Discursos e Intervenciones

Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz al hacer las conclusiones del VII Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, efectuado en el Palacio de Convenciones, el 28 de diciembre de 1984

Fecha: 

28/12/1984

Compañeras y compañeros diputados:

En las últimas semanas he tenido la ocasión de dirigirme a todo el pueblo sobre varios temas, a nuestro juicio, de mucha importancia. No tengo ninguna cosa nueva que decir, por eso simplemente voy a meditar y a conversar un poco alrededor de estas mismas cuestiones.

Primeramente me parece que en esta reunión de la Asamblea Nacional se han tomado acuerdos importantes, ¡bastante importantes! Me parece que la Ley de la Vivienda es realmente histórica. Es mucho más amplia que las primeras leyes que hizo la Revolución: la rebaja de alquileres y después la reforma urbana. En aquella ocasión la Revolución hizo leyes a costa de los casatenientes; en esta ocasión la Revolución hace una ley a costa de los propios bienes del Estado, sin que por eso nos vayamos a arruinar.

En realidad nunca nuestro Estado socialista ha visto el problema de la vivienda como una fuente de recursos financieros, como una fuente de ganancias, en el mejor sentido de la palabra, porque las ganancias del Estado son ganancias para el pueblo. Anualmente el Estado invierte grandes sumas en la construcción de viviendas; esta ley significará que dejará de percibir algunos ingresos por concepto de alquiler al cabo de un período de años, pero no se trata de ingresos fundamentales; es tan barato el alquiler en nuestro país, para los que pagan alquiler, pues no debemos olvidar que, en virtud de las primeras leyes, muchas de las familias ya no pagan alquiler, que tal reducción de ingresos puede ser perfectamente asimilada por la economía nacional.

Esta vez la ley va a comprender fundamentalmente a los cientos de miles de nuevas viviendas construidas por el Estado en estos 25 años, pero, incluso, en las viviendas que están por construir tampoco se busca ninguna ganancia, es decir, ingresos adicionales por parte del Estado. El Estado tiene muchas e importantes fuentes de ingreso para atender las necesidades del país; lo que se invierta en los años futuros en vivienda se reintegrará al Estado con un interés mínimo y a base, esencialmente, de los costos de las construcciones de esas viviendas, tal posibilidad demuestra lo que solo un sistema socialista puede hacer. Un objetivo como este no se lo puede proponer ningún Estado capitalista; un Estado socialista puede, si lo desea, cobrar los alquileres baratos, como hacen todos los Estados socialistas, en la propia URSS los alquileres son muy baratos, y con el alquiler está la calefacción y algunas cosas más, tan baratos son allí los alquileres, que el uso de la vivienda es prácticamente gratuito; un Estado socialista, si lo desea, también puede ofrecer la vivienda gratuitamente, en el caso de la URSS, repito, en la práctica es gratuita; un Estado socialista puede, si lo desea, construir viviendas, alquilarlas, recibir ingresos e incluso percibir ganancias, ya que esas ganancias podrían destinarse, si se desea, a otras cosas en beneficio del pueblo, no se apartaría de la ética o de los principios socialistas. Pero solo un Estado socialista puede hacer esta Ley que acabamos de aprobar, y que convertir a todos los ciudadanos del país en dueños de las viviendas.

Hay algo más que ocurre en los países capitalistas, los dueños de viviendas, lo que tienen que pagar de impuestos es tan alto que muchas familias en Europa, en Estados Unidos y en otros países capitalistas desarrollados, pagan sumas que a veces ascienden a cientos de dólares al mes de impuestos por la vivienda de las cuales son dueños. En nuestro país, nuestra población no pagará ni alquileres ni impuestos por la vivienda. Será su vivienda, pagada en un período de tiempo relativamente prolongado; no tiene que pagar impuestos por ella al Estado, y pienso que no los pagará tampoco en el futuro. Con el desarrollo de otros muchos recursos, no creo que el Estado socialista tenga que cobrar alguna vez impuestos por la vivienda. Eso no puede ocurrir en ningún país capitalista, sería absolutamente imposible. Habrá un fondo de inversiones todos los años y ese fondo se irá recuperando poco a poco, será creciente en la medida en que nos lo permitan nuestras posibilidades, hasta llegar a la cabal satisfacción de las necesidades de viviendas que es uno de los problemas más difíciles en el mundo de hoy, que ha sido resuelto en lo fundamental solo en los países socialistas. Ningún país capitalista ha resuelto todavía el problema de la vivienda.

Como decíamos recientemente, esto no se aparta ni un ápice de los principios del socialismo ni del marxismo-leninismo; no nos convertimos en capitalistas. Por ahí salió un cable sugiriendo que estábamos haciendo una ley de tendencia capitalista. ¡Hicimos al principio de la Revolución leyes como esta cuando íbamos hacia el socialismo, por qué no las vamos a hacer ahora cuando vamos cada vez más hacia el socialismo! ¡Ya quisiera el capitalismo la posibilidad de algo parecido, que ni soñarlo puede una sociedad regida por la explotación, el lucro y la ganancia!

Hemos introducido, como explicaba ayer, algunos elementos, como la posibilidad de alquilar algún cuarto con el precio libre; eso tampoco nos aparta del socialismo, eso lo resuelve el desarrollo; cuando tengamos suficientes viviendas y cuando cualquier ciudadano pueda adquirir un apartamento, con un precio relativamente bajo, no irá a alquilar un cuarto a nadie donde le puedan cobrar mucho más caro. Eso no nos preocupa y el propio desarrollo eliminará esa prerrogativa o esa posibilidad de alquilar un cuarto, que les dará a algunas personas la posibilidad de una renta ajena a su trabajo; habrá una cierta redistribución entre el pueblo. Pero eso no crea ningún género de capitalismo.

Otra ley de mucha importancia que acabamos de aprobar es el Código de Trabajo, que recopila prácticamente todas las legislaciones que se han ido estableciendo durante estos 25 años. No pensamos que sea perfecto nuestro Código, es el primer Código; tampoco creemos que nuestras disposiciones legislativas son perfectas, y es posible que cuando profundicemos mucho más en este aspecto, algunos criterios, algunas disposiciones deban ser modificadas, deban ser mejoradas, de modo que la legislación obrera contribuya no solo a la consagración del derecho de los trabajadores, sino también contribuya al desarrollo del país, a la utilización óptima de los recursos humanos, a que seamos un pueblo eficiente, disciplinado, productivo, altamente productivo; por eso se establece en el propio Código que periódicamente deberá ser revisado. Pero me parece que es una legislación muy avanzada, que recoge las conquistas y los derechos de nuestros trabajadores en su revolución.

Tuvimos oportunidad también en esta reunión de recibir una información sobre la Educación Superior, lo que ha hecho la Revolución en esa esfera, los recursos con que cuenta hoy la Educación Superior, el número de alumnos, que constituye, sin dudas, un salto colosal; tan colosal, que Pinar del Río, la "Cenicienta", tiene casi tantos estudiantes universitarios como tenía toda Cuba antes de la Revolución.

También ayer tuvimos oportunidad de comentar de los esfuerzos que se realizan en el área universitaria para superar deficiencias, e incluso errores que se han cometido, que están, sin embargo, en vías de superación. Pienso que tenemos muchas posibilidades en ese campo, y ayer expresaba algunas ideas de lo que debemos hacer en relación con el sistema de ingresos en la Educación Superior, y lo que se estaba haciendo ya en relación con la elevación del nivel de los estudiantes preuniversitarios que luego ingresan en las universidades.

Tuvimos ocasión también de escuchar el magnífico informe de la provincia de Pinar del Río y el grato placer de poder apreciar el colosal cambio que se ha producido en esa provincia en estos 25 años de la Revolución; es realmente un motivo de orgullo y de satisfacción para todos nosotros, más aún cuando sabemos que en los campos donde han dado los mayores saltos, como es el desarrollo social, el desarrollo de la educación, la salud, el deporte, la cultura, lo que ha ocurrido allí es un reflejo de lo que ha ocurrido en las 14 provincias del país, y ni siquiera un reflejo de lo que ha ocurrido en el municipio especial de Isla de la Juventud, Isla que pasó de la prehistoria a la época moderna en unos pocos años, aunque Pinar del Río realmente pasó del feudalismo al socialismo (RISAS). Aquello era propiedad, realmente, de un grupo de terratenientes, que eran allí los dueños de todo, y siempre manejada por un grupo de politiqueros. Pinar del Río fue una de las últimas provincias en incorporarse a las guerras de independencia; hacia Pinar del Río se dirigieron las fuerzas invasoras, pero cuando llegaron a aquella provincia, se encontraron un gran patriotismo, un gran entusiasmo, combatividad, cooperación, y allí libró Maceo una de las más brillantes campañas de toda su vida.

