Ordene, Comandante!
Ordene, Comandante: la
vida a borbotones
le rinde el homenaje
del hombre
a su alborada.
Usted no solo
es himno
sino que el Verbo
invicto —convulso
y clarinada— enarbola
una estela
constelación
de miles
de relojes
de arena
o un vendaval
de opimas
campanas
sin sosiego.
Oh ríspida
la Historia
se inclina
nuevamente
ante usted
Comandante
en su nueva
trinchera
de ideas (la
de siempre)