Fidel, Operación Emmanuel y la paz en Colombia
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¿Cómo Fidel se involucra en la acción humanitaria internacional desenvuelta en Colombia entre el 26 de diciembre de 2007 y el 10 de enero de 2008, cuyo artífice principal, el presidente Hugo Chávez, denominó Operación Emmanuel?
¿Cuál fue el origen y el objetivo de esta? ¿Por qué nuestro Comandante en Jefe sigue desde La Habana con especial interés y alegría el curso de tal gestión?
La entrega por las Fuerzas Armadas Revolucionas de Colombia–Ejército del Pueblo (Farc–Ep) del niño Emmanuel, de su madre Clara Rojas –fruto del nexo suyo con un guerrillero anónimo– y de la diputada Consuelo González, ambas retenidas en la selva por más de cinco años, tenía un valor simbólico que Fidel apreció con su habitual lucidez: se trataba de un hecho capaz de crear otra oportunidad a un proceso de paz en ese país, frustrado en reiteradas ocasiones.
Su extensa mirada sobre el significado de la Operación Emmanuel, puede apreciarse en los diálogos telefónicos que sostuve con él –que reproduzco más adelante–, siendo representante de Cuba en la comitiva internacional garante de aquella misión. De ahí su entusiasmo al sugerirme escribir un libro, con el fin de divulgar las facetas íntimas y públicas de esa saga tan emotiva. Gracias al persistente estímulo del Comandante en Jefe, redacté el texto en seis semanas y este vio la luz apenas un mes después. Además, decidió incluir un prólogo suyo.
El interés especial de nuestro líder por la Operación Emmanuel, era expresión de una intencionalidad. En los meses siguientes consagra 400 horas a elaborar un libro, que titula La paz en Colombia y se publica ese mismo año 2008. Entre los numerosos contenidos de valor histórico y político de la obra, de 297 páginas, él incluye diversos testimonios y evidencias documentales, casi todos inéditos, de sus numerosas actuaciones para favorecer el camino de la paz en esa nación hermana.
Por azar del destino, vive a los 21 años el inicio de la más larga noche de violencia que afecta a Colombia hasta hoy, desde que fuera asesinado el 9 de abril de 1948 el líder popular Jorge Eliécer Gaitán: esa tarde, Gaitán iba a recibir un pequeño grupo de dirigentes estudiantiles para coordinar su presencia en la clausura de un evento antimperialista, y entre ellos estaba el joven Fidel Castro, quien se sumó de inmediato a la rebelión espontánea del pueblo de Bogotá.
Consagró a Colombia muchísimas horas de su vida, en el afán de ayudar a la paz anhelada por ese pueblo, al que amó –y conoció– de modo entrañable. Cultivó innúmeros nexos políticos y amistades, entre ellas una excepcional: la de García Márquez. Actuó siempre sin afanes protagónicos, pero con elevada eficacia, ganándose el respeto de tirios y troyanos.
Ello explica que Cuba haya sido sede principal y garante, junto a Noruega, desde 2012 y durante más de cuatro años, de las negociaciones de paz entre el gobierno de Colombia y las Farc–Ep. Suscribiéndose en La Habana el 23 de junio de 2016 los acuerdos esenciales sobre el cese del conflicto, por el presidente Juan Manuel Santos y el jefe de las Farc-Ep, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, en presencia del presidente de Cuba Raúl Castro, quien dio esmerada continuidad a ese empeño y sueño de Fidel.
Al cumplir nuestro líder 90 años, ese agosto, Londoño expresó: “Sobra recordar el papel que en esta solución política y civilizada ha desempeñado la histórica dirigencia de la Revolución Cubana. A Fidel, queremos ofrecerle la paz en nuestro país, como el mejor regalo de aniversario”.
¿Cómo surge la Operación Emmanuel?