¡Una vez más la provincia de Pinar del Río esta demostrando ese entusiasmo, esa combatividad, ese espíritu patriótico, y esa inteligencia y sabiduría para enfrentarse a los problemas y para avanzar!

Estas cosas de que hablo son importantes. Pero me parece que lo más importante que hemos acordado hoy, y lo que va a tener más trascendencia es el Plan Económico de 1985 y la concepción que entraña ese plan económico.

Ustedes escucharon el informe del compañero Humberto, que recoge con muchos datos el resultado del Plan 1984 y objetivamente el resultado del Plan en índices, en incremento de la producción, de la productividad; los índices económicos y los índices sociales son buenos, pudiéramos decir, realmente, ¡muy buenos! ¿Qué país latinoamericano puede mostrar el crecimiento que tuvo nuestra economía en el año 1984?, ¿pero qué país capitalista? ¡Ah!, bueno, Estados Unidos por excepción tuvo en este año 1984 un crecimiento alto, vamos a ver cuanto alcanza en 1985 y cuánto alcanza en 1986.

Todo el mundo sabe que Estados Unidos ha impuesto enormes tasas de interés; por su influencia predominante, hegemónica en la economía capitalista y en la economía del Tercer Mundo, ha podido imponer tales tasas de interés que —como expliqué el 26 de Julio en Cienfuegos— recogió el dinero de todo el mundo a base de esas elevadas tasas, afectó la economía de sus propios aliados occidentales, a todos, de una forma o de otra, los cuales han podido crecer muy poco y donde el desempleo se ha incrementado, con la sola excepción de Japón, que ha tenido un poquito más de crecimiento o de incremento en la economía en 1984 que los países de Europa occidental, y es sin duda uno de los países capitalistas de economía más eficiente.

Esto tiene también en parte su explicación en el hecho de que después de la guerra, en virtud de los arreglos que tuvieron lugar al final del conflicto, a Japón se le prohibió hacer inversiones militares y estas quedaron reducidas a un nivel muy estrecho hasta ahora, o hasta los últimos años en que Estados Unidos lo ha estado presionando para un incremento considerable de los gastos militares. Invirtieron los recursos fundamentalmente en desarrollar y modernizar la industria, mientras Estados Unidos invertía cantidades fabulosas en la esfera militar —ahora lo hace en un grado mucho más alto—; pero como consecuencia de eso, muchas de las industrias de Estados Unidos se volvieron anticuadas, atrasadas, improductivas, costosas. La industria de acero de Estados Unidos no puede competir con la industria de Japón, ni con la de otros varios países. El dinero que en Estados Unidos se invirtió durante 30 años en armas, los japoneses lo invirtieron en la industria: desarrollaron tecnologías, hay quienes dicen también que copiaron bastantes tecnologías, y el hecho es que desarrollaron una industria eficiente y, voy a decir más, con productos eficientes; equipos que en muy distintas esferas nosotros conocemos algunos: en la construcción, en el transporte, en la electrónica. Y sin ánimo de hacerle ninguna propaganda a los productos japoneses y solo por honradez digo que son de buena calidad. Es el único país capitalista desarrollado que ha logrado sortear con algunos éxitos la crisis económica.

Bien, Estados Unidos tuvo este año a costa de la economía mundial un crecimiento alto; hay sin embargo un gran número de economistas que consideran que viene una nueva crisis y pronto, sobre todo si no superan el déficit presupuestario, que alcanza ya alrededor de 200 000 millones de dólares, que ha convertido la deuda pública de Estados Unidos, la ha elevado a un millón 650 000 millones de dólares, es decir, un millón de millones, que en español se dice un billón, más 650 000 millones. Esa es la deuda pública. De modo que alrededor de una tercera parte de los ingresos del presupuesto tiene que dedicarse a pagar los intereses de esa creciente deuda pública.

En el mes de noviembre rompieron un nuevo récord, 28 500 millones de déficit y se dice que a ese paso —porque el de octubre fue también grande— nadie sabe cómo va a ser el de diciembre; si en un solo mes han tenido un déficit de 28 500 millones, es probable que pase de 200 000 millones en este año fiscal, ¡pueden ser 205 000 millones o más! No se sabe todavía cómo van a resolverlo. Hubo promesas al pueblo de Estados Unidos de que los impuestos bajo ningún concepto serían aumentados, ¿y, entonces, cómo pueden disminuir ese déficit? Claro, ya hay nuevos proyectos de reducción de recursos asignados a la asistencia médica, seguridad social, etcétera, que ya se han visto muy afectados en estos años y hasta, incluso, se habla de ciertas limitaciones en el presupuesto militar.

Pero yo sostengo que las dificultades económicas de Estados Unidos constituyen una realidad objetiva, y de no rectificar su actual política de gastos militares, serios problemas económicos y sociales se le avecinan. A mi juicio, son vientos que tienen que soplar en favor de la búsqueda de la distensión internacional, de la búsqueda de alguna forma de coexistencia; porque con esa política, con esos gastos, repito, no podrían evitar problemas serios. Estoy absolutamente convencido de eso, a no ser que se empeñaran en ir a la guerra a toda costa, lo cual sería realmente una locura absoluta y, además, un suicidio general. Entonces, ¿cómo van a enfrentar los problemas económicos si continúan con ese déficit y con ese nivel de gastos militares? No hay que ser especialista, no hay que ser economista, basta un elemental sentido común para comprender eso.

Mas no solo esto, el déficit anual de la balanza comercial de Estados Unidos alcanza en este momento un nivel de 120 000 millones de dólares, eso es lo que importan por encima de lo que exportan; tienen casi más dificultades en este sentido que Jamaica o Haití, están más o menos iguales.

No pueden continuar haciendo eso. Como decía la propia prensa de Estados Unidos, un periódico de Washington, están viviendo del dinero de los demás, y están viviendo de préstamos y están viviendo igual que los países latinoamericanos hace tres años, por encima de su producción y de su productividad. Indiscutiblemente que están importando sin límites; sus propias mercancías no son competitivas con muchas de las mercancías producidas por otros países capitalistas industrializados, tienen que estar estableciendo cuotas, límites administrativos a la importación de acero, de equipos, de infinidad de cosas, entrando en contradicción con las propias teorías y los propios principios del capitalismo, con la libertad de comercio, etcétera, etcétera, que toda la vida el sistema capitalista y sobre todo los países industrializados han defendido, oponiéndose de paso a toda forma de protección de la industria nacional en los países del Tercer Mundo.

¿Qué fue lo que hundió la economía chilena?, ¿y qué fue lo que hundió la economía argentina? Las tesis del libre cambio y de la competencia. Figúrense, Argentina produce automóviles y no son malos; nosotros tenemos algunos miles de esos automóviles, aquí se usaron en alquiler y en otros destinos, automóviles relativamente buenos. Pero si se suprimen las tarifas arancelarias y ponen al automóvil argentino a competir con el automóvil japonés, el acero argentino a competir con el acero japonés, la industria automotriz a competir libremente con la japonesa, que tiene una elevadísima productividad, con robots en muchos casos trabajando allí en lugar del hombre, arruinan a la industria automovilística argentina; aplicada esa política al resto de las ramas industriales, arruinan a toda la industria nacional. Eso fue lo que hicieron los gobiernos militares en Chile y en Argentina: les abrieron las puertas a las mercancías de Japón, de Taiwán, de Corea del Sur y de Hong Kong, países los tres últimos dominados por las transnacionales, que han invertido allí, han empleado mejores tecnologías y a base, fundamentalmente, de bajos salarios; tienen una productividad más alta, más bajos costos y, naturalmente, Chile, Argentina y otros países se llenaron de productos y de mercancías de Corea, de Taiwán, de Japón, de todos esos lugares, arruinando la industria nacional.

Mas, no solo eso, la fuga de capitales. Como en Estados Unidos pagaban 12% o más de interés y el dinero estaba seguro, ocurrió en esos países lo que ocurrió también en México, en Venezuela y en otras muchas naciones del hemisferio, que cada vez que alguien se huele una devaluación, como la devaluación equivale a la confiscación de una parte del dinero de los que tienen depósitos en los bancos, inmediatamente cambian el dinero en dólares —eso se llama libre cambio— y lo depositan en Estados Unidos con un alto interés y con una mayor seguridad para su dinero. En gran parte, esta deuda de 360 000 millones de dólares, no se trata simplemente de que gastaron todo ese dinero, gastaron sí, y bastante, en algunos países, incluso robaron y robaron bastante, las empresas extranjeras extrajeron también sus dividendos, pero una gran cantidad de ese dinero simplemente se fugó de esos países y se depositó en el extranjero.

