NI UN SOLO MOMENTO DE VACILACION
El triunfo y consolidación de la Revolución Cubana se debe a la presencia de un hombre como Fidel. El marxismo, que es ante todo una doctrina profundamente humana, no niega la importancia del hombre como intérprete y, yo diría, como conductor de un proceso histórico, con una visión excepcional, como es el caso de Martí, como es el caso de Fidel, el caso de Lenin y de las grandes figuras que han dirigido una transformación social importante.
No hay la menor duda de que Fidel es una figura muy notable de nuestro tiempo y que tiene categoría histórica innegable.
Le ha tocado el extraordinario destino de ser el hombre que instaura en un continente un nuevo modo de vida, que es el socialismo. Eso es un relieve que ya da una categoría histórica absoluta, plena y de grandísima importancia.
Tiene, desde luego, además, la gran virtud de que ha sabido realizar una tarea de tanta importancia con una maestría asombrosa, con un sentido al mismo tiempo político y revolucionario.
Pudiéramos decir: es lo mismo. No es lo mismo exactamente, no. Estos dos términos tienen mucho parecido, mucha similitud, muchas relaciones, pero se entiende como revolucionario el hombre que desata grandes procesos históricos y realiza, en virtud de ellos, grandes transformaciones.
El político es el hombre que sabe regir las circunstancias con la habilidad que los momentos exigen para hacer triunfar sus grandes objetivos.
Fidel tiene esas características que han tenido, en verdad, las grandes figuras históricas en el campo de la Revolución. Es interesante advertir que un hombre como Lenin, un hombre como Martí poseían esa doble condición.
Es decir: él poder ver grandes panoramas históricos, de mirar con acierto hacia el futuro. Al mismo tiempo, una gran calidad de trabajo práctico inmediato, eso que se llama más bien política.
Eso Fidel lo ha hecho de un modo magistral. A esa combinación de los dos elementos se debe, en buena parte, su estatura, que ya no podrá de ninguna manera rebajarse. Fidel queda como uno de los grandes hombres de nuestro tiempo, y, en América, como el hombre del destino superior que supone el haber tenido el poder de desarrollar un movimiento revolucionario que da una nueva época a todo un continente. Cuba hoy es espejo y el futuro de todos los pueblos latinoamericanos.
Es un hombre que tiene la circunstancia, la condición de estar en el centro de ese proceso, pues ya tiene asegurada su inmortalidad por su extraordinaria calidad de dirigente, por esa función tan extraordinaria de haber instaurado nada menos que en un Continente un nuevo sistema mucho más humano y mucho más satisfactorio de vida, como es el socialismo.
En ese campo, él supone para todos los pueblos latinoamericanos un gran objetivo, una figura de presente y de porvenir. Cuba no es solamente la imagen de Hispanoamérica, sino también la señal del futuro americano.
Fidel ha representado una cosa única. Ha representado la presencia de un continente nuevo en el campo de una revolución profunda como es el socialismo.
Eso es lo que da a él la significación más amplia en ese campo. Además, hay que añadir que todas las virtudes que conciertan su personalidad, eso naturalmente, se han volcado en un enriquecimiento no solamente para Cuba, sino para el socialismo en general, porque han sido interpretaciones y visiones que han inquietado también a otros. Ahí está su impresionante significación.
Fidel es un hombre de visiones certeras y especiales en muchos momentos de su vida. Pero cuando digo la gran significación que tiene su actitud en la Crisis de Octubre, lo digo en el mismo sentido en que lo juzga el Che.
Es decir, teniendo en cuenta que se enfrenta, seguramente, al problema de mayor magnitud internacional de toda su vida política. La Crisis de Octubre pudo suponer el desencadenamiento de una crisis universal, y hasta de una gran guerra. De esto estamos absolutamente todos de acuerdo.
Ahí es uno de los momentos en que se expresa su enorme estatura. Por haber manejado con tanta dignidad y, al mismo tiempo, con tanto talento político una situación que pudo ser gravísima, no solamente para Cuba, sino para todo el mundo.
Supo manejar ese problema de un modo tal, como lo dice el Che en su famosa carta de despedida. Él ha tenido momentos muy difíciles, y se ha visto obligado a tomar decisiones difíciles y siempre lo ha hecho de una manera muy inteligente. Pero en aquel momento el problema tenía una mayor magnitud.
Él lo mismo se reúne con el estadista que con el hombre de la calle. Esa es una condición muy maravillosa, pudiéramos decir, también muy americana y muy cubana. Sí, sí en Europa hay otro modo de ver las cosas, pero Fidel es un hombre muy latinoamericano, pero, sobre todo, muy cubano.
Es de un temperamento muy inclinado a conocer las necesidades populares, de la diaria y continuada experiencia con el pueblo, y eso le da una jerarquía y una condición distinta. No hay dudas.
Únicamente un hombre como Fidel pudiera haber encauzado un fenómeno tan difícil como el que él encontró al triunfo de la Revolución, y haber arribado a una verdadera unidad. Únicamente un hombre como él podía lograr eso. Esa es una de las grandes virtudes de Fidel
Uno se pone a ver a los lideres americanos, y no... no...no... Esa cosa que tiene Fidel de decir:"Si este hombre es útil y ha trabajado, tiene mi apoyo; no me importa de donde provenga".
El fenómeno tenía que ser difícil. En Europa las cosas se produjeron de diferentes maneras. En Europa los partidos comunistas llegaron al poder con el apoyo de la Unión Soviética.
Aquí se conquistó el poder sin ningún tipo de ayuda exterior, y únicamente un hombre de su anchura mental pudo conducir este proceso sin grandes violencias ni dificultades Porque se puede decir que hoy somos el Partido más unido de América.
Además, uno no encuentra fermentos ni razones para que pueda dividirse. Esto se debe a la gran vigilancia de Fidel. Es un hombre que no se deja llevar por el apasionamiento. Un hombre de una calidad inigualable. Un sentido de que todo el que sirve para la Revolución debe estar dentro de la Revolución.
Además, no ha tenido un solo momento de error ni de vacilación. Cuando Fidel compone un grupo, cuando él decide la integración de un organismo, no es un hombre que se deja llevar por ninguna cosa pequeña. Tiene una estimación justa de la labor de cada uno.
Eso, en un país como el nuestro, donde la gente es tan apasionada, es muy importante. Eso no se ve todos los días. Generalmente, uno ve líderes muy valiosos en la América Latina, pero casi siempre muy defensores de su pequeño grupo, lo cual repercute en perjuicio de esos países.
Es un hombre que no se deja ganar por ninguna rencilla ni por ninguna recomendación contra nadie. Él dice: “Cualquier persona, a cualquier generación que pertenezca, cualquier partido en que haya estado, si tiene una hoja limpia de revolucionario, ese hombre es útil".
Lo he visto en eso. Lo conozco bastante. Es muy difícil encontrar un líder como Fidel. Es muy difícil.