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Con la solidaridad entre las manos

La Brigada Médica Cubana en Haití ha brindado más de 22 millones de atenciones médicas. Foto: Duarte de la Rosa, Amelia

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Granma

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HAITÍ.—Fue el 4 de diciembre de 1998, hace ahora 16 años, cuando los médicos cubanos llegaron por primera vez a Haití.
 
En aquel en­tonces, en medio del desastre provocado por el huracán George, el contingente de 100 galenos quizá no sabía que ese era el nacimiento de una extraordinaria colaboración. De una mi­sión que, en muchos sentidos, le ha dado nuevas dimensiones a la palabra solidaridad.
 
Ininterrumpida y decisiva para el pueblo haitiano —especialmente tras el devastador terremoto de enero del 2010 y la posterior epidemia de cólera que azotó al país— la cooperación cubana ha brindado hasta la fecha más de 22 millones de atenciones médicas; les ha devuelto o mejorado la visión a alrededor de 62 000 pacientes; ha efectuado más de 400 000 intervenciones quirúrgicas y ha salvado alrededor de 315 000 vidas humanas.
 
Sin embargo, más allá de estos indicadores asistenciales, la Brigada Médica Cubana (BMC) ha desarrollado una intensa labor do­cente, de asesoramiento y formación de médicos latinoamericanos y haitianos, técnicos en reparación de equipos biomédicos y agentes comunitarios de salud.
 
Distribuida en 23 hospitales de referencia comunitarios, varios centros de salud, dispensarios y salas de rehabilitación de los diez de-partamentos de la nación caribeña, la BMC tiene actualmente alrededor de 600 colaboradores, aunque en estos 16 años más de seis mil cooperantes cubanos han brindado sus ser­­vicios.
 
La ayuda de la BMC a Haití posee un profundo carácter humanitario, noble y altruista, como el verdadero sentido de la medicina debe tener. El gobierno y pueblo haitianos así lo reconocen.
 
El primer ministro Laurent Lamothe, con mo­tivo de este aniversario ha expresado a Granma: “De mi corazón, mil gracias por haber pensado en el pueblo haitiano especialmente en este sector. Yo sé que hay mucho sacrificio de la Brigada porque a veces trabaja en situaciones difíciles y eso lo agradecemos mucho más.
 
“Una hermandad así, que les mejora la salud a los haitianos más vulnerables, es algo que tenemos que aplaudir y cuidar de cerca. Los nexos entre Haití y Cuba son de entendimiento y los queremos tener por siempre”.
 
Por su parte, el pueblo lo expresa de una manera más sencilla, pero igualmente inmensa: “En Haití después de Dios, están los médicos cubanos”.
 
VOCES QUE TESTIMONIAN LA REALIDAD
Cuando se trata de un colectivo no existe la opinión de una sola voz. Varios colaboradores de la BMC, de todas partes de Cuba, accedieron a comentar brevemente las enseñanzas de esta experiencia:
 
Dr. Norberto Ramos, jefe de la BMC: “Creo que la labor en estos 16 años ha sido muy positiva y efectiva en la asistencia médica a la po­blación haitiana. Eso es algo innegable.
 
“Después del terremoto, con el acuerdo tripartito Haití-Cuba-Brasil se han estrechado los nexos de la cooperación Sur-Sur; lo cual dará frutos positivos a la continuidad de lo que ha venido haciendo la Brigada. En este sentido, como última institución se ha sumado un taller de órtesis y prótesis, el cual brindará atención médica a un grupo de pacientes que aún mantienen secuelas de ese trágico terremoto y que no han sido rehabilitados en su totalidad.
 
“Todo esto demuestra que un mundo mejor sí es posible cuando se trabaja de forma conjunta”.
 
Dr. Ana Marrero, estomatóloga: “Llevo 14 meses en la BMC, con anterioridad cumplí misión en Etiopía, donde estuve durante tres años y medio. En realidad, considero que esta misión es especial dentro de la colaboración médica cubana y ha sido una de las más duras para mí.
 