Esa es la realidad clarita, refleja un poco la tragedia que están viviendo estos países con esa deuda, con los precios de las materias primas y los productos de exportación deprimidos, con las tarifas arancelarias incrementadas en los países capitalistas industrializados; todo eso está detrás de la tragedia económica del Tercer Mundo y especialmente en América Latina, sumida en una crisis de la que nadie sabe cómo va a salir.

Hay muchos, y sabemos, mucha gente responsable, preocupada por este problema y estudiando cuál va a ser el destino de este hemisferio en el año 1990, en el año 2000, en el próximo siglo, porque no se ve salida al túnel por ninguna parte.

Pues bien, en este año 1984, nosotros hemos tenido un crecimiento de 7,4 de la economía, y no solo eso, hemos tenido un crecimiento sostenido, elevado en todos estos años del quinquenio, que se manifiesta en datos, como los que reflejaron aquí: cuántas gomas más se produjeron, cuánto cemento más, cuánto acero, cuántos millones de pesos en piezas de repuesto, cuánto produjo la industria alimenticia, cuánto produjo cada rama de nuestra economía, que son crecimientos reales, objetivos, sin ninguna exageración, sin ningún dato falseado en absoluto.

Ahora bien, nosotros tenemos que analizar esos crecimientos, a pesar de que ello refleja una situación muy diferente y mucho mejor que cualquier país del Tercer Mundo y que cualquier país de América Latina, incluso los más ricos, los que disponían, como Venezuela, de 15 000 millones de dólares de ingreso solo por concepto del petróleo, no obstante lo cual, los cables publican las dificultades económicas, el desempleo creciente que abarca más del 20% de la población, los barrios indigentes, problemas de todo tipo, a pesar de ese fabuloso ingreso, y no alcanzan los crecimientos que ha tenido nuestra economía, sin hablar de nuestro desarrollo social, incomparablemente más alto que el resto de los países de América Latina. No se parece en nada el cuadro de Cuba al cuadro de nuestros hermanos de América Latina y el Caribe.

Los imperialistas se encargan de inventar cosas, en su propaganda todos los días algo, esto y lo otro; recientemente leí un cable que hacía un recuento de las calamidades de estos países: ¡Ah!, y pasó por Cuba, también mencionó a Cuba: Cuba que tiene racionamiento hace tanto tiempo; olvidó mencionar que nuestra población consume un promedio de 3 000 calorías y 80 gramos de proteínas per cápita diariamente, y no dijo una palabra de que nuestro país no sufre el flagelo del desempleo, no tiene ni pordioseros, ni analfabetos, ni mendigos, ni prostitutas, ni juego, ni drogas, donde más del 90% de los niños entre 6 y 16 años están escolarizados, donde la seguridad social alcanza a toda la población, donde los niveles de alimentación, al alcance de todos, están realmente entre los primeros de América Latina, y donde las condiciones de salud son ya admiración del mundo entero, donde la mortalidad infantil está reducida a índices de alrededor de 15 ya, lo que da lugar a que cuando se reúnen aquí visitantes, las mujeres latinoamericanas para un evento, o los pediatras de América Latina y España se queden asombrados realmente, porque mientras más campañas han hecho contra este país más grande es la sorpresa, el asombro de los visitantes cuando ven lo que realmente ha hecho nuestro país. Las agencias imperialistas de información en su propaganda cuando tienen que mencionarnos pasan rápido y no profundizan mucho en este terreno, porque es como una papa caliente (RISAS); cómo tanto que calumnian al socialismo pueden hablar de lo que ha hecho Cuba y pueden hacer comparaciones de Cuba con relación a nuestros hermanos de América Latina. ¡Ah!, la teoría les falla ya, las fórmulas han fracasado.

Todavía nos recordamos cuando se habló hace algo más de 20 años de la Alianza para el progreso como la gran panacea que salvaría a los países subdesarrollados de este hemisferio, y se hablaba de 20 000 millones en créditos y ayuda, las inversiones extranjeras y el sistema capitalista lo resolverían todo; ahora lo que deben es 360 000 millones, y lo que tienen que pagar de intereses cada año son decenas de miles de millones, si pueden pagar, y un estado económico y social peor que nunca; es lógico que no les convenga mucho recordar eso. Pero ellos están conscientes de la realidad, lo saben, porque todos los días aparecen montones de cables sobre el cuadro económico y social de América Latina.

Bien, nuestra situación es incomparablemente mejor que cualquiera de los países hermanos de este hemisferio. ¿Y por qué, cómo?, cuando el precio del azúcar en el mercado mundial ha bajado ya de 4, me dicen que ayer, hace 24 ó 48 horas estaba en 3,12 centavos la libra, ya eso es a nivel de 70 dólares por tonelada de crudo. Cuando la Revolución triunfó el azúcar estaba alrededor de 5,6 centavos, bajó a 4 más o menos en varias ocasiones, pero entonces a esos bajos precios con una tonelada de azúcar se compraban 6 toneladas de petróleo, y ahora a ese precio del mercado mundial para comprar una tonelada de fuel oil o de diesel hacen falta más de 3 toneladas de azúcar.

¿Por qué nosotros estamos haciendo lo que estamos haciendo, disfrutamos de lo que estamos disfrutando y tenemos estos índices económicos y sociales? Debemos preguntarnos por qué y debemos profundizar y sacar las conclusiones pertinentes, como creo que las estamos sacando. En este crecimiento de 7,4, que es un crecimiento real, y analizando en conjunto todos aquellos renglones en que hemos crecido, ¿es lo más conveniente para el futuro del país? No. Esa es la primera conclusión.

En tres renglones no hemos crecido por distintas causas: no se cumplió el plan de azúcar del año 1984, que era alrededor de 8,8, 8,9 millones, alcanzamos 8,2; tuvimos unas 600 000 ó 700 000 toneladas menos de azúcar. Y voy a decir la verdad, voy a decirlo, es justo decirlo: sabemos que los trabajadores hicieron un gran esfuerzo, es lo cierto; incluso, no gastaron petróleo en el año 1984 en la producción de crudo, que ya eso es un gran avance. Hace seis o siete años se gastaba casi medio millón para producir 6 millones de toneladas de crudo, y ahora cero petróleo en la producción de crudo y una producción de 8,2; pero nos quedamos por debajo de la meta en unas 600 000 ó 700 000 toneladas, y recuerdo que casi al final de la zafra era todavía más grande la diferencia. El rendimiento de azúcar en la caña bajó en un 10%, se molió más caña que la calculada en el plan; las condiciones climáticas fueron realmente muy desfavorables. Un renglón importante: baja el precio del azúcar y baja la producción del azúcar que tenemos que exportar en área convertible o a los países socialistas.

Por determinadas causas y factores también, la producción de níquel quedó por debajo del plan, otro importante producto que se exporta parte en área convertible y parte importante también en área socialista, uno de los productos más apreciados por los países socialistas.

La producción de cítricos, otro de los importantes renglones de exportación para los países socialistas que debían recibir determinadas cantidades, según los planes quinquenales y los planes anuales, quedó por debajo de las metas, igualmente debido a un conjunto de factores. Yo no voy a entrar a analizar todos los factores objetivos y también subjetivos, el hecho es que el país no pudo impulsar el plan de cítricos al ritmo necesario, ni los planes necesarios para el riego del cítrico, que son fundamentales en esta producción.

En tres productos importantes nos quedamos por debajo, en casi todo lo demás se cumplieron y sobrecumplieron los planes, ¡ah!, pero nos quedamos por debajo en tres productos estratégicos de exportación. En cambio aumentábamos las importaciones. Ese crecimiento requirió aumento de importaciones del área convertible y requería aumento de exportaciones en esa área. Si aumenta el gasto en moneda convertible y no aumentan en proporción aún mayor las exportaciones en moneda convertible, entonces el valor de ese índice y de ese crecimiento es relativo. Claro que en algunos otros renglones sí aumentaron las exportaciones de convertible, el año anterior nos habíamos quedado casi sin cosecha de tabaco cuando el ciclón invernal en Pinar del Río, por eso aparece un incremento tan grande de la producción de tabaco en este año, porque es que en el año 1983 se perdió la cosecha prácticamente: una vez fue el moho azul, y otra vez fue el ciclón o los ciclones. Por eso aparece un índice tan grande de crecimiento del tabaco, es que se compara con un año en que casi no hubo cosecha. Crecieron las exportaciones de productos del mar y crecieron los ingresos por el turismo; crecieron, desde luego, las exportaciones en convertible; pero tres productos estratégicos de exportaciones capitalistas o socialistas quedaron por debajo de los planes, y al mismo tiempo ese crecimiento tan elevado requirió materias primas y otros gastos en moneda convertible, que estaban por encima de los incrementos de las exportaciones en esa área y no al revés, como debe ser para cumplir todas nuestras obligaciones y garantizar un sólido y sano desarrollo. Luego, lo fundamental no es solo crecer, sino en qué se crece y para qué se crece.

