Cayo Confites y la formación del pensamiento militar de Fidel
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En junio de 1947, Fidel, presidente del comité Pro Democracia Dominicana, supo que se estaba organizando una expedición armada a ese país con el objetivo de derrocar a Trujillo.1Se sintió comprometido y se enroló como soldado en aquel plan denominado Ejército de Liberación de América.
Grau ofreció su apoyo y los entrenamientos comenzaron en cayo Confites, al norte de Cuba, en el archipiélago Sabana-Camagüey. El reclutamiento se efectuó con notable desorganización, lo que se reflejó en la composición del contingente, donde se mezclaban politiqueros, aventureros, gánsteres y, también, revolucionarios. Se adquirió un poderoso armamento, que incluía embarcaciones y aeronaves. Sin embargo, diversos factores y, en particular, la falta de discreción, provocaron el fracaso.
El 29 de septiembre, la fragata de la Marina de Guerra José Martí interceptó el barco Aurora, que llevaba ochocientos hombres, incluido Fidel, y lo forzó a dirigirse al puerto de Antilla. Para evitar ser apresado, Fidel se lanzó a las aguas de la bahía de Nipe en una balsa inflable, en compañía de otros tres;2 con el peso de los hombres y las armas que portaban, la pequeña embarcación comenzó a hundirse.
Al aproximarse a la costa se les acercó la lancha del práctico de Antilla y, a punta de ametralladora, Fidel leordenóque remolcara la balsa; pero comprobaron que el muelle estaba ocupado por el ejército y, ante el temor del práctico, los expedicionarios se tiraron al mar y nadaron hasta cayo Saetía. Como desde niño conocía la zona, pidió ayuda al farero, quien lo ayudó a llegar a Birán.
Estos hechos constituyeron para él una importante experiencia, que mucho después revelaría: «[…] ya desde entonces albergaba la idea de la lucha irregular. Tenía la convicción, a partir de las experiencias cubanas, de las guerras de independencia y del pensamiento de Martí, que se podía luchar contra un ejército. Yo pensaba en la posibilidad de una lucha guerrillera en las montañas de Santo Domingo […] Yo creía en la guerra irregular, por instinto, porque nací en el campo, porque conocía las montañas y porque me daba cuenta de que aquella expedición era un desastre».3
Además consideró que «[…] Lo que más aprendí de aquello de cayo Confites es cómo no se debe organizar algo, cómo hay que escoger y seleccionar a la gente […]».4También se refirió a cómo se habían distribuido los mandos, atendiendo no a la preparación ni el mérito sino a la jerarquía política y en cuanto a la calidad humana de los combatientes, comentó la presencia en aquellas filas de «[…] Rolando Masferrer, que en un tiempo había sido de izquierda, había sido comunista, había participado en la Guerra Civil Española, y tenía cierta preparación intelectual. Fue luego uno de los peores esbirros de Batista, que organizó grupos paramilitares y cometió después numerosos crímenes».5
De modo que, aunque estas reflexiones fueron dadas a conocer con posterioridad y es probable que Fidel aún no hubiera comprendido a cabalidad que la única solución al problema de Cuba estaba en la insurrección armada, ya tenía claro que había que tomar las armas para luchar contra los tiranos, que para ello el camino era la lucha irregular y que la selección de los mejores era la vía para integrar el contingente.
Ello, unido a su amor por la historia y su lecciones; su conocimiento de las guerras en general y de las guerras de independencia en Cuba y en América en particular;lo que había asimilado del pensamiento militar de José Martí y su labor en la preparación de la contienda de 1895; así como sus habilidades para andar por campos y montañas, y el entrenamiento militar recibido en cayo Confites constituirían el fermento básico en el que se iba gestando el pensamiento militar de quien se convertiría en uno de los más formidables estrategas del siglo XX.
Referencias
1Rafael Leónidas Trujillo (1891-1961). Dictador de la República Dominicana, aliado de Estados Unidos. En 1946 aprobó una amnistía para los exiliados comunistas, pero cuando regresaron los mandó a ejecutar, tras lo cual los dominicanos residentes en Cuba planearon la expedición de cayo Confites.
2 Entre ellos, el dominicano Ramón Mejías del Castillo, quien sería primer oficial del Granma y, después del triunfo de la Revolución, caería peleando por la libertad de su patria.
3 Cien horas con Fidel. Conversaciones con Ignacio Ramonet, Oficina de publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 2006, p. 57.
4Ibidem, p. 66.
5Ibidem