El 5 de agosto de 2007, durante un Aló Presidente, Chávez acepta la propuesta que le hizo allí de repente la senadora colombiana Piedad Córdoba, de que sirviera de intermediario para lograr un acuerdo humanitario entre el gobierno colombiano de Álvaro Uribe y las Farc-Ep.
De inmediato, el líder bolivariano habla con Uribe e intercambia mensajes con el jefe de las Farc, Manuel Marulanda. Ambos aceptan de buen talante el papel mediador de Chávez, en función de alcanzar un acuerdo para liberar los secuestrados por la organización insurgente y los guerrilleros presos en cárceles colombianas. Incluso, logra que Uribe acepte la idea de que Chávez se entreviste con Marulanda en San Vicente del Caguán, sede de la jefatura de las Farc. Pero el 21 de noviembre, de súbito, con un pretexto baladí, Uribe rechaza la mediación de Chávez.
Fue entonces que las Farc deciden el 18 de diciembre, entregarle a Chávez en acto de desagravio, al niño Emmanuel, a Clara y a Consuelo. Uribe se ve obligado a aceptar el gesto humanitario y Chávez organiza una amplia comitiva internacional, con representantes de Argentina, Bolivia, Brasil, Cuba, Ecuador, Francia y Suiza, además de Piedad Córdoba y la Cruz Roja. El tema tiene una amplia repercusión mundial y hasta el cineasta Oliver Stone viaja a Venezuela y coordina con Chávez su presencia en la operación, para realizar un documental. Fidel, en La Habana, está al tanto de todo.
El 29 de diciembre, encabezada por Venezuela y en coordinación con el gobierno colombiano, la Comitiva viaja al departamento del Meta, a esperar que las Farc informara las coordenadas del punto de la selva donde entregaría a los rehenes. Y ocurre algo inesperado: el 31 de diciembre al mediodía, Uribe se reúne con la Comitiva e informa que las Farc no puede cumplir, debido a que el niño Emmanuel ha sido localizado por el gobierno en una institución de asistencia social, siendo necesario confirmar su identidad con una prueba de ADN a la madre y el hermano de Clara.
Fidel sigue pendiente, seguro de que tales contingencias, de gran impacto mediático, no podrán detener el curso principal de los acontecimientos.
En la tarde del 9 de enero de 2008, el canciller Nicolás Maduro llama a la Embajada para informarme que al siguiente día las Farc entregarán en algún sitio de Colombia a Clara y Consuelo, pero esta vez la comitiva solo la integrarían el ministro del interior de Venezuela, Piedad Córdoba y la Cruz Roja Internacional.
Minutos después, me informan del Consejo de Estado que el presidente Uribe ha solicitado a nuestro gobierno, que también integre la Comitiva. Un hecho solo explicable por el prestigio de Cuba y el papel histórico de Fidel en las relaciones con Colombia. Chávez acepta y otra vez formo parte de la comisión humanitaria, que viaja al siguiente día al departamento de Guaviare donde las Farc, por fin, nos entrega a Clara y Consuelo en un sitio intrincado de la selva.
Reproduzco a continuación las trascripciones de los diálogos telefónicos (grabados por el Consejo de Estado) que sostuve con el Comandante en Jefe durante esas dos jornadas. La primera, el 30 de diciembre de 2007, desde el Meta, y la segunda estando en Caracas, el 9 de enero de 2008.
30 diciembre 2007, primera conversación
Germán, es Nivaldo, quieren hablar con usted, ya se lo pongo…
Al darme cuenta que se trataba de Fidel, me desplacé unos metros para distanciarme del grupo de veedores de la Comisión humanitaria, poder escucharlo y hablar con más holgura en el inesperado diálogo.
–Oye Germán, yo no tengo la clave que tiene la compañera que habló contigo, pero yo lo que quiero es oír los cuentos tuyos, desde luego los que se puedan decir; porque yo te propuse, le di la idea a Laura, de que tu escribieras un libro, porque a mí me hizo tanta gracia y me he reído tanto de sus historias del campamento donde ustedes están, los ronquidos, y todo eso, que me he divertido aquí muchísimo –comenzó expresándome el Comandante en Jefe.