Indiscutiblemente que producir más cabillas es bueno, podemos hacer más construcciones, o podemos exportar una cantidad de cabillas, tenemos que escoger. Nuestra producción en cabillas ha aumentado y sigue aumentando, y en años futuros va a aumentar mucho más; Antillana de Acero llegará a producir 900 000 toneladas de diversos tipos de acero y estamos invirtiendo fuertemente allí en colaboración con los soviéticos.

Sí, crecieron las producciones de cemento, bien, si todos esos materiales los empleamos en construir aquí en Cuba, el índice de crecimiento de la economía sigue siendo alto, pero requiere también invertir en gomas, que si no las producimos todas hay que importarlas en parte del área convertible o en materias primas para producirlas, y necesitamos también más acumuladores y piezas de repuesto y capacidades de transporte y, además, en dependencia de lo que se trate, tuberías, materiales de diversa índole que hay que importar, alambres, una cantidad de insumos para las construcciones, porque no producimos todos los materiales de construcción, y, además, petróleo, que cada tonelada de diesel que gastamos equivale aproximadamente a 235 ó 240 dólares, no me acuerdo con exactitud, pero más de 230 dólares cada tonelada; si invertimos 100 000 toneladas en combustible más en construcciones —y estoy citando el ejemplo de las construcciones—, son mas de 20 millones de dólares menos que disponemos, porque si ahorramos ese petróleo de las cantidades estipuladas a recibir por nuestro país —como expliqué en el Fórum de Energía—, entonces nosotros podemos reexportar ese combustible, que es una fuente de ingreso en divisas convertibles. Si todos esos incrementos de producción de cemento, de acero y las demás cosas los empleamos en construir, ¡Y miren que tenemos necesidades de construcción y, además, deseos de construir!, los tenemos todos: todos los organismos, todos los Poderes Populares, todos saben qué hace falta, o si no los electores se lo recuerdan todos los días a los delegados: que falta esto, que si quiero esta tienda en esta esquina, que nos hace falta tal cosa, que si queremos un estadio aquí, o si hace falta un policlínico, o que necesitamos tantos edificios de apartamentos, o una mejor escuela, o arreglar este edificio viejo, o un cine, o el módulo cultural para llegar a tener el museo, el cine, los 10 aspectos para cada municipio, en fin, más esenciales o menos esenciales.

Todo el mundo tiene muchas cosas que hacer y quiere hacer muchas cosas.

Bien, puede aparecer un índice de que creció la producción material y podemos invertirlo todo aquí y consumirlo todo, podemos aumentar la cantidad de tejido y distribuir un metro cuadrado más, o dos, o cinco, o diez, o más refrigeradores de los que hacemos aquí. Nosotros tenemos dos tipos de refrigeradores: los de producción nacional y los que importamos de la URSS; una parte del componente de producción nacional son divisas convertibles, muchas de esas producciones, desgraciadamente requieren un poco de divisas convertibles, una parte siempre de todo lo que invertimos, de todo lo que producimos incluye gastos en divisas convertibles. Entonces, es muy importante saber en qué crecemos, cuánto nos conviene crecer, en qué nos conviene crecer y qué hacemos con lo que crecemos.

¿Nos conviene crecer acaso en producciones que originan gastos en divisa convertible o necesidades de divisas convertibles y disminuir las producciones que originan ingresos en divisas convertibles? En cierta forma lo que nos pasó en 1984 fue eso: aumentaron las producciones que originaron gastos, o que impidieron ahorrar cosas que podíamos exportar, y en algunas de las ramas estratégicas, por diversas razones, disminuyó; es decir, no en todas disminuyó la producción, esto ocurrió solo en cítricos y níquel, algunas como el azúcar creció bastante con relación a la zafra anterior, aunque se incumplió el plan, es realmente lo más correcto.

Esto nos afecta no solo en el área de las divisas convertibles, nos afecta los cumplimientos de nuestras obligaciones con los países socialistas, se afectan las entregas de cítrico, se afectan las entregas de azúcar, fundamentalmente a la URSS, se afectan las entregas de níquel. Y no piense nadie en absoluto que los soviéticos vinieron a presionarnos, a exigirnos que les cumpliéramos, al contrario, todo lo contrario, tuvieron absoluta comprensión —como la han tenido siempre, en estos 26 años—de nuestras dificultades y, en cambio, ellos hicieron el máximo esfuerzo por cumplir todas las entregas de mercancías que estaban conveniadas ya desde 1980, y así fue siempre (APLAUSOS).

Ahora, nosotros somos hombres de honor y de vergüenza, y nuestro pueblo tiene un prestigio muy grande, un respeto muy grande y un cariño muy grande, conquistado en la comunidad socialista. Nadie nos tiene que decir que un deber esencial de nuestro país, un deber moral, fundamental, es que cumplamos esas obligaciones. Pero no solo creo que es una conveniencia moral, pienso también que es una conveniencia económica: mientras más rigurosos seamos en el cumplimiento de nuestros compromisos, más posibilidades tenemos nosotros de contar con la voluntad, con el deseo y el entusiasmo de ayudarnos, eso lo explicaba recientemente. Y pienso, incluso, que un obrero soviético de los que trabajan allá en Siberia a 20º bajo cero, produciendo petróleo o madera en un momento dado, se sentiría mucho más satisfecho, moralmente compensado al saber que el níquel nuestro está llegando allá, y el azúcar nuestro llega a Siberia, y las toronjas de la Isla de la Juventud y las naranjas de la isla de Cuba llegan también a Siberia o a cualquier otra parte de la URSS, así como los demás productos que nosotros debemos entregar.

Yo decía eso, pero, además, sobre la forma en que nosotros debemos invertir de manera óptima los recursos que recibimos. Son dos problemas distintos: uno es estrictamente económico, el de las divisas convertibles, aunque también tiene que ver con el prestigio y la seriedad del país, en la medida en que sepa cumplir sus obligaciones; y un problema moral con los países de la comunidad socialista, pero no solo estrictamente Moral, un problema estratégico para el país, estratégico también en lo económico. En la medida en que seamos capaces de incrementar esas producciones, recibiremos mucho más recursos, sencillamente porque los precios que nosotros recibimos por el níquel, por el azúcar, por el cítrico, por nuestros productos, son mucho más elevados que los precios que tienen en el Mercado Mundial, y porque precisamente la comunidad socialista, y entre la comunidad socialista la URSS, constituye el pilar fundamental de nuestro presente y de nuestro futuro, de nuestro desarrollo, una base sólida tremenda, que nosotros debemos preservar, con lo cual debemos cooperar. Y si nuestro níquel es muy necesario, con más razón, pues se pueden producir mejores aceros, de más alta calidad, los equipos de los países socialistas serán cada vez mejores en la medida que disponga de esa materia prima y de todo eso nos beneficiamos. Cumplir con ellos ayuda también al desarrollo de esos países, no cumplir equivale a convertirnos en una carga, equivale a limitar en cierta medida, pequeña, sí, pequeña, pero en cierta medida limitamos el desarrollo de la comunidad socialista.

De modo que está claro, y debe ser muy claro para cada uno de nosotros y para cada ciudadano del país, la cuestión de saber en qué crecemos y para qué crecemos, en qué invertimos y para qué invertimos, cuáles son los problemas que debemos resolver.

Nosotros somos, entre los países socialistas, el que tiene un porcentaje más alto del comercio dentro de la comunidad socialista, ya lo dije hace unos días: alrededor del 85% de nuestras importaciones vienen del área socialista. En 1983 las importaciones del área convertible fueron el 13%; ya en 1984 fue un poco mayor, no sé si llegó al 16%, o tal vez incluso algo más, sí, porque ya fue necesario para estos niveles de crecimientos incrementar algunas importaciones de esa área.

