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DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ EN LA CLAUSURA DEL VIII FORO NACIONAL DE CIENCIA Y TECNICA, EFECTUADO EN EL PALACIO DE LAS CONVENCIONES, EL 17 DE DICIEMBRE DE 1993

Date: 

17/12/1993

Compañeras y compañeros;

Damas y caballeros, como dijo el pionero (RISAS):

Durante los últimos días, o mejor dicho, durante los últimos meses, casi todos los días aparecían noticias en la prensa escrita y en la televisión acerca de este foro, a medida que iban teniendo lugar las reuniones a lo largo del país.

Esto empezó por municipio, desde la base, en las provincias y en todas partes, de modo que se creó una gran expectativa en torno al foro. Era de presumir que sería un gran evento y, efectivamente, con impaciencia esperábamos estos días en que tendría lugar el encuentro nacional.

Creo que se hizo muy bien en dividir este en dos partes, para poder dedicar dos días al trabajo en las comisiones y dos días en el plenario. Yo he tenido solo el privilegio de participar, durante todo el tiempo, en las reuniones del plenario; pero sin duda que lo que se discutió en las comisiones tiene que haber sido muy rico y muy amplio.

Fueron 11 comisiones trabajando durante dos días.

Pienso que en las comisiones debe haberse profundizado bastante en cada uno de los temas; pero a juzgar por todo lo que se ha dicho aquí en el plenario, se puede apreciar, realmente, un salto de calidad en estos foros. Creo que están siendo lo que aspirábamos que fueran.

Como ustedes conocen, estas reuniones comenzaron siendo reuniones de piezas de repuesto, muy lejos del período especial. Después cambió el nombre, eran reuniones, eventos o foros de piezas de repuesto y de equipos y tecnología de avanzada, pero aquello no era todavía suficiente.

Cuando empezó a complicarse la situación, y a medida que se desarrollaba este movimiento, nos dimos cuenta que tenía que ser algo más que eso, y fue cuando surgió entonces la idea de cambiar el nombre, una vez más, para que sencillamente fuera un foro de ciencia y técnica. Y eso no es resultado de una ocurrencia individual, sino de la evolución de estos eventos, que realmente se estaban convirtiendo en eventos de ciencia y técnica.

Al principio no participaban los compañeros del MINFAR y del MININT, ya después comenzaron a participar; y, por último, nos dimos cuenta de que no participaban los centros de investigación científica, de modo que con el tiempo se fue perfeccionando este movimiento para alcanzar el nivel que hoy tiene y la impresionante calidad demostrada aquí.

Las cifras son extraordinarias: 148 000 ponencias, alrededor de 200 000 soluciones. Realmente, nunca me imaginé que iban a alcanzar un nivel semejante y vienen a ser una prueba elocuentísima de lo que es la inteligencia humana y la creatividad del hombre —incluyendo, cuando digo hombres, también a las mujeres—, porque tales datos son, al parecer, inconcebibles. Cuántas cosas había por hacer, cuántas cosas había por innovar, por inventar, por idear, al parecer, realmente, infinitas.

Fue precisamente la coincidencia del período especial lo que nos hizo ver a todos cuánto podía ayudar al país un movimiento como este. Casi podríamos decir —ya lo decíamos anteriormente— que no hay en el mundo nada parecido, nada semejante.

El Foro de Ciencia y Técnica ha convertido a nuestro pueblo en un pueblo de investigadores. Ya señalábamos ayer que la participación de 600 000 ciudadanos da idea de la masividad de este evento, da idea de lo que es nuestro país hoy, de su espíritu, de su capacidad, porque esto sería realmente inconcebible en cualquier otro país de América Latina, o del Tercer Mundo, o del llamado Primer Mundo o países capitalistas desarrollados.

Voy a decir algo más: un movimiento como este sería inconcebible en el capitalismo, donde prevalece el egoísmo, el individualismo, la feroz competencia, la lucha por la supervivencia económica de las instituciones, empezando por los centros de investigación científica.

