre, sobre montañas de cadáveres, sobre las cenizas del territorio nacional?  Y eso es lo que nos deparaban”. 

Pensaron que el pueblo cubano los iba a recibir con los brazos abiertos, “como si los esclavos libertados añorasen el látigo y el yugo de sus amos de ayer”. Pero tropezaron con un pueblo en Revolución, un pueblo que no pensaba que los mercenarios venían solo a destruirles el presente; sino, sobre todo, a destruirles el porvenir.

“Y esa es nuestra gran tarea: el futuro”.*  

*Fragmentos del discurso pronunciado por el Comandante Fidel Castro Ruz, el 19 de abril de 1962, en el teatro "Chaplin", en el acto de conmemoración de la victoria de Cuba ante la invasión mercenaria por Playa Girón.