–Bueno, esto entre diversión y diversión, ya tiene sus complicaciones –le dije, pensando que él buscaba conocer los nuevos detalles de la Operación Emmanuel.
–Si –afirmó.
–Lo último, si usted quiere se lo digo por esta vía, porque otro amigo ha estado hablando de manera abierta por esta vía, ¿no?
–No, a mí no me cuentes. Eso se lo cuentas a Laura. Yo lo que quiero que me hagas es la historia del libro que vas a escribir. Ese lugar me recuerda los campamentos donde me gustaba estar a mí, allá por Birán.
–Ya, correcto.
–Yo creo que tienes material para escribir un libro.
–Bueno, estoy tomando nota de todo lo posible.
–Aprovecha ahí el exilio ese o el arresto ese. Yo digo que los rehenes son ahora ustedes, los secuestrados son ustedes ahora –expresó en broma el Comandante.
–Nos pasa como a los personajes de una película que yo vi cuando era joven hace años: El Ángel Exterminador, que se mete la gente en una casa, y después nadie podía salir y nadie sabía por qué no se podía salir de la casa. Estamos más o menos en esa situación.
–Cuéntame el ambiente de la finca esa, de los animales. Yo le decía a Laura que nada más faltaban Tarzán y la mona Chita.
–Hay patos, monos, aves de todo tipo de la selva. Por ejemplo, hay tucanes, guacamayas…
–¿Pero hay animales domésticos también ahí?
–Sí. Hace un rato se me metió un gato negro dentro de la habitación, y déjeme decirle que uno está aquí bastante supersticioso, así es que ya empecé a preocuparme, porque entró un gato de repente –le comenté sonriente.
–Me contaron la historia. Me recordaba el dormitorio de la escuela, donde yo estuve, que estaba separado así…
–¿De la escuela de Birán?
–No, de la escuela de Dolores, cuando estudiaba allá interno, en el dormitorio, que era como los cuartitos esos que tú dices ahí, que no llegan hasta el techo. Pero por lo menos tú tienes puerta ahí, el mío lo que tenía era una cortina delante, y soplaba el viento.
–No, en esta se siente el aire bastante, porque tiene las ventanas siempre abiertas, y por la noche refresca algo. De día hay calor, y la noche es más fresca, y se sienten permanentemente los animales. Ahora estoy viendo a dos guineos caminando sobre un murito.
–¿Tiene baño el cuartico?
–Tiene un baño, tiene una taza, pero no tiene ducha para bañarse.
–Pero eso no lo tenía el colegio. Había que salir –siguió recordando Fidel.
–No, no, dentro del cuarto no hay baño, es un baño colectivo –le aclaré.
–¿Al inodoro y eso tienes que salir, y el lavado de manos?
–Sí está dentro del espacio, pero hay que salir del cuarto, un inodoro colectivo.
–Descríbeme el edificio, ¿cómo es? –indagó Fidel.
–El edificio es cuadrado en la parte de abajo, tiene un techo de tejas a cuatro aguas y combina la mampostería con la madera.
–¿Por qué la llaman la casa de la gobernación? –continuó interrogándome.
–Porque es una finca de recreo que tiene la gobernación de aquí del Meta.
–¿Es la gobernación de un municipio o de un departamento?
–No, del departamento del Meta.
–¿Cómo se llama ese lugar?
–El departamento se llama Meta, y Villavicencio es la capital, la ciudad. Tiene alrededor de 350 000 habitantes.
–Entonces es una ciudad grandecita.
–Sí, sí, grandecita. Bastante moderna también, con sus centros comerciales.
–Y si la casa es de recreación, ¿qué hay allí para la recreación?
–Bueno, tiene una píscinita, una mesa de billar, y un lugar donde evidentemente hacen bailes, sus cosas. Y esta casa es colectiva, se ve que es una casa para permanecer un día, dos días máximo.
