DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ RESUMIENDO LOS ACTOS DEL V ANIVERSARIO DE LOS COMITES DE DEFENSA DE LA REVOLUCION, EN LA CONCENTRACION EFECTUADA EN LA PLAZA DE LA REVOLUCION, EL 28 DE SEPTIEMBRE DE 1965
Date:
28/09/1965
Señor El Mahdi Ben Barka, presidente del Comité Preparatorio de la Primera Conferencia Tricontinental (APLAUSOS);
Señores invitados;
Compañeras y compañeros de los Comités de Defensa de la Revolución:
Este acto siempre nos reserva, cada año, alguna sorpresa (APLAUSOS y EXCLAMACIONES). Yo no digo una sorpresa para ustedes, sino una sorpresa para nosotros; es decir, siempre lo encontramos más grande cada año (APLAUSOS). Y a veces uno se pregunta: ¿Cómo andarán los Comités? (EXCLAMACIONES DE: "¡Bien!") ¿Se habrán dormido sobre los laureles? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Habrán bajado la guardia? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") Por lo que se ve aquí, ¡ni se han dormido ni han bajado la guardia! (APLAUSOS.)
Y también siempre tenemos algunas otras pequeñas sorpresitas nosotros, como es el caso de que hoy no se oye bien aquí en la tribuna y, por lo tanto, los compañeros que están más cerca pues tendrán que leer en el periódico muchas de las cosas que se digan aquí; habrá que hablar por señas con ellos (EXCLAMACIONES). Pero parece que por allá abajo se oye bastante bien (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!"). Debe ser algún problema de los especialistas en cuestiones de altoparlantes. Pero bien, lo importante es que ustedes puedan oír bien (APLAUSOS).
(Una compañera del público le pregunta: "Fidel, ¿usted nos oye a nosotros?")
Yo sí, ¡cómo no! Tienes una voz magnífica, fuerte y clara, ¡una voz de Comité de Defensa de la Revolución! (APLAUSOS.)
Si los Comités no han bajado la guardia, eso es una cosa muy buena. Ni los Comités pueden bajar la guardia ni la Revolución puede detener su vigorosa marcha.
Cinco años cumplen hoy los Comités, y cinco años son cinco años. Y cinco más dos, son siete años. Es decir que pronto la Revolución —que es un poquito mayorcita que los Comités— cumplirá también su VII aniversario (APLAUSOS). Y han sido siete años de un tremendo esfuerzo —nadie podría negar eso—, de un esfuerzo más o menos fructífero, no todo lo fructífero, tal vez, que todos habríamos deseado. Creo que nunca podremos ni debemos sentirnos satisfechos de lo que se haya hecho. Pero de algo debemos estar muy convencidos, y es de que una revolución no permite ni tregua ni descanso.
El trabajo de siete años nos ha traído muchas cosas, sin embargo, cuánto más tendremos que esforzarnos, que trabajar y que luchar en los años venideros.
La organización alcanzada por nuestro pueblo, su nivel de conciencia política y revolucionaria, de lo cual es una prueba —entre otras muchas— este mismo acto, es sin duda impresionante; sin embargo, en los años venideros debemos esforzarnos por organizar aún mejor nuestras fuerzas, emplear aún mejor nuestras energías, lograr aún mayores frutos.
Muchas cosas nos faltan todavía por realizar. En estos primeros años de la Revolución, primero fue defender la Revolución misma, resistir las agresiones y seguir adelante; eso fue lo más importante. El pueblo ha tenido que trabajar, crear, organizarse sobre la marcha, en medio de las dificultades.
Los más exigentes siempre piensan que todo no se ha hecho perfecto. Que todo no se ha hecho perfecto, lo sabemos todos; que todo se puede hacer mejor, lo deseamos todos. La diferencia entre el exigente consciente y el exigente inconsciente es que, por lo general, el inconsciente cree que las cosas son fáciles, cree que las dificultades no existen, y le achaca a la incapacidad, o a la maldad, o a la mala fe de los hombres si las cosas no marchan mejor; el exigente consciente sabe que las dificultades existen, sabe que nada se logra sin mucho esfuerzo, sin mucho aprendizaje, sin mucha experiencia; el hombre consciente no se imagina que las cosas son fáciles, porque las cosas parecen tanto más fáciles muchas veces cuanto menos revolucionario se es, las cosas parecen más fáciles cuanto menos se ha visto el hombre muchas veces en la necesidad de resolver los problemas. Y las cosas son como son y aparecen tal como son en la medida en que los hombres se enfrentan a las dificultades y a los problemas y tratan de resolverlos.
En estos años de Revolución el aprendizaje ha sido amplio, y nuestra Revolución en muchas cosas se mira como un ejemplo. Sin embargo, hay problemas no resueltos todavía por nuestra Revolución. Me refiero no solo a problemas de orden material; problemas de orden material hay muchos todavía no resueltos por la Revolución.
Para tomar un ejemplo bien claro: el problema de la vivienda es un problema no resuelto todavía por la Revolución, un problema que ni siquiera la Revolución ha podido comenzar a resolver seriamente, y un problema que la Revolución tiene que resolver cuanto antes, y tiene que comenzar cuanto antes a resolver seriamente (APLAUSOS), por cuanto es un factor de carácter social importantísimo, que además influye extraordinariamente en la economía y en la producción.
Los que han estudiado las necesidades de vivienda de nuestro país calculan que para satisfacer, digamos, en el año 1975, es decir, tener satisfechas para esa fecha las necesidades de viviendas de nuestra población, que para esa fecha la calculan en aproximadamente 10 millones de personas, se necesita construir 1 200 000 viviendas. Para construir 1 200 000 viviendas, hay que construir aproximadamente 100 000 viviendas por año. Para construir 100 000 viviendas por año, con los métodos actuales, harían falta aproximadamente 2 millones de toneladas de cemento solo para viviendas. La producción de cemento que había en nuestro país al triunfar la Revolución alcanzaba apenas la cifra de 800 000 a 900 000 toneladas por año para todas las necesidades de construcción.
Se construye una planta en Nuevitas, se comenzará rápidamente a construir otra en la provincia de Las Villas, mas todavía no será suficiente. Y una nueva planta deberá ser construida antes de 1970 para alcanzar en esa fecha la cifra de 2 millones de toneladas. Y, sin embargo, 2 millones de toneladas sería lo que significaría para construir por año las viviendas que necesitaría nuestro país para satisfacer sus necesidades reales.
Para el año 1970 tendremos los 2 millones de toneladas. No podremos invertir esas toneladas simplemente en construir viviendas; infinidad de necesidades existen y se ven por todas partes. ¡Cuántas escuelas, por ejemplo, no hacen falta! Tenemos incluso los problemas de locales, debido a lo cual hay casos de niños que tienen que esperar hasta tener seis años para ir a la escuela; incluso ha proliferado cierto tipo de escuela privada, donde algunas familias mandan a los niños que todavía no tienen esa edad, sencillamente por un problema de falta de locales para escuelas.
Sin embargo, será necesario encontrar los medios de poder construir esas 100 000 viviendas por año acudiendo a determinadas técnicas. Y en ese sentido los técnicos del Ministerio de Obras públicas están trabajando con extraordinario interés, a fin de resolver ese problema no solo con cemento; es decir, con mucho menos cemento que estas construcciones tradicionales. Y están desarrollando, por ejemplo, algunas técnicas, partiendo del barro, para hacer algo todavía más fuerte que el ladrillo y que puede servir de recurso material para las construcciones de viviendas que llevan el mínimo de cemento. Y, desde luego, implica esto la solución de uno de los problemas más difíciles, que es el problema del techo.
Las necesidades de viviendas existen en todas partes, en la ciudad y en los campos. Y nosotros tenemos la seguridad de que esos compañeros, con el esfuerzo que están haciendo, van a dar con la solución adecuada, y podremos comenzar lo más rápidamente posible para tratar de alcanzar esa cifra de 100 000 viviendas por año que necesitaremos para poder resolver de una manera real nuestras necesidades (APLAUSOS). Ellos están estudiando la manera de hacer incluso edificaciones de varias plantas, para hacer las paredes de ese material, aunque naturalmente en ese caso el armazón del edificio debe ser construido con cemento y con cabillas.
Pero es un problema que a nuestro entender tiene solución, y tenemos la seguridad de que le encontraremos solución y lo resolveremos.
Les ponía este ejemplo de nuestras necesidades de orden material, soluciones todavía por hallar, pero puedo citar otros: el problema de los caminos en la agricultura. Un impresionante desarrollo agrícola está teniendo lugar en nuestro país. Los que han salido a los campos, los que han tenido oportunidad de realizar algún tipo de trabajo voluntario, saben el enorme esfuerzo que el pueblo está haciendo en la agricultura. Todo eso requiere un desarrollo también no solo de viviendas, sino de caminos; no hacemos nada con producir enormes cantidades de productos en nuestros campos si no tenemos los caminos para poder extraer esos productos, si no desarrollamos un sistema de comunicación acorde con ese desarrollo. Pues bien: según los cálculos de los compañeros que trabajan en el frente de la agricultura, se estima la necesidad de hacer unos 100 000 kilómetros de caminos en el campo, ¡cien mil kilómetros son cien mil kilómetros! Vuelvo a usar aquí este método para recalcar la importancia de determinadas cifras. Y ello requiere un esfuerzo también grande en equipo y un trabajo de consideración.
Es decir que como consecuencia misma de nuestro desarrollo nos enfrentamos en los años venideros a enormes tareas, nos enfrentamos en los años venideros a un enorme trabajo de tipo económico y social. Y, desde luego, nos aprestamos para abordar esas tareas y cumplir esas tareas. Pero para ello será necesario que nuestras fuerzas estén todavía mejor organizadas, será necesario que nuestros recursos humanos y materiales, y nuestros recursos naturales, sean todavía mejor empleados.
Para resolver estas tareas de orden material, será necesario también resolver otros problemas de orden institucional, abordar otras tareas de orden no material, sino institucional, y que tienen una importancia muy grande para la marcha futura de la Revolución.
Nuestro aparato estatal, por ejemplo, al surgir en medio de la Revolución como creación nueva que habría de sustituir el viejo aparato administrativo del Estado, ha adolecido, naturalmente, de todas las deficiencias que una cosa nueva y compleja como esta trae consigo inevitablemente. Pero se ha estado realizando, sobre todo en los últimos tiempos, un esfuerzo muy considerable para mejorar la eficiencia del aparato administrativo del Estado. Y en algunos de esos aparatos se ha avanzado ya considerablemente, en otros no. Algunos, desde luego, de suma importancia, han desarrollado un considerable nivel de organización y de eficiencia.
Unido a esto, el esfuerzo por ponerle fin al fenómeno, o al vicio del burocratismo, es decir, lo que llamamos burocratismo, que es esa hipertrofia de los aparatos administrativos, de esa acumulación en tipos de empleos de esa índole. Y se ha estado trabajando intensamente, sobre todo desde que terminó la zafra, a lo largo y ancho de la isla, en el plan de lucha contra el burocratismo que se va llevando a cabo de la mejor manera posible, y sobre todo con vistas a utilizar todo ese personal que ha estado situado en exceso en el aparato administrativo, para capacitarlo y para prepararlo. Se han estado organizando las escuelas y se ha estado avanzando considerablemente en ese sentido; y se seguirá avanzando. Y ya se observa, por lo pronto, que hubo un verdadero freno en ese torrente creciente que llevaba al camino de las oficinas y de los ministerios. Y esto es una esperanzadora realidad.
Mas los problemas no existen de una manera aislada en medio de la sociedad. Nosotros nos hemos preguntado qué relación hay entre ese freno que se ha establecido al burocratismo y el hecho de que sean cada vez más las cartas que se reciben en nuestras oficinas —vamos a decir las oficinas del Palacio, que nosotros las hemos compartido con el compañero Presidente, porque hay algo de lo cual me siento muy satisfecho y es que aquí había una oficina, un premierato, y en realidad tengo la satisfacción de que todo ese gasto de cerca de un millón de pesos pues le fue ahorrado a la república suprimiendo aquellas oficinas que no producían absolutamente nada (APLAUSOS).
Y a las oficinas del Palacio presidencial llegan numerosas cartas todos los días sobre distintas cuestiones, distintos problemas, y un grupo muy esforzado de compañeros y compañeras estudia esas cartas. En esas cartas se ha revelado, en los últimos tiempos, un aumento de los casos de personas que plantean su situación de este tipo de problemas: casos de personas que, por ejemplo, se han quedado viudas, que eran esposas de un hombre que trabajaba en una máquina de alquiler, o que trabajaba, digamos, como carpintero, por cuenta propia, y que, como consecuencia, al morir, se han quedado en el mayor desamparo; madres de seis, siete y ocho hijos, en una situación desesperada. Porque en el tipo de tarea que desarrollaban, que no pertenecían a una empresa, a un centro obrero, pues no estaban incluidos dentro de los beneficios del retiro o de la pensión, que constituye una ayuda para la familia en esos casos. Y repito que el número de cartas hablando sobre esos problemas se fue incrementando mes por mes en los últimos meses.