Lo explicado hasta aquí ayuda a comprender por qué en las actuales circunstancias económicas internacionales y con el precio del azúcar a tres centavos y tanto, nosotros tengamos una situación mejor que los demás países de .América Latina, incomparablemente mejor, ya que nosotros no solo mantenemos, sino que llevábamos adelante, y si nos esmeramos podemos lograrlo con más solidez, nuestro desarrollo económico y social. Es una situación realmente privilegiada.

Las relaciones nuestras con el campo socialista, las relaciones de intercambio comercial que tenemos con el campo socialista, la solidaridad del campo socialista con Cuba, demostrada en estos años en una cooperación que no ha fallado nunca, es lo que han hecho posible realmente este milagro nuestro. No es solo nuestro mérito, nuestro esfuerzo, nuestro trabajo; tenemos méritos, hemos hecho esfuerzos, hemos trabajado no vamos a negarlo, pero sin esa solidaridad, sin esa cooperación, no, ¡ni pensar siquiera que nosotros pudiéramos exhibir los logros que hemos alcanzado, tanto en el terreno económico, como en el terreno social!

Ya no voy a hablar de armamentos, los que recibimos desde hace más de 20 años, gratuitamente. Los yankis suelen llevar un cálculo de qué llega y qué no llega, hacen estimados: si tal año llegaron 10 000 toneladas, si 20 000, si 30 000; bueno, es posible que tengan mejores datos que nosotros, porque nosotros, por lo general, no contamos el armamento por toneladas, sino por miles de cañones, de tanques, de armamento de todo tipo, pesado y semipesado, y por cientos de miles de otras armas de infantería; pero ya no contamos estas por cientos de miles, eso fue en otra época, ya podemos hablar de millones (APLAUSOS), pero no contamos por toneladas.

Es decir que nuestro país con la Revolución, que llegó tan oportunamente, ¡tan oportunamente! (APLAUSOS), evitó a nuestro pueblo quién sabe qué tragedia. Ya nuestro pueblo conoció en períodos anteriores grandes tragedias. Las condiciones de la inmensa mayoría de nuestro pueblo en el capitalismo fueron siempre trágicas, si no que lo digan los pinareños, para citar un ejemplo; pero lo pueden decir los de Granma, los de Camagüey y los de las provincias orientales y centrales, de todo el país. Pero hubo un momento en que fue mucho más trágica, cuando la gran crisis, la gran depresión de los años treinta, que coincidió con lo que todo el mundo llama el machadato. Bueno, no voy a decir que crecí en el machadato, porque yo estaba nacido, cuando el machadato, pero casi toda mi adolescencia y mi juventud las pasé después oyendo hablar del machadato. ¡Cómo sería aquello!, que se hablaba como de algo muy malo en un país donde mucha gente no tenía empleo o lo tenía nada más que tres o cuatro meses al año y pasaban muchas necesidades, de las cuales fui testigo.

Bueno, la causa más inmediata y comprensible por la población de aquel particular drama, fue la baja del precio del azúcar. El precio actual de tres centavos en el mercado mundial es mucho más bajo, mucho más bajo que el que tuvo el azúcar en el peor momento del machadato, cuando se puso la libra a un centavo y a menos. El poder adquisitivo de un dólar en aquel tiempo era incomparablemente superior a un dólar ahora.

Bueno, baste decir que en los primeros años de la Revolución cuando el azúcar estaba a cuatro centavos, y el valor del dólar era ya incomparablemente menor que en la década del 30, tenía, sin embargo, un poder adquisitivo tres o cuatro veces mayor que ahora, porque en los primeros años de la Revolución se compraba un buldózer de 180 caballos por 20 000 dólares. Hoy ese mismo buldózer, de 180 caballos, vale más de 80 000 dólares. Así por el estilo ocurre con cualquier otro equipo agrícola, de la construcción, del transporte o industrial, cualquier producto cuesta cuatro veces o más, ya no solo el petróleo que mencioné al principio.

¡Qué sería de nuestro país si esos 8 millones de toneladas que producimos no tuvieran en primer lugar mercado: Porque lo que queda de esos 8 millones de toneladas después de deducir el consumo interno, tiene mercado, y de sobra, gracias precisamente a la comunidad socialista, que es nuestro fundamental mercado azucarero, y donde nos pagan los precios del azúcar sobre bases estables, precios buenos, precios seguros y precios rentables y, además, precios protegidos contra las variaciones de precio de las mercancías que importamos del área socialista, porque, o bien crece el valor de nuestra azúcar a medida que crece el valor de las importaciones que recibimos de esta área, o bien se mantiene el precio de nuestra azúcar, el precio acordado, y se mantiene el precio de las mercancías que importamos del área socialista. Y si se compara con estos precios del mercado mundial, son precios incomparablemente más altos: del azúcar, del cítrico, del níquel, de los principales renglones de exportación nuestros al área socialista. Esta forma de intercambio tiene lugar con la URSS, RDA, Checoslovaquia, Bulgaria, Polonia, Hungría y Rumanía. Con la República Popular China nuestro intercambio comercial se mantiene sobre la base de los precios del mercado mundial.

Bueno, suponiendo que exportáramos 7 millones de toneladas de azúcar a los precios actuales del mercado mundial, apenas alcanzaban para pagar el 20% del combustible que consumimos. No vamos a hablar ya de los alimentos que importamos, de las materias primas para piensos, de las materias primas para la industria, digamos, todo el algodón que importamos de la URSS, los cientos de miles de toneladas de trigo, mantequilla y otros muchos alimentos, y todos los equipos, las materias primas textiles, productos químicos, fertilizantes, la madera, el acero, y los equipos que traemos de ese país, sin contar nada de eso, más los equipos, productos, materias primas que adquirimos en otros países socialistas, o medicinas, o componentes para elaborarlas, etcétera. Los 7 millones de toneladas de azúcar, repito, a los precios actuales del mercado mundial no alcanzarían para pagar el 20% del combustible que consume el país, y no es poca la producción de 7 millones de toneladas de azúcar, o una exportación de esa magnitud. Esa azúcar no tendría mercado mundial. No, no lo tendría, por una serie de factores, algunos de ellos repugnantemente egoístas, como la política de la Comunidad Económica Europea, que era en el pasado importadora de azúcar y ahora a base de subsidios tiene excedentes y reclama una cuota de 5 millones de toneladas para exportar, sin que tengan ya siquiera a quien exportárselas, porque si van a muchos países del Tercer Mundo, esos países no tienen con qué pagar el azúcar. Pero han entrado en competencia con los países del Tercer Mundo, con producciones excedentes de 5 millones de toneladas subsidiadas. Eso es el capitalismo, eso es precisamente el capitalismo.

Los países socialistas, fundamentalmente la URSS, tenían su programa de incremento en la producción de azúcar, y cuando surge la Revolución Cubana, entonces abrieron un espacio para nuestra azúcar y limitaron los programas de desarrollo de esta producción. Eso solo lo puede hacer un país socialista, ningún país capitalista puede hacer eso. Y lo que han hecho los países capitalistas con el azúcar, de la cual viven decenas de países del Tercer Mundo, es producir grandes excedentes a base de subsidios y deprimir los precios en todo el mundo.

El nuevo convenio ni siquiera pudo lograrse. ¡Ah!, no pudo lograrse, y vimos, observamos, los compañeros vieron allí que Australia saboteó a última hora el convenio azucarero. Se luchaba para ver si se alcanzaba el precio a 9, 10, 12 centavos la libra. ¿Por qué lo hizo? Nuestros delegados pudieron confirmar allí muchos contactos y muchos conciliábulos entre la delegación de Estados Unidos y la de Australia. Bueno, se dice que Australia aspira al mercado de China, y pretendía que nuestras exportaciones a China estuvieran incluidas en el convenio como parte de la cuota. Son demandas que se establecen de cuando en cuando. Con los precios actuales de menos de cuatro centavos no vemos qué incentivo pueden tener para competir con Cuba por ese mercado.

Pero resultó muy sospechoso cuando al final, casi los puntos que se presentaban como demandas, es decir, cuotas para cada país, incluida la Comunidad Económica Europea, precios, etcétera, estaban bastante conciliados, el hecho real es que por detallitos y la intransigente posición de Australia se frustró, y debemos decirlo, porque Australia se considera un país que quiere mejorar sus relaciones con el Tercer Mundo, incluso hay ahora allí un gobierno que no es del grupo más conservador; pero debemos decirlo —esto estaba por decirse, y aprovecho para decirlo—, sospechamos que el convenio azucarero fue saboteado deliberadamente como resultado de maniobras de Estados Unidos con Australia, precisamente para afectar a Cuba. Detrás de todo esto está la política imperialista de recrudecer el bloqueo y de establecer dificultades, crearle dificultades a nuestra economía.

