Los cimientos vivos de un hospital
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Cuando el 3 de diciembre de 1982, Fidel dejaba inaugurado ese «gigante», que frente al malecón habanero echaría a andar «poco a poco» hasta estar a plena capacidad, sabía que estaba naciendo «una institución especial»...
«Imagina. ¿Qué puede representar para ti algo a lo que le has dedicado más de la mitad de tu vida? Pues es muy importante, esencial», dice el doctor en Ciencias Israel Borrajero Martínez, especialista de segundo grado en Anatomía Patológica y fundador de una de las instituciones sin las cuales es difícil escribir las páginas de la medicina cubana revolucionaria.
Habla el médico del Hospital Hermanos Ameijeiras, con el cariño del padre que ha visto crecer por 35 años a uno de sus hijos y lo hace con regocijo, de quien no le pesa llegar a casa y extender el estudio, el trabajo que empezará a las siete de la mañana, o no acaba, porque «hay que actualizarse, leer, siempre».
La doctora Dora Galego Pimentel no piensa diferente de lo que considera «su segunda casa», a esa que llegó para convertirse en la primera médico que nombrara el hospital. Y desempolva la historia de las últimas tres décadas, junto a profesores también fundadores como el doctor en Ciencias Wilfredo Torres Iribar, especialista de Segundo Grado en Hematología e Inmunología, y quien fuera además presidente de la Academia de Ciencias de Cuba.
«Porque incluso antes de que abriera oficialmente las puertas, ya estábamos acá, en el área del policlínico ofreciendo consultas. ¿Cómo olvidar la satisfacción de haber realizado la primera historia clínica que se hizo en este hospital? Fue el primer ingreso, un paciente hipertenso, complicado. Y sabes, aún es mi paciente», recuerda el doctor en Ciencias Delfín Pérez Caballero, especialista de II grado en Medicina Interna, y Jefe del servicio de esta especialidad.
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Cuando el 3 de diciembre de 1982, Fidel dejaba inaugurado ese «gigante», que frente al malecón habanero echaría a andar «poco a poco» hasta estar a plena capacidad, sabía que estaba naciendo «una institución especial».
«Este hospital no se parece ni se va a parecer a los demás hospitales del país. Sus funciones, en primer lugar, son asistenciales; es decir que se va a brindar una asistencia de altísima calidad a nivel mundial (...).
Pero este hospital va a prestar muchos otros servicios al país, va a ser como un modelo, un centro de desarrollo de tecnologías médicas, un centro de referencia (…) Este hospital tendrá también residentes: médicos graduados que estudian como especialistas, residencias en todas las especialidades clínico-quirúrgicas y de diagnósticos.(...) También aquí se obtendrán grados científicos por médicos del centro y de otras unidades del sistema nacional de salud (…)».
Y como misión añadida, el Comandante en Jefe delegaba en el nuevo centro –que llevaría el nombre «honroso» de «unos compañeros revolucionarios de aquí precisamente, de Centro Habana, unos hermanos revolucionarios, tres hermanos, los hermanos Ameijeiras»–, la investigación científica aplicada.
«Fue una tarea y encargo social muy fuerte en el orden asistencial, científico y docente, y que pese a las distintas dificultades y el tiempo, se ha cumplido. Estamos dispuestos a seguir contribuyendo al logro de este objetivo mientras tengamos capacidades físicas e intelectuales para el desarrollo», señala el profesor Borrajero Martínez.
«Tuve la oportunidad de elaborar la primera plantilla de personal del hospital, el primer listado de materiales sanitarios, de compra de instrumental, material gastable y equipamiento. Ello me dio la posibilidad de desarrollar más profundamente mis conocimientos, ya que no es una tarea que normalmente realice ningún médico, pero en ese momento era necesario que se hiciera», recuerda la profesora Galego Pimentel, especialista de II grado en Anatomía Patológica y Administración de Salud, y quien desde su inauguración, y por 18 años, ocuparía la vicedirección de Medios Diagnósticos del hospital, «una vicedirección que por primera vez se creaba en Cuba».
«Los medios diagnósticos son un basamento para la actividad médica de hospital, y mientras más fuerte sean estos, mejor es la labor de los médicos de atención directa al paciente, y fue algo que se comprendió desde el comienzo. Tuvimos el privilegio de tener esta área fortalecida, lo cual permitió apoyar la tarea de los clínicos, los cirujanos y todos los trabajos de laboratorio, hasta hoy», comentó la especialista.
El hospital, dice, nació equipado con una tecnología de punta que permitió que se convirtiera en uno de los mejores de Cuba y se colocara al nivel de muchos en el mundo.
Un ejemplo de ello lo coloca el doctor Borrajero Martínez en el Departamento de Anatomía Patológica, que nacía allí con la misión de ofrecer una actividad de carácter asistencial, docente y científica de primer nivel, no solamente circunscrita al hospital como unidad asistencial, sino que pudiese dar estos servicios a otros centros de La Habana y el resto del país: un centro de referencia en la especialidad para el estudio y diagnóstico de casos complejos.
