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Las Mercedes, donde la ofensiva enemiga tuvo su comienzo y final

El Comandante en Jefe en su libro La victoria estratégica, dijo que la Batalla de las Mercedes fue uno de los triunfos más hermosos de las fuerzas rebeldes en el que todos los recursos bélicos de la tiranía fueron puestos en juego.
 
Cada rincón de la sierra tiene su historia de guerrilleros. Historias de bala y sangre, de muertes o glorias, de campesinos honestos…Y también hay sitios donde lo vivido cambió el curso de todo cuanto quedaba por venir. Hay sitios como Las Mercedes, donde la ofensiva enemiga contra el Ejército Rebelde tuvo su inicio… y su final.
 
Fue allí, justo el 25 de mayo de 1958, donde el mando batistiano desencadenó la primera fase de su arremetida «con la que esperaba dar el golpe de muerte al núcleo principal de la guerrilla» y donde, 74 días después, terminaría la operación tras un triunfo rotundo de los rebeldes, como contara el Comandante en Jefe en su libro La victoria estratégica.
 
Durante ese primer combate en Las Mercedes, las tropas de la tiranía, «incomparablemente superiores en número y poder de fuego, lograron el objetivo inmediato que se habían propuesto: ocupar esa posición»; pero solo después de vencer, luego de 30 horas, la resistencia tenaz de apenas 14 hombres al mando del capitán Ángel Verdecia, quien cayera posteriormente en una lucha desigual.
 
Según relata Fidel, este hecho tipificó la estrategia que habría de seguirse para hacerle frente al empuje enemigo, y fue ese día cuando, posiblemente por primera vez en la guerra, entraron en acción contra los rebeldes los aviones T-33 de retropropulsión, entregados a Batista por Estados Unidos pocas semanas antes.
 
A partir de ahí inició una etapa de pequeñas escaramuzas y fuertes combates, de asedio de la tiranía a la población campesina, de brutales asesinatos, de bombardeos… que terminaría, justamente, con la Batalla de Las Mercedes, «la última operación de la famosa ofensiva, que duró toda una semana (del 31 de julio al 6 de agosto), y en la cual no se dejó de combatir ni un solo día».
 
Para los guerrilleros, el saldo de ese combate fue alto: ocho muertos y 17 heridos, y aunque no dejó un cuantioso botín de guerra, constituyó, como se expresa en La victoria…, «uno de los triunfos más hermosos de las fuerzas rebeldes. Fue un enfrentamiento desigual contra tanques y contra la aviación (…), todos los recursos bélicos de la tiranía fueron puestos en juego (…). Pero el resultado estratégico más significativo era que el último pedazo de territorio en la Sierra Maestra ocupado por el enemigo quedaba, definitivamente, liberado».
 
En el parte militar que dictara Fidel a Celia el 7 de agosto, y que fuera transmitido por Radio Rebelde, aún se puede leer: «La ofensiva ha sido aniquilada. El más grande esfuerzo militar que se haya realizado en nuestra historia republicana concluyó en el más espantoso desastre que pudo imaginarse el soberbio dictador, cuyas tropas en plena fuga, después de dos meses y medio de derrota en derrota, están señalando los días finales de su régimen odioso. La Sierra Maestra está totalmente libre de fuerzas enemigas».
 
Al hacer un balance de lo acontecido durante los 74 días de ofensiva y contraofensiva, el Comandante en Jefe explicita en el libro que el enemigo sufrió más de mil bajas, y no menos de cinco grandes unidades fueron aniquiladas, capturadas y desarticuladas; quedaron en poder rebelde 507 armas, incluidos tanques, morteros, ametralladoras…
 
La victoria sobre la ofensiva enemiga del verano de 1958 «marcó el viraje irreversible de la guerra».
 
Sobrevendría después la última etapa en la guerra de liberación, marcada por la invasión al centro del país, la creación del Cuarto Frente Oriental y del Frente de Camagüey… La lucha se extendió a todo el país.
 
Pero en la Sierra, Las Mercedes cambió el rumbo definitivo de la historia.

Fuente: 

Periódico Granma

Fecha: 

26/04/2018