Un NO a la “Controversia” sobre Cassinga
Date:
Source:
Author:
En su lucha abnegada contra el aberrante colonialismo en África, Cuba con toda su herencia solidaria concedió una historia genuina, que colmó las horas que caben en un cuarto de siglo, más un año, más un mes, más un día. Así lo contabilizaba nuestro entrañable Jorge Risquet Valdés, las veces que retomaba la evolución del internacionalismo cubano en el continente ancestral.
Este hombre de fidelidad secular que dignificó hasta la eternidad al internacionalismo, fue junto al Dr. Rodolfo Puente Ferro y al prestigioso diplomático Ángel Dalmau Fernández, militante primero del rescate de la historia con participación cubana, ocurrida el 4 de mayo de 1978 en suelo angolano, donde aproximadamente a 250 km de la frontera con Namibia, en Cassinga, quedó perpetuado el luto de cientos de familias.
El presidente angolano Agostinho Neto había brindado dicha ubicación al líder de los guerrilleros namibios, Sam Nujoma, para refugiar a los que huían de las afrentas y ocupación ilegal que sostenía Sudáfrica en su país. Ese día 4, mientras los habitantes coexistían en cifra de miles en la cotidianidad, fueron sorprendidos por un oscurecimiento repentino del cielo. Eran bombas de fragmentación arrojadas desde aviones a sueldo de Sudáfrica. Luego, cientos de paracaidistas desembarcaron desde naves del tipo Hércules C-130, para aniquilar.
Los cubanos del Grupo Táctico No. 2 que se encontraban a 16 km de Cassinga, de pronto sintieron el estremecimiento de los bombazos en la tierra. Con el instinto reprimido de partir en defensa de los refugiados, tuvieron que esperar órdenes del mando superior, mas las comunicaciones infructuosas con el Regimiento Sur en Lubango, donde por cierto se encontraba el Jefe del Grupo Táctico, el Mayor Arnaldo Gómez Bacallao, demoraron la salida hacia lo que ya estaban seguro, era una masacre.
Luego de las 10 de la mañana partieron bajo el mando del jefe de Operaciones Julio Pérez Hernández, los tanques, los cañones de 85 mm, la infantería motorizada, las baterías antiaéreas, que enfrentaron el sofisticado asedio de la aviación. Al respecto, se cuenta con más de 400 anécdotas dramáticas que no caben en un libro, un documental, más una película. Sin embargo, los sucesos de Cassinga durante décadas han respetado la inercia de un silencio ya innecesario, lamentable.
El décimo aniversario de la masacre, fue celebrado por las Fuerzas Armadas Sudafricanas como la operación paracaidista de mayor éxito en su género desde la Segunda Guerra Mundial y así se ha ido cebado por décadas un controversial debate entre la versión racista que alega que sí habían militares y arsenal bélico en Cassinga, razón con la justifican el ataque a una base “militar” de la SWAPO[i]; en contraposición con la versión namibia, que recuerda cada 4 de mayo sus víctimas y sobrevivientes llorados por siempre.
En esa “controversia” los racistas han sumido a la opinión pública en adormecido consumo de sus “proezas”, y su mediatización cobra tanta fuerza, que al cabo de 40 años persiste impúdico el criterio de que los paracaidistas no eran asesinos de niños y civiles indefensos; sus discursos miopes casi dan por sentado que no perpetuaron una masacre o matanza de humanos y se empecinan en usar el conveniente vocablo de batalla.
Y si hubo batalla fue con los cubanos del grupo Táctico No. 2 de Tchamutete, que como dijo Fidel en una de las cien horas compartidas con Ignacio Ramonet: marcharon prácticamente a pecho descubierto, bajo ataque aéreo enemigo. Fue una de las acciones de aquella guerra en que tuvimos más bajas, por el número de heridos y de muertos.
Si analizamos la cantidad de caídos en combate durante la Operación Carlota (787, según nota del MINFAR de diciembre de 1989) con el saldo de dieciséis caídos en defensa de Cassinga en menos de doce horas, estaremos de acuerdo con el Dr. Mora en su análisis al respecto, que esto es el reflejo del pasaje espeluznante que se vivió de Tchamutete a Cassiga.
Cuba y Namibia, sus dirigentes y hombres dignos, se hermanan para borrar la controversia cebada por casi más de cuarenta años. Hoy la Casa Editorial Verde Olivo, asume la evaluación de un libro namibio-cubano en el que la voz de testigos de ambas naciones entreteje la historia real, lejana a cualquier apología, aunque merecida.
Cassinga fue el inicio en que cubanos y namibios derramaran juntos su sangre contra el racismo y el colonialismo. Toda Cuba se une al tributo de Namibia y Angola que juntos desde el año 2016, erigen monumento en Cassinga. Se trata en este 40 Aniversario, del homenaje a los valores ineludiblemente vitales para cualquier contexto epocal.
Cumplamos con Fidel, quien en 1986 expresó: “[…] Y no podrá olvidarse jamás ―y espero que la historia no olvide jamás― aquella matanza de Cassinga […] Nunca los podremos olvidar, fue una prueba de cómo actúan estos elementos racistas y fascistas, un acto de terror inconcebible”[ii].
Hablemos cada 4 de mayo, en presente, sobre los 16 internacionalistas caídos y 86 heridos, de los 600 namibios muertos y los más de 300 salvados por el corajudo personal sanitario cubano. Hagamos de la Ciencia de los hechos, émula del tiempo, aviso de lo presente y advertencia de lo por venir; el homenaje eterno a los héroes que en el camino hacia Cassinga burlaron la mortalidad. Sea pues su estirpe la de nuestros hijos, esa que poseen los hombres a los que un día se refirió Mandela: “a hombres que viven en la historia, brillando para siempre”.
Nota: Tenga usted sensible lector por vez primera, los nombres de los internacionalistas cubanos caídos en Cassinga. Para ellos, ¡Gloria!
Antolín García Morgado.
Eusebio González Hernández.
Pedro Valdivia Paz.
Ricardo Rey González Figueredo.
Francisco Seguí Rodríguez.
José Róger Méndes Román.
Jorge Alberto Rodríguez Legón.
Roberto Ambrosio Zamora Machado.
Alfredo Varea Franco.
Basilio Caraballo Domínguez
Raúl Zalgado Espinosa.
Félix A. Cordero Barbeira
Redento García Iglesias.
Raúl Fernández Acosta.
Jorge L. Mendosa Tamayo.
Modesto Fernández Pena.
Notas:
[i] SWAPO (South West Africa People’s Organization. Organización popular de África del Suroeste). Surgió el 19 de abril de 1960 y desde muy pronto tuvo que operar desde el exilio, por la persecución tan férrea que sufría en su propio suelo ocupado por los racistas sudafricanos.
[ii] Palabras del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en encuentro con miles de internacionalistas cubanos en Luanda, en 1986.