Discurso en la Primera Sesión de Trabajo de la Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe, en Santo Domingo, República Dominicana el 17 de Abril de 1999
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Ya que me lo piden, o se lo preguntan, aunque todavía no he podido hacer una síntesis de todo lo que se ha planteado aquí, voy a decir algunas cosas, con la promesa de ser breve (Risas).
Yo meditaba, mientras los demás colegas hablaban, sobre la diversidad de circunstancias que envuelven la historia, la vida y los intereses de todos los países aquí reunidos, y cuán difícil resulta encontrar un lenguaje común.
Me parecía que era necesario ir esclareciendo conceptos sobre lo que significa para cada uno de nosotros ALCA, TLC, Iniciativa para la Cuenca del Caribe, ACP, Lomé.
A veces siento la impresión de que somos unos ciudadanos situados en una esquina, que queremos ir a algún lugar y tomamos el primer ómnibus que pasa, un día uno, otro otro, y así muchas veces marchamos en todas direcciones.
Chocan intereses, es incuestionable, y debemos empezar por tomar conciencia de ello. Aquí algunos de esos choques de intereses han salido a relucir.
No tenemos una visión clara del mundo futuro. ¿Qué significa, por ejemplo, para nosotros realmente la OMC?, y todo el mundo quería una organización mundial de gran comercio. Ese movimiento, incluso, se inició en La Habana hace mucho tiempo.
¿Cómo veo yo en este momento la OMC? Realmente la veo, y lo digo con franqueza, como un temible instrumento de recolonización y explotación del mundo. ¿Cómo justificar una política que tienda a liquidar las modestas preferencias que a duras penas disfrutan 70 países de Lomé? Porque como país de la familia del Tercer Mundo no solo me preocupan nuestros problemas, del Caribe y de América Latina, sino también los de Africa y de otras partes del mundo, porque de ese mundo globalizado formamos parte, y nuestra suerte no puede ir ajena a la suerte que todos esos países corran.
Por qué arrebatar de la noche a la mañana los medios de vida de numerosas pequeñas economías del Caribe que se sostienen del banano, en beneficio de una gran transnacional norteamericana que —como todo el mundo sabe— ha inspirado esa reclamación a la OMC, puesto que Estados Unidos ni produce banano ni exporta banano; es, sencillamente, un gran consumidor de banano, y al menor precio posible.
Nosotros, los cubanos, formamos parte de la familia latinoamericana. Sé que Guatemala cultiva banano, y Honduras, y Ecuador también, México y distintos países.
En ese problema, he pensado muchas veces cuál debía ser nuestra posición. Yo no vacilé, cuando medité sobre esto, en apoyar la posición del Caribe. ¿Quiere decir esto que nos alejamos o que ignoramos los intereses de los países centroamericanos? No, de ninguna forma; pero veo aquí un conflicto de intereses.
Si se toma en cuenta que esas islas caribeñas, unas más y otras menos, exportan apenas el 1½ % —si es que no estoy equivocado, tal vez sea menos— del banano que se consume en el mundo, me pregunto por qué debe convertirse esto en la manzana de la discordia, si son intereses que se pueden conciliar, si nosotros podemos y debemos apoyar a los países centroamericanos en muchas cosas, en muchos aspectos. Ahora mismo los estamos apoyando en la idea de un desarrollo integral, de tipo económico, de tipo social, y los estamos apoyando en la lucha por la condonación de las deudas; le estamos exigiendo al mundo desarrollado que aporte todos los recursos que necesita Centroamérica después del huracán. Conocemos su situación, la necesidad de un desarrollo integral, no solo económico sino también social y humano.