“Sin embargo, me ha aportado muchísimo. Creo que uno sale más fortalecido hu­manamente. He podido admirar el trabajo de compañeros que lo hacen en lugares bastante intrincados y difíciles”.
 
Dr. Michel Escalona, médico pediatra: “Lle­vo casi 45 meses en este país. Es mi primera misión internacionalista y ha sido una escuela tanto en la formación como cuadro como en la experiencia profesional.
 
“Aquí nos hemos enfrentado a padecimientos que no existen en nuestro país y, en la parte fundamentalmente de la pediatría he visto en­fermedades en niños que nunca pensé que podía verlas. La Brigada nos ha dado la posibilidad de ayudar a este pueblo hermano y poder contribuir a su desarrollo esencial de salud”.
 
Lic. Adela Fernández, enfermera: “Todo este tiempo ha sido de gran significación para mí desde el punto de vista profesional, porque he podido aplicar todos los conocimientos ad­quiridos, y personal, porque he tenido la oportunidad de conocer a otros profesionales.
 
“En cada lugar de Haití donde se encuentra la BMC se le ofrece atención al pueblo, llegamos hasta los lugares más intrincados realizando la­bor educativa sobre enfermedades que son prevenibles y que constituyen causas de muerte en este país”.
 
Leonardo Ramírez, informático: “Llevo ca­si tres años en Haití y es mi primera misión. Ha sido algo completamente nuevo que me ha da­do la oportunidad de aprender.
 
“Cuando uno ve el trabajo que hace la Brigada y los indicadores, se da cuenta de la importancia de esta misión para el pueblo haitiano”.
 
Dr. Fernando Alfonso, MGI: “Exige mucha responsabilidad y disciplina. Ha sido una experiencia muy rica, me he ido disciplinando aún más en el objetivo que debe cumplir un cuadro dentro del sector de la salud”.
 
Dra. Patricia Mendiondo, médico fisiatra: “Es la segunda vez que cumplo misión en Haití, la primera vez fue cuando el terremoto. El trabajo aquí me ha reportado mucho en el sentido humanitario, creo que por eso regresé. El pueblo realmente necesita ayuda”.
 
Ángela Olivera, almacenera dependiente: “La BMC cumple un objetivo muy importante pues ayuda a todos los haitianos que tienen una situación bastante difícil y nos sentimos muy bien de poderlos ayudar”.
 
Abel Morales, chofer: “En esta misión he lo­grado superarme en varios aspectos. La la­bor de los médicos es primordial, son los úni­cos que visitan a los pacientes en las comunas; don­de no llega nadie, llega el médico cubano…”
 
Precisamente desde uno de esos lugares a los que llegan nuestros profesionales dispuestos a defender el derecho a la vida, Sierra Leona, el Dr. Eydel Miguel Agüero a través del correo electrónico nos confiesa:
 
“Tuve, anterior a Haití, dos misiones en Gua­temala y Venezuela, pero como dije en la Mesa Redonda fue Haití la que más me marcó.
 
“Estuve todo el tiempo en el departamento de Artibonite como epidemiólogo, esto me permitió ver desde el desarrollo de Gonaive hasta lo peor de Badien y las comunas intrincadas de la Mermelada y todo a través de las pesquisas de cólera. Pude palpar las malas condiciones higiénico-sanitarias de estos parajes y todo eso me marcó.
 
“Por mi condición de especialista en medicina general integral estuve además vinculado a las guardias médicas del Hospital Comunitario de Referencia de Roboteaux, donde fui testigo de las malas condiciones en las que llegaban las gestantes, el alto índice de accidentes del tránsito, alta incidencia de enfermedades respiratorias, de la piel, parasitismo, infección vaginal, entre otros males, que son propios de la infraestructura sanitaria precaria.
 
“Sabía de antemano que sería lo mismo que encontraría en Sierra Leona, segundo país más pobre del mundo. No vacilé cuando me pidieron la disposición a luchar contra el ébola, hacía solamente 68 días que había finalizado la misión en Haití y todo lo tenía muy reciente en mi mente. Pues a la batalla otra vez por los pobres de este mundo”.