En la Playa
Cuando Fidel bajó del tanque
pudimos ver el barco echando humo.
Lo único en la orilla eran las lanchas,
algunas agujereadas por calibre 50,
y un puñado de mercenarios mojados,
que fue lo que quedó del último grupo.
La gente gritaba y agitaba las armas
como si fueran banderas de colores.
Guardé en el bolsillo un puñado de arena
como recuerdo de ese día en la playa.