Ellos olvidan que vienen haciendo eso hace 25 años y que nosotros, en realidad, nos hemos hecho especialistas en convertir sus fechorías en éxitos para nuestra Revolución (APLAUSOS). De cada acción nosotros sacamos algo útil, después voy a referirme a eso, es una ley de la Revolución. Y creo que ahora podemos empezar a sacar uno de los mejores provechos que hayamos sacado nunca, con esto precisamente que estamos discutiendo en la esfera económica. Pero he querido en esencia, primeramente, llamar la atención sobre cuál sería el poder adquisitivo de nuestro país con estos precios del azúcar, en esta situación de crisis económica internacional, resumiéndolo en una idea: alcanzaría solo para la quinta parte del combustible que consumimos, y no son pocas ni fácilmente prescindibles las necesidades de combustible. Tranquilamente aquí en este salón en este momento estamos consumiendo combustible. Cuando Valdivia hablaba de cómo podía todo el mundo cooperar en producir divisas, yo estuve a punto de decirle; apagando la luz cinco minutos ya se está produciendo divisas, ahorrando fuel-oil, es decir, todo el mundo sí puede participar.

Los compañeros de Pinar del Río nos informan que en el año 1958, antes de la Revolución, solo el 29% de la población tenía electricidad. Y hay que ver cuánta consumiría, cuántos kilowatts y qué equipos electrodomésticos tenía. Hoy tiene el doble de habitantes y el 80% de la población, según el informe de la provincia, dispone de energía eléctrica. Yo meditaba: ¡caramba! los pinareños son el doble y ya el 80% de la población consume electricidad. Habría que ver cuántos equipos electrodomésticos: televisores, refrigeradores, etcétera, etcétera, posee la población; yo sí recuerdo que en el último ciclón unas cuantas familias perdieron televisores, refrigeradores y otros artículos electrodomésticos, incluso se les reintegró a muchos de ellos, a casi todos; a algunos que tuvieron pérdidas más severas se les dio gratuitamente y a otros se les brindaron facilidades para comprarlos, pero había muchos refrigeradores y televisores en aquellas zonas pinareñas.

Ese fenómeno es similar en las demás provincias. Nacionalmente el 85% de nuestra población disfruta de los servicios eléctricos, e incluso los campesinos, decenas de miles de campesinos de las montañas orientales, van a tener electricidad; algunos han empezado a tenerla ya o la van a tener pronto gracias a un programa que se inició recientemente para proporcionar electricidad durante algunas horas diarias a muchas familias campesinas en áreas montañosas. ¿Cómo es posible esto?, ¿por qué ha sido posible? Precisamente por las razones que expliqué. Entonces nosotros tenemos que sacar nuestras conclusiones, y realmente del análisis de toda esta situación internacional, de la crisis económica que azota a gran parte del mundo, profundizando en todos estos problemas, en el presente, en el futuro, las perspectivas después de 1990, después del 2000, para el Tercer Mundo, para nuestro país, es que hemos llegado a conclusiones muy importantes, a determinadas ideas, determinadas concepciones. No es que estas ideas no existieran. Yo les he explicado a algunos compañeros, en teoría, a grandes rasgos, a veces se hablaba, lo que corresponde en teoría es esto: aumentar las exportaciones, poner el acento fundamental en lo económico, limitar las inversiones en lo social, etcétera. Pero así, arribar a una convicción, a una toma de conciencia generalizada ya en toda la dirección del Partido y del Gobierno, como hemos arribado ahora, no, eso no había ocurrido antes. Solo en teoría, repito, habíamos llegado a algunas ideas, a algunas conclusiones sobre qué debíamos hacer de ahora en adelante.

Bueno, yo pienso, y esta es la relación que hay entre determinadas situaciones y las cosas que la Revolución hace o que la Revolución descubre, porque, además, toda revolución es un aprendizaje, ¡un increíble aprendizaje! Cuando han pasado cinco años, los revolucionarios creen que han aprendido algo y cuando han pasado 10 años descubren que tenían mucho más que aprender, y cuando se ha llegado a 15, a 20, a 25, surgen en cada etapa nuevas perspectivas e ideas más claras, objetivas y maduras de lo que debe hacerse y cómo hacerlo.

Creo que dos hechos, en estos últimos tiempos, han originado dos verdaderas revoluciones: uno, en la esfera de la defensa; y el otro, en la esfera de la economía. Los peligros, la situación tensa de carácter internacional y las amenazas de agresión imperialista, originaron una verdadera revolución en las concepciones de la defensa, desde los días en que la tarea de defender al país parecía que era tarea exclusiva de las Fuerzas Armadas en el terreno militar hasta hoy, ha habido un enorme cambio. Y no es que el pueblo no participara en la defensa, participó desde el primer momento: las milicias obreras, campesinas, estudiantiles, la lucha contra bandidos, el Escambray, Girón. Después vino el Servicio Militar; se fueron creando reservas considerables, que fueron sustituyendo poco a poco a los primeros contingentes de milicianos. Y así fue creciendo nuestra capacidad defensiva, no es que no creciera, creció mucho, año por año, y mayor experiencia, más cuadros, más eficiencia. ¡Ah!, pero había una concepción de todos nosotros: la defensa es tarea exclusiva de las Fuerzas Armadas, como la salud pública es tarea del Ministerio de Salud Pública, y la educación es del Ministerio de Educación, aunque en cada uno de estos frentes siempre han participado las masas: campañas de vacunación, de alfabetización, educación obrero-campesina, etcétera, igual que en la defensa también participaban las masas.

Fue precisamente ante una situación de amenazas y de creciente peligro cuando nos pusimos todos a pensar, meditar, profundizar, y con el fervor y la pasión con que hemos estado dispuestos a defender la Revolución y la patria, llegamos a ideas verdaderamente nuevas y revolucionarias en la concepción de la defensa; fue así como se pasó de la antigua concepción a la idea de que la defensa militar del país, en el terreno del combate, en todo lo que asegura y apoya el combate en cualquier variante de agresión: bloqueo, guerra de desgaste, invasión, ocupación parcial o total del territorio, era junto a las Fuerzas Armadas tarea de todo el pueblo y, por tanto, todo el pueblo debía estar organizado y preparado para esa lucha. Desde el momento en que arribamos a esa concepción, y hace de esto cuatro años, mas o menos por esta fecha, poco antes del Segundo Congreso del Partido, y cuando ya habían elegido a un nuevo presidente en Estados Unidos, cuya política conocíamos, cuyos programas conocíamos, empezamos a tomar las medidas, empezamos a profundizar en estas ideas y llevarlas a la practica.

¿Podríamos decir cuantas veces nos hemos fortalecido? Si analizamos el número de hombres y de armas, podríamos decir, aritméticamente, que somos tres veces más fuertes. Pero no es cierto, eso no se puede medir por el número de armas. Hemos multiplicado por tres las armas, pero la capacidad defensiva del país se ha multiplicado por diez; en dos palabras: de un país que teóricamente podía ser derrotado por un ejército más poderoso, con muchas mas armas y muchos aviones, muchos portaaviones y muchos tanques, de un país que teóricamente podía ser derrotado, ¡a un país que ni teórica ni prácticamente puede ser derrotado! (APLAUSOS PROLONGADOS); porque ya no se trata de tantas divisiones, tantos regimientos, tantos batallones, tantos tanques, tantos aviones, u otros tipos de unidades y armas; es todo el pueblo en todas partes, para todo tipo de guerra. No existe, y lo digo, y la experiencia moderna lo ha demostrado, no existe forma de derrotar a un país en esas condiciones.

Esto no es Europa, digamos, o algunos países de ese continente con tradiciones combativas y valientes, de pueblos valientes. ¡Ah!, pero entraron las divisiones blindadas y en cuestión de días, semanas todo lo mas, fueron derrotados, penetraron por aquí y cercaron tal ejército, y al otro, y cesaron los combates.

Claro que con nuestro ejército revolucionario no iban a cesar los combates, por supuesto. Yeso se demostró en la Unión Soviética: a pesar de la sorpresa, de la concentración de armas y de hombres con que los fascistas atacaron a la URSS, el ejército no se desarticuló y siguió combatiendo; en otros lugares no pasó así. En muchos lugares cuando decían: "¡Tanques a la retaguardia!", todo el mundo levantaba bandera blanca, desconcierto, desesperación, desmoralización. En esa psicología se basaba precisamente la famosa guerra relámpago.

