Fidel y Mitterrand: una amistad más allá de las fronteras
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El presidente francés realizó, en octubre de 1974, una visita de seis días a la Isla como primer secretario del Partido Socialista (PS) de la nación gala, y aquí fue recibido con los honores que se le dan a un Jefe de Estado
A lo largo de estos casi 60 años, la Revolución Cubana ha tenido amigos de todas partes del mundo; uno de ellos fue François Mitterrand, abogado y político francés.
Mitterrand realizó, en octubre de 1974, una visita de seis días a la Isla como primer secretario del Partido Socialista (PS) de la nación gala, y aquí fue recibido con los honores que se le dan a un Jefe de Estado.
Durante su estancia en nuestro país, el político se reunió con el Comandante en Jefe Fidel Castro, en ese entonces Primer Ministro, (el presidente cubano era Osvaldo Dorticós con quien también sostuvo conversaciones). Como parte de su programa, además estuvo en La Habana, Matanzas y Santiago de Cuba, donde visitó el histórico cuartel Moncada.
Un comunicado firmado en aquel momento entre el Partido Comunista de Cuba y el PS francés, plasmó la solidaridad del pueblo galo con el cubano frente al imperialismo y sus actos hostiles, siendo el bloqueo económico, financiero y comercial una de las manifestaciones más intolerables.
A propósito, Mitterrand destacó “el inmenso esfuerzo colectivo mediante el cual Cuba encuentra su propio camino hacia el socialismo, su pueblo da un ejemplo de una firmeza, una generosidad, una alegría de vivir que no pueden más que impactar profundamente a los socialistas franceses”.
El primer secretario del PS visitó nuestro país acompañado de una delegación de altos funcionarios del Partido Socialista, entre ellos el presidente del grupo parlamentario socialista Gaston Defferre así como de su esposa Danielle, según la AFP.
Fidel compartió una buena relación de amistad con Danielle, quien viajó a La Habana en numerosas ocasiones y estuvo a cargo de Francia Libertades, fundación humanitaria encargada de “reforzar el auge y la intensificación de las libertades individuales y colectivas en el mundo”, según la Comisión Europea.
Años más tarde, sería Fidel quien visitara Francia gracias a una invitación del Fondo de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), tras participar en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Mundial (Copenhague, 1995). En la capital francesa, se alojó en el Hotel Marigny, donde las autoridades francesas reciben a sus huéspedes más distinguidos.
Precisamente, en su primera visita, el líder de la Revolución Cubana ofreció un discurso en la sede de la Unesco, en París, donde calificó el bloqueo como “un acto criminal” y sostuvo que “bajo ninguna circunstancia puede justificarse, porque lo sufre la gente”.
Tras su alocución, tuvo una breve reunión con el entonces director general de la institución, el español Federico Mayor Zaragoza y luego fue recibido en la Asamblea Nacional, donde visitó el hemiciclo y la biblioteca y se entrevistó con un grupo de diputados.
Durante su estancia de tres días en la nación europea Fidel sostuvo también una entrevista privada con Mitterrand, —como Jefe de Estado—, en el palacio del Elíseo.
Mitterrand falleció el 8 de enero del 1996 víctima de cáncer de próstata. Su entierro fue un gran homenaje por parte de los franceses y de grandes personalidades de todo el mundo, entre los que se encontraba el líder de la Revolución Cubana.
Fidel se congregó junto a varios Jefes de Estado y de Gobierno en la catedral de NotreDame de París para darle el último adiós al presidente francés que más ha permanecido en el cargo, desde 1981 hasta 1995.
Francia y su Marianne
La Marianne, símbolo de la República, representó la lucha de los oprimidos y los valores de la revolución francesa: libertad, igualdad, fraternidad. La Marianne, del escultor Georges Laurent Saupique (1889-1961), fue uno de los bustos oficiales durante la Cuarta República (1946-1958), y actualmente cada ayuntamiento del país posee un busto o estatua de ella. El origen del nombre se remonta al siglo XVIII cuando el nombre de Marie y Anne eran muy comunes en toda Francia, sobre todo entre la población rural, de ahí que calificaran a esta heroína como Marianne, una alegoría de la Madre Tierra.
Lleva un gorro frigio, símbolo proveniente de la antigua Turquía y que en Roma fue distintivo de los esclavos libertos que habían recuperado la libertad, tal como el que se ve en el escudo cubano.