Tienen muchas cosas en que podemos apoyarlos, porque tenemos intereses comunes, y a mí me parece que este conflicto es un conflicto soluble. La cifra relativa de la participación de los países del Caribe es insignificante, sus tierras son limitadas. Además, cuando me pongo a pensar que hay dos o tres grandes transnacionales norteamericanas que controlan el comercio del banano en el mundo, me pregunto por qué hay que sacrificar a decenas de miles de familias que en Jamaica —las he visto— y en otros países del Caribe cultivan dos o tres hectáreas de plátano. Cuando se toma una decisión como esa en la OMC, no se puede apreciar ninguna consideración de tipo humano. Cuando veo que van a barrer las preferencias de Lomé, realmente me horrorizo, porque, ¿de qué va a vivir Africa? ¿Cómo se le pueden arrebatar esas preferencias? Creo que ese no es el camino, hay que exigir recursos, hay que unirse para reclamar, para denunciar, para expresar las realidades del mundo en que estamos viviendo.
¿Cuánto se gasta en armas? ¿Cuánto se gasta en lujos? ¿Cuánto se gasta en portaaviones, acorazados, aviones, cohetes, conquista del espacio, etcétera, etcétera? Y, en cambio, ¿cuánto se gasta en desarrollo?
Los países industrializados —Leonel lo mencionaba— están buscando sus propios intereses. El hablaba sobre cuestiones relacionadas con la zona franca, y las maquiladoras, eso es realmente lo que, en esencia, les interesa, y, tal como yo lo veo, quieren convertir el Tercer Mundo en una gran zona franca, donde no se pague más que salarios, y bajos salarios; ni siquiera impuestos, porque piden exenciones. Nos han puesto a competir a todos nosotros para ver quién da más facilidades y quién cobra menos impuestos. Estos son intereses comunes no solo de los países de la Cuenca del Caribe, sino de todo el Tercer Mundo.
Pienso, sin embargo, que, a pesar de estas diferencias de intereses que pueda haber, de situaciones, de historia, lo mejor que podemos hacer es lo que estamos haciendo aquí: reunirnos, discutir.
Pude darme cuenta en Margarita que había un problema en el Caribe, cuando veía los esfuerzos que ha realizado la República Dominicana con los países de Centroamérica, y me di cuenta de que Centroamérica y el Caribe se sentían realmente abandonados de la mano de Dios.
Se hablaba de MERCOSUR, excelente idea y la aplaudimos; un esfuerzo con el Pacto Andino. Para mí es clarísimo hoy que la América del Sur toda tiene que unirse, y siempre les pregunto a los dirigentes, y no solo a los dirigentes de los países, sino de los organismos internacionales, cuándo se van a unir y cuáles son los obstáculos que dificultan la unión del MERCOSUR y del Pacto Andino.
A muchos amigos de Suramérica —Chávez lo sabe, el presidente Pastrana lo sabe, el Presidente de Brasil lo sabe— he planteado, realmente, que el Caribe y Centroamérica se sienten olvidados, y de eso me di cuenta en aquella reunión de Margarita cuando nos quedamos solos, que habló el de Puerto Rico y dijo lo que estaba pasando (Alguien dijo Costa Rica). Sí fue Costa Rica. Ojalá pudiéramos decir Puerto Rico también, porque es tan latinoamericano como cualquiera de nosotros y tan caribeño como cualquiera de nosotros; pero ya sabemos las razones por las cuales no puede estar en esta reunión.
Les decía: El Caribe no puede ser olvidado; Centroamérica no puede ser olvidada. Y no pensaba en Cuba; Cuba está olvidada hace mucho rato, hace más de 40 años, porque antes estábamos olvidados, ahora estamos olvidados de otra forma, porque nos hicimos independientes, realmente, nos hicimos dueños de nuestro país. Esa es la razón por la que nos expulsaron de la OEA hace casi 40 años, esa es la razón por la cual hay palabras aquí que yo no entiendo ni sé qué significan. Por ejemplo, ¿qué significa Banco Mundial para nosotros? ¿Qué significa Banco Interamericano, presidido por nuestro apreciado y gran amigo Iglesias? ¿Qué significa para nosotros Cumbre de las Américas, qué es eso? Ustedes deben saber un poquito más que yo de eso, porque, al menos, por alguna razón, quizás porque sean mucho mejores que todos nosotros y más santos que todos nosotros y no hayan surgido desde lo más profundo del infierno, sepan lo que es Cumbre de las Américas y algunas de esas cosas. Nosotros casi nos hemos olvidado de eso.