Nosotros nos preguntábamos: ¿Tendrá esto alguna relación con el hecho de que se ha puesto un freno al incremento burocrático? Es posible que eso haya tenido alguna influencia. Otros casos son los casos de trabajadores también por su cuenta, como casos de choferes de alquiler, que el carro se les va poniendo viejo hasta que ya no resulta un instrumento útil de trabajo y surge el problema.
El incremento de este tipo de necesidades nos llevó al propósito de hacer una investigación, sobre todo en esos casos de la familia. Desde luego que se han creado numerosas escuelas donde, cada vez que se presenta una situación de este tipo, trágica y difícil, inmediatamente se facilitan becas para los niños de familias que han quedado en una situación de este tipo. Pero eso todavía no es suficiente, porque necesitan vivir.
Y nosotros hemos estado pensando también en encontrar una solución de tipo económico a todos esos casos, creando determinados centros de trabajo donde puedan esas personas realizar un trabajo y ganarse la vida aunque su productividad no sea muy alta; porque si la productividad es de 500 pesos o de 1 000 pesos al año, eso de todas maneras incrementa la economía del país en 1 000 pesos; aunque, desde luego, sea una productividad baja, eso es preferible a ninguna productividad.
Y también creemos, y en ese sentido estamos dando los pasos pertinentes, de que en nuestro Estado socialista, en nuestro país socialista, si bien es cierto que en estos tiempos —en que tenemos que invertir nuestros recursos en instrumentos de trabajo y en fábricas y no en lujos— habrá cosas que no se puedan obtener, debe ser un principio esencial que no exista una sola persona desamparada en el seno de nuestra sociedad socialista (APLAUSOS).
Ciertamente, ciertamente que en nuestros campos desapareció por completo el desempleo; cierto que más de medio millón de personas están trabajando, que no estaban trabajando antes de la Revolución. En las ciudades no ha sido tan fácil de encontrar el empleo absolutamente para todos; pero con la incorporación de la mujer a numerosos trabajos, estamos encontrando también la vía para resolver, en parte, este problema. Pero el empleo pleno no es suficiente, el empleo pleno no significa la satisfacción de las necesidades de todos y cada uno de los individuos de un país.
Puede haber familias donde con tres o cuatro trabajando en la familia, el ingreso sea de 500, 600 pesos, pero puede haber casos de mujeres que se queden viudas con siete u ocho hijos sin ninguna pensión, y que aun trabajando no sería suficiente, puesto que con el trabajo de una mujer resulta sumamente difícil poder mantener una familia de siete u ocho hijos (APLAUSOS).
Pues bien, será necesario que nos preocupemos y nos esforcemos todos para que no exista uno solo de esos casos; será necesario que hagamos las escuelas que sean necesarias; y será necesario, incluso, también, que hagamos llegar la ayuda del país a cualquier caso de cualquier persona que se vea en verdadero y real desamparo (APLAUSOS).
¿Cómo podríamos nosotros considerar que hemos llegado a un estado social justo por el simple hecho de que la mayoría, o incluso la inmensa mayoría de las personas tengan resueltos sus problemas? ¡Mientras haya una sola persona que no lo tenga resuelto, no podremos decir que nuestra sociedad es absolutamente justa! (APLAUSOS.)
(DEL PUBLICO LE DICEN ALGO.)
Ahí parece que tenemos un caso de esos, pero no lo vamos a tramitar aquí (EXCLAMACIONES). Bueno, pues hablamos. Me lo pones en un papel ahí y me lo traes aquí, me dices la dirección y yo te mando a citar (APLAUSOS y EXCLAMACIONES DE: "¡Fidel, Fidel!").
Quería decirles que todos debemos tener conciencia de la obligación, del deber, de preocuparnos por todas estas cuestiones.
Ahora bien, les decía que en nuestro país se está realizando un esfuerzo grande por perfeccionar el aparato administrativo y que se han logrado considerables avances ya en algunos de ellos, y en otros todavía no, pero nos proponemos que no quede ni uno solo, ¡ni uno solo!, donde no se sientan, donde no se vean los frutos de este esfuerzo de superación.
Por cierto que por ahí andaba uno de esos aparatos del cual hablé el año pasado, cuando hablaba de otra institución que está también al cumplir los cinco años. ¿Saben cuál? (DEL PUBLICO LE DICEN: "La reforma urbana.") ¡La reforma urbana, que es hermanita casi gemela en cuanto a la fecha del nacimiento de los Comités de Defensa! Y es una cosa buena, pero que ni creció ni se desarrolló, ni se superó como se superaron los Comités de Defensa (APLAUSOS).
Habría que decir —en forma de una especie de autocrítica administrativa de todos nosotros— que es increíble cómo ha persistido durante tanto tiempo esa basura que era ese organismo (APLAUSOS y EXCLAMACIONES) tan escandalosamente incapaz, tan escandalosamente ineficiente. Y solo se puede explicar en medio de todas las tareas, a veces de vida o muerte, que esta Revolución ha tenido que abordar, para que viniera, casi al cabo de cinco años —cuando empezamos a preocuparnos seriamente cómo se iba a tramitar todo el problema de la entrega del derecho gratuito a usufructo de las viviendas a los moradores que estuviesen beneficiados por esa Ley— a terminar en medio de un caos administrativo. Porque las cosas más absurdas, los métodos más absurdos, más erróneos, más estrafalarios, son los métodos empleados por este organismo, donde al fin y al cabo se ha venido a saber que había una considerable cantidad de elementos contrarrevolucionarios (APLAUSOS).
Fueron incapaces o no quisieron crear siquiera un eficiente equipo de cobro. En muchas ocasiones muchas personas iban a pagar y las mandaban de un lugar para otro y de otro para otro; en muchas ocasiones no llevaban ni la relación de los que habían pagado y los que no habían pagado, montones de recibos almacenados. Y una situación verdaderamente caótica es la que está tratando de superar el compañero ministro de Justicia, compañero Yabur (APLAUSOS), a quien el Gobierno Revolucionario ha responsabilizado con esta durísima tarea de desenredar todo ese enredo que había allí, y hacer posible que al cumplimiento de la Ley, todos aquellos que realmente han cumplido, reciban los beneficios y que ni por equivocación haya ninguno que los reciba sin haber cumplido (APLAUSOS).
Pero en fin, al cumplirse estos cinco años de la Ley habrá un buen poco de menos trabajo en ese orden, desde el momento en que ya una gran parte de la población no tenga que pagar por la vivienda.
Había en la ley la idea de un pequeño impuesto para nutrir el fondo de aquellos casos de familias afectadas por la Ley que, si sus ingresos estaban por debajo de determinados límites, habrían de recibir una pensión. Pero en realidad creemos que un pequeño impuesto no es nada y no resuelve nada, y en realidad va a dar más trabajo que ingreso un pequeño impuesto de ese tipo.
Creo que se puede perfectamente atender las obligaciones con aquellas personas que, afectadas por la ley, no tengan ningún otro ingreso, o el ingreso que posean por otro concepto sea tan pobre que necesiten recibir la pensión, o seguir recibiendo lo que se les estaba pagando como personas afectadas por la ley.
Como ustedes saben, en este hecho de la reforma urbana se juntaban los casos de los que tenían 3 000 casas con los que tenían una casa alquilada, porque durante mucho tiempo aquí alguna persona cuando reunía un dinerito lo invertía en una casa para tener una rentica, y muchas de esas personas fueron afectadas por la Ley; claro que la ley no iba contra esas personas, iba contra los "casifundios" —o "casifundistas", no sé como le llamaban a esa gente—, pero resultaban afectadas, de todas maneras había muchas personas de esas que ni siquiera cobraban, tenían una casita y ni le pagaban. Por lo menos, después que se aplicó la Ley de Reforma Urbana lejos de ser afectados fueron más bien beneficiados que afectados, porque empezaron a cobrar (DEL PUBLICO LE DICEN ALGO). Creo que ahí hay un caso (RISAS).
Y, en fin, se cumplirá la Ley en la parte que se refiere a continuar pagándole alguna forma de pensión a las personas que no tengan otros recursos que esos que provenían del pago como indemnización de la reforma urbana. Y no se establecerá ningún pequeño impuesto. Ese problema de los impuestos es, en cierto sentido, una vieja concepción capitalista, ¡capitalista! ¿Qué quiere decir eso? ¿Que no hace falta la contribución de una parte de la producción para los gastos sociales? No. De todas formas una parte de la producción nacional tiene que invertirse en hospitales, en escuelas, en caminos, en centros de investigaciones, en industrias, en fin, en una serie de cosas; una parte del producto nacional tiene que dedicarse necesariamente a eso. Pero el sistema del impuestico, de medio centavo un sellito, dos centavos una cajita de esto, a una botella de ron tanto y más cuanto, es netamente un método capitalista de recaudación, porque en el socialismo hay otros métodos mucho más sencillos y más fáciles. Porque si esa botella valía 20 centavos más con el impuesto, pues sencillamente se vende a 20 centavos más y desaparece el concepto del impuesto. La recaudación se hace por distintas vías y, sobre todo, no solo por los ingresos de las fábricas o de la agricultura, sino esencialmente a través del aparato de comercialización.
Hay algunos que a veces no entienden algunos problemas de precios. Hay algo que, por ejemplo, no es muy popular: los precios altos en determinados centros de consumo. Y yo quiero hablar sobre esto aunque sean dos palabras, he tenido una experiencia en realidad interesante sobre esto: hubo un tiempo en que la escasez daba lugar a que hubiera muy pocos restaurantes abiertos, incluso muchos trabajadores de esos centros se veían en una situación de intranquilidad como consecuencia de la falta de mercancías o de productos y, al parecer, a la falta de porvenir en el giro gastronómico, digamos. Y se comenzaron a abrir restaurantes, y nuevos restaurantes y, naturalmente, todos veían con satisfacción que se abría uno y otro, porque era una evidente prueba de que había una preocupación por esas cuestiones y de que la situación mejoraba. Pero por las necesidades de una distribución equitativa se daba el hecho, lógicamente, de que existiendo una libreta para las compras que tenía que hacer la familia, en un restaurante en cambio no se exigía libreta para ir allí a comprar, o para comer en un restaurante. Ocurrió aquí en un tiempo que había alguna de esa gente que había acumulado mucho dinero, y todos los días iban a un restaurante de esos de los de lujo a comerse un filete; entonces, había dos cosas: o se cerraba el restaurante y con ello el centro aquel de trabajo; o se mantenía el restaurante como un centro de recaudación —eso era lo difícil de entender—, ¡como un centro de recaudación!
Si se bajaban aquellos precios, el resultado iba a ser que los que tenían mucho dinero, además de su libreta, iban a poder comer todos los días carne comprándola más barata. Si los restaurantes existían, si existían algunos incluso lujosísimos, ¿qué íbamos a hacerles? Había que mantenerlos y utilizarlos para emparejar. Porque cuando no haya tanto dinero excedente en la calle, entonces será mucho más fácil irnos librando de la libreta; no hay que olvidar que el dinero que se les recoge a los que tienen en demasía ayuda a que los que tienen menos puedan encontrar en la calle esos mismos productos que aquellos compran con sus excesos de dinero (APLAUSOS).
Creo que eso es un principio económico elemental que las masas comprenden. Ahora bien: lo que debemos hacer como política de desarrollo de estos centros de consumo social es no desarrollar restaurantes de lujo; restaurantes buenos sí, higiénicos, bonitos, pero del tipo de restaurantes de pastas y de los tipos de Mar-INIT, o como un restaurante de conejos que se va a abrir, y cosas por el estilo, de los cuales podremos abrir, de carácter más bien popular. Pero, claro está, en el restaurante la comida nunca valdrá lo que vale en un comedor obrero; en un comedor obrero se cobra el costo exclusivamente de la alimentación, en un comedor escolar se cobra en algunos casos un poco más del costo, y en muchos casos se sirve gratuitamente la comida a los hijos de las familias que no pueden, no disponen de los recursos para pagar lo que consumen los niños en un comedor escolar.
Y así por el estilo. Hay algunas cosas que la gente al parecer no entiende. Y, claro, quisieran que les regalaran las cosas en los restaurantes, y los restaurantes son centros de consumo social; en las playas tenemos el criterio, como servicio social, de los menores precios posibles; los centros de consumo social son centros de recaudación y los precios, naturalmente, son y deberán ser —al menos hasta que lleguemos al comunismo— precios más altos de los que se cobran en un restaurante de consumo obrero (APLAUSOS).
¿Qué más quisieran los compañeros que trabajan en ese organismo que vender más barato? Vender más barato siempre es más simpático. ¡Ah!, ¡pero qué pocos defensores ha encontrado en el seno del Estado ese organismo, donde se recauda mucho del dinero que se invierte en escuelas, donde se recauda mucho del dinero que se invierte en la economía del país, donde se recauda mucho del dinero que se invierte en hacer comedores para los obreros, o en hacer hospitales, o en ayudar a esa familia necesitada que se quedó huérfana! (APLAUSOS.) ¡Qué pocos defensores ha tenido!
En ocasiones, de repente, sí, nosotros vimos en un periódico humorístico nuestro una crítica feroz al INIT, porque salió un queso que se alargaba un poco, que parecía un chicle. Y parecía que la culpa la tenía el organismo; y la culpa no la tenía ese organismo, la tenía otro, que era el encargado de producir el queso, y que de repente se quedó sin queso, ese organismo un día se quedó —lo voy a decir— sin queso, sin perros calientes, sin croquetas, sin pescado, sin carne, es decir, años desarrollando una política y de repente aquel porque va a hacer una reestructuración lo dejó sin queso, y aquel por lo otro lo dejó sin croquetas, y el otro lo dejó sin pescado y prácticamente lo dejaron sin nada. Los demás organismos, siempre que tenían un problema se olvidaban de que cuando faltaba aquel ingrediente allí iban a crear un problema en un centro de consumo social creado por la Revolución, y que iba en detrimento de la Revolución, y que no nos gusta a ninguno de nosotros, a ninguna persona que tiene sentido de responsabilidad le gusta que lo que ande bien empiece a marchar mal; y que cuando se logra que algo marche bien, que marche si quiere cada vez mejor pero nunca peor del nivel que ha alcanzado (APLAUSOS).
Y las críticas caían sobre un organismo. Digo con toda sinceridad que le hicieron una crítica despiadada y, además, injusta. Fue necesario hablar con cada uno de los suministradores de ese organismo para recalcarles la importancia económica y la importancia social que tenían los centros de consumo social, para que tuvieran la preocupación de no dejarlos desmantelados de la noche a la mañana de algunos productos con los que han establecido determinada línea de producción. Un análisis superficial, y ¡puf!, inmediatamente a echarle la culpa a algún organismo; en este caso, echarle la culpa al que menos culpas tenía.
Otros han hecho otra política. ¿Qué han hecho las JUCEI en algunos lugares? Y conste que yo soy un defensor de las JUCEI, conste que soy un defensor del desarrollo de la administración local como una necesidad. Pero, ¿qué hacían las JUCEI? Allí estaba un restaurante del INIT, con los precios estándar, que no eran precios regalados pero que tampoco eran precios tan caros, en virtud de esta política que les estoy explicando.
Venían los de las JUCEI y le ponían al lado un "restaurancito" a vender mucho más barato, en una competencia con el otro organismo. Porque, claro, es muy simpático vender barato; y entonces todo el público: "Ya ven ustedes, ¡qué administrador de JUCEI más bueno, qué consciente, qué barato vende; mira esa gente qué caro venden, qué atraco!" Y se formaba este tipo de política "populachera" —yo diría—, pero no de política revolucionaria; porque ninguno de nosotros, ningún administrador consciente, ningún revolucionario consciente, le negaría jamás al pueblo lo que le pudiera dar al pueblo. ¡pero sería un engaño y una demagogia querer dar más de lo que se puede dar!
Y nosotros queremos dar más. Cuando hablamos de socialismo y cuando hablamos de elevar la producción, es porque queremos dar más. Y cuando hablamos de comunismo, es porque soñamos en el día en que podamos darles a todos todo lo que necesiten y todo lo que puedan consumir (APLAUSOS).
¿Dónde se producía principalmente ese tipo de incomprensión? ¿Acaso en el central azucarero? ¡No! ¿Acaso allá en los cafetales? ¡No! ¿Acaso en los campos de caña? ¡No! Desgraciadamente, todavía no hemos podido llevar a los campos restaurantes, ni lujosos, ni medianamente modestos, ni de ningún tipo. Desgraciadamente no hemos podido llevar una cafetería a cada central azucarero, donde se producen muchas de las divisas del país; ni la hemos podido llevar a los campos de caña; ni la hemos podido llevar a las montañas donde se recoge el café o se produce madera. No. Muchas de esas cosas existían propiamente en algunas ciudades, y principalmente en la capital.
¿Los que no comprenden eso son, acaso, los obreros que tienen un comedor en su fábrica y saben el tipo de comida que les dan y por el precio que se la dan? ¡No! Por lo general son incomprensiones pequeñoburguesas y, además, burocráticas; porque son los que, al fin y al cabo, disponen de un poco más de recursos para disfrutar de un poco de más cosas que los demás. Y en nuestra capital —hay que decirlo—, a veces por desorientación, a veces por falta de aclaración, o a veces por demagogia o por incomprensión, es donde se produce este tipo de incomprensiones que podamos llamar pequeñoburguesas y burocráticas.
Y muchas veces esas gentes que son tan incomprensivas para esas cosas son las que menos se aficionan por el socialismo o se aficionan por el comunismo. Y en realidad, si todo lo quieren gratis, debieran trabajar más que nadie para llegar más pronto al comunismo (APLAUSOS). Porque solo hay una manera de llegar a tener todo lo que necesitemos y nos haga falta, y es elevando la producción, produciendo todos estos bienes en cantidades más que suficientes para eso, más que suficientes para satisfacer todas nuestras necesidades.
Y no hemos llegado al comunismo, y estamos todavía lejos del comunismo, aunque tengamos algunas cosas comunistas, como es la educación absolutamente gratuita, las becas absolutamente gratuitas, los hospitales, los servicios hospitalarios nacionales absolutamente gratuitos, la vivienda, que va a ser para muchas personas absolutamente gratuita. En realidad, son unas cuantas cosas que pudiera decirse que pertenecerían a una etapa propiamente comunista. Porque la fórmula comunista casi todos ustedes saben que es que cada cual dé según su capacidad y reciba según sus necesidades; y la fórmula socialista: que cada cual dé según su capacidad y reciba según su trabajo, es decir, según su contribución, no según sus necesidades. Y estamos en el camino del socialismo; todavía no hemos llegado al comunismo, y, sin embargo, tenemos muchas cosas que se reciben según las necesidades. Pero es imposible que las tengamos todas.
Llegará el día en que la abundancia de bienes nos permitirá más y más, bien aumentar los salarios, o bien rebajar los precios. Nosotros nos inclinaríamos no por la política de rebajar los precios, sino de mejorar el salario, cuando las circunstancias lo permitan, a aquellos que están peor pagados dentro de la sociedad (APLAUSOS). Porque cuando tengamos determinadas cantidades de recursos económicos excedentes, ¿qué sería mejor? ¿Bajarle 10 centavos a un producto que va a beneficiar a todos, al que gana mucho o al que gana poco? ¿O sería mejor aumentarle la pensión a un obrero azucarero de esos que todavía están recibiendo 40 pesos y que no les alcanzan? (APLAUSOS.) Creo que cualquier persona con un elemental sentido de justicia o equidad diría: "Mejor es que se mejore aquella pensión a aquel anciano o a aquella anciana, o se le mejore el salario a aquel que hace un trabajo tan duro y gana todavía tan poco, o que se mejore el salario de los que están trabajando en determinados sectores que son decisivos para la economía." Y todas estas cosas y todos estos criterios deben ser los criterios que imperen en las soluciones de nuestros problemas.
(DEL PUBLICO LE DICEN ALGO.)
Bueno: pero cualquiera comprende que, si 1 000 solicitan una entrevista ahora, se acaba el acto; y necesito por lo menos un cerebro electrónico o algo así para poder atender todo eso.
Ahora: acuérdense que estamos hablando de los problemas generales. Vamos a tratar de mirar hacia lo general precisamente para que disminuya el número de problemas individuales (APLAUSOS). Por eso estamos hablando de la necesidad de perfeccionar nuestros aparatos, de perfeccionar nuestros organismos, y del esfuerzo que en ese sentido debemos realizar.
Pero para llevar a cabo todo esto es necesaria la presencia, cada vez con más autoridad, cada vez con más prestigio y cada vez con más eficiencia, de nuestro Partido (APLAUSOS).
Nuestra Revolución tiene necesidad de concluir la organización, en todos los niveles, del Partido. Nuestro Partido necesita, ya de su Comité Central, es decir, de la organización de su cabeza, de sus órganos dirigentes. Hasta ahora hemos tenido una Dirección Nacional; debemos constituir el Comité Central de nuestro Partido (APLAUSOS), donde estén presentes los más genuinos valores de la Revolución (APLAUSOS), y vayamos preparándonos para nuestro Primer Congreso, que deberá llevarse a cabo a finales del próximo año (APLAUSOS). Y algo más: debemos empezar a preocuparnos para elaborar la Constitución de nuestro Estado socialista (APLAUSOS).
En los próximos días se reunirá nuestra Dirección Nacional para discutir estas cuestiones y empezar a dar pasos muy firmes en este sentido.
En los próximos días se reunirán también todos los secretarios regionales de nuestro Partido y los presidentes de las JUCEI provinciales y los buroes provinciales, para discutir acerca del plan de organizar el poder local, como tarea de este año, a lo largo y ancho del país (APLAUSOS); para cambiar impresiones en lo que se refiere al funcionamiento de nuestro Partido y a las normas democráticas que deben regir en el seno de nuestro Partido y a las medidas que garanticen que con el método adoptado por nuestra Revolución de formar el Partido con la permanente participación de las masas, lleguemos a la aspiración de tener ya nuestro aparato político plenamente organizado, funcionando y actuando plenamente, y que ese Partido sea la representación más cabal de las masas trabajadoras de nuestro país (APLAUSOS).
Son estos los aspectos de orden institucional que nos veremos en la necesidad de abordar en los próximos tiempos para que la administración de nuestro Estado, la organización de nuestro Estado, los fundamentos democráticos de nuestro Estado y el basamento institucional de nuestra Revolución, puedan también ser presentados como ejemplo de espíritu creador y revolucionario, y los que se interesan en todo el mundo por las cuestiones de Cuba, por las cuestiones de la Revolución, encuentren la más cabal respuesta en lo que se refiere a todos los aspectos y a todos los ámbitos de nuestra Revolución.
Deberemos atender, de una manera eficaz, todos los frentes de trabajo, tanto interno como externo, y no deberá quedar un solo aspecto del trabajo revolucionario que no sea atendido y estudiado por las comisiones de nuestro Partido, de manera que no quede una sola "pata coja" en nuestra Revolución, de manera que no quede ninguna rueda suelta, y de manera que todo sea atendido de una manera sistemática y eficaz.
A lo largo de este proceso hemos llegado a las condiciones y a las circunstancias en que podemos —y es nuestro deber— aspirar a eso.
A comienzos del próximo año tendremos ya un evento de suma importancia, que es la Conferencia Tricontinental (APLAUSOS). ¿Quiénes se reunirán? Se reunirán los representantes de los movimientos antimperialistas y revolucionarios de los tres continentes: Asia, Africa y América Latina (APLAUSOS).
Como nos decía con mucho acierto el compañero Ben Barka, será la primera vez en la historia que hagan contacto en una conferencia de este tipo los representantes de los movimientos revolucionarios de estos tres continentes. Y sin duda que ese evento tendrá mucha importancia, sin duda que ese evento tendrá mucha repercusión en el seno de los movimientos antimperialistas y revolucionarios, en el seno de los que luchan contra el imperialismo, de los que luchan por la liberación nacional en estos tres continentes, que han sido el escenario de la peor especie de explotación, de esclavitud y de colonialismo.
Y nosotros debemos prepararnos dignamente para ese evento, nosotros debemos prepararnos dignamente para ser el escenario de ese evento de carácter internacional, y debemos saludarlo con nuestro esfuerzo en todos los sentidos y en todos los frentes, para que nuestro país y nuestra Revolución sean dignos de poder recibir en su seno, de manera hospitalaria, y ser sede de esa Conferencia Tricontinental (APLAUSOS).
Naturalmente que hay muchos temas sobre los cuales podríamos hablar esta noche, hay muchas cuestiones de actualidad, sobre todo en el orden internacional, pero en días próximos pensamos volvernos a reunir con los representantes de nuestro Partido, con los representantes de todos los núcleos de nuestro Partido, en un acto público donde se le dará posesión al Comité Central de nuestro Partido (APLAUSOS). Y espero que en esa ocasión la voz me ayude un poco más que hoy, para tratar esas cuestiones y otras más.
También en esa próxima ocasión hablaremos al pueblo del compañero Ernesto Guevara (APLAUSOS PROLONGADOS). Los enemigos han echado a rodar muchas especulaciones y muchos rumores, en ocasiones confundidos, en ocasiones tratando de confundir, en otras ocasiones sembrando la insidia, y si está aquí, si está allá, si está vivo, si está muerto. Y nosotros vamos a leer un documento del compañero Ernesto Guevara (APLAUSOS), que explica su ausencia en estos meses. Eso en ese acto al cual me refiero (EXCLAMACIONES DE: "¡Ahora!"). Ahora no, porque no traigo el documento aquí, y simplemente les anuncio eso, ¿o ustedes no me entendieron bien? (EXCLAMACIONES.) Les decía que en esa ocasión íbamos a leer ese documento y a tratar de algunos de los temas que por razón de circunstancias, entre otras tener un poco tomada la voz, pues no íbamos a abordar en el día de hoy, y lo íbamos a hacer con motivo de la reunión de nuestro Partido.
