«Como el fidelismo existe, han sido muchas las personas, incluso de otros países, que se han llegado hasta aquí para mostrar sus afectos al nuestro Líder Histórico y presenciar el cambio de Guardia de Honor en el sendero de los Padres Fundadores de la Nación», dijo a Granma Annia Domínguez Vicet, museóloga del cementerio patrimonial de Santa Ifigenia
Como aquella gloriosa noche del 1ro. de enero de 1959, y tras la orden del Comandante en Jefe que nuevamente resonó en el parque Céspedes de la Ciudad Héroe, Raúl le habló a Cuba: «El camino recorrido no ha sido fácil, hemos tenido que enfrentar la permanente y perversa agresividad del enemigo (…) ni los golpes de la naturaleza ni nuestros propios errores han impedido que lleguemos a este 65 aniversario. ¡Aquí estamos y aquí estaremos!»
El 1ro. de enero, día de victoria y libertad conquistada, es también un día de homenaje a Fidel, fundador de esa obra inmensa que es la Revolución Cubana, la misma que, más de seis décadas después, continúa siendo, como dijera el propio Comandante en Jefe, «motivo de fundado orgullo» y «hermosa e indestructible realidad».
Otra vez, este 2 de enero, los alrededores de la Plaza de la Revolución de Bayamo se volvieron amasijo de emociones y colores patrios ante la entrada triunfal a la urbe de la Caravana de la Libertad, guiada por Fidel hace 65 años, y que hoy fuera reeditada simbólicamente por pioneros y jóvenes de esta oriental provincia.
La emoción fue la acompañante permanente de Ana Laura Campello Pérez a lo largo de los cerca de 30 kilómetros que recorrió a bordo de un vehículo militar mientras reeditaba , junto a un grupo de muchachas y muchachos, el recorrido de la Caravana de la Libertad por territorio holguinero.
El primero de Enero de 1959 en Palma Soriano, Fidel junto a y Jorge Enrique Mendoza en Radio Rebelde,
prepara su alocución al pueblo de Cuba a través de los microfonos de Radio Rebelde,
leída inmediatamente después
Foto: Archivo de Granma
Quedaban atrás las montañas orientales y ahora el Comandante en Jefe y sus barbudos, como si estuvieran escoltados por la caballería del mayor Ignacio Agramonte,reciben el júbilo popular en las llanuras del Camagüey. Así lo evoca el comandante Juan Almeida Bosque: «En los tramos largos y descampados, el viento besa a los que van en los camiones y en los autos descapotados.
“Antes de terminar quiero decir algo que considero importante: sé que el pueblo de Cuba está preocupado por nuestra seguridad; millares y millares de compatriotas se dirigen a nosotros para pedirnos que nos cuidemos, tienen el temor de que seamos víctimas de una agresión por parte de los enemigos de la Revolución; teme el pueblo que la muerte de uno de sus líderes pueda ser el fracaso de la Revolución.
Cinco años, cinco meses y cinco días antes, el asalto a los cuarteles Guillermón Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, el 26 de julio de 1953 había sido el intento de echar a andar una insurrección popular.
La Revolución empieza ahora, la Revolución no será una tarea fácil, la Revolución será una empresa dura y llena de peligros, sobre todo, en esta etapa inicial, y en qué mejor lugar para establecer el Gobierno de la República que en esta fortaleza de la Revolución (gritos y aplausos); para que se sepa que este va a ser un Gobierno sólidamente respaldado por el pueblo en la ciudad heroica y en las estribaciones de la Sierra Maestra, porque Santiago está en la Sierra Maestra (gritos y aplausos).