¿ALCA? ¿Qué es ALCA para nosotros? Le agradezco muchísimo a Patterson que haya recordado y haya mencionado una palabra muy sutil, muy prudente y muy discreta al decir: "¿Por qué algunos tienen que estar excluidos?" Realmente no hay algunos, el único error es hablar en plural, hay uno solo excluido (Risas) y ese es Cuba.
Pero, afortunadamente, en nuestra desgracia hemos aprendido a arreglárnoslas con lo que tenemos, vivir modestamente, pero con una gran dignidad, repartir lo que tenemos entre nosotros, y un poco de lo poco que tenemos repartirlo entre los demás, si es posible.
Por eso cuando hablábamos de huracanes y otras cosas, recordábamos la historia de los últimos meses, del esfuerzo que nuestro pequeño país bloqueado ha hecho por contribuir a enfrentar las dificultades de los huracanes. Y no quiero hablar de eso, para qué hablar de eso, no queremos hacernos propaganda ni mucho menos, nosotros trabajamos callados. Trabajamos callados no solo en cuestiones que a veces, bueno, se conocen, sino en nuestras conversaciones con europeos, con dirigentes norteamericanos; porque, a pesar de todo, algunos nos visitan, ¿comprenden?, y algunas personas prestigiosas, inteligentes. Y les hablo de todo, les puedo hablar desde los problemas del mundo y la situación real del mundo hasta de la posibilidad de que un día todas las bolsas esas superinfladas se desinflen y haya una catástrofe en Estados Unidos peor que la de 1929; porque si uno hace cálculos matemáticos saca esa conclusión. Eso explota un día y hay que pensar en eso también.
Lo mismo les puedo hablar de cualquier conflicto, de la situación de Rusia, de por qué van a conducir a ese país a una explosión, o recordarles que Occidente ha sustraído de Rusia 300000 millones de dólares que sabemos dónde están invertidos. Y Europa lo sabe, de eso no hablan nunca, mientras les regatean un crédito de 20 000 millones, que es una gota de agua en una piscina, conociendo como conozco la situación de ese país, que fue el motor propulsor de la crisis que se desató en el sudeste asiático, que ya se había empezado a desatar por México, y se pudo contener con un gran esfuerzo; llegó allí, después llegó a Rusia.
Cuando estuve aquí en Santo Domingo, en la reunión con las universidades, ese mismo día, creo que fue el día 19 de agosto, les dije que iba a explotar la economía rusa; no sabía todavía que estaba explotando en ese momento, lo supimos unos días después, el trauma que produjo, el susto, la caída deprimente en un día de 512 puntos del dow jones famoso de Estados Unidos, y cómo a consecuencia de eso se asustó el Fondo Monetario, el Banco Mundial. Y todos seguramente habrán oído la autocrítica que se hicieron en Nueva York, en las reuniones del 5 y 6 de octubre, los del Fondo Monetario Internacional y las protestas del Banco Mundial con relación a su papel de ayudar al desarrollo social. Todo eso ustedes lo conocen. Después vino la amenaza sobre Brasil y el resto de América Latina.
Para no decir muchas cosas, voy a decirles que no creo en ninguno de los preceptos del catecismo del Fondo Monetario Internacional, es la ruina.
Escuchaba hablar al economista, Presidente de Costa Rica, y él estaba quejándose de que las reservas se disminuían. No se disminuyen, de la noche a la mañana desaparecen. Países, como Malasia, que tenían 40 000 millones guardados y desaparecieron en dos días, tuvieron que rebelarse; y las reservas de uno de aquellos famosísimos tigres, la de Corea, desaparecieron en unos minutos; y la de Tailandia desaparece en unos minutos; y la de Brasil, si no se dan cuenta Occidente y Estados Unidos de que aquello iba a ser ya el principio del fin, y fueron en ayuda de Brasil, que ya ustedes saben lo que ocurrió, de 70000 millones quedó reducido aquello a 35 000. El valor de todas las privatizaciones, de la telefonía, de los grandes yacimientos de minerales que eran, incluso, empresas rentables, desaparecieron en tres semanas.