Un régimen burgués, bueno, puede luchar, todo depende de la moral que tenga y las circunstancias en que lo haga. Pero en la pasada guerra mundial, se demostró que la moral combativa de las sociedades burguesas era muy débil; en cambio, la moral combativa del socialismo en la URSS demostró que era invencible. Muchos creían al principio que eso era cuestión de tres meses o que en tres meses llegaban a Moscú, y que iba a pasar allí igual que en otras partes y no pasó nada de eso. Sí, pasó algo, que llegaron los soviéticos hasta Berlín y un poquito más para allá al cabo de un tiempo.

Bueno, hay muchos ejemplos. Viet Nam mismo es una prueba admirable, extraordinaria de la capacidad de resistir de un pueblo; podría mencionar otros pueblos; los salvadoreños, en un pedacito de tierra, llevan cinco años luchando con un heroísmo extraordinario, con creciente eficacia y experiencia. Puedo mencionar a los saharauitas, en pleno desierto, cómo luchan, qué pueblo tan valiente, tan firme. Allí hay cientos de miles de soldados marroquíes, hacen muros, hacen murallas, inventan montones de tácticas, llevan equipos sofisticados procedentes de Estados Unidos, radares que ven moverse a un hombre y, sin embargo, operan los patriotas, atacan los radares, atacan el muro, porque a veces un equipo muy sofisticado no sabe distinguir entre un hombre y una cabra, bueno, puede pasar algo de eso (RISAS). No quiero hablar de las tácticas de los saharauitas, pero quiero decir, todos los medios sofisticados resultan vulnerables.

Los vietnamitas lo demostraron, los argelinos, creo que es un pueblo que merece mencionarse por su heroísmo que en la lucha por la independencia contra uno de los ejércitos más poderosos de Europa, y en lugares desérticos y difíciles, resistieron hasta vencer.

Hablé de los soviéticos. Podríamos hablar también de los yugoslavos, que dirigidos por los comunistas, organizaron la resistencia y pusieron en jaque a montones de divisiones alemanas.

Bueno, si queremos vamos un poquito más atrás y nos remontamos a nuestra propia historia, a nuestros mambises, ¡diez años luchando contra el ejército más poderoso de Europa en aquella época, porque nosotros fuimos el Viet Nam del siglo pasado!; una población de un millón de habitantes, 300 000 soldados españoles, unos miles de cubanos descalzos, sin ropa, sin balas, pusieron en jaque al ejército español, y no habían transcurrido apenas 15 años cuando empezaban otra vez la guerra en 1895, y no cesaron de intentarlo en ese período, a pesar de que el país había quedado exhausto.

Y las condiciones de Cuba no son las de Argelia. Las de Argelia era el pueblo, un Partido de Liberación Nacional, pero una parte del pueblo luchando. No voy a hablar de Yugoslavia, en Yugoslavia igualmente era una parte del pueblo, porque ahí había, bueno, también alguna gente reaccionaria, fascista, que colaboraba con los alemanes. En El Salvador el movimiento patriótico se compone de varias organizaciones revolucionarias. En nuestro país es todo un pueblo, de 10 millones de habitantes, unido, con un solo partido, un solo ejército, una sola estructura de masas, un solo gobierno; una unidad completa y, además, sin burgueses, un sistema social sólido y coherente (APLAUSOS). Pueblo obrero, pueblo campesino, pueblo estudiante; un país donde los vecinos, las mujeres, los niños, todo el mundo, sería una sola masa compacta, con una doctrina política y militar, defendiendo su patria. Bueno, un pueblo así puede ser exterminado si le lanzan diez o más bombas atómicas, entonces tal vez, aunque ese sería otro tipo de guerra, y únicamente posible en el marco de una contienda mundial; pero una vez hace 22 años cuando pudo ser posible eso, nadie se preocupó mucho, nadie se asustó, no hubo pánico, no hubo desmoralización.

Es decir que hemos adquirido un potencial defensivo extraordinario, con la participación de todo el pueblo, de las masas, y se ha demostrado a lo largo de estos años, y, sobre todo, en el último año, los niveles de organización que tenemos; están organizadas todas las fábricas, todas las granjas, organizado y preparado el Partido, las organizaciones de masas, las zonas de defensas en cada rincón del país, en llanos, en montañas, en la caña, en el arroz, en los pantanos, en las rocas, y todo el Estado, los Poderes Populares, cada municipio, cada provincia, todo organizado y preparado, y preparándose cada día más, ya que vamos a seguir preparándonos.

Ya lo dije cuando hablé con los estudiantes, que aunque hubiera un país socialista en Estados Unidos, nosotros teníamos que estar armados y manteniendo la guardia en alto para que nadie pudiera tener la tentación de intimidarnos, no vaya a ser que dentro de ese socialismo en el país vecino ocurra una revolución cultural o cosas por el estilo. En fin, no quiero extenderme, pero ustedes entienden lo que les quiero decir (RISAS Y APLAUSOS). Por lo pronto, ya estas ideas, estas concepciones tienen que ser definitivas y la guardia no la bajamos, aunque la política de nuestro poderoso vecino cambiara un día, capitalista, imperialista —o en el extremo que digo yo—, incluso, socialista, ya estas ideas, estas concepciones no las abandonaremos jamás. Podremos coexistir si ellos lo desean, vivir en paz, en el mutuo respeto. ¡Ah!, pero el derecho a existir como país independiente, como Revolución justa, ese tiene que garantizarlo siempre nuestro pueblo (APLAUSOS).

Bien, ahora nos sentimos más seguros, más confiados en esa fuerza indestructible que hemos creado y que nos proponemos seguir desarrollando; pero también en esa esfera, vamos a introducir el principio de optimización de los recursos materiales, económicos, de energía, y de todo tipo, ¡de todo! Ahora tenemos que seguir haciendo eso, a la vez que aplicamos en esa esfera, como en todas las demás, el principio del ahorro y el principio de la optimización de los recursos.

Los compañeros del MINFAR han estado estudiando y han estado haciendo un aporte muy importante a esta concepción económica y a esta política que nos proponemos seguir; igual que los compañeros del Ministerio del Interior, ellos han hecho aportes importantes de ahorro dentro de su esfera, sin debilitarnos ni mucho menos, pero qué cosas son más importantes, más prioritarias, qué otras cosas pueden esperar. Ese es otro principio, las fortificaciones tienen prioridad uno, la base material de vida puede esperar más tiempo, siguiendo también el principio de la racionalización y la optimización.

¡Ah!, pero es que en el terreno económico también, la crisis internacional, la catástrofe económica que está sufriendo el mundo, la intensificación del bloqueo imperialista contra nuestro país, las maniobras para rebajar el precio del azúcar, nos han conducido en esa esfera a otra revolución profunda en las ideas y en las concepciones (APLAUSOS). Y digo que también, sobre esto, ocurría igual que en lo militar, donde otras veces, hace tiempo, siempre decíamos: nuestro pueblo luchará, pero nuestro pueblo no estaba organizado totalmente para luchar; en teoría sí, ya pensábamos en la guerra de todo el pueblo, pero no habíamos llevado a la práctica la concepción.

También en la economía se hablaba de algunas ideas y algunos conceptos, pero realmente no se veía —como yo decía— una conciencia colectiva, la voluntad colectiva, una decisión total de poner en práctica esas ideas. Y digo que esta situación nos ha llevado y creo que los resultados que ha tenido la revolución de las concepciones en la defensa, los va a tener la revolución de las concepciones en la economía, trabajando a largo plazo.

Pero es necesario que estas concepciones sean de todos, absolutamente de todos, ¡de todo el pueblo! Aquella era la guerra de todo el pueblo y ésta tiene que ser la batalla económica de todo el pueblo, la guerra económica de todo el pueblo (APLAUSOS).

Las concepciones están claras, son las que hemos expuesto el día que hablamos en el Fórum de Energía y en el Congreso de la FEEM, ahora las estamos precisando más, en esta Asamblea las hemos precisado más y ya están incluidas en el Plan Económico de 1985. Incluso, se había adelantado ya bastante en la elaboración del Plan 1986-1990, el plan perspectivo, lo mismo que en el Plan de 1985. No, pero llegamos a la conclusión, desde ahora mismo, inmediatamente, incluso, se reelaboró todo el Plan de 1985, y se trabajará en la elaboración definitiva del plan del quinquenio 1986-1990 y el perspectivo hasta el año 2000 sobre la base de estas ideas esenciales que expuse en el Fórum de Energía.