«El departamento desarrolló por primera vez en el país las técnicas inmunofluorescencia aplicada, una técnica de la inmunohistoquímica relacionada con anticuerpos fluorescentes, por el profesor Agustín Chong, y empleada en los estudios de riñón y de piel», dijo.
Para el presidente del Grupo Nacional de Anatomía Patológica desde 1969, montar y poner en marcha estas técnicas, extremadamente costosas, «habla de la voluntad de desarrollo científico y la confianza que se tuvo en nosotros».
«Son muchas las cosas que nos llenan de orgullo. Si tengo que hablar de alguna, sería el hecho de que junto con la vicedirección clínica del hospital, se introdujo una variante en este centro con relación a las especialidades quirúrgicas.
Prácticamente ningún hospital general o clínico quirúrgico de los que existían en la capital del país, tenían salas de hospitalización para las especialidades clínicas. Fue una decisión de la dirección del centro a la cual contribuimos mucho, por lo valioso de poder contar con especialidades como la cardiología, neurología, gastroenterología, con las cuales intercambiar las problemáticas de salud de los pacientes con calidad. Incluso se crearon algunas camas para geriatría y reumatología, dos áreas que se han desarrollado mucho en esta institución», agrega por su parte el doctor Pérez Caballero, quien es presidente de la comisión nacional técnico asesora de hipertensión arterial.
Si hacemos un recuento de las tecnologías que se han introducido al país a través de este hospital, las cifras sobrepasan las 100, explica Galego Pimentel.
Entre estas, el doctor Pérez Caballero destaca el monitoreo ambulatorio de la presión arterial. «Fuimos pioneros en desarrollar en este centro la idea, y con el Instituto Central de Investigación Digital se creó el primer equipo cubano para ello. Hoy tenemos tres tipos cubanos en perfeccionamiento, generalizados dentro y fuera del país. Todos los servicios tendrían algo que decir sobre los aportes en la validación e introducción de tecnologías al sistema de salud, porque ha sido una prioridad en todos estos años».
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«La protocolización de la asistencia médica», es un elemento que para el doctor Miguel Estévez del Toro, director del hospital, no puede dejar de mencionarse, en tanto «ha permitido poder tener estratificada toda la atención para buscar una atención integral acorde a las mejores decisiones diagnósticas y terapéuticas más actualizadas».
«Pero, estos protocolos no son estáticos. Ahora mismo nos encontramos en un proceso de renovación, el cual va a ser publicado el próximo año», puntualizó.
Paralelo a ello, el doctor Estévez coloca una gran importancia en la acción de los grupos multidisciplinarios para el abordaje de las enfermedades más complejas, como es la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, las enfermedades del tejido conectivo, entre otras.
«Dentro de estos grupos multidisciplinarios hago una distinción a la creación de la unidad funcional de tumores para el abordaje de uno de los problemas fundamentales de salud de la población cubana, que es el cáncer. Esto ha permitido una mejor atención a estos pacientes, y un mejor uso de los recursos. Yo creo que los últimos años han distinguido al hospital por estos dos elementos, unido a una inyección tecnológica que va a resultar en mejores indicadores de sus resultados. Este año, por ejemplo, debemos cerrarlo con 19 000 operaciones quirúrgicas», subrayó.
La historia de la institución, los indicadores en actividades como los trasplantes, en lo cual el «Ameijeiras» ha sido pionero en Cuba e incluso en Latinoamérica, hablan de cuán fructíferos han sido estos 35 años. Basta solo revisar los 763 trasplantes renales, los 120 hepáticos, 156 de corazón, 13 de páncreas-riñón, 935 de córneas y 323 de médula ósea.
El hospital tiene hoy 626 residentes en formación: 217 cubanos y 409 procedentes de 20 países, que se forman en las especialidades Clínicas, Quirúrgicas y de Medios Diagnósticos, excepto Pediatría y Gineco-Obstetricia.
«Tenemos el orgullo de que la dirección actual del hospital está conformada por compañeros que fueron formados por nosotros. Eso es algo que nos parece prometedor, porque son personas muy capaces, que conocen a fondo el hospital, a la dirección anterior que desarrolló la institución y desde que eran muy jóvenes estaban aquí. Hay compromiso y sentido de pertenencia», apunta la profesora Galego Pimentel.
Habla la doctora de lo que es la esencia de cualquier lugar. Porque el corazón de los edificios es la gente que lo habita. Y ahí, en el «gigante» de 24 pisos que se yergue frente a los embates del mar, han crecido generaciones de médicos, enfermeros, profesionales y trabajadores de la salud, que aman este hospital, y son a fin de cuentas esa otra palanca «viva» del desarrollo, que conservan a tres décadas y media, la esencia del primer día.