Esas son verdades del mundo. Nadie tiene ahora ninguna seguridad de lo que va a pasar. Leonel hablaba de las industrias de alta tecnología; pero es que ya esas industrias que fueron desarrollando en esos países del sudeste asiático, en cuestión de días bajaron de 2 dólares a 10 centavos los chips de las computadoras, porque pusieron a todo el mundo a producir computadoras, televisores y hasta automóviles, como si no fuese suficiente la capacidad de producción existente.
Tú dijiste muy bien (refiriéndose a Leonel) y preguntabas dónde estaban los clientes. Pues sí, nosotros sabemos que se producen pantalones de vaqueros. Nos ponen a producir pantalones de vaqueros, zapatos y cosas de esas artesanales, mucha mano de obra, pero los clientes no se sabe dónde están.
Pantalones de vaqueros se pueden producir 40 000 millones. No hay ningún orden en la economía mundial. No sé si el Fondo Monetario o alguien tenía que haber hecho algo, o si un día habrá una cierta coordinación. El desarrollo mundial hoy es un caos, una anarquía, ponen a todo el mundo a producir pantalones de vaqueros hasta producir 40 000 millones de pantalones; pero les van a sobrar 30 000 millones de esos 40 000, porque los africanos no pueden ponerse pantalones de vaqueros, ni pueden usar computadoras, como sueña Clinton —lo dijo allá en la OMC, lo escuché a unos pocos metros.
Nos recordó a Carlos Marx (Risas). ¿Saben por qué? Porque Carlos Marx soñaba con una sola clase y Clinton también; pero Marx soñaba con una clase de trabajadores y Clinton sueña con un mundo convertido en clase media, estilo California, Los Angeles, San Francisco: todo el mundo con computadoras, dos automóviles, una casa, cinco teléfonos; y se sabe que Tokio tiene más teléfonos que toda el Africa, y que Manhattan tiene más teléfonos que toda el Africa con 700 millones de habitantes, y que sin teléfonos no hay computadoras, ni hay computación, ni hay Internet.
Se sabe que en América Latina solo el 2% de las personas tienen acceso a Internet, eso es para ricos. ¿Y cuándo vamos a lograr ese mundo?
Hace unos días estuve reunido con el Presidente de Níger —que, desgraciadamente, falleció o fue muerto hace muy poco, por accidente, o no se sabe todavía cómo—, y me dijo que su tasa de mortalidad infantil era de 213 niños por cada 1 000 nacidos vivos cada año. ¡Increíble!
Algunos comprenderán, o casi todos, en mayor o menor grado, lo que significa eso; pero es que también estaban los datos de un 87% de analfabetismo y una cobertura de solo el 16% de la enseñanza. ¿Cuándo van a aprender los de Níger a comunicarse por teléfono, a utilizar Internet y a convertirse todos en capas medias?
De vez en cuando les pregunto a algunos de los países ricos cómo se va a resolver el problema del SIDA en Africa, donde solamente para que sobrevivan allí los que están contagiados de ese virus un poco más de años, necesitan 300000 millones de dólares al año, a partir de los precios que tienen esos medicamentos en Estados Unidos. Eso es lujo de países ricos.
En Cuba antes se decía lujo de blancos. Pero en Estados Unidos, que es rico, los negros no tienen esas facilidades, ni los indios, ni los mestizos. Eso es de ricos nada más; son sueños de ricos, como la conquista de Marte y todo eso, y muchos de nuestros pueblos no tienen ni una escuelita.
Esa situación que ha habido en Níger es similar. Nosotros le propusimos a Níger un programa de ayuda en la salud, se lo estamos proponiendo también a toda una zona de los países más pobres del norte de Africa, porque lo que queremos es probar lo que puede hacerse con recursos humanos. No tenemos dinero, no nos pidan a nosotros prestados 10 dólares, porque les aseguro que no se los podemos prestar; pero tenemos cierto capital humano, con el cual podemos cooperar con los países del Caribe, de Centroamérica, pero también con otras partes del mundo que no podemos olvidar, con las que debemos estar unidos.
