POEMA SOBRE FIDEL
Tengo tantos deseos
de hablarles de Fidel.
Pero antes,
un amigo
y yo fuimos a ver
allá en Playa Girón
un avión, ya un cascajo,
y -no lo ocultaré-
me gustó este trabajo.
Al Iado los soldados
hacían un asado,
bebían agua de coco,
decían con desenfado:
"¿Acaso se reciben
"amigos" sin cariño?
Cuidamos sus despojos.
¿Viste el museo, niño ?"
Tengo tantos deseos
de hablarles de Fidel.
Pero antes, algo extraño
y hermoso
pude ver:
en Santiago de Cuba
un barrio para obreros
con clubes
y jardines
y murales modernos.
Esta visión palparla
con las manos bien puedes,
¡pues tiene cielorrasos,
y puertas,
y paredes!
Dijo una negra:
"Extraño me resulta pensar
en nuestra vida antaño.
¡Da miedo recordar!
De tablas carcomidas
y hojalata en pedazos
se hacían las paredes
como los cielorrasos.
Durante el aguacero
las camas navegaban
y sobre ellas los niños
asustados lloraban.
Mi casa esta es.
Los niños tienen ropa y calzado
Por eso duele más
pensar en otro lado.
no en Marte,
sino en este planeta, Tierra mía,
niños iguales a estos
hoy lloran todavía.
¿Acaso uno en su casa puede estarse tranquilo
si alguien casa no tiene
en este globo en vilo?"
Tengo tantos deseos
de hablarles de Fidel
Pero antes, el festivo,
pujante florecer
que una vez me inundó,
igual que el mar rugiente,
al ocaso de un día
de julio allá en Oriente.
¡Oh, la fiesta de flores,
verdes, rojas, triunfales,
no he visto nada igual
ni aún en carnavales!
Se acercaban corriendo, como niños,
las flores
y de tú me trataban
balbucientes olores.
Vino un floricultor:
"¡Mucho gusto!- me dijo
¿Poeta? Se parece
a nuestro arte, hijo.
¿Quién dijo
que las flores
son una inútil cosa?
Sí, la gente es severa,
pero es tierna y hermosa.
Sí, la revolución
precisa de armas, claro,
¡mas también le son útiles
las flores, como un faro!"
Sin gente, toda idea
muere invariablemente.
La eternidad, la vida
de la idea es la gente
¿Cómo?
¿ Que nada he dicho a ustedes
de Fidel?
i Pues cómo no,
si toda, toda esta gente
es él!