Al cumplirse 98 años del nacimiento del líder histórico de la Revolución Cubana, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, el pensamiento no solo se remonta a la madrugada del 13 de agosto de 1926 en el poblado de Birán. También se agolpan cientos de imágenes de las más de 70 visitas realizadas al territorio de la actual provincia de Holguín.
Artículos Sobre Fidel
Cuando aquel simbólico 26 de julio de 1982 en la Plaza de la Patria, de Bayamo, Fidel preguntara en su vibrante discurso: «¿Cómo podría escribirse la historia de Cuba sin la historia de Granma?», allí mismo nacía la respuesta, a la inversa, justamente con otra interrogante trascendental: ¿Cómo podría escribirse la historia de Granma sin hablar de la presencia del Comandante en Jefe en esta tierra?
El viejo enemigo logró emblanquecerle el pelo, arrugarle la piel, encorvarle la espalda… y él, siguió siendo el mismo. Cierto era que ya cargaba más de 80 agostos encima, no vestía el mítico uniforme con el zambrán ajustado, ni tenía en el cuerpo las fuerzas de antaño, pero prevalecían en su pensamiento aquellos remolinos temerarios con los que, siendo apenas un treintañero, movió montañas en su tierra.
Tuve en mis manos, hace unos cuantos años ya, un ejemplar del libro Como techo el cielo, un empeño precioso con ilustraciones para niños, de un discurso de Fidel a los pioneros. En ese discurso, el Comandante hablaba sobre lo importante que es a cada rato dormir al aire libre, estar en contacto con la naturaleza… tener como techo el cielo. Y así, de manera sencilla y atractiva, los pioneros también leíamos un discurso de aquel padre mayor que...
«Si Fidel estuviera…», hemos dicho alguna vez en cualquier diálogo franco, o en las conversaciones que nacen al calor del día en plenos avatares. Es una frase omnipresente, quién lo duda, como el ejemplo y estampa misma legada por el Comandante en Jefe.
Quizá su sitio vital siempre estuvo en el futuro. Por eso sabía dibujar el camino, desbrozar el sendero, construir un porvenir. Incluso, cuando pensé que se había equivocado en alguna solución, según una percepción anclada a la altura de mi nariz, el tiempo, ese juez sabio, terminó por darle la razón.
Quizá muchos nos preguntamos alguna vez qué hubiese sido de Fidel si no deja atrás las comodidades que en el horizonte le tendía Birán, para entregarse por completo a cimentar las bases libertarias de Cuba, asaltar el Moncada, fundar el Movimiento 26 de Julio, preparar la expedición del Granma, desembarcar, encabezar la lucha guerrillera en plena sierra, triunfar y continuar, hasta el final de su vida, sin un minuto de calma.
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