Fidel y las ideas comunistas
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Como se sabe, la procedencia social de Fidel no era ni obrera ni campesina. Su padre era un pequeño terrateniente y su prosperidad dependía de la explotación del trabajo ajeno; pero don Ángel era, por encima de todo, una persona humanitaria, que procuraba el bien para sus obreros y no establecía diferencias entre los hijos de estos y los suyos. Aunque no era partidario de la República Española, siempre fue solidario con los emigrados españoles y les ofreció trabajo y amparo. Durante la Guerra Civil Española, consideraba comunistas a estos republicanos y discutía con ellos a diario, pero los ayudaba.
Cuando Fidel llegó a la Universidad, graduado del aristocrático Colegio de Belén, fue visto con cierto recelo por sus compañeros; pero muy pronto sus ideales de justicia se hicieron sentir. El propio Fidel ha confesado que fue en la Universidad donde se forjó como revolucionario. Según ha contado, en esa época, entre los aproximadamente quince mil estudiantes que por entonces había en esa casa de estudios, quizás 30 o menos fueran antimperialistas o comunistas. Y, por supuesto, ha dado nombres: Antonio Núñez Jiménez, Lionel Soto, Alfredo Guevara…
Con respecto a su primera lectura del Manifiesto Comunista, refirió:«Fue la primera vez que di con una interpretación coherente, bien explicada, de la historia y de los acontecimientos históricos y sociales, la existencia de las clases sociales con la claridad con que Marx la explica, las pugnas históricas, los diferentes tipos de sociedades que han existido. Lo vi todo muy claro, además, pude captarlo porque conocía lo que era un terrateniente, una propiedad terrateniente, una familia terrateniente; quiénes eran los trabajadores, los obrerosque no contaban con nada, que producían una riqueza que no disfrutaban y eran despojados del fruto de su propio trabajo. Podía entenderlo perfectamente, había tenido la oportunidad de verlo muy de cerca, con mis propios ojos. Para mí tales ideas eran irrebatibles […]».[1]
Por eso, ratificó Fidel su opinión: «Cada vez que tengo una oportunidad vuelvo a leer el Manifiesto Comunista porque está tan bien escrito, en un lenguaje tan claro, tan directo. La crítica a fondo que hizo el Manifiesto de la sociedad burguesa, la forma en que lo dijo, la coherencia, la claridad con que explicó todos los problemas, su elocuencia, realmente me produjeron un gran impacto».[2]
Según el propio Fidel ha confesado, entonces comenzó a entender y «[…] a simpatizar con aquellas ideas expresadas de forma tan clara y elocuente [...] Mi mente y mi ánimo eran totalmente proclives a la receptividad del marxismo, el interés que ya tenía por los problemas políticos y económicos se multiplicó».[3]
Influenciado por esas ideas, participó en numerosas actividades de corte progresista, a pesar de las amenazas de los grupos armados muy ligados al gobierno, junto a los estudiantes comunistas y antimperialistas, aunque no militaba en el Partido Comunista; sí estaba muy vinculado a la Ortodoxia y participó en la organización de numerosas manifestaciones contra el gobierno y el imperialismo.
Las ideas marxistas de Fidel continuarían madurando a lo largo de su fructífera vida hasta que con su constante quehacer en pro de los humildes, sus ideas enriquecieron el marxismo.
El Manifiesto Comunista, de Carlos Marx, como Nuestra América, de José Martí,y la historia me absolverá, del propio Fidel, son lecturas que no pueden faltar en quien quiera comprender el mundo en que vivimos, cuando el capitalismo y su fase superior, el imperialismo, sin perder su esencia, se hantransformado y amenazan la propia existencia humana.
[1]Katiuska Blanco: Fidel Castro Ruz. Guerrillero del tiempo, Ruth Casa Editorial, Panamá, 2012, pp. 518-525. No puede olvidarse que ya por esta época, Fidel conocía la «Declaración de los Derechos del Hombre» y había leído la Historia de la Revolución Francesa,extraordinaria obra en diez volúmenes, escrita por el político e historiador francés AdolpheThiers (1797-1877).
[2]Ibidem.
[3]Ibidem.