–¿Cuántas hectáreas tendrá la finca?
–Lo que está cercado, donde estamos nosotros, debe ser hectárea y media o dos hectáreas como máximo. Esta es la parte que está cercada, después alrededor se ve que hay otra zona más abierta. Pero la zona esta, donde están los animales, los espejitos de agua…
–¿Tienen ellos caballos allí, o no?
–Caballos no he visto. Por lo menos aquí dentro no he visto caballos –le dije, mientas miraba a mi alrededor para corroborar el dato.
–¿Y produce algo la finca aquella o es nada más recreación?
–No, es solamente de recreación, Comandante, solamente recreación.
–¿Y el restaurante adonde fueron ustedes es un restaurante de la ciudad o está dentro de la finca?
–Está al lado de la finca, a 150 metros aproximadamente. Es un restaurante tipo llanero, con piezas de carne entera hecha en vara.
–Pertenece a la recreación el restaurante.
–No, no. Es un restaurante comercial. No está vinculado directamente a la finca. Lo usamos porque está próximo.
–¿Es grande el restaurante?
–Sí, un restaurante bastante grande, con cobija tipo bohío, alto, un puntal muy alto, fresco. Un restaurante tipo ranchón de los nuestros, grandote así.
–¿Tiene muchos trabajadores?
–Bastantes trabajadores, y muy eficientes, por cierto. Les llamó la atención a los venezolanos. Dicen que los colombianos son laboriosos, muy activos, gente joven y muy amable. Y a la vez se creó un ambiente con nuestra presencia, porque identificaron sobre todo a las personas…
–¿Y tiene muchas mesas?, ¿cuántas personas caben comiendo?
–No menos de veinte mesas, alrededor de veinte mesas.
–Es como El Ranchón.
–Así como El Ranchón en La Habana, abierto por todas partes, y muy fresco.
–¿Y cómo es la atmósfera del Año Nuevo y todo eso allí? –abordó repentinamente otro tema de su interés.
–Nosotros estuvimos en la ciudad hoy, fuimos a dar una vuelta, pues no teníamos nada que hacer por la mañana. Observamos que la gente en Villavicencio estaba moviéndose en las calles, no mucha gente, pero con ambiente de festividad, comprando en los centros comerciales. Allí en esa zona no se siente la situación que existe en el conjunto del país, es una zona más tranquila.
–¿Y eso está en un lugar alto, o a qué nivel en relación con el mar?
–Este es el inicio del llano colombiano. De aquí hacia la frontera con Venezuela eso es llano completamente.
–Óyeme en el llano hay más calor –quiso saber él, pero yo no lo escuché bien y terminé el comentario anterior a su pregunta.
–Yo les decía ayer a los amigos de la comitiva que, si Chávez hubiera estado con nosotros, porque el gobernador ofreció un espectáculo de música y danza llanera, habría estado feliz cantando también, porque son las mismas canciones que yo escucho allá en los llanos venezolanos.
–Me contó Laura que tú le dijiste algunas cosas en clave ahí –afirmó el Comandante y añadió–: Bueno, no te voy a ocupar mucho más tiempo. ¿A qué hora vas a comer tú?
–Ahora estamos reunidos aquí todos los llamados comisionados, incluyendo al señor Kirchner –le respondí.
–Cuéntale que conversaste conmigo y que yo les envío un saludo –reaccionó Fidel de inmediato.
–Ya. Correcto. Se los voy a decir…
–Por aquí yo estoy trabajando, pero todo el mundo está de fin de año –aseveró él con la misma voz pausada y nítida que mantuvo durante todo el diálogo.
–Sí, ya sabemos que hay mucha alegría por allá con el mensaje suyo –le dije con satisfacción.