Bueno, el ahorro es, desde luego, la fuente más inmediata de recursos que tenemos a mano, de posibilidad de incrementar nuestros ingresos. Los objetivos podemos decir que son tres: primero, resolver el viejo problema de las divisas convertibles, enfrentar el problema de la deuda en esa área —como expliqué la deuda nuestra en divisa convertible es la más baja de América Latina—, y cumplir nuestras obligaciones internacionales, como hemos hecho hasta hoy.

Decíamos en aquella ocasión que somos los únicos que podemos pagar la deuda y que queremos pagar la deuda, tenemos la voluntad de pagarla, la voluntad y la posibilidad; los demás, hay muchos casos, realmente no sé, no sé cómo lo van a resolver. Garantizar la cantidad de divisa convertible que necesita el país cada año, para elaborar los planes racionalmente, complementar las materias primas que traemos de los países socialistas, las importaciones de los países socialistas con las importaciones que necesitamos del área convertible que, como digo, pueden ser el 15%; quizás el óptimo llegue a 17, 18, en la medida en que vaya desarrollándose el país, por tanto, necesitamos esas divisas.

Claro que para nosotros, en las condiciones de bloqueo de Estados Unidos, se hace más difícil una política en esa dirección, porque ellos están persiguiendo, incluso, todas las operaciones comerciales nuestras en cualquier parte del mundo: si vendemos níquel en Italia, allá va un mensaje del Gobierno de Estados Unidos presionando para que no nos compren níquel; si mandamos níquel a Japón, si mandamos níquel a cualquier país del mundo, allá llega inmediatamente el mensaje, parece que tienen un ejército de funcionarios dedicados a la tarea específica de presionar a todos los gobiernos occidentales para que no nos compren níquel. Mas no solo los presionan, adoptan medidas y prohíben exportar acero a Estados Unidos si tiene níquel cubano, o prohíben exportar equipos a Estados Unidos si ese equipo contiene níquel cubano; y así, meticulosamente, para obstaculizar nuestras ventas de níquel, y no solo usan presiones diplomáticas, políticas y económicas, sino que además adoptan medidas. ¡Ah!, si vendemos ron, en cualquier parte hacen lo mismo; si vendemos tabaco, cualquier cosa que vendamos, se pasan la vida presionando para tratar de evitar que nosotros vendamos algo. Pero, bueno, ya tenemos muchos años en esto y hemos podido vender, realmente no vendemos más porque no tenemos, pero si lo tenemos lo vendemos, cómo no.

Claro, como ellos son un mercado muy importante, el más importante mercado del mundo, sus amenazas y sus presiones, están avaladas por lo que significan las represalias económicas que pueden tomar; esa tendencia imperialista a la represalia, ya la vimos con la UNESCO, amenazaron que se van, e insisten en que se van, porque dicen que la UNESCO está muy politizada, que quiere poner fin al monopolio de la información que poseen las grandes transnacionales de noticias. ¡Caramba, por las mejores ideas que tiene la UNESCO, por las mejores cosas! Una institución que tiene prestigio, que ha hecho un gran esfuerzo por la educación, la cultura, en el Tercer Mundo, por ello pretenden realmente liquidar la UNESCO si la UNESCO no se subordina a la política imperialista, y amenazaron con irse y ahora se supone que a fin de año se vayan, y como aportan el 25% de los gastos de la institución, es una amenaza muy seria para todos los programas de la UNESCO. Pero su influencia se deriva de la proporción en que contribuyen económicamente a la UNESCO.

¡Ah!, después el Gobierno inglés dijo que sí, que también, que el año que viene se retira; puede apreciarse una acción coordinada, la conspiración contra la UNESCO; el Gobierno de la RFA también dijo que está pensando hacerlo. Pero lo más asombroso, esta mañana leí un cable que decía: "Singapur se retira de la UNESCO", una ciudad que hay por allá, antigua colonia inglesa y neocolonia actual, donde están las transnacionales también: "Singapur se retira de la UNESCO". No faltará por ahí a lo mejor un condado, un marquesado, cualquier señorío que haga lo mismo; espero que Luxemburgo no se retire de la UNESCO o —¿cómo se llama?— la República de San Marino, no lo digo con ningún desprecio hacia ningún país pequeño, empezando porque nosotros somos un pequeño país; pero lo que quiero decir es que si Singapur se retira de la UNESCO no pasa nada, en absoluto, porque no sé con cuanto contribuye a la UNESCO; pero cuando Estados Unidos dice: "me retiro de la UNESCO", las implicaciones son graves.

Pienso que el Director de la UNESCO ha mantenido una actitud valiente, digna, firme y tiene amplio apoyo internacional; pienso que la inmensa mayoría de los países del Tercer Mundo lo apoyen, que muchos países industrializados lo apoyen, que los países revolucionarios lo apoyen, que los países socialistas lo apoyen y pueda resistir esta embestida, esta conspiración. Aprovecho la ocasión para expresarle a la UNESCO y a M’Bow nuestra simpatía, nuestro más decidido apoyo y respaldo, que pudiera oficializarse a través de un mensaje de nuestra Asamblea Nacional (APLAUSOS).

Somos un país del Tercer Mundo y de limitados recursos, pero aunque sea con un carácter simbólico, si nosotros damos una contribución a la UNESCO, por modesta que sea, debemos aumentar esa contribución, aunque sea en un 5% o en un 10%, como un gesto, como un símbolo, un pequeño incremento de la contribución (APLAUSOS) .

Esa institución ha apoyado a los países del Tercer Mundo, los esfuerzos educacionales, culturales, científicos del Tercer Mundo. No hace mucho tiempo estuvo el director de la UNESCO en La Habana, apoyó la declaración de La Habana Vieja como Patrimonio Cultural de la Humanidad, ha hecho esfuerzos por ayudarnos, y yo creo que en momentos como estos es cuando, precisamente, las personas que tienen una buena actitud deben ser estimuladas.

Pero bien, volviendo a nuestro tema. Como decía, el poderío de Estados Unidos haciendo presiones económicas es formidable, y por eso cité el ejemplo de la UNESCO. Quiero decir que este programa de incremento de las exportaciones en el área convertible, si es difícil para cualquier país latinoamericano, por las protecciones fiscales de los países industrializados y otras trabas es más difícil para nosotros, estemos conscientes de eso; sin embargo, estoy convencido de que podemos ganar esa batalla si hacemos las producciones adecuadas (APLAUSOS).

Por los tipos de algunos de nuestros productos, el tabaco, por ejemplo, no ha podido ser sustituido por ningún otro en el mundo, y miren que de aquí se llevaron semillas de Pinar del Río; el imperialismo hizo todo lo posible por producir tabaco cubano en Jamaica, en Santo Domingo, en Nicaragua, en todas partes, dondequiera que había una islita o un clima que se pareciera y no pudieron lograrlo. Incluso, si ese tabaco se pareciera al de Hoyo de Monterrey u otros típicos de nuestro país, cosa que veo muy difícil, si encuentran una vega similar no podrían entrar en competencia. Porque, bueno, para todo el mundo, si no es cubano no es tabaco.

Esto es como los franceses con el coñac, que dicen que si no es francés no es coñac, y estoy dispuesto a admitir que es bueno, muy bueno (RISAS); pero también recordar que los búlgaros hacen un coñac de cierta calidad, y también los soviéticos allá en el Cáucaso, en Armenia y en Moldavia, hacen un coñac que es coñac de verdad. Es más fácil hacer un buen coñac que lograr la calidad del tabaco cubano, porque eso es algo relacionado con el suelo, el microclima y otros factores naturales, uno de los privilegios que le otorgó la naturaleza a nuestra isla.

Pero ahí tienen un renglón, ¡ah!, el tabaco que produzcamos y el tabaco que seamos capaces de torcer en base de calidad, rompe todos los bloqueos de Estados Unidos, porque, incluso, muchos norteamericanos cuando viajan compran su cajita de tabaco cubano en Europa o en cualquier lugar, los propios norteamericanos, y puede ser que muchos de los que trabajan en las oficinas de bloqueo, fumen también tabaco cubano (RISAS).

El ron nuestro, a pesar de que nos robaron la marca, nos quedamos con el ron y con la madre del ron y la experiencia de hacer rones, tan buena que ya estamos produciendo hasta un whiskicito por ahí, tiene mercado. Me refiero, desde luego, al ron, pero incluso ya me estaban proponiendo exportar un poquito del whiskicito ese; no se alarmen, sin embargo, los ingleses, que no pensamos arruinarlos con el whisky (RISAS). Nuestro ron y la creciente variedