Fidel
Soldado de las Ideas
Fidel no está hoy, pero dejó su ejemplo. Supo crear instituciones y, lo principal, sentó las bases y las desarrolló para que nuevas generaciones preservaran lo hecho hasta su muerte, y siguieran defendiendo el Programa del Moncada, y los principios basados en los postulados de José Martí.
Fidel Castro guardó unos segundos de silencio, de pie, altivo frente al tribunal que lo juzgaba; seguidamente comenzó a hablar con voz casi imperceptible, que fue alzando hasta escuchársele perfectamente en todo el ámbito de la Sala del Pleno.
Un día como hoy, 21 de septiembre de 1953, el joven abogado Fidel Castro Ruz se convirtió de acusado en el más contundente acusador frente al Tribunal que lo juzgaba a él y a sus compañeros por los asaltos a los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo M.N. De hecho, convirtió el revés en victoria.
Sin proponérmelo, tuve la suerte de acceder a un testimonio hermoso escrito por un adolescente, a los pocos días de ser testigo de acontecimientos que, sin duda, marcaron su vida.
Cuando leí por primera vez Cada palabra una idea, cartel del Concepto de Revolución, expresado por el Comandante en Jefe Fidel Castro, la primera palabra que removió mi memoria fue «modestia». Mi mente recorrió un tiempo largo, tanto como el año 1955. Nadie puede dudar que entonces ya Fidel fuera un hombre culto.
El chino Eulogio tenía una experiencia acumulada sobre la producción de vegetales durante todo el año. El agricultor chino fue a ver a Fidel a la Gran Piedra donde el entonces Primer Ministro ha hecho una escala durante un largo recorrido por la provincia de Oriente. Allí se produjo, en la primeras horas de una mañana de julio de 1965 un dialogo singular y extenso entre los dos.
Fue un homenaje a la fraternidad hacia todos los pueblos la cena inédita de fin de año que se celebró en el entonces Hotel Habana Hilton (hoy Habana Libre) el 31 de diciembre de 1959 y madrugada del 1 de Enero de 1960.
Sarría defendió a sus prisioneros como cosa propia y no se los entregó al teniente coronel Pérez Chaumont, oficial jefe del Moncada.
Todo empieza por el conocimiento de las vocales y luego de las consonantes, ya sea por la antiquísima Cartilla de Cartagena, editada hace siglos por los colonizadores españoles para privilegiados de América, que se difundiría subrepticiamente entre los navegantes, o los métodos más contemporáneos. Por esa razón fue el aprendizaje de la lectura y la escritura y lo será siempre en cualquier parte del mundo.
—Póngase allí— fue una orden, no una casualidad que Fidel fuera fotografiado ante un afiche de José Martí en el Vivac de Santiago de Cuba.
Ya entre la soldadesca del Moncada el 26 de julio, cuando recorríamos lo que el coronel Chaviano había anunciado como «el teatro de los hechos», algunos de los oficiales y clases comentaban que Fidel había «acabado» con los festejos por el Centenario de Martí en Santiago.
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