–Sí, todo muy bien. Todo el mundo está de fin de año, y yo aquí escribiendo. Por eso dispongo de tiempo y puedo conversar contigo –expresó él. Te ruego que saludes a todos los que te acompañan allí, cuéntales que hablamos, y los temas que abordamos principalmente. Entonces yo voy a seguir llamando de vez en cuando a la persona con la que tú conversas, con Laurita, para que me dé noticias tuyas. Bueno, que la pases bien, y que escribas un buen libro, Germán –volvió a insistir en su idea de que escribiera un libro sobre la Operación Emmanuel.
–Espero que salga pronto…–reaccioné movido por su insistencia.
–Tú tienes cualidades para eso, puedes competir con García Márquez escribiendo toda la historia esa –me dijo para alentarme, tal vez porque me sintió indeciso.
–Bueno, es la tierra de él, así es que nos inspiraremos más –le respondí sonriente.
–Bueno, hasta luego. Gracias.
–Gracias. Muchas Gracias, Comandante. ¡Feliz Año Nuevo!
9 de enero de 2008, segundo diálogo
A las 6:38 p.m., estando en mi oficina de la Embajada, recibí la segunda llamada de Fidel relacionada con la Operación Emmanuel.
–Oye, ¿ya estás directo?
–Ya estoy escuchándole Comandante.
–Germán, casualmente ahora estaba viendo en la televisión unas declaraciones. Voy a bajar el volumen del televisor para poderte escuchar. Es más impotente hablar contigo que oír las declaraciones que están poniendo ahí ahora. Mandé a consultar tu opinión, me la transmitieron y, entonces, hemos estado en contacto con lo del libro y todas las cosas aquellas. Lo que me importaba era que tú estuvieras de acuerdo, ¿entiendes?
–Por supuesto, ciento por ciento.
–Además, estoy interesado en el libro. Ahora, no tengo ninguna objeción en que tu estés presente allí.
–Correcto.
–Hacían falta dos cosas: primero tú, saber qué opinabas, ya que tienes que viajar; segundo, la opinión del presidente de Venezuela, que ya me contó Carlitos que tú lo habías consultado.
–Exactamente.
–Pedí comunicarme contigo para decirte que sí, que aceptes participar. Y me parece es una cosa realmente positiva que se resuelva eso. ¿Recuerdas los argumentos que empleé contigo?
–Sí, me acuerdo de todo.
–Va a beneficiar, realmente, a mi juicio, la atmósfera en el país, incluso la paz, porque Colombia tiene que encontrar la paz en un momento dado. Son tiempos totalmente nuevos.
–Así es.
–También creo que te han dicho que la operación sea tal vez por la mañana, ¿verdad?, mañana por la mañana.
–Sí, el presidente Chávez me lo ratificó, y dijo que me pusiera en contacto con Rodríguez Chacín, para coordinar los aspectos operacionales.
–¿Hay alguna idea de la hora?, porque como yo sigo mi disciplina…
–Bueno, lo que me había dicho originalmente Nicolás Maduro, y también me ratificó el Presidente, es que va a ser temprano en la mañana; pero solo conoceré los detalles cuando vea personalmente más tarde a Rodríguez Chacín.
–Bien, ya tú sabes, temprano en la mañana hay que ver, pues a lo mejor yo estoy haciendo los ejercicios o moviéndome, ¿tú entiendes?
–Sí, pero temprano en la mañana será cuando salgamos hacia el sitio.
–¡Ah!, la salida. ¿Cuánto dura el viaje ese? ¿Conoces el lugar, más o menos?
–Sí, pero exactamente el punto no lo conozco; tengo entendido que saldríamos desde Caracas en avión hasta un sitio de la frontera, y desde allí iríamos en dos helicópteros hasta el departamento de Guaviare, en Colombia, donde se hará la operación. Hasta ahora participamos Rodríguez Chacín, Piedad Córdoba, la Cruz Roja y mi persona.
–Me alegro, porque veo un desenvolvimiento positivo y va andando la cosa. Bien, un fuerte abrazo y éxito.
–Muchas gracias, Comandante, así será, lo tendré siempre presente a usted.
–Gracias.
–Hasta pronto –le dije emocionado.