Gracias a Fidel, vida y ciencia van de la mano en Cuba
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En estos dos últimos años en que la pandemia de la Covid-19 ha marcado la cotidianidad de las familias en el planeta, seguramente muchos nos preguntamos: ¿Qué hubiera pasado si Fidel no hubiese impulsado el desarrollo biotecnológico en el país, a pesar de carencias económicas y presiones externas? Una respuesta acecha de inmediato: "los muertos hubiesen sido muchos, pero muchos más. Tal vez ni usted ni yo estaríamos haciendo el cuento”, suele escuchársele con frecuencia a la gente en hogares y calles de Cuba al hablar del tema.
Hay quienes rememoran el discurso del Comandante en el acto de inauguración del Centro de Inmunología Molecular (CIM), el 5 de diciembre de 1994, -en pleno Período Especial-, cuando con énfasis, dijo:
No es un lujo, es una promesa de salud para nuestro pueblo y es una promesa de ingresos para nuestra economía.
“Muchos lo tildamos de 'loco', porque lo que estábamos pasando no era fácil, no había nada en el país, ni comida, ni ropa, ni zapatos. Una situación muy difícil, y Fidel destinando millones para la construcción y los aparatos de ese lugar, vaya, uno no podía entender aquello, lo veíamos como un disparate. Pero poco después tuvimos que darle la razón; el hombre sabía lo que estaba haciendo. Ese centro y otros que creó nos han estado salvando la campana desde hace tiempo”, comenta un cubano que lucha contra el cáncer de pulmón, gracias a una vacuna que se produce en el CIM.
Millones de personas en Cuba y en el mundo, que directa o indirectamente, reciben los beneficios del desarrollo científico impulsado por el Comandante en Jefe en Cuba. Los que aprenden a leer y a escribir con el método de alfabetización Yo Sí Puedo. Aquellos que aún caminan gracias al “milagroso” Heberprot-P. Los campesinos que logran cosechas de mayores rendimientos y calidad, por nuevas variedades de arroz u otros cultivares, frutos de las distintas estaciones experimentales existentes en el país. La población que puede prepararse para enfrentar los embates de fenómenos meteorológicos porque existen especialistas en la materia y centros de pronósticos del tiempo. Una sociedad que avanza en la informatización.
Y así, pudiéramos mencionar muchísimos ejemplos, porque respecto al desarrollo científico, Fidel tuvo una visión integral y de largo alcance, por lo que no solo lo impulsó la ciencia en el campo de la medicina, sino que la entendió como fundamento en la solución de los principales problemas que habría de enfrentar la nación en el complejo camino hacia un desarrollo económico y social, limitado en gran medida por factores externos.
“Uno de los grandes méritos de Fidel Castro fue, desde un inicio, jerarquizar el valor del conocimiento para garantizar el futuro. De ahí su empeño en lograr el acceso masivo del pueblo a la educación y a la cultura (...) Un hito en ese empeño fue la creación de la Academia de Ciencias de Cuba en 1962, bajo una concepción integradora de todas las esferas y disciplinas de la ciencia, a lo que se unió el despliegue de la reforma universitaria y la creación del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CENIC) en 1965, matriz de otras instituciones que posteriormente fueron desarrollándose hasta conformar toda una potente y eficaz infraestructura para el desarrollo de la ciencia en el país”, plantean los autores de La Revolución Cubana, Fidel y la Ciencia, y añaden:
"Desde esos pilares, levantados por Fidel, la ciencia dejó de constituir una actividad de élites o de científicos aislados, para convertirse en patrimonio del pueblo a partir de la universalización de la educación. Ello se hizo patente, con singular fuerza, a lo largo de los años 70 y 80, en los que, junto con la creación de universidades y de múltiples centros de investigación, surgieron entidades como el Fórum de Ciencia y Técnica, las Brigadas Técnicas Juveniles, el Movimiento de Innovadores y Racionalizadores y otras, vinculadas con el movimiento obrero y sindical, que habrían de desempeñar un papel protagónico en la ardua tarea de contrarrestar las nefastas consecuencias derivadas del subdesarrollo y del bloqueo económico impuesto por los Estados Unidos.
