En la defensa de los derechos de los pueblos: «¡Unámonos!»
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La VI Conferencia Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (Mnoal) sesionó en La Habana, el 3 de septiembre de 1979, y en ese evento Cuba asumió la presidencia, representada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, quien se encargó de potenciar el papel del bloque en las grandes decisiones mundiales.
Su llamado entonces, mantiene plena vigencia: «En nuestro mundo de hoy montañas de armas cada vez más mortíferas se acumulan junto a montañas de problemas de subdesarrollo, pobreza, escasez de alimentos, insalubridad, contaminación ambiental, falta de escuelas, de viviendas, de empleo y explosivos crecimientos de la población. Comienzan a escasear, en diversas áreas del mundo, recursos naturales de tierra, agua, energía y materias primas», aseveró, y, para contrarrestar esos fenómenos, pidió a los países participantes que de esa Cumbre saliera «la voluntad firme de lucha y planes concretos de acción». «¡Hechos, y no solo discursos!», demandó.
En esta fase de relanzamiento del Mnoal, el número de países miembros participantes en la Cumbre de La Habana aumentó a 96, con nueve observadores y diez invitados. Contó con el mayor número de dirigentes de países no alineados y de movimientos de liberación que se haya reunido nunca en citas precedentes.
Como en cumbres anteriores, se aprobó una declaración política y otra económica, un programa de acción para la cooperación económica, varias resoluciones referentes a la situación internacional, en correspondencia con los principios aprobados en la Conferencia Afro Asiática de Bandung, del 18 al 24 de abril de 1955, que fuera el antecedente de la creación del noal, en la primera Cumbre efectuada en Belgrado, del 1ro. al 6 de septiembre de 1961.
Los principios de Bandung son el respeto por los derechos fundamentales del hombre y los fines y principios de la Carta de las Naciones Unidas. Por ejemplo:
- Respeto a la soberanía e integridad territorial de todas las naciones.
- Reconocimiento de la igualdad de todas las razas y todas las naciones, grandes y pequeñas.
- Abstención de intervenciones o interferencia en los asuntos internos de otros países.
- Respeto al derecho de toda nación a defenderse por sí sola o en colaboración con otros Estados, en conformidad con la Carta de las Naciones Unidas.
- Abstención de participar en acuerdos de defensa colectiva, con vista a favorecer los intereses particulares de una de las grandes potencias.
- Abstención, por parte de todo país, a ejercer presión sobre otros países.
- Abstención de actos o amenaza de agresión y uso de la fuerza en las confrontaciones sobre la integridad territorial o independencia política de cualquier país.
- Promover la solución de todos los conflictos internacionales por medios pacíficos, como tratados, conciliaciones, arbitraje o composición judicial, así como con otros medios pacíficos, según la libre selección de las partes, en conformidad con la Carta de las Naciones Unidas.
- Promoción del interés y la cooperación recíproca, y respeto por la justicia y obligaciones internacionales.
En los inicios del Movimiento, su accionar constituyó un factor esencial en el proceso de descolonización que condujo al logro de la libertad e independencia de muchos países y pueblos, y a la formación de decenas de nuevos Estados soberanos.
De igual forma, el Mnoal ha desempeñado, a lo largo de su historia, un papel fundamental en la preservación de la paz mundial.
En la VI Cumbre de La Habana, el Comandante en Jefe Fidel Castro enfatizó, aclamado por una cerrada ovación, en que «somos decididamente antimperialistas, anticolonialistas, antineocolonialistas, antirracistas, antisionistas, antifascistas, porque esos principios forman parte de nuestras concepciones, y están en la esencia, el origen, la vida y la historia del Movimiento de los Países No Alineados desde su fundación».
Subrayó, además, que Cuba siempre estaría en la primera línea de la defensa de estos principios, y resaltó el derecho de cada uno de los países enfrentados a luchas anticoloniales y agresiones o amenazas imperialistas.
Fue interrumpido, en más de 50 ocasiones, por aplausos entusiastas del plenario, en el que estaban jefes de Estado o de Gobierno e invitados.
Concluyó con una convocatoria contundente: «¡Unámonos todos estrechamente; concertemos las crecientes fuerzas de nuestro vigoroso Movimiento en las Naciones Unidas y en todos los foros internacionales, para exigir justicia económica para nuestros pueblos, para que cese el dominio sobre nuestros recursos y el robo de nuestro sudor!».
Y agregó: «¡Unámonos para exigir nuestro derecho al desarrollo, nuestro derecho a la vida, nuestro derecho al porvenir! ¡Cese ya de edificarse una economía mundial basada en la opulencia de los que nos explotaron y empobrecieron ayer y nos explotan y empobrecen hoy, y en la miseria y el subdesarrollo económico y social de la inmensa mayoría de la humanidad!».