Los enemigos, ¿a qué se dedican en estos tiempos? ¿Qué piensan? Ustedes me veían aquí con papeles; ya ni los voy a leer, porque esto no es ningún documento, este era uno de estos boletines de noticias (EXCLAMACIONES). Sentí la tentación de leerlo (EXCLAMACIONES DE: "¡Que lo lea!"); era nada más que para que ustedes tuvieran una idea de lo despistados que están los enemigos de este país. Es de la revista "Times", de Estados Unidos (EXCLAMACIONES), y se titula: "Cuba. Rumores de creciente intranquilidad."
Dice: "La comunidad de exilados cubanos en Miami viven de esperanzas y pendientes de las versiones sobre su país. Hace seis meses circularon rumores sobre la misteriosa desaparición del Che Guevara, de 37 años, y durante mucho tiempo la figura más importante después de Castro en la jerarquía comunista de Cuba. La semana pasada el caso del Che pasó a segundo plano —ahora pasará otra vez a primer plano— ante una nueva cosecha de cuentos que hablaban de sabotajes y de intentos de asesinatos dentro de Cuba. Algunos eran dudosos, pero por lo menos otros se basaban en hechos. Pero todos insinuaban una creciente intranquilidad en la atribulada isla de Castro.
"Ramiro Valdés, ministro del Interior de Castro, hizo esta advertencia en un breve discurso por radio la semana pasada: 'Tenemos que luchar contra el espionaje interno —correcto—, contra el sabotaje —correcto, suscribo eso—, contra actos de terrorismo —son cada vez menos, prácticamente todas las organizaciones esas han quedado desmanteladas, buena parte con la ayuda de los Comités (APLAUSOS)—, contra actos de terrorismo y contra intentos de asesinato.' Según un informe hace unas semanas, saboteadores prendieron fuego a dos barcos PT cubanos en la bahía de Santiago. Otro informe dice que una batería antiaérea cubana derribó un transporte del ejército cubano en la creencia de que Castro iba a bordo." Sigue diciendo: "Es cierto que un avión fue derribado el pasado junio, pero, según Radio Habana, fue un ‘accidente’.
"Otro informe se refiere a una frustrada emboscada a una caravana de automóviles de Castro en la provincia de Pinar del Río y a una bomba colocada en una planta de energía eléctrica donde tenía que hablar Castro —¡qué miedo! La semana pasada se originó un rumor ampliamente difundido en Miami por el Directorio Estudiantil Revolucionario, que afirma tener contactos con el clandestinaje dentro de La Habana.
Según la historia, el 27 de julio Castro regresaba en automóvil desde Santa Clara y justamente había llegado a La Habana cuando un grupo de 'trabajadores' junto a la carretera sacaron sus armas, dispararon y mataron a un guardia y a un chofer (EXCLAMACIONES). Algunas versiones dicen que Castro fue herido, y otras que no.
"Todo esto puede explicar por qué Castro ordenó que los ciudadanos devolvieran las armas antes del 1ro de septiembre, y se empezó la purga de todos, excepto de los más firmes castristas de su gobierno. Castro dijo por radio: 'Cuando es posible tener un técnico revolucionario, tanto mejor. Pero si no hay técnicos revolucionarios para el cargo se debe llenar por un cuadro revolucionario, aunque no sea técnico. Es necesario tener una actitud revolucionaria respecto a esos problemas'."
¿Qué les parece? (EXCLAMACIONES.) ¿Qué les parece cómo piensan los "parolees"? Indiscutiblemente que o toman mucho (EXCLAMACIONES), o fuman mucho (EXCLAMACIONES), o fuman mal (EXCLAMACIONES). Creo que es una buena ocasión aquí, en este acto de los Comités de Defensa, reírnos un poco de nuestros enemigos. Y así viven, así se pasa la UPI y la AP mandando cables truculentos, terribles, algo terrible, algo tenebroso; siempre pasa algo para dar esa imagen de Cuba ante el mundo.
Hay algo con lo que nuestros enemigos hacen una campaña muy constante, pero algo además sucio y fraudulento: es con relación a las salidas del país.
Todos ustedes saben, porque en todos los barrios, en el que más y en el que menos —aunque ustedes no vivían por Miramar, mucho menos, y allá se fue casi todo el mundo, aquellos eran los barrios de la alta burguesía—, al que más y al que menos en el barrio se le fue un vecino, a veces más que un vecino, un pariente. Y todo el mundo sabe cómo salía la gente del país, cómo había dos aviones que salían mañana y tarde llevando señores a quienes les habían dado visas para Estados Unidos; porque trataron de llevarse médicos, maestros, técnicos, obreros calificados, trataron de desmantelar a este país de técnicos y el país resistió bajo la consigna de que "el que desee marcharse, que se marche". Nunca se le puso trabas a nadie. A la larga, en vez de hacernos un daño se lo estaban haciendo ellos, porque se llevaron de este país mucho lumpen y mucho vago, y una clase de elemento que ha organizado en Miami y en Nueva York, los garitos, los prostíbulos, los negocios de drogas y de narcóticos de todo tipo. Y, en fin, se llevaron a la "crema y nata" de lo peor de este país.
Cuando se dieron cuenta, ya habían dado permiso a más de 100 000 personas. Incluso, a raíz de las bolas de la "patria potestad" habían recibido muchos niños, que ciertas familias verdaderamente reaccionando de una manera idiota y dejándose confundir —desde luego eran familias no proletarias—, mandaron a sus hijos para irse luego. Cuando viene la Crisis de Octubre, los imperialistas cortaron los viajes totalmente; pero no solo cortaron los aviones, sino que trataron de interrumpir todas las líneas, presionaron sobre líneas de barcos, presionaron sobre líneas de aviones, para que nadie pudiera salir de Cuba. Y cuando incluso muchas familias habían mandado hijos o parientes, después ni aquellos podían venir ni estos podían irse.
y esa fue una política del gobierno imperialista de Estados Unidos; ellos, exclusivamente ellos, son los que han impedido salir o volver.
En cambio, ¿qué hacen? Promueven las salidas ilegales, las salidas clandestinas, cuando alguna de esa gente tiene un pariente allá, se va en un bote, o en un barquito, o en lo que sea. ¿Para qué? Para hacer una incesante propaganda contra la Revolución, para contar cosas terribles, tenebrosas. A ellos no les ha importado que más de uno se haya ahogado. ¡Eso les importa un bledo a los imperialistas, si les sirve para hacer propaganda!
Incesantemente UPI y AP y la prensa, y los imperialistas, han estado haciendo campañas con los que se van, cuando son ellos los que cerraron todas las vías. Y nosotros hemos meditado sobre esto: no se permiten las salidas ilegales, entre otras cosas, ¿qué se gana? Los riesgos que corren para reunirse alguna familia, o sencillamente porque no les gusta y quieren irse. Nosotros no obligamos, no tenemos por qué obligar absolutamente a nadie a que le guste nuestra Revolución, a que le guste el socialismo, a que le gusten nuestros ideales de una sociedad comunista. ¡Hay bastante pueblo que lucha por eso y está dispuesto a dar su vida por eso! (APLAUSOS.)
He ahí por qué nunca hemos cerrado las puertas. Pero, ¿qué ocurre? Han estado casi tres años haciendo propaganda fraudulenta y sucia con esos casos; incluso dicen que nosotros ametrallamos a los que quieren irse, y que hacemos horrores, cosas por el estilo. Pues bien: hay que ponerle fin de una vez a eso. ¿Cómo? Pues nosotros creemos que hay un buen medio. No somos nosotros los que nos oponemos a que los que se quieran marchar se marchen, sino los imperialistas. Y puesto que esto es así, nosotros incluso estamos dispuestos a habilitar un puertecito en algún lugar para que todos los que tienen parientes aquí no tengan que correr ningún riesgo, no tengan que exponer a sus familiares a riesgos de ningún tipo. Podríamos habilitar, digamos —por ejemplo—, el puerto de Camarioca, en Matanzas, que es uno de los puntos más próximos, para que todo el que tenga algún pariente le damos permiso para venir en el barco, sea quien sea, con todas las garantías, avisando con tiempo por correspondencia. Y si no puede, que se dirija entonces, la correspondencia la pueden dirigir al Ministerio del Interior, sí, para que tenga todas las garantías; y si quieren, 48 horas de permanencia en el puertecito, para que una vez allí les avisen a los familiares que los vienen a buscar y se los lleven por un medio seguro.
De manera que no somos nosotros los que tenemos que estar vigilando (APLAUSOS). Ahora se verá si somos nosotros los que no queremos, o son los imperialistas; si somos nosotros los que tenemos culpa de que se ahogue alguien tratando de llegar al "paraíso" americano, al "paraíso" yanki, que esta palabra —americano— se la robaron esos señores, porque esa palabra comprende también a todos los habitantes de este continente y no a ellos solos; quiénes son los que tienen la culpa, repito, de que alguien se ahogue tratando de llegar al "paraíso" yanki. Y que demuestre si son ellos o somos nosotros, dirigiéndose por carta al Ministerio del Interior, o bien dirigiéndose... Les podemos poner ya hasta una fecha; pienso que a partir del 10 de octubre se puede allí habilitar incluso algún albergue. No les vamos a cobrar ni la comida (APLAUSOS). ¿Para qué? Que lleguen allí y puedan estar hasta 48 horas, y los ayudamos a que les avisen a sus familiares y los trasladen a Estados Unidos. No somos nosotros los interesados en impedir que se vayan.
Pero algo más, nosotros podemos arreglar muchos barquitos de esos que tenemos, mejores que los que a veces usan, e incluso a los que quieran irse, por lo menos hasta donde nos permita ese tipo de embarcaciones, que se dirijan también al Ministerio del Interior pidiéndoles facilidades (APLAUSOS), y procuraremos que por lo menos se vayan en unos medios más seguros que los que en ocasiones han empleado.
Porque no somos nosotros, no hemos sido nunca nosotros, son los imperialistas los que han creado la imposibilidad y la dificultad, y utilizan eso de una manera cínica y canallesca para hacer propaganda contra la Revolución.
Esta es nuestra política. Nadie que quiera tendrá que irse escondido, ¡no!; les prestamos hasta un barquito para que se vayan. Entre los barquitos, no digo que les vamos a dar un barco de pesca, pero muchos de esos barcos que estaban por ahí, de lujo, o botes y cosas como esas que no estaban utilizadas. Entonces, que los esperen incluso en las proximidades, y pueden viajar sin peligro y sin riesgos de ninguna clase.
Ahora los imperialistas tienen la palabra; vamos a ver qué hacen o qué dicen (APLAUSOS).
Y esperamos que el pueblo esté de acuerdo con esta idea, con esta política (APLAUSOS y EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!" "¡Que se vayan!").
Ustedes ven, hay algunos que quieren irse, por las razones que sean, incluso porque tienen los familiares o porque sueñan con aquel paraíso. Pues bien, en aquel paraíso ya hay muchos que están locos por volver (EXCLAMACIONES); en aquel paraíso hay muchos arrepentidos a estas horas (EXCLAMACIONES), y no hay más que tener un poco de calma, no hay más que tener un poco de paciencia, ¡y cosas veremos! En los años futuros cuántos añorarán, cuántos llorarán por volver a pisar esta tierra que han traicionado y que han despreciado (APLAUSOS).
Nosotros sabemos cómo piensan muchos ya, nosotros sabemos bastante bien cómo piensa mucha gente allí, y sabemos qué atraviesa por su ánimo; y por eso tienen que alentarse de esas vanas y ridículas esperanzas, ridículas ilusiones, soñando y soñando cosas imaginarias y atentados y cosas por el estilo.
No sé de qué se preocupan. La Revolución cada día se consolida más. Con los pasos nuevos la Revolución se institucionalizará cada día más, su marcha y su camino estarán cada vez más seguros, su dirección será cada vez más indestructible, porque no será la dirección de un hombre sino la dirección de un Partido (APLAUSOS). ¡Y un hombre puede ser muerto, un Partido no! (APLAUSOS.)
Este fenómeno revolucionario, estos acontecimientos de carácter social son de una magnitud y de una dimensión tal y de unas características tales, que jamás esos elementos cegados por el odio, miopes de cerebro y de corazón, serán capaces de comprender; esto solo es capaz de comprenderlo el pueblo y solo el pueblo puede comprender estas verdades y creer en estas verdades sin necesidad de hacerse ilusiones, sin necesidad de autoengañarse.