Aquí nos reunimos nosotros, se pelean los centroamericanos con los caribeños por la cuestión del plátano, se pelean los latinoamericanos del resto de los países que pertenecen a la Convención de Lomé, porque la OMC suprime todas las preferencias, ¿qué nos queda?
Los países ricos dan cada vez menos para el desarrollo. Se habló de un 0,7% en épocas felices, en que todavía había guerra fría y competencia; cuando todo eso se acabó ya no se habla ni de 0,8%, ni de 0,7%, ni de 0,5%; dan apenas el 0,4%. Y el que menos da es el más rico de todos, Estados Unidos, que aporta solo el 0,1% o 0,2%, esa es la verdad, mientras la especulación crece a niveles tales que la compra y venta de moneda diariamente alcanza un millón de millones como cifra mínima, especulando con las monedas, especulando con las acciones, especulando con todo.
Tú mencionaste (Refiriéndose a Leonel) la palabra casino. Sí es un gigantesco casino este mundo, y un caos. Y no digo esto para desanimar a nadie aquí, ni mucho menos, sino, realmente, para trasmitir el criterio de que por lo menos que debemos empezar es por reunirnos, para trabajar juntos, esclarecernos.
En cada una de estas reuniones, yo me esclarezco mucho, aprendo, escucho, veo problemas, preocupaciones, puntos de vista. Y hay que gritar bien alto que tenemos que unirnos no solo los del Caribe y los de Centroamérica, sino también unirnos con Suramérica, ellos lo necesitan tanto como nosotros, porque aunque casi todos son grandes y tienen mejores economías, al lado de los gigantes ricos, desde el punto de vista tecnológico y de recursos financieros, no tienen nada. Tenemos necesidad de unirnos, y hay que darle toda la importancia que tiene este encuentro en Río con Europa. Creo que es un gran avance que se hayan acordado de nosotros y podamos buscar un margen de maniobra al menos, al no tener una sola dependencia del norte. Tiene una enorme importancia, y creo, Leonel, realmente, que si de aquí se saca el acuerdo de que grupos de trabajo se pongan intensamente a preparar las posiciones comunes de Centroamérica, el Caribe y Suramérica en la reunión de la Unión Europea, sería lo mejor que podemos hacer de aquí a junio, o julio, no sé ya cuándo será la reunión, porque se ha cambiado varias veces.
Ese es un momento histórico, en que todos nos reunamos allí con Europa, porque Europa también se siente amenazada. Guerreó durante 500 años, pero se une ahora porque no puede vivir separada. Hasta Suiza, que es tan individualista, tan independiente, quiere unirse al euro y quiere integrarse a la Unión Europea. Ellos, que son riquísimos, no podrían sobrevivir en este siglo del que se habla si no se unen. Esta es la real lección. No quiero extenderme más, solo decirles que, realmente, he escuchado con mucha atención y mucho interés todo lo que se ha dicho; creo que cada uno de los que han hablado ha dicho algo interesante.
De manera especial —creo que ustedes estarán de acuerdo conmigo— merece un reconocimiento algo que ha sido motivo de alegría, y es la presencia del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, que con un mar de pueblo detrás está decidido a cambiar las condiciones de vida de su país; un país que pudiera ser hoy, realmente, más desarrollado que Suecia, tiene muchos más recursos que Suecia, tiene talento, tiene universidades. Y él sabe muy bien, y lo sabemos todos —él lo dijo—, que el índice de pobreza crítica en Venezuela está por encima de 80%, las capas medias no avanzan hacia una estandarización, el tipo C de las clases medias pasó ya al sector de la pobreza. Son increíbles las cosas; él quiere cambiar todo eso. Pero me parecieron muy nobles sus palabras, muy sanas, muy espontáneas.
Lo planteó Chávez ayer y me lo dijo a mí realmente en dos palabras. Nunca habíamos hablado una palabra de eso, ni nunca hemos pedido nada, porque a nosotros no nos gusta pedir, se lo decimos con sinceridad. Nos hemos acostumbrado a no recibir, al aislamiento, al apartheid y, además de eso, a tratar de cumplir con nuestros deberes morales hacia los demás, conscientes de que formamos parte de la especie humana.
