Bush en el cielo (I)
Me atengo en esta reflexión a noticias recibidas por las más diversas vías, desde las agencias cablegráficas internacionales ―sin mencionar concretamente a cada una de ellas como fuentes de origen, pero con lealtad al texto―, libros, documentos, Internet, hasta preguntas formuladas a fuentes informadas.
Vemos a nuestro alrededor un gran trajín, cual si viviéramos en una casa de locos. Nuestros conocidos personajes continúan su agitado andar.
De Brasil y Chile, Condoleezza prosiguió vuelo a Moscú para sondear al nuevo Presidente. Quiere saber lo que piensa. La acompaña el jefe del Pentágono que, con un brazo dislocado tras la caída que sufrió en febrero, exclamó: “con un brazo roto no seré tan difícil como negociador.” Un chiste que no deja de ser típicamente yanqui. Calcúlese su efecto en el orgulloso oído de un ruso, cuyo pueblo perdió tantos millones de hijos luchando contra las hordas nazis que reclamaban espacio vital ―lo que hoy se denominaría petróleo barato, materias primas y mercados seguros para los excedentes de mercancías.
En Bagdad se conocen las aventuras de McCain y Cheney, uno que aspira a jefe del gobierno y otro que, siendo vicejefe, traza más pautas que su jefe. Los recibieron con los más inesperados y violentos augurios. En eso invirtieron no más de dos días, lo suficiente para inundar al mundo de siniestros pronósticos.
Bush discursaba en Washington mientras el oro y el petróleo subían aceleradamente.
Cheney no para. Arranca para el Sultanato de Omán ―774 000 barriles de petróleo por día en el 2005 y 780 000 en el 2004. Omán reveló el año pasado sus planes de invertir 10 mil millones de dólares en los próximos cinco años, para elevar su producción petrolera a 900 mil barriles diarios y alcanzar la cifra de 70 a 80 millones de metros cúbicos de gas por día. Eso informaron las autoridades del Sultanato el 15 de enero de 2007.
Cheney, acompañado por la familia, sale en el yate “Kingfish I” del Sultán a pescar en los límites de las aguas que comparten Omán e Irán. ¡Qué temeridad! Los premios Nóbel debieran entregarse también a los supervalientes que corren el riesgo de muerte o mutilación, después de opíparo almuerzo familiar, con una espina de pescado atravesada en la garganta. La ausencia del propietario del lujoso barco es lo que agua la fiesta del héroe.
McCain tampoco para. Monta en helicóptero para recorrer el territorio donde los soldados israelitas, buscando líderes palestinos, matan constantemente con medios técnicos sofisticados a mujeres, niños, adolescentes y jóvenes, en territorio de Cisjordania. En eso el candidato republicano es experto.
Viaja a Jerusalén, y allí promete ser el primero en reconocer esa ciudad, íntegramente, como capital de Israel, al que Estados Unidos y Europa convirtieron en potencia nuclear sofisticada, cuyos proyectiles dirigidos por satélites pueden caer sobre Moscú, a más de 5 000 kilómetros, en cuestión de minutos.
No quedará estado petrolero o gasífero que Cheney deje de visitar antes de regresar, para dar cuenta de la felicidad del mundo al Presidente de su país.
Bush, por su parte, habla el 17 por una razón, el 18 por otra, y el 19 por el inicio de su genial guerra. Cuba, como es de suponer, no deja de ser blanco de sus insultos.
En el caos creado por el imperio, las guerras son inseparables compañeras. La de Iraq acaba de cumplir cinco años. Pensadores profundos calculan las diversas personas afectadas en millones y su costo total en millones de millones de dólares. Se han perdido 4 000 soldados regulares y 30 heridos por cada soldado muerto con el tipo de guerra que se libra. Fósforo vivo y bombas de racimo son el pan que la alimenta cada día. Todo se permite excepto vivir.
Cheney y McCain compiten, uno como padre de la criatura y el otro como padrastro. Ambos se reúnen con jefes de Estado, exigen compromisos: la producción de petróleo y gas debe ser incrementada; utilizar tecnología yanqui, suministros yanquis, armas yanquis del complejo militar industrial; autorizar bases militares yanquis.
De Jerusalén, McCain salta a Londres para hablar con Gordon Brown. Antes, al hablar en Jordania, se equivoca e informa que Irán, país chiíta, entrena a Al Qaeda, organización sunita. Le da lo mismo, no pide siquiera excusas por el error.
Cheney salta a Afganistán. La guerra yanqui y de la OTAN ha convertido el país en el exportador de opio más grande del mundo. La URSS se desgastó y se hundió en una guerra similar. Bush lanzó allí el primer zarpazo bélico, y con él la OTAN.
Se hace todo lo necesario para preparar las reuniones paralelas de la lucha contra el terrorismo y la de la OTAN. Una cosa es segura: el 1, 2 y 3 de abril se reunirán en Bucarest, capital de Rumania, Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, y Jaap de Hoop Scheffer, máxima autoridad de la OTAN, con el presidente de Afganistán Hamid Karzai, para participar en el Foro Trasatlántico de Bucarest. Al mismo tiempo tendrá lugar la conferencia convocada por la GMF (German Marshall Fund of the United States), el Ministerio rumano de Exteriores, y Chatham House, que reunirá a gran número de estrategas y políticos para abordar temas que interesan de forma vital a la OTAN. Participarán, declaró el Presidente de GMF, 9 jefes de Estado y 24 primeros ministros y ministros, y 40 presidentes de institutos de investigación de Europa y América, que constituyen la Organización del Atlántico Norte (OTAN), la que disolvió la Yugoslavia de Tito y llevó a cabo la guerra de Kosovo. Cualquier coincidencia con los intereses del imperialismo yanqui, nadie dejará de comprender que es pura casualidad. La situación de los Balcanes, la defensa antimisil, el suministro de energía y el control de las armas son temas ineludibles.
Como Bush necesita cumplir su papel de personaje principal, elaboró ya su programa: estará en la ciudad de Neptun, del Mar Negro, reunido con Traian Basescu, presidente de Rumania la víspera del comienzo de la conferencia. En esas manos están los destinos de la humanidad que aporta pluslavía y sangre.
(Continuará mañana con la Parte II)
Fidel Castro Ruz
Marzo 22 de 2008