Y así, nuestro camino es tranquilo, es seguro, es firme, es irrevocable, es indestructible. El porvenir es nuestro, y mientras más marchemos hacia adelante más lejos irá quedando toda aquella podredumbre, más lejos, más atrás irá quedando toda aquella miseria y mezquindad humanas, y cada vez veremos más sumergirse en la noche del olvido a los que no creyeron en su país, a los que no creyeron en su patria, a los que la traicionaron (APLAUSOS), a los que la abandonaron, ¡porque un sol luminoso alumbra el futuro de nuestro pueblo y de nuestras nuevas generaciones!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)
Señores invitados;
Compañeras y compañeros de los Comités de Defensa de la Revolución:
Este acto siempre nos reserva, cada año, alguna sorpresa (APLAUSOS y EXCLAMACIONES). Yo no digo una sorpresa para ustedes, sino una sorpresa para nosotros; es decir, siempre lo encontramos más grande cada año (APLAUSOS). Y a veces uno se pregunta: ¿Cómo andarán los Comités? (EXCLAMACIONES DE: "¡Bien!") ¿Se habrán dormido sobre los laureles? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Habrán bajado la guardia? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") Por lo que se ve aquí, ¡ni se han dormido ni han bajado la guardia! (APLAUSOS.)
Y también siempre tenemos algunas otras pequeñas sorpresitas nosotros, como es el caso de que hoy no se oye bien aquí en la tribuna y, por lo tanto, los compañeros que están más cerca pues tendrán que leer en el periódico muchas de las cosas que se digan aquí; habrá que hablar por señas con ellos (EXCLAMACIONES). Pero parece que por allá abajo se oye bastante bien (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!"). Debe ser algún problema de los especialistas en cuestiones de altoparlantes. Pero bien, lo importante es que ustedes puedan oír bien (APLAUSOS).
(Una compañera del público le pregunta: "Fidel, ¿usted nos oye a nosotros?")
Yo sí, ¡cómo no! Tienes una voz magnífica, fuerte y clara, ¡una voz de Comité de Defensa de la Revolución! (APLAUSOS.)
Si los Comités no han bajado la guardia, eso es una cosa muy buena. Ni los Comités pueden bajar la guardia ni la Revolución puede detener su vigorosa marcha.
Cinco años cumplen hoy los Comités, y cinco años son cinco años. Y cinco más dos, son siete años. Es decir que pronto la Revolución —que es un poquito mayorcita que los Comités— cumplirá también su VII aniversario (APLAUSOS). Y han sido siete años de un tremendo esfuerzo —nadie podría negar eso—, de un esfuerzo más o menos fructífero, no todo lo fructífero, tal vez, que todos habríamos deseado. Creo que nunca podremos ni debemos sentirnos satisfechos de lo que se haya hecho. Pero de algo debemos estar muy convencidos, y es de que una revolución no permite ni tregua ni descanso.
El trabajo de siete años nos ha traído muchas cosas, sin embargo, cuánto más tendremos que esforzarnos, que trabajar y que luchar en los años venideros.
La organización alcanzada por nuestro pueblo, su nivel de conciencia política y revolucionaria, de lo cual es una prueba —entre otras muchas— este mismo acto, es sin duda impresionante; sin embargo, en los años venideros debemos esforzarnos por organizar aún mejor nuestras fuerzas, emplear aún mejor nuestras energías, lograr aún mayores frutos.
Muchas cosas nos faltan todavía por realizar. En estos primeros años de la Revolución, primero fue defender la Revolución misma, resistir las agresiones y seguir adelante; eso fue lo más importante. El pueblo ha tenido que trabajar, crear, organizarse sobre la marcha, en medio de las dificultades.
Los más exigentes siempre piensan que todo no se ha hecho perfecto. Que todo no se ha hecho perfecto, lo sabemos todos; que todo se puede hacer mejor, lo deseamos todos. La diferencia entre el exigente consciente y el exigente inconsciente es que, por lo general, el inconsciente cree que las cosas son fáciles, cree que las dificultades no existen, y le achaca a la incapacidad, o a la maldad, o a la mala fe de los hombres si las cosas no marchan mejor; el exigente consciente sabe que las dificultades existen, sabe que nada se logra sin mucho esfuerzo, sin mucho aprendizaje, sin mucha experiencia; el hombre consciente no se imagina que las cosas son fáciles, porque las cosas parecen tanto más fáciles muchas veces cuanto menos revolucionario se es, las cosas parecen más fáciles cuanto menos se ha visto el hombre muchas veces en la necesidad de resolver los problemas. Y las cosas son como son y aparecen tal como son en la medida en que los hombres se enfrentan a las dificultades y a los problemas y tratan de resolverlos.
En estos años de Revolución el aprendizaje ha sido amplio, y nuestra Revolución en muchas cosas se mira como un ejemplo. Sin embargo, hay problemas no resueltos todavía por nuestra Revolución. Me refiero no solo a problemas de orden material; problemas de orden material hay muchos todavía no resueltos por la Revolución.
Para tomar un ejemplo bien claro: el problema de la vivienda es un problema no resuelto todavía por la Revolución, un problema que ni siquiera la Revolución ha podido comenzar a resolver seriamente, y un problema que la Revolución tiene que resolver cuanto antes, y tiene que comenzar cuanto antes a resolver seriamente (APLAUSOS), por cuanto es un factor de carácter social importantísimo, que además influye extraordinariamente en la economía y en la producción.
Los que han estudiado las necesidades de vivienda de nuestro país calculan que para satisfacer, digamos, en el año 1975, es decir, tener satisfechas para esa fecha las necesidades de viviendas de nuestra población, que para esa fecha la calculan en aproximadamente 10 millones de personas, se necesita construir 1 200 000 viviendas. Para construir 1 200 000 viviendas, hay que construir aproximadamente 100 000 viviendas por año. Para construir 100 000 viviendas por año, con los métodos actuales, harían falta aproximadamente 2 millones de toneladas de cemento solo para viviendas. La producción de cemento que había en nuestro país al triunfar la Revolución alcanzaba apenas la cifra de 800 000 a 900 000 toneladas por año para todas las necesidades de construcción.
Se construye una planta en Nuevitas, se comenzará rápidamente a construir otra en la provincia de Las Villas, mas todavía no será suficiente. Y una nueva planta deberá ser construida antes de 1970 para alcanzar en esa fecha la cifra de 2 millones de toneladas. Y, sin embargo, 2 millones de toneladas sería lo que significaría para construir por año las viviendas que necesitaría nuestro país para satisfacer sus necesidades reales.
Para el año 1970 tendremos los 2 millones de toneladas. No podremos invertir esas toneladas simplemente en construir viviendas; infinidad de necesidades existen y se ven por todas partes. ¡Cuántas escuelas, por ejemplo, no hacen falta! Tenemos incluso los problemas de locales, debido a lo cual hay casos de niños que tienen que esperar hasta tener seis años para ir a la escuela; incluso ha proliferado cierto tipo de escuela privada, donde algunas familias mandan a los niños que todavía no tienen esa edad, sencillamente por un problema de falta de locales para escuelas.
Sin embargo, será necesario encontrar los medios de poder construir esas 100 000 viviendas por año acudiendo a determinadas técnicas. Y en ese sentido los técnicos del Ministerio de Obras públicas están trabajando con extraordinario interés, a fin de resolver ese problema no solo con cemento; es decir, con mucho menos cemento que estas construcciones tradicionales. Y están desarrollando, por ejemplo, algunas técnicas, partiendo del barro, para hacer algo todavía más fuerte que el ladrillo y que puede servir de recurso material para las construcciones de viviendas que llevan el mínimo de cemento. Y, desde luego, implica esto la solución de uno de los problemas más difíciles, que es el problema del techo.
Las necesidades de viviendas existen en todas partes, en la ciudad y en los campos. Y nosotros tenemos la seguridad de que esos compañeros, con el esfuerzo que están haciendo, van a dar con la solución adecuada, y podremos comenzar lo más rápidamente posible para tratar de alcanzar esa cifra de 100 000 viviendas por año que necesitaremos para poder resolver de una manera real nuestras necesidades (APLAUSOS). Ellos están estudiando la manera de hacer incluso edificaciones de varias plantas, para hacer las paredes de ese material, aunque naturalmente en ese caso el armazón del edificio debe ser construido con cemento y con cabillas.
Pero es un problema que a nuestro entender tiene solución, y tenemos la seguridad de que le encontraremos solución y lo resolveremos.
Les ponía este ejemplo de nuestras necesidades de orden material, soluciones todavía por hallar, pero puedo citar otros: el problema de los caminos en la agricultura. Un impresionante desarrollo agrícola está teniendo lugar en nuestro país. Los que han salido a los campos, los que han tenido oportunidad de realizar algún tipo de trabajo voluntario, saben el enorme esfuerzo que el pueblo está haciendo en la agricultura. Todo eso requiere un desarrollo también no solo de viviendas, sino de caminos; no hacemos nada con producir enormes cantidades de productos en nuestros campos si no tenemos los caminos para poder extraer esos productos, si no desarrollamos un sistema de comunicación acorde con ese desarrollo. Pues bien: según los cálculos de los compañeros que trabajan en el frente de la agricultura, se estima la necesidad de hacer unos 100 000 kilómetros de caminos en el campo, ¡cien mil kilómetros son cien mil kilómetros! Vuelvo a usar aquí este método para recalcar la importancia de determinadas cifras. Y ello requiere un esfuerzo también grande en equipo y un trabajo de consideración.
Es decir que como consecuencia misma de nuestro desarrollo nos enfrentamos en los años venideros a enormes tareas, nos enfrentamos en los años venideros a un enorme trabajo de tipo económico y social. Y, desde luego, nos aprestamos para abordar esas tareas y cumplir esas tareas. Pero para ello será necesario que nuestras fuerzas estén todavía mejor organizadas, será necesario que nuestros recursos humanos y materiales, y nuestros recursos naturales, sean todavía mejor empleados.
Para resolver estas tareas de orden material, será necesario también resolver otros problemas de orden institucional, abordar otras tareas de orden no material, sino institucional, y que tienen una importancia muy grande para la marcha futura de la Revolución.
Nuestro aparato estatal, por ejemplo, al surgir en medio de la Revolución como creación nueva que habría de sustituir el viejo aparato administrativo del Estado, ha adolecido, naturalmente, de todas las deficiencias que una cosa nueva y compleja como esta trae consigo inevitablemente. Pero se ha estado realizando, sobre todo en los últimos tiempos, un esfuerzo muy considerable para mejorar la eficiencia del aparato administrativo del Estado. Y en algunos de esos aparatos se ha avanzado ya considerablemente, en otros no. Algunos, desde luego, de suma importancia, han desarrollado un considerable nivel de organización y de eficiencia.
Unido a esto, el esfuerzo por ponerle fin al fenómeno, o al vicio del burocratismo, es decir, lo que llamamos burocratismo, que es esa hipertrofia de los aparatos administrativos, de esa acumulación en tipos de empleos de esa índole. Y se ha estado trabajando intensamente, sobre todo desde que terminó la zafra, a lo largo y ancho de la isla, en el plan de lucha contra el burocratismo que se va llevando a cabo de la mejor manera posible, y sobre todo con vistas a utilizar todo ese personal que ha estado situado en exceso en el aparato administrativo, para capacitarlo y para prepararlo. Se han estado organizando las escuelas y se ha estado avanzando considerablemente en ese sentido; y se seguirá avanzando. Y ya se observa, por lo pronto, que hubo un verdadero freno en ese torrente creciente que llevaba al camino de las oficinas y de los ministerios. Y esto es una esperanzadora realidad.
Mas los problemas no existen de una manera aislada en medio de la sociedad. Nosotros nos hemos preguntado qué relación hay entre ese freno que se ha establecido al burocratismo y el hecho de que sean cada vez más las cartas que se reciben en nuestras oficinas —vamos a decir las oficinas del Palacio, que nosotros las hemos compartido con el compañero Presidente, porque hay algo de lo cual me siento muy satisfecho y es que aquí había una oficina, un premierato, y en realidad tengo la satisfacción de que todo ese gasto de cerca de un millón de pesos pues le fue ahorrado a la república suprimiendo aquellas oficinas que no producían absolutamente nada (APLAUSOS).
Y a las oficinas del Palacio presidencial llegan numerosas cartas todos los días sobre distintas cuestiones, distintos problemas, y un grupo muy esforzado de compañeros y compañeras estudia esas cartas. En esas cartas se ha revelado, en los últimos tiempos, un aumento de los casos de personas que plantean su situación de este tipo de problemas: casos de personas que, por ejemplo, se han quedado viudas, que eran esposas de un hombre que trabajaba en una máquina de alquiler, o que trabajaba, digamos, como carpintero, por cuenta propia, y que, como consecuencia, al morir, se han quedado en el mayor desamparo; madres de seis, siete y ocho hijos, en una situación desesperada. Porque en el tipo de tarea que desarrollaban, que no pertenecían a una empresa, a un centro obrero, pues no estaban incluidos dentro de los beneficios del retiro o de la pensión, que constituye una ayuda para la familia en esos casos. Y repito que el número de cartas hablando sobre esos problemas se fue incrementando mes por mes en los últimos meses.