Alguien dijo que Martí habló de que la patria es Latinoamérica; Martí dijo más, dijo: Patria es humanidad, que es un concepto mucho más amplio.
El joven Presidente de Venezuela es un bolivariano convencido, y aquí reflejó ese pensamiento. Pero él nos había dicho... Ayer mismo me dijo, y si me da permiso lo digo y si no me callo (Risas). Ya que lo dijiste tú, yo me siento con derecho a decirlo. El dijo que quería incluir a otros países, no sé cuáles serán, me imagino que haya unos cuantos; pero me dijo que quería que Cuba recibiera los mismos beneficios que reciben los países incluidos en el Acuerdo de San José. Me quedé admirado, asombrado, impactado, porque ni se me habría ocurrido pedirle eso, realmente (Aplausos).
Y aún digo más, que sea Cuba el último país por el que se preocupe; si hay otros que tienen menos recursos que Cuba dentro del Caribe, denles prioridad y dejen a Cuba para lo último, sencillamente, para cuando tengan ustedes mejores precios del petróleo y estén en mejores condiciones. Nosotros estamos dispuestos a esperar, llevamos 40 años esperando, Chávez; pero nos conmueve la idea tuya, y estoy seguro de que todos aquí lo van a recibir con gran placer.
Pero observé bien, llevo 40 años observando. Al menos tengo el privilegio de la estabilidad (Risas); a lo mejor Patterson también tiene el privilegio de la estabilidad, y en Europa la Thatcher la tuvo por 15 ó 16 años; Kohl estaba en 16 y quería 20 (Risas). Yo, realmente, no quiero nada, es el destino el que me ha dado un trabajo y lo he seguido, mientras haya consenso, que es el principio democrático esencial; nadie que no tenga el consenso del pueblo y el apoyo del pueblo debe estar en ningún cargo, ni en ninguna responsabilidad, realmente. Entonces pienso esto, que otros han estado tiempo.
A mí me critican porque me han puesto ahí, o me puse yo mismo sin quererlo, no sé; porque se nos ocurrió hacer una revolución a las puertas de Estados Unidos y libramos una lucha muy dura. Nos ha servido la estabilidad para sobrevivir, pero cuando decidan mis compañeros, en primer lugar, o no pueda, tengan la seguridad de que yo no estaré dándoles lata a ustedes aquí, si acaso vendré como invitado casi olvidado, como suele ocurrir cuando ya se dejan los cargos y las cosas. Pero, fíjense, siempre ustedes los premian con un aplausito (Risas), ya lo he visto, y así hemos aplaudido aquí al salvadoreño, con mucho gusto. El no me aplaude nunca a mí, ¿saben?, quiero que lo sepan (Risas), pero yo siempre lo aplaudo; lo cortés no quita lo valiente, y hay que luchar por la unidad y todas esas cosas.
Quiero resaltar eso. Me gustó mucho lo de poner una universidad para el Caribe en Venezuela; entonces tendremos dos, Chávez, cuenta con nuestra colaboración. Nosotros hemos puesto las universidades de Cuba al servicio del Caribe, y los dirigentes del Caribe saben que no tienen meta en cuanto al número de ingenieros, arquitectos, médicos que quieran formar.
En cuestión de semanas, después de los huracanes, se ha creado una escuela de medicina latinoamericana, ya tiene casi 1 000 alumnos. En septiembre comenzarán sus clases alrededor de 1 800 alumnos latinoamericanos, sin incluir los de Haití, porque el idioma nos complica si utilizamos más de un idioma, de manera que vamos a hacer otra escuela para Haití en la zona más próxima a su país, en el extremo oriental, donde tienen que aprender primero el español.
Los caribeños están en todas las universidades de nuestro país y no tienen meta. Y me alegra muchísimo esa idea de Chávez, porque sabe la importancia del capital humano, de la preparación en esta era para llegar a ocupar un lugar en el mundo.
También le agradezco mucho a Patterson su recuerdo y sus palabras, que he escuchado con mucho interés.
Y les agradezco infinitamente a todos ustedes el haber tenido la paciencia de escucharme.
Gracias.
(Ovación)