Mención especial merece el impulso, diseño estratégico y presencia fundacional de Fidel en el surgimiento de diversas entidades de investigación en el campo de las ciencias biomédicas y agropecuarias, entre otras, con una proyección interdisciplinaria y colosal visión de futuro. En ese marco sobresale la creación del Sector Biotecnológico a partir de 1981, cuando su despliegue era monopolizado por países del llamado primer mundo. Ahí radica uno de los más importantes antecedentes de la fortaleza científica cubana que ha permitido hoy el enfrentamiento exitoso al nuevo coronavirus.
Lo que Fidel generó no se limita al rescate de inteligencias, ni a la creación de instituciones científicas, aunque esto solo ya sería un gran mérito. Su gran aporte en este campo ha sido generar una política de desarrollo de la ciencia y la tecnología impregnada de valores éticos, con un sentido humanista y de trabajo colectivo, de colaboración interinstitucional, de solidaridad internacional y de promoción de los diversos campos de la investigación científica, incluyendo las ciencias básicas, las ciencias técnicas y nucleares, así como la no menos importante esfera de las ciencias sociales y humanísticas.
Esta concepción fue validada por acciones concretas que elevaron el nivel de desarrollo científico de la nación, particularmente la organización de los polos científicos a partir de 1991, cuya integración generó capacidades para potenciar los recursos científicos, tecnológicos y organizativos con que contaba el país y atender programas priorizados que dieran solución a múltiples problemas de la sociedad.
De igual forma, y como expresión de la materialización de esta línea de pensamiento de Fidel, se crea, en 1994, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, como herramienta institucional para la proyección y concreción de la política científico-tecnológica nacional y la protección del medio ambiente, en sintonía con las ideas expuestas por él en la Conferencia de Naciones Unidas Sobre Medio Ambiente y Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro en 1992, y que tanto impacto tuvieron en la comunidad internacional”.
En la década de los años 90, estas concepciones de Fidel tuvieron su prueba de fuego, ante la necesidad de potenciar una economía basada en las ciencias para enfrentar las terribles consecuencias del derrumbe del campo socialista y el recrudecimiento del bloqueo económico de Estados Unidos a la Isla. En aquel contexto, la capacidad de previsión del Comandante resultó decisiva y como el 15 de enero de 1960, en el acto conmemorativo por el XX Aniversario de la fundación de la sociedad Espeleológica de Cuba, proclamó que la independencia del país dependía del desarrollo de la ciencia y la tecnología.
“Entre lo que Fidel dijo ese día y lo que Cuba ha construido en las últimas seis décadas, se advierte un hilo inquebrantable: la coherencia de un estadista con visión estratégica de futuro y la fidelidad a un programa político centrado en el desarrollo humano como fin último, por encima de criterios economicistas.
Consciente de las profundas limitaciones de una nación pequeña, subdesarrollada y dependiente, cuyo sentido de libertad incomodaría a la poderosa potencia vecina, desde muy temprano Fidel apostó por alcanzar la soberanía tecnológica y científica; y con la activa participación del pueblo, llenó a la Isla de escuelas, instituciones de salud y centros científicos!”, explicó el Primer Secretario del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez en el Encuentro Virtual "Fidel hombre de ciencia con visión de futuro".
Más de medio siglo de vida en los que desde su posición de líder del proceso revolucionario cubano, estimuló y potenció la producción de la inteligencia y el conocimiento, consciente de que estos factores habrían de desempeñar un rol estratégico en el desarrollo y futuro de la nación. Por lo que muchos consideran que fue el autor del mayor proyecto social en Cuba: la Revolución y su labor transformadora.