Nosotros nos preguntábamos: ¿Tendrá esto alguna relación con el hecho de que se ha puesto un freno al incremento burocrático? Es posible que eso haya tenido alguna influencia. Otros casos son los casos de trabajadores también por su cuenta, como casos de choferes de alquiler, que el carro se les va poniendo viejo hasta que ya no resulta un instrumento útil de trabajo y surge el problema.
El incremento de este tipo de necesidades nos llevó al propósito de hacer una investigación, sobre todo en esos casos de la familia. Desde luego que se han creado numerosas escuelas donde, cada vez que se presenta una situación de este tipo, trágica y difícil, inmediatamente se facilitan becas para los niños de familias que han quedado en una situación de este tipo. Pero eso todavía no es suficiente, porque necesitan vivir.
Y nosotros hemos estado pensando también en encontrar una solución de tipo económico a todos esos casos, creando determinados centros de trabajo donde puedan esas personas realizar un trabajo y ganarse la vida aunque su productividad no sea muy alta; porque si la productividad es de 500 pesos o de 1 000 pesos al año, eso de todas maneras incrementa la economía del país en 1 000 pesos; aunque, desde luego, sea una productividad baja, eso es preferible a ninguna productividad.
Y también creemos, y en ese sentido estamos dando los pasos pertinentes, de que en nuestro Estado socialista, en nuestro país socialista, si bien es cierto que en estos tiempos —en que tenemos que invertir nuestros recursos en instrumentos de trabajo y en fábricas y no en lujos— habrá cosas que no se puedan obtener, debe ser un principio esencial que no exista una sola persona desamparada en el seno de nuestra sociedad socialista (APLAUSOS).
Ciertamente, ciertamente que en nuestros campos desapareció por completo el desempleo; cierto que más de medio millón de personas están trabajando, que no estaban trabajando antes de la Revolución. En las ciudades no ha sido tan fácil de encontrar el empleo absolutamente para todos; pero con la incorporación de la mujer a numerosos trabajos, estamos encontrando también la vía para resolver, en parte, este problema. Pero el empleo pleno no es suficiente, el empleo pleno no significa la satisfacción de las necesidades de todos y cada uno de los individuos de un país.
Puede haber familias donde con tres o cuatro trabajando en la familia, el ingreso sea de 500, 600 pesos, pero puede haber casos de mujeres que se queden viudas con siete u ocho hijos sin ninguna pensión, y que aun trabajando no sería suficiente, puesto que con el trabajo de una mujer resulta sumamente difícil poder mantener una familia de siete u ocho hijos (APLAUSOS).
Pues bien, será necesario que nos preocupemos y nos esforcemos todos para que no exista uno solo de esos casos; será necesario que hagamos las escuelas que sean necesarias; y será necesario, incluso, también, que hagamos llegar la ayuda del país a cualquier caso de cualquier persona que se vea en verdadero y real desamparo (APLAUSOS).
¿Cómo podríamos nosotros considerar que hemos llegado a un estado social justo por el simple hecho de que la mayoría, o incluso la inmensa mayoría de las personas tengan resueltos sus problemas? ¡Mientras haya una sola persona que no lo tenga resuelto, no podremos decir que nuestra sociedad es absolutamente justa! (APLAUSOS.)
(DEL PUBLICO LE DICEN ALGO.)
Ahí parece que tenemos un caso de esos, pero no lo vamos a tramitar aquí (EXCLAMACIONES). Bueno, pues hablamos. Me lo pones en un papel ahí y me lo traes aquí, me dices la dirección y yo te mando a citar (APLAUSOS y EXCLAMACIONES DE: "¡Fidel, Fidel!").
Quería decirles que todos debemos tener conciencia de la obligación, del deber, de preocuparnos por todas estas cuestiones.
Ahora bien, les decía que en nuestro país se está realizando un esfuerzo grande por perfeccionar el aparato administrativo y que se han logrado considerables avances ya en algunos de ellos, y en otros todavía no, pero nos proponemos que no quede ni uno solo, ¡ni uno solo!, donde no se sientan, donde no se vean los frutos de este esfuerzo de superación.
Por cierto que por ahí andaba uno de esos aparatos del cual hablé el año pasado, cuando hablaba de otra institución que está también al cumplir los cinco años. ¿Saben cuál? (DEL PUBLICO LE DICEN: "La reforma urbana.") ¡La reforma urbana, que es hermanita casi gemela en cuanto a la fecha del nacimiento de los Comités de Defensa! Y es una cosa buena, pero que ni creció ni se desarrolló, ni se superó como se superaron los Comités de Defensa (APLAUSOS).
Habría que decir —en forma de una especie de autocrítica administrativa de todos nosotros— que es increíble cómo ha persistido durante tanto tiempo esa basura que era ese organismo (APLAUSOS y EXCLAMACIONES) tan escandalosamente incapaz, tan escandalosamente ineficiente. Y solo se puede explicar en medio de todas las tareas, a veces de vida o muerte, que esta Revolución ha tenido que abordar, para que viniera, casi al cabo de cinco años —cuando empezamos a preocuparnos seriamente cómo se iba a tramitar todo el problema de la entrega del derecho gratuito a usufructo de las viviendas a los moradores que estuviesen beneficiados por esa Ley— a terminar en medio de un caos administrativo. Porque las cosas más absurdas, los métodos más absurdos, más erróneos, más estrafalarios, son los métodos empleados por este organismo, donde al fin y al cabo se ha venido a saber que había una considerable cantidad de elementos contrarrevolucionarios (APLAUSOS).
Fueron incapaces o no quisieron crear siquiera un eficiente equipo de cobro. En muchas ocasiones muchas personas iban a pagar y las mandaban de un lugar para otro y de otro para otro; en muchas ocasiones no llevaban ni la relación de los que habían pagado y los que no habían pagado, montones de recibos almacenados. Y una situación verdaderamente caótica es la que está tratando de superar el compañero ministro de Justicia, compañero Yabur (APLAUSOS), a quien el Gobierno Revolucionario ha responsabilizado con esta durísima tarea de desenredar todo ese enredo que había allí, y hacer posible que al cumplimiento de la Ley, todos aquellos que realmente han cumplido, reciban los beneficios y que ni por equivocación haya ninguno que los reciba sin haber cumplido (APLAUSOS).
Pero en fin, al cumplirse estos cinco años de la Ley habrá un buen poco de menos trabajo en ese orden, desde el momento en que ya una gran parte de la población no tenga que pagar por la vivienda.
Había en la ley la idea de un pequeño impuesto para nutrir el fondo de aquellos casos de familias afectadas por la Ley que, si sus ingresos estaban por debajo de determinados límites, habrían de recibir una pensión. Pero en realidad creemos que un pequeño impuesto no es nada y no resuelve nada, y en realidad va a dar más trabajo que ingreso un pequeño impuesto de ese tipo.
Creo que se puede perfectamente atender las obligaciones con aquellas personas que, afectadas por la ley, no tengan ningún otro ingreso, o el ingreso que posean por otro concepto sea tan pobre que necesiten recibir la pensión, o seguir recibiendo lo que se les estaba pagando como personas afectadas por la ley.
Como ustedes saben, en este hecho de la reforma urbana se juntaban los casos de los que tenían 3 000 casas con los que tenían una casa alquilada, porque durante mucho tiempo aquí alguna persona cuando reunía un dinerito lo invertía en una casa para tener una rentica, y muchas de esas personas fueron afectadas por la Ley; claro que la ley no iba contra esas personas, iba contra los "casifundios" —o "casifundistas", no sé como le llamaban a esa gente—, pero resultaban afectadas, de todas maneras había muchas personas de esas que ni siquiera cobraban, tenían una casita y ni le pagaban. Por lo menos, después que se aplicó la Ley de Reforma Urbana lejos de ser afectados fueron más bien beneficiados que afectados, porque empezaron a cobrar (DEL PUBLICO LE DICEN ALGO). Creo que ahí hay un caso (RISAS).
Y, en fin, se cumplirá la Ley en la parte que se refiere a continuar pagándole alguna forma de pensión a las personas que no tengan otros recursos que esos que provenían del pago como indemnización de la reforma urbana. Y no se establecerá ningún pequeño impuesto. Ese problema de los impuestos es, en cierto sentido, una vieja concepción capitalista, ¡capitalista! ¿Qué quiere decir eso? ¿Que no hace falta la contribución de una parte de la producción para los gastos sociales? No. De todas formas una parte de la producción nacional tiene que invertirse en hospitales, en escuelas, en caminos, en centros de investigaciones, en industrias, en fin, en una serie de cosas; una parte del producto nacional tiene que dedicarse necesariamente a eso. Pero el sistema del impuestico, de medio centavo un sellito, dos centavos una cajita de esto, a una botella de ron tanto y más cuanto, es netamente un método capitalista de recaudación, porque en el socialismo hay otros métodos mucho más sencillos y más fáciles. Porque si esa botella valía 20 centavos más con el impuesto, pues sencillamente se vende a 20 centavos más y desaparece el concepto del impuesto. La recaudación se hace por distintas vías y, sobre todo, no solo por los ingresos de las fábricas o de la agricultura, sino esencialmente a través del aparato de comercialización.
Hay algunos que a veces no entienden algunos problemas de precios. Hay algo que, por ejemplo, no es muy popular: los precios altos en determinados centros de consumo. Y yo quiero hablar sobre esto aunque sean dos palabras, he tenido una experiencia en realidad interesante sobre esto: hubo un tiempo en que la escasez daba lugar a que hubiera muy pocos restaurantes abiertos, incluso muchos trabajadores de esos centros se veían en una situación de intranquilidad como consecuencia de la falta de mercancías o de productos y, al parecer, a la falta de porvenir en el giro gastronómico, digamos. Y se comenzaron a abrir restaurantes, y nuevos restaurantes y, naturalmente, todos veían con satisfacción que se abría uno y otro, porque era una evidente prueba de que había una preocupación por esas cuestiones y de que la situación mejoraba. Pero por las necesidades de una distribución equitativa se daba el hecho, lógicamente, de que existiendo una libreta para las compras que tenía que hacer la familia, en un restaurante en cambio no se exigía libreta para ir allí a comprar, o para comer en un restaurante. Ocurrió aquí en un tiempo que había alguna de esa gente que había acumulado mucho dinero, y todos los días iban a un restaurante de esos de los de lujo a comerse un filete; entonces, había dos cosas: o se cerraba el restaurante y con ello el centro aquel de trabajo; o se mantenía el restaurante como un centro de recaudación —eso era lo difícil de entender—, ¡como un centro de recaudación!
Si se bajaban aquellos precios, el resultado iba a ser que los que tenían mucho dinero, además de su libreta, iban a poder comer todos los días carne comprándola más barata. Si los restaurantes existían, si existían algunos incluso lujosísimos, ¿qué íbamos a hacerles? Había que mantenerlos y utilizarlos para emparejar. Porque cuando no haya tanto dinero excedente en la calle, entonces será mucho más fácil irnos librando de la libreta; no hay que olvidar que el dinero que se les recoge a los que tienen en demasía ayuda a que los que tienen menos puedan encontrar en la calle esos mismos productos que aquellos compran con sus excesos de dinero (APLAUSOS).
Creo que eso es un principio económico elemental que las masas comprenden. Ahora bien: lo que debemos hacer como política de desarrollo de estos centros de consumo social es no desarrollar restaurantes de lujo; restaurantes buenos sí, higiénicos, bonitos, pero del tipo de restaurantes de pastas y de los tipos de Mar-INIT, o como un restaurante de conejos que se va a abrir, y cosas por el estilo, de los cuales podremos abrir, de carácter más bien popular. Pero, claro está, en el restaurante la comida nunca valdrá lo que vale en un comedor obrero; en un comedor obrero se cobra el costo exclusivamente de la alimentación, en un comedor escolar se cobra en algunos casos un poco más del costo, y en muchos casos se sirve gratuitamente la comida a los hijos de las familias que no pueden, no disponen de los recursos para pagar lo que consumen los niños en un comedor escolar.
Y así por el estilo. Hay algunas cosas que la gente al parecer no entiende. Y, claro, quisieran que les regalaran las cosas en los restaurantes, y los restaurantes son centros de consumo social; en las playas tenemos el criterio, como servicio social, de los menores precios posibles; los centros de consumo social son centros de recaudación y los precios, naturalmente, son y deberán ser —al menos hasta que lleguemos al comunismo— precios más altos de los que se cobran en un restaurante de consumo obrero (APLAUSOS).
¿Qué más quisieran los compañeros que trabajan en ese organismo que vender más barato? Vender más barato siempre es más simpático. ¡Ah!, ¡pero qué pocos defensores ha encontrado en el seno del Estado ese organismo, donde se recauda mucho del dinero que se invierte en escuelas, donde se recauda mucho del dinero que se invierte en la economía del país, donde se recauda mucho del dinero que se invierte en hacer comedores para los obreros, o en hacer hospitales, o en ayudar a esa familia necesitada que se quedó huérfana! (APLAUSOS.) ¡Qué pocos defensores ha tenido!
En ocasiones, de repente, sí, nosotros vimos en un periódico humorístico nuestro una crítica feroz al INIT, porque salió un queso que se alargaba un poco, que parecía un chicle. Y parecía que la culpa la tenía el organismo; y la culpa no la tenía ese organismo, la tenía otro, que era el encargado de producir el queso, y que de repente se quedó sin queso, ese organismo un día se quedó —lo voy a decir— sin queso, sin perros calientes, sin croquetas, sin pescado, sin carne, es decir, años desarrollando una política y de repente aquel porque va a hacer una reestructuración lo dejó sin queso, y aquel por lo otro lo dejó sin croquetas, y el otro lo dejó sin pescado y prácticamente lo dejaron sin nada. Los demás organismos, siempre que tenían un problema se olvidaban de que cuando faltaba aquel ingrediente allí iban a crear un problema en un centro de consumo social creado por la Revolución, y que iba en detrimento de la Revolución, y que no nos gusta a ninguno de nosotros, a ninguna persona que tiene sentido de responsabilidad le gusta que lo que ande bien empiece a marchar mal; y que cuando se logra que algo marche bien, que marche si quiere cada vez mejor pero nunca peor del nivel que ha alcanzado (APLAUSOS).
Y las críticas caían sobre un organismo. Digo con toda sinceridad que le hicieron una crítica despiadada y, además, injusta. Fue necesario hablar con cada uno de los suministradores de ese organismo para recalcarles la importancia económica y la importancia social que tenían los centros de consumo social, para que tuvieran la preocupación de no dejarlos desmantelados de la noche a la mañana de algunos productos con los que han establecido determinada línea de producción. Un análisis superficial, y ¡puf!, inmediatamente a echarle la culpa a algún organismo; en este caso, echarle la culpa al que menos culpas tenía.
Otros han hecho otra política. ¿Qué han hecho las JUCEI en algunos lugares? Y conste que yo soy un defensor de las JUCEI, conste que soy un defensor del desarrollo de la administración local como una necesidad. Pero, ¿qué hacían las JUCEI? Allí estaba un restaurante del INIT, con los precios estándar, que no eran precios regalados pero que tampoco eran precios tan caros, en virtud de esta política que les estoy explicando.
Venían los de las JUCEI y le ponían al lado un "restaurancito" a vender mucho más barato, en una competencia con el otro organismo. Porque, claro, es muy simpático vender barato; y entonces todo el público: "Ya ven ustedes, ¡qué administrador de JUCEI más bueno, qué consciente, qué barato vende; mira esa gente qué caro venden, qué atraco!" Y se formaba este tipo de política "populachera" —yo diría—, pero no de política revolucionaria; porque ninguno de nosotros, ningún administrador consciente, ningún revolucionario consciente, le negaría jamás al pueblo lo que le pudiera dar al pueblo. ¡pero sería un engaño y una demagogia querer dar más de lo que se puede dar!
Y nosotros queremos dar más. Cuando hablamos de socialismo y cuando hablamos de elevar la producción, es porque queremos dar más. Y cuando hablamos de comunismo, es porque soñamos en el día en que podamos darles a todos todo lo que necesiten y todo lo que puedan consumir (APLAUSOS).
¿Dónde se producía principalmente ese tipo de incomprensión? ¿Acaso en el central azucarero? ¡No! ¿Acaso allá en los cafetales? ¡No! ¿Acaso en los campos de caña? ¡No! Desgraciadamente, todavía no hemos podido llevar a los campos restaurantes, ni lujosos, ni medianamente modestos, ni de ningún tipo. Desgraciadamente no hemos podido llevar una cafetería a cada central azucarero, donde se producen muchas de las divisas del país; ni la hemos podido llevar a los campos de caña; ni la hemos podido llevar a las montañas donde se recoge el café o se produce madera. No. Muchas de esas cosas existían propiamente en algunas ciudades, y principalmente en la capital.
¿Los que no comprenden eso son, acaso, los obreros que tienen un comedor en su fábrica y saben el tipo de comida que les dan y por el precio que se la dan? ¡No! Por lo general son incomprensiones pequeñoburguesas y, además, burocráticas; porque son los que, al fin y al cabo, disponen de un poco más de recursos para disfrutar de un poco de más cosas que los demás. Y en nuestra capital —hay que decirlo—, a veces por desorientación, a veces por falta de aclaración, o a veces por demagogia o por incomprensión, es donde se produce este tipo de incomprensiones que podamos llamar pequeñoburguesas y burocráticas.
Y muchas veces esas gentes que son tan incomprensivas para esas cosas son las que menos se aficionan por el socialismo o se aficionan por el comunismo. Y en realidad, si todo lo quieren gratis, debieran trabajar más que nadie para llegar más pronto al comunismo (APLAUSOS). Porque solo hay una manera de llegar a tener todo lo que necesitemos y nos haga falta, y es elevando la producción, produciendo todos estos bienes en cantidades más que suficientes para eso, más que suficientes para satisfacer todas nuestras necesidades.
Y no hemos llegado al comunismo, y estamos todavía lejos del comunismo, aunque tengamos algunas cosas comunistas, como es la educación absolutamente gratuita, las becas absolutamente gratuitas, los hospitales, los servicios hospitalarios nacionales absolutamente gratuitos, la vivienda, que va a ser para muchas personas absolutamente gratuita. En realidad, son unas cuantas cosas que pudiera decirse que pertenecerían a una etapa propiamente comunista. Porque la fórmula comunista casi todos ustedes saben que es que cada cual dé según su capacidad y reciba según sus necesidades; y la fórmula socialista: que cada cual dé según su capacidad y reciba según su trabajo, es decir, según su contribución, no según sus necesidades. Y estamos en el camino del socialismo; todavía no hemos llegado al comunismo, y, sin embargo, tenemos muchas cosas que se reciben según las necesidades. Pero es imposible que las tengamos todas.
Llegará el día en que la abundancia de bienes nos permitirá más y más, bien aumentar los salarios, o bien rebajar los precios. Nosotros nos inclinaríamos no por la política de rebajar los precios, sino de mejorar el salario, cuando las circunstancias lo permitan, a aquellos que están peor pagados dentro de la sociedad (APLAUSOS). Porque cuando tengamos determinadas cantidades de recursos económicos excedentes, ¿qué sería mejor? ¿Bajarle 10 centavos a un producto que va a beneficiar a todos, al que gana mucho o al que gana poco? ¿O sería mejor aumentarle la pensión a un obrero azucarero de esos que todavía están recibiendo 40 pesos y que no les alcanzan? (APLAUSOS.) Creo que cualquier persona con un elemental sentido de justicia o equidad diría: "Mejor es que se mejore aquella pensión a aquel anciano o a aquella anciana, o se le mejore el salario a aquel que hace un trabajo tan duro y gana todavía tan poco, o que se mejore el salario de los que están trabajando en determinados sectores que son decisivos para la economía." Y todas estas cosas y todos estos criterios deben ser los criterios que imperen en las soluciones de nuestros problemas.
(DEL PUBLICO LE DICEN ALGO.)
Bueno: pero cualquiera comprende que, si 1 000 solicitan una entrevista ahora, se acaba el acto; y necesito por lo menos un cerebro electrónico o algo así para poder atender todo eso.
Ahora: acuérdense que estamos hablando de los problemas generales. Vamos a tratar de mirar hacia lo general precisamente para que disminuya el número de problemas individuales (APLAUSOS). Por eso estamos hablando de la necesidad de perfeccionar nuestros aparatos, de perfeccionar nuestros organismos, y del esfuerzo que en ese sentido debemos realizar.
Pero para llevar a cabo todo esto es necesaria la presencia, cada vez con más autoridad, cada vez con más prestigio y cada vez con más eficiencia, de nuestro Partido (APLAUSOS).
Nuestra Revolución tiene necesidad de concluir la organización, en todos los niveles, del Partido. Nuestro Partido necesita, ya de su Comité Central, es decir, de la organización de su cabeza, de sus órganos dirigentes. Hasta ahora hemos tenido una Dirección Nacional; debemos constituir el Comité Central de nuestro Partido (APLAUSOS), donde estén presentes los más genuinos valores de la Revolución (APLAUSOS), y vayamos preparándonos para nuestro Primer Congreso, que deberá llevarse a cabo a finales del próximo año (APLAUSOS). Y algo más: debemos empezar a preocuparnos para elaborar la Constitución de nuestro Estado socialista (APLAUSOS).
En los próximos días se reunirá nuestra Dirección Nacional para discutir estas cuestiones y empezar a dar pasos muy firmes en este sentido.
En los próximos días se reunirán también todos los secretarios regionales de nuestro Partido y los presidentes de las JUCEI provinciales y los buroes provinciales, para discutir acerca del plan de organizar el poder local, como tarea de este año, a lo largo y ancho del país (APLAUSOS); para cambiar impresiones en lo que se refiere al funcionamiento de nuestro Partido y a las normas democráticas que deben regir en el seno de nuestro Partido y a las medidas que garanticen que con el método adoptado por nuestra Revolución de formar el Partido con la permanente participación de las masas, lleguemos a la aspiración de tener ya nuestro aparato político plenamente organizado, funcionando y actuando plenamente, y que ese Partido sea la representación más cabal de las masas trabajadoras de nuestro país (APLAUSOS).
Son estos los aspectos de orden institucional que nos veremos en la necesidad de abordar en los próximos tiempos para que la administración de nuestro Estado, la organización de nuestro Estado, los fundamentos democráticos de nuestro Estado y el basamento institucional de nuestra Revolución, puedan también ser presentados como ejemplo de espíritu creador y revolucionario, y los que se interesan en todo el mundo por las cuestiones de Cuba, por las cuestiones de la Revolución, encuentren la más cabal respuesta en lo que se refiere a todos los aspectos y a todos los ámbitos de nuestra Revolución.
Deberemos atender, de una manera eficaz, todos los frentes de trabajo, tanto interno como externo, y no deberá quedar un solo aspecto del trabajo revolucionario que no sea atendido y estudiado por las comisiones de nuestro Partido, de manera que no quede una sola "pata coja" en nuestra Revolución, de manera que no quede ninguna rueda suelta, y de manera que todo sea atendido de una manera sistemática y eficaz.
A lo largo de este proceso hemos llegado a las condiciones y a las circunstancias en que podemos —y es nuestro deber— aspirar a eso.
A comienzos del próximo año tendremos ya un evento de suma importancia, que es la Conferencia Tricontinental (APLAUSOS). ¿Quiénes se reunirán? Se reunirán los representantes de los movimientos antimperialistas y revolucionarios de los tres continentes: Asia, Africa y América Latina (APLAUSOS).
Como nos decía con mucho acierto el compañero Ben Barka, será la primera vez en la historia que hagan contacto en una conferencia de este tipo los representantes de los movimientos revolucionarios de estos tres continentes. Y sin duda que ese evento tendrá mucha importancia, sin duda que ese evento tendrá mucha repercusión en el seno de los movimientos antimperialistas y revolucionarios, en el seno de los que luchan contra el imperialismo, de los que luchan por la liberación nacional en estos tres continentes, que han sido el escenario de la peor especie de explotación, de esclavitud y de colonialismo.
Y nosotros debemos prepararnos dignamente para ese evento, nosotros debemos prepararnos dignamente para ser el escenario de ese evento de carácter internacional, y debemos saludarlo con nuestro esfuerzo en todos los sentidos y en todos los frentes, para que nuestro país y nuestra Revolución sean dignos de poder recibir en su seno, de manera hospitalaria, y ser sede de esa Conferencia Tricontinental (APLAUSOS).
Naturalmente que hay muchos temas sobre los cuales podríamos hablar esta noche, hay muchas cuestiones de actualidad, sobre todo en el orden internacional, pero en días próximos pensamos volvernos a reunir con los representantes de nuestro Partido, con los representantes de todos los núcleos de nuestro Partido, en un acto público donde se le dará posesión al Comité Central de nuestro Partido (APLAUSOS). Y espero que en esa ocasión la voz me ayude un poco más que hoy, para tratar esas cuestiones y otras más.
También en esa próxima ocasión hablaremos al pueblo del compañero Ernesto Guevara (APLAUSOS PROLONGADOS). Los enemigos han echado a rodar muchas especulaciones y muchos rumores, en ocasiones confundidos, en ocasiones tratando de confundir, en otras ocasiones sembrando la insidia, y si está aquí, si está allá, si está vivo, si está muerto. Y nosotros vamos a leer un documento del compañero Ernesto Guevara (APLAUSOS), que explica su ausencia en estos meses. Eso en ese acto al cual me refiero (EXCLAMACIONES DE: "¡Ahora!"). Ahora no, porque no traigo el documento aquí, y simplemente les anuncio eso, ¿o ustedes no me entendieron bien? (EXCLAMACIONES.) Les decía que en esa ocasión íbamos a leer ese documento y a tratar de algunos de los temas que por razón de circunstancias, entre otras tener un poco tomada la voz, pues no íbamos a abordar en el día de hoy, y lo íbamos a hacer con motivo de la reunión de nuestro Partido.
Los enemigos, ¿a qué se dedican en estos tiempos? ¿Qué piensan? Ustedes me veían aquí con papeles; ya ni los voy a leer, porque esto no es ningún documento, este era uno de estos boletines de noticias (EXCLAMACIONES). Sentí la tentación de leerlo (EXCLAMACIONES DE: "¡Que lo lea!"); era nada más que para que ustedes tuvieran una idea de lo despistados que están los enemigos de este país. Es de la revista "Times", de Estados Unidos (EXCLAMACIONES), y se titula: "Cuba. Rumores de creciente intranquilidad."
Dice: "La comunidad de exilados cubanos en Miami viven de esperanzas y pendientes de las versiones sobre su país. Hace seis meses circularon rumores sobre la misteriosa desaparición del Che Guevara, de 37 años, y durante mucho tiempo la figura más importante después de Castro en la jerarquía comunista de Cuba. La semana pasada el caso del Che pasó a segundo plano —ahora pasará otra vez a primer plano— ante una nueva cosecha de cuentos que hablaban de sabotajes y de intentos de asesinatos dentro de Cuba. Algunos eran dudosos, pero por lo menos otros se basaban en hechos. Pero todos insinuaban una creciente intranquilidad en la atribulada isla de Castro.
"Ramiro Valdés, ministro del Interior de Castro, hizo esta advertencia en un breve discurso por radio la semana pasada: 'Tenemos que luchar contra el espionaje interno —correcto—, contra el sabotaje —correcto, suscribo eso—, contra actos de terrorismo —son cada vez menos, prácticamente todas las organizaciones esas han quedado desmanteladas, buena parte con la ayuda de los Comités (APLAUSOS)—, contra actos de terrorismo y contra intentos de asesinato.' Según un informe hace unas semanas, saboteadores prendieron fuego a dos barcos PT cubanos en la bahía de Santiago. Otro informe dice que una batería antiaérea cubana derribó un transporte del ejército cubano en la creencia de que Castro iba a bordo." Sigue diciendo: "Es cierto que un avión fue derribado el pasado junio, pero, según Radio Habana, fue un ‘accidente’.
"Otro informe se refiere a una frustrada emboscada a una caravana de automóviles de Castro en la provincia de Pinar del Río y a una bomba colocada en una planta de energía eléctrica donde tenía que hablar Castro —¡qué miedo! La semana pasada se originó un rumor ampliamente difundido en Miami por el Directorio Estudiantil Revolucionario, que afirma tener contactos con el clandestinaje dentro de La Habana.
Según la historia, el 27 de julio Castro regresaba en automóvil desde Santa Clara y justamente había llegado a La Habana cuando un grupo de 'trabajadores' junto a la carretera sacaron sus armas, dispararon y mataron a un guardia y a un chofer (EXCLAMACIONES). Algunas versiones dicen que Castro fue herido, y otras que no.
"Todo esto puede explicar por qué Castro ordenó que los ciudadanos devolvieran las armas antes del 1ro de septiembre, y se empezó la purga de todos, excepto de los más firmes castristas de su gobierno. Castro dijo por radio: 'Cuando es posible tener un técnico revolucionario, tanto mejor. Pero si no hay técnicos revolucionarios para el cargo se debe llenar por un cuadro revolucionario, aunque no sea técnico. Es necesario tener una actitud revolucionaria respecto a esos problemas'."
¿Qué les parece? (EXCLAMACIONES.) ¿Qué les parece cómo piensan los "parolees"? Indiscutiblemente que o toman mucho (EXCLAMACIONES), o fuman mucho (EXCLAMACIONES), o fuman mal (EXCLAMACIONES). Creo que es una buena ocasión aquí, en este acto de los Comités de Defensa, reírnos un poco de nuestros enemigos. Y así viven, así se pasa la UPI y la AP mandando cables truculentos, terribles, algo terrible, algo tenebroso; siempre pasa algo para dar esa imagen de Cuba ante el mundo.
Hay algo con lo que nuestros enemigos hacen una campaña muy constante, pero algo además sucio y fraudulento: es con relación a las salidas del país.
Todos ustedes saben, porque en todos los barrios, en el que más y en el que menos —aunque ustedes no vivían por Miramar, mucho menos, y allá se fue casi todo el mundo, aquellos eran los barrios de la alta burguesía—, al que más y al que menos en el barrio se le fue un vecino, a veces más que un vecino, un pariente. Y todo el mundo sabe cómo salía la gente del país, cómo había dos aviones que salían mañana y tarde llevando señores a quienes les habían dado visas para Estados Unidos; porque trataron de llevarse médicos, maestros, técnicos, obreros calificados, trataron de desmantelar a este país de técnicos y el país resistió bajo la consigna de que "el que desee marcharse, que se marche". Nunca se le puso trabas a nadie. A la larga, en vez de hacernos un daño se lo estaban haciendo ellos, porque se llevaron de este país mucho lumpen y mucho vago, y una clase de elemento que ha organizado en Miami y en Nueva York, los garitos, los prostíbulos, los negocios de drogas y de narcóticos de todo tipo. Y, en fin, se llevaron a la "crema y nata" de lo peor de este país.
Cuando se dieron cuenta, ya habían dado permiso a más de 100 000 personas. Incluso, a raíz de las bolas de la "patria potestad" habían recibido muchos niños, que ciertas familias verdaderamente reaccionando de una manera idiota y dejándose confundir —desde luego eran familias no proletarias—, mandaron a sus hijos para irse luego. Cuando viene la Crisis de Octubre, los imperialistas cortaron los viajes totalmente; pero no solo cortaron los aviones, sino que trataron de interrumpir todas las líneas, presionaron sobre líneas de barcos, presionaron sobre líneas de aviones, para que nadie pudiera salir de Cuba. Y cuando incluso muchas familias habían mandado hijos o parientes, después ni aquellos podían venir ni estos podían irse.
y esa fue una política del gobierno imperialista de Estados Unidos; ellos, exclusivamente ellos, son los que han impedido salir o volver.
En cambio, ¿qué hacen? Promueven las salidas ilegales, las salidas clandestinas, cuando alguna de esa gente tiene un pariente allá, se va en un bote, o en un barquito, o en lo que sea. ¿Para qué? Para hacer una incesante propaganda contra la Revolución, para contar cosas terribles, tenebrosas. A ellos no les ha importado que más de uno se haya ahogado. ¡Eso les importa un bledo a los imperialistas, si les sirve para hacer propaganda!
Incesantemente UPI y AP y la prensa, y los imperialistas, han estado haciendo campañas con los que se van, cuando son ellos los que cerraron todas las vías. Y nosotros hemos meditado sobre esto: no se permiten las salidas ilegales, entre otras cosas, ¿qué se gana? Los riesgos que corren para reunirse alguna familia, o sencillamente porque no les gusta y quieren irse. Nosotros no obligamos, no tenemos por qué obligar absolutamente a nadie a que le guste nuestra Revolución, a que le guste el socialismo, a que le gusten nuestros ideales de una sociedad comunista. ¡Hay bastante pueblo que lucha por eso y está dispuesto a dar su vida por eso! (APLAUSOS.)
He ahí por qué nunca hemos cerrado las puertas. Pero, ¿qué ocurre? Han estado casi tres años haciendo propaganda fraudulenta y sucia con esos casos; incluso dicen que nosotros ametrallamos a los que quieren irse, y que hacemos horrores, cosas por el estilo. Pues bien: hay que ponerle fin de una vez a eso. ¿Cómo? Pues nosotros creemos que hay un buen medio. No somos nosotros los que nos oponemos a que los que se quieran marchar se marchen, sino los imperialistas. Y puesto que esto es así, nosotros incluso estamos dispuestos a habilitar un puertecito en algún lugar para que todos los que tienen parientes aquí no tengan que correr ningún riesgo, no tengan que exponer a sus familiares a riesgos de ningún tipo. Podríamos habilitar, digamos —por ejemplo—, el puerto de Camarioca, en Matanzas, que es uno de los puntos más próximos, para que todo el que tenga algún pariente le damos permiso para venir en el barco, sea quien sea, con todas las garantías, avisando con tiempo por correspondencia. Y si no puede, que se dirija entonces, la correspondencia la pueden dirigir al Ministerio del Interior, sí, para que tenga todas las garantías; y si quieren, 48 horas de permanencia en el puertecito, para que una vez allí les avisen a los familiares que los vienen a buscar y se los lleven por un medio seguro.
De manera que no somos nosotros los que tenemos que estar vigilando (APLAUSOS). Ahora se verá si somos nosotros los que no queremos, o son los imperialistas; si somos nosotros los que tenemos culpa de que se ahogue alguien tratando de llegar al "paraíso" americano, al "paraíso" yanki, que esta palabra —americano— se la robaron esos señores, porque esa palabra comprende también a todos los habitantes de este continente y no a ellos solos; quiénes son los que tienen la culpa, repito, de que alguien se ahogue tratando de llegar al "paraíso" yanki. Y que demuestre si son ellos o somos nosotros, dirigiéndose por carta al Ministerio del Interior, o bien dirigiéndose... Les podemos poner ya hasta una fecha; pienso que a partir del 10 de octubre se puede allí habilitar incluso algún albergue. No les vamos a cobrar ni la comida (APLAUSOS). ¿Para qué? Que lleguen allí y puedan estar hasta 48 horas, y los ayudamos a que les avisen a sus familiares y los trasladen a Estados Unidos. No somos nosotros los interesados en impedir que se vayan.
Pero algo más, nosotros podemos arreglar muchos barquitos de esos que tenemos, mejores que los que a veces usan, e incluso a los que quieran irse, por lo menos hasta donde nos permita ese tipo de embarcaciones, que se dirijan también al Ministerio del Interior pidiéndoles facilidades (APLAUSOS), y procuraremos que por lo menos se vayan en unos medios más seguros que los que en ocasiones han empleado.
Porque no somos nosotros, no hemos sido nunca nosotros, son los imperialistas los que han creado la imposibilidad y la dificultad, y utilizan eso de una manera cínica y canallesca para hacer propaganda contra la Revolución.
Esta es nuestra política. Nadie que quiera tendrá que irse escondido, ¡no!; les prestamos hasta un barquito para que se vayan. Entre los barquitos, no digo que les vamos a dar un barco de pesca, pero muchos de esos barcos que estaban por ahí, de lujo, o botes y cosas como esas que no estaban utilizadas. Entonces, que los esperen incluso en las proximidades, y pueden viajar sin peligro y sin riesgos de ninguna clase.
Ahora los imperialistas tienen la palabra; vamos a ver qué hacen o qué dicen (APLAUSOS).
Y esperamos que el pueblo esté de acuerdo con esta idea, con esta política (APLAUSOS y EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!" "¡Que se vayan!").
Ustedes ven, hay algunos que quieren irse, por las razones que sean, incluso porque tienen los familiares o porque sueñan con aquel paraíso. Pues bien, en aquel paraíso ya hay muchos que están locos por volver (EXCLAMACIONES); en aquel paraíso hay muchos arrepentidos a estas horas (EXCLAMACIONES), y no hay más que tener un poco de calma, no hay más que tener un poco de paciencia, ¡y cosas veremos! En los años futuros cuántos añorarán, cuántos llorarán por volver a pisar esta tierra que han traicionado y que han despreciado (APLAUSOS).
Nosotros sabemos cómo piensan muchos ya, nosotros sabemos bastante bien cómo piensa mucha gente allí, y sabemos qué atraviesa por su ánimo; y por eso tienen que alentarse de esas vanas y ridículas esperanzas, ridículas ilusiones, soñando y soñando cosas imaginarias y atentados y cosas por el estilo.
No sé de qué se preocupan. La Revolución cada día se consolida más. Con los pasos nuevos la Revolución se institucionalizará cada día más, su marcha y su camino estarán cada vez más seguros, su dirección será cada vez más indestructible, porque no será la dirección de un hombre sino la dirección de un Partido (APLAUSOS). ¡Y un hombre puede ser muerto, un Partido no! (APLAUSOS.)
Este fenómeno revolucionario, estos acontecimientos de carácter social son de una magnitud y de una dimensión tal y de unas características tales, que jamás esos elementos cegados por el odio, miopes de cerebro y de corazón, serán capaces de comprender; esto solo es capaz de comprenderlo el pueblo y solo el pueblo puede comprender estas verdades y creer en estas verdades sin necesidad de hacerse ilusiones, sin necesidad de autoengañarse.
Y así, nuestro camino es tranquilo, es seguro, es firme, es irrevocable, es indestructible. El porvenir es nuestro, y mientras más marchemos hacia adelante más lejos irá quedando toda aquella podredumbre, más lejos, más atrás irá quedando toda aquella miseria y mezquindad humanas, y cada vez veremos más sumergirse en la noche del olvido a los que no creyeron en su país, a los que no creyeron en su patria, a los que la traicionaron (APLAUSOS), a los que la abandonaron, ¡porque un sol luminoso alumbra el futuro de nuestro pueblo y de nuestras nuevas generaciones!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)
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