Los polos de ciencia y técnica serían imposibles en el capitalismo, la colaboración entre esos centros de investigación sería imposible, esa integración de que se habló aquí sería imposible, porque todos estarían tratando de descubrir algo y de guardarlo, esconderlo, ningún centro estaría colaborando con otro; los trabajadores no estarían inventando, innovando, descubriendo cosas, ni estarían colaborando entre todos. Ni la palabra generalización se usaría, porque si en un central descubrieran algo no tendrían ningún interés en que los demás centrales aplicaran el mismo descubrimiento, o produjeran más barato, o mejoraran la eficiencia. Tendrían que estarse controlando; no habría premios para nadie porque haya sido la región, el municipio o la provincia donde más se hayan generalizado las ideas, las invenciones o las innovaciones.

Todo esto es inconcebible en el capitalismo desarrollado, aunque tenga muchos sabios, muchos científicos, mucho personal calificado; es inconcebible en el Tercer Mundo, porque ni tiene el personal calificado, ni los científicos, ni los técnicos, ni el sistema social que lo haga posible.

Téngase en cuenta que este enorme movimiento tiene lugar en medio del período especial, y es precisamente en medio del período especial que más lo necesitamos. Pero cuando el tiempo pase y pase el período especial, en los años futuros, creo que siempre hará falta este movimiento de ciencia y técnica, porque cualesquiera que sean las cosas que hoy hagamos y tengamos que hacer por salvar la patria, la Revolución y las conquistas del socialismo, jamás renunciaremos al socialismo, y tendremos, por tanto, las condiciones sociales y políticas adecuadas para hacer esto que estamos haciendo hoy.

Todo esto potencia y multiplica nuestras fuerzas y nuestro talento. Hoy resulta realmente decisivo en todos los campos, porque al ampliarse el movimiento no nos hemos olvidado de las piezas de repuesto ni de los equipos y tecnologías de avanzada, porque ahí mismo hay miles de ponencias y de soluciones que están asociadas a las piezas de repuesto y a los equipos y tecnologías de avanzada. Puede decirse que en todas las áreas y en todos los campos se ha multiplicado el número de ponencias y de soluciones.

Decía que aquí se podía ver la calidad técnica y científica alcanzada por nuestro pueblo; pero aquí se podía ver algo todavía más admirable: el espíritu de nuestro pueblo, porque se han dicho cosas realmente hermosas y se han podido apreciar gestos maravillosos. Aquí se han podido ver y escuchar expresiones que son las del más puro desinterés y el más puro patriotismo, del más extraordinario heroísmo.

Cualesquiera que sean nuestros sufrimientos de hoy y nuestras luchas de hoy y de mañana, creo que en pocos lugares del mundo se podrá disfrutar el privilegio de ver reunida tanta gente magnífica, tanta gente maravillosa que son la expresión de nuestro pueblo y los frutos de nuestra Revolución, puesto que no solo se sembró en la inteligencia, se sembró en el espíritu; y, aunque en tiempos tan difíciles como estos haya quienes flaqueen, quienes abandonen la nave de la patria y tengamos ejemplos amargos de desertores y de traidores, yo me atrevería a decir que uno solo de los muchos que se han expresado aquí vale más que todos los desertores y los traidores juntos (APLAUSOS). Eso compensa de sobra cualquier amargura; eso inyecta de sobra el aliento que necesitamos, porque es la expresión de la obra de la Revolución y de sus frutos; ser revolucionario ahora es cuando vale verdaderamente ser revolucionario. Cualquiera puede ser revolucionario en tiempos fáciles, pero no todos son capaces de ser revolucionarios en tiempos difíciles.

Son muy sagradas las cosas que estamos defendiendo, y cuando esas cosas están en manos de hombres y mujeres como los que se han reunido aquí, cuando esas cosas están en manos de millones de personas como las que se han reunido aquí, entonces esos valores sagrados están en manos firmes, están en manos sólidas y no habrá ninguna fuerza en el mundo capaz de aplastarlos, capaz de vencerlos.

Son años duros, repito, en que solos nos enfrentamos hoy al imperio con toda su soberbia y con toda su fuerza, y no vacilamos. Pero solo nosotros hemos sido capaces de mantener el pueblo unido y el pueblo disciplinado; solo nosotros hemos sido capaces de evitar el caos, el terrible caos que se apoderó de aquellos que no fueron capaces de luchar, que no fueron capaces de defender sus banderas, de aquellos que permitieron que todo se desordenara y que sus países se caotizaran. Sin embargo, nuestro pequeño país es capaz de hacer hoy cosas como estas, dar pruebas como estas y enfrentarse a los problemas a los que nos estamos enfrentando ahora.

Cada una de las ponencias, cada una de las soluciones nos ayudan a vencer el período especial, porque antes —y hoy lo vemos con mucha claridad— sobraba todo. Antes gastábamos medio millón de toneladas de petróleo en producir crudo, hoy no se gasta una tonelada de petróleo en producir crudo.

Hoy luchamos por elevar la eficiencia, hoy luchamos por aprovechar mejor cada libra de vapor, cada kilogramo de bagazo o de caña.

Hoy buscamos la forma de que nuestros centrales consuman menos electricidad por tonelada de caña; hoy luchamos porque cada central haga un aporte mayor a la red eléctrica nacional; hoy distinguimos y elogiamos aquellos centrales como el "Gómez Toro" o el "Mario Muñoz" que se destacan por entregar mayores cantidades de electricidad, a pesar de atravesar por dificultades climáticas, dificultades con el combustible y problemas similares a los demás centrales azucareros.

Hoy luchamos por utilizar la paja que, como aquí se dice, se quema en un 90%; por hacer briquetas que sirvan, incluso, para cocinar.

Hoy luchamos por mezclar el diesel con agua y añadir algún emulsionante; hoy luchamos por buscar la eficiencia en las calderas y que haya un balance energético correcto; hoy luchamos porque cada tractor, cada camión, cada locomotora gaste menos combustible; hoy luchamos porque las cocinas sean más eficientes y se consuma menos queroseno y otros combustibles, y por ver cómo se pueden mezclar con diesel, y cómo las máquinas son más eficientes, cómo evitan accidentes y hay un aprovechamiento mayor del combustible.

Como la energía es uno de los talones de Aquiles que tenemos, uno de los puntos más débiles, hacia la energía se ha concentrado una gran parte de la atención de este foro en todos los sentidos, en todos los ámbitos, sin que se haya ocupado solo de eso.

Antes sobraban tractores y sobraba el diesel, no solo para arar la tierra y cultivarla, sino también para pasear, para ir a los juegos de pelota, para llevar a la novia al cine. Yo conocí cosas en otros tiempos, contra las cuales luchamos, que eran tremendas, hasta de quien en una grúa paseaba, o en un cargador frontal caminaba un montón de kilómetros para ir a hacer una gestión personal.

Antes sobraban piezas de un tipo o de otro; ahora no recibimos piezas en años. Entonces tenemos que recuperarlas, construirlas, ahorrarlas, hacer todo lo que estamos haciendo para que los equipos no se paren, y no es fácil explicarse cómo es posible que haya suficientes tractores de alta, suficientes combinadas de caña, combinadas de arroz y de otros tipos, sabiéndose, como se sabe, que no recibimos piezas de repuesto o que recibimos muy pocas. ¿Cómo sería posible sin este esfuerzo? ¿Cómo sería posible sin este movimiento? En dos palabras, ¿cómo sería posible que tantas cosas funcionaran cuando falta desde combustible hasta piezas de repuesto, e incluso, materias primas o metales para fabricar muchas de esas piezas de repuesto? ¿Cómo sería posible, repito, sin este esfuerzo, sin este movimiento, sin esta capacidad de inventiva de nuestro pueblo?

Hemos tenido que enfrentarnos no solo a la catástrofe que significó el fin del campo socialista y la desaparición de la URSS abruptamente, hemos tenido que enfrentarnos a calamidades como pocas veces hemos soportado: la famosa Tormenta del Siglo, que barrió ocho provincias de la isla, viniendo del oeste hacia el este; ahora mismo, al empezar la seca, lluvias que en algunos lugares llegaron hasta 700 milímetros en 36 horas, como las que tuvieron lugar en la provincia de Guantánamo y por allá por Sagua de Tánamo, en Holguín. Hubo lugares donde llovió más que en el Flora. Dicen que el río Sagua, allá en oriente, creció más de lo que había crecido en el Flora.

Hemos tenido que enfrentarnos a calamidades como la extraña epidemia que apareció por aquí, que afectó a decenas de miles de personas. No puedo olvidarme de aquellos días en que todo nuestro potencial científico se puso en pie de guerra para combatir la epidemia, los cientos de horas de reuniones y de trabajo; el cuadro de Santiago de Cuba en cierto momento, cuando era fuerte la epidemia, y también en La Habana, en Pinar del Río, en todas partes, hasta que lográramos vencerla y reducirla a una mínima e insignificante expresión.

A todas esas cosas hubo que enfrentarse simultáneamente: las penetraciones del mar en Ciudad de La Habana y la pérdida de colchones, muebles, equipos audiovisuales; porque, además, fue casi de repente, en cuestión de horas, muchos no tuvieron tiempo de evacuar nada.

Dos años consecutivos hemos tenido las dos más altas penetraciones del mar en las áreas de las costas de Ciudad de La Habana, y búsquense recursos para ir en ayuda, para que nadie se quedara desamparado; y si el cemento es poco, del poco cemento disponible ir allí a dar una ayuda; y si apenas hay guata para hacer colchones, ver de dónde se saca la guata para hacer colchones para aquellos que los perdieron, y cómo se reparan los televisores, siguiendo el principio de que no se quede nadie abandonado en este país, buscando recursos de donde no hay para enfrentar la situación sin que nadie se desalentara.

Cómo enfrentarse a tales problemas sin el espíritu del pueblo, sin la capacidad de lucha del pueblo. Cómo enfrentarse a esas calamidades y seguir trabajando, y seguir luchando, y tratar de producir en la agricultura sin fertilizantes, sin pienso, sin regadío, en ocasiones, incluso, sin combustible y con fenómenos climáticos aparte de los mencionados, que fueron las lluvias a lo largo de la zafra pasada —hubo centrales en el norte de las provincias de Villa Clara y de Sancti Spíritus que estuvieron dos meses parados; centrales que por falta de determinados recursos, incluso, comenzaron la zafra en mayo, como el "Frank País"— y aquella lluvia incesante a lo largo del período de seca, para entrar en una primavera sin lluvias. Y todo el mundo contemplando junio, julio y agosto sin lluvias, afectando el crecimiento y la disponibilidad de la caña para la próxima zafra.

¡Qué esfuerzo para empezar esta zafra, para garantizar el mínimo, para sacarle el máximo a la caña que tenemos disponible!

Todas las circunstancias adversas se juntaron en muchos campos; sin embargo, ninguna escuela se cerró, ¿cómo es posible ese milagro? Ningún hospital se cerró, ¿cómo es posible ese milagro? La mortalidad infantil no creció, ¿cómo es posible ese milagro? Los índices generales de salud mejoraron, ¿cómo es posible ese milagro sin el pueblo que tenemos, cualesquiera que sean los débiles, cualesquiera que sean aquellos que se desalienten, cualesquiera que sean las dificultades materiales tremendas que tenemos hoy? ¿Cómo es posible enfrentarse a tales adversidades, repito, sin ese espíritu del enorme número de personas buenas en este pueblo, del enorme número de revolucionarios que hay en nuestro país, de la enorme conciencia y de la enorme preparación de nuestro pueblo, su firmeza, su persistencia, su perseverancia?

Era realmente impresionante escuchar a los compañeros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Ministerio del Interior. Ustedes saben que eran cordilleras de barcos las que llegaban a este país todos los años y todos los quinquenios con piezas de repuesto, con municiones, con armas, con motores de reposición, con materiales de todo tipo que recibían las fuerzas armadas, incluido los zapatos, el vestuario, y, teniendo que utilizar armamento moderno, cómo mantener ese armamento en estado de conservación y de operatividad. Ya se imaginan ustedes que si un camión o un automóvil tiene problemas, qué será un avión de combate sin piezas de repuesto, con mecanismos tan complejos; un tanque, las armas antiaéreas y todos los medios de la guerra moderna.

Algún día habrá que hacer constar que nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias y nuestro Ministerio del Interior fueron capaces de mantener en máximo estado de disposición combativa la técnica de guerra: tanques, aviones, cañones, radares y naves, algo tan complicado cuando hace años que no vienen esos suministros. ¿Cómo se las arreglaron? No deja de ser realmente una gran proeza y una gran prueba de espíritu de nuestro pueblo, porque nuestras fuerzas armadas son nuestro pueblo armado.

¿Cómo se las han arreglado para ir reduciendo los costos, ir reduciendo los gastos, ir desarrollando el autoabastecimiento, para no tener que competir con los recursos alimentarlos de la población y para poder, incluso en ocasiones, suministrar determinados productos a la población?

¿Cómo mantener el entrenamiento de un tanquista sin gastar combustible para el tanque? El tanque de combate tiene combustible en su reserva. Cualquier cosa puede pasar menos dejar las armas sin municiones y los equipos de guerra sin combustible. Pero, ¿cómo arreglárselas para entrenar al personal para que dispare, para que esté en óptimas condiciones combativas sin gastar ni combustible ni municiones? Eso explica la enorme participación que han tenido las fuerzas armadas buscando soluciones que son útiles para la guerra y son muy útiles también para la vida civil.

Digo que algún día la historia tendrá que consignar todo esto.

Y no estamos de brazos cruzados, en medio de un bloqueo feroz hacemos todos los esfuerzos por superar ese período especial, por vencer los obstáculos, de los cuales hablaba ayer, que pone el imperialismo en nuestro camino para obstaculizar nuestros esfuerzos, nuestras negociaciones y nuestras iniciativas; para sabotear, desde el desarrollo del turismo, de la biotecnología y de la industria farmacéutica hasta el mercado para esos productos.

No nos cruzamos de brazos. En algunas áreas tan importantes como la energética estamos trabajando muchísimo. En búsqueda de combustible, hemos llegado a acuerdos con diferentes compañías extranjeras para la exploración del petróleo con las técnicas y con los medios más avanzados para hurgar en todo el territorio nacional y, si hay petróleo, encontrarlo y sacarlo sin perder un minuto. Y las perspectivas existen, una buena prueba es que este año produciremos ya la mayor cantidad de petróleo: 1 100 toneladas.

Es todavía, en gran parte, petróleo pesado, ese petróleo que hay que llevar a las termoeléctricas o a las fábricas de cemento, por ejemplo, que es bastante corrosivo y que obliga a proteger las calderas y las instalaciones; pero no perdemos la esperanza de encontrar petróleo ligero. Hay mucho por explorar, y ahora estamos explorando con aquellos equipos sísmicos que son la última palabra en materia de búsqueda, rápidamente.

No ha podido el bloqueo impedir los acuerdos nuestros con determinadas empresas y no ha podido impedir que avancemos rápido en busca de resolver el punto más débil que tenemos, que es el combustible.

Así, calladamente, pero con mucha constancia y con mucha premura, se trabaja en la búsqueda de la solución a mediano plazo, pero en el plazo más mediano posible, de las disponibilidades de combustible.

Duele terriblemente pensar cuántas cosas hemos tenido que parar por falta de combustible: preparación de tierra en las cantidades necesarias; regadío donde tenemos los sistemas listos, pero que les falta combustible; construcción de presas y canales y sistemas de riego, porque los que tenemos no podemos utilizarlos; construcción de sistema ingeniero en el arroz, de drenaje y riego parcelario en la caña.

¡Cuántas brigadas habíamos organizado y estaban trabajando en todo el país! De drenaje y riego parcelario para la caña había 200, que están paradas todas. Un buen número de brigadas para el sistema ingeniero en el arroz, para hacer las terrazas, buscar mucho más rendimiento y ahorrar agua, están paradas todas. Las brigadas de construcción de presas, prácticamente paradas; las brigadas de construcción de sistemas de riego, prácticamente paradas. Se priorizó el

riego con microjet en el plátano, por ejemplo, para producir alimento, y ha sido una actividad priorizada.

¡Cuántas fábricas de la industria de materiales de construcción tuvimos que parar en medio de las necesidades de cemento, de ladrillos, de bloques, de barras de acero corrugadas para la construcción, de baldosas, de mosaicos, limitadas a la producción de lo más indispensable para los programas priorizados hoy día! Pero están ahí para cuando podamos disponer de los recursos.

Hemos tenido que hacer operaciones, asociaciones comerciales para echar a andar fábricas que estaban paradas, buscando alguna forma de colaboración exterior con empresas capitalistas extranjeras y en medio de las presiones yankis. Se puede decir que de cada 10 operaciones paran nueve, pero sale una; si son 100, salen 10; si son 1 000, salen 100.

En esas condiciones tenemos que trabajar y en esas condiciones tenemos que luchar; pero no renunciamos a nada, conservamos todo lo que podamos conservar. Negociamos, pero no negocia un gobierno burgués, no negocia un gobierno entreguista; negocia un gobierno revolucionario, negocia un gobierno del pueblo y para el pueblo. No negocia un gobierno de corruptos cuyos ministros se dejen sobornar; negocia un gobierno de personas íntegras, honradas, que constituyen un motivo de admiración para todos los que negocian con nosotros.

Ya les decía a ustedes cómo estaba el mundo, muy bien necesitado de una vacuna contra la corrupción.

Afortunadamente la Revolución, con su conciencia y con su sentido de la responsabilidad, inmunizó a los cuadros fundamentales contra la corrupción. No quiero decir que no haya en el país corrupción, siempre hay, hay muchas personas que administran cosas en todas partes; pero allí donde están las responsabilidades principales, donde se toman las decisiones principales, no hay corrupción posible, no hay corrupción que valga, y los que negocian con nosotros lo saben. Por eso vamos alcanzando cosas, por eso vamos obteniendo logros, por eso vamos haciendo negocios en los cuales lo que prevalece, por encima de todo, es el interés del país.

Este país nunca será entregado, este país nunca será vendido y la estructura, lo fundamental, lo esencial de la Revolución y del socialismo se mantendrá; porque sin el socialismo y sin la Revolución no seríamos siquiera un país independiente, no seríamos nada, tendríamos que regresar al horroroso pasado, que ya conocimos y que conocimos demasiado bien, y que si algunos no lo conocieron bastante habrán oído hablar a sus padres y a sus abuelos, bastante podrán leer en la historia y bastante podrán comparar con lo que está ocurriendo en otros países que no están bloqueados, no están hostigados; algunos de ellos poseen abundantes recursos naturales, sin embargo, no podrán decir como nosotros que no hay analfabetos, no podrán decir como nosotros que no hay un niño sin escuela, no podrán decir como nosotros que no hay un enfermo sin asistencia médica, no podrán decir como nosotros que la mortalidad infantil en el primer año de vida está por debajo de 10; eso no lo pueden decir ni siquiera muchos países desarrollados.

Esa es la Revolución, esos son los frutos de la Revolución, por eso tenemos que saberla defender con las uñas, con los dientes, hasta la última gota de sangre, y, sobre todo, hay que saberla defender con la conciencia, con la valentía, con el heroísmo que caracteriza a nuestro pueblo, que no nació ayer: pueblo que fue capaz de luchar 10 años en la manigua contra una de las naciones más poderosas de aquella época; pueblo que fue capaz de soportar hasta la concentración de Weyler; pueblo que tuvo que soportar la intervención de Estados Unidos, para no llegar a ser verdaderamente libre hasta un primero de enero de 1959, y poder después cumplir, durante 35 años, sus deberes con la patria y sus deberes con el mundo (APLAUSOS).

Todos esos valores es lo que estamos defendiendo con este esfuerzo.

Un pueblo así, un pueblo que recuerda a aquellos mambises del 68 y del 95; un pueblo que ha resistido con una dignidad y una valentía sin paralelo en la historia la potencia imperialista más poderosa de la Tierra; un pueblo que no tembló en Girón, ni vaciló en combatir y aplastar a los enemigos; un pueblo que no tembló en la Crisis de Octubre, ese pueblo no podrá ser jamás vencido.

Ese es el propósito más firme que tenemos, y es el propósito que se demuestra en todo lo que hemos discutido aquí, porque Revolución es esto, defender la patria es esto, escribir la historia es esto. Y los tiempos difíciles pasarán, tendrán que pasar, porque no somos revolucionarios de tiempos fáciles, tenemos el inmenso honor de ser revolucionarios de tiempos difíciles (APLAUSOS).

A ninguno de nosotros se nos olvidarán estos días del foro. El foro no se clausura hoy; el foro empieza hoy, porque cuando se pronuncie la última palabra en este acto estaremos trabajando para el IX foro; desde mañana temprano estaremos en el IX foro, porque el foro no es el evento de un día, es el trabajo de todo un año. El Foro Nacional de Ciencia y Técnica es uno de los más extraordinarios y más maravillosos movimientos que ha creado la Revolución en período especial (APLAUSOS).

De nuevo volveremos a vernos; de nuevo seremos conmovidos por las emociones que hemos sentido hoy; de nuevo se formarán filas de hombres y mujeres para recibir sus diplomas de reconocimiento; de nuevo destacados técnicos, obreros, científicos, campesinos y boyeros, expresarán aquí sus sentimientos; de nuevo pasarán por esta tribuna para hacer el recuento de lo que hayamos hecho en 1994 y cómo se cumplen nuestros pronósticos, cómo se generalizan los aportes en todas partes, cómo somos cada vez mejores, cómo hacemos cada vez un encuentro más serio.

Los atletas podrán descansar después de las olimpiadas, nosotros no podemos descansar un solo día, un solo minuto. Nosotros tenemos olimpiadas todos los años y muchas horas de entrenamiento todos los días.

El año próximo, en vez de 600 000, quizás sean 650 000 ó 700 000 los que participen en este movimiento; y así, como hace unos días vivimos las emociones de ver organizada la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, vemos en ustedes la asociación de combatientes de la ciencia y de la técnica, que quiere decir hoy combatientes de la Revolución, combatientes de la patria y combatientes del socialismo (APLAUSOS). Eso somos hoy, y mañana la historia tendrá que recordar nuestro trabajo, porque ahí quedará para hoy, para mañana y para siempre.

En el futuro innovaremos nuestras innovaciones, y habrá todavía más ciencia y más técnica cuando no haya período especial y será más necesario, porque hoy estamos aprendiendo verdaderamente a resolver problemas difíciles, hoy estamos aprendiendo verdaderamente a ahorrar, hoy estamos aprendiendo a construir en las condiciones más adversas, pero mañana construiremos mucho mejor y mucho más en condiciones favorables; sin embargo, no creo que nunca se luche con todo el mérito con que se lucha hoy, con toda la abnegación y el espíritu de sacrificio con que se lucha hoy. Estoy convencido de que las generaciones venideras se sentirán orgullosas de esta generación: la generación que no se dejó vencer por ningún obstáculo, la generación que no claudicó, la generación que no se rindió.

Es maravilloso ver unidos aquí a todos: obreros, campesinos, trabajadores agrícolas y del campo, trabajadores manuales e intelectuales, científicos, combatientes de las FAR y del MININT, como un solo hombre, como un solo brazo, como un solo puño, el mismo puño con que sabemos golpear la adversidad, el mismo puño con que sabemos defender nuestras ideas, nuestra causa y nuestra patria, el mismo puño con que seremos capaces de derrotar a cualquier enemigo, porque no son simples palabras ni simples consignas, sino expresión de lo más profundo de nuestro sentimiento y de nuestra voluntad cuando decimos:

¡Socialismo o Muerte!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)

VERSIONES TAQUIGRAFICAS-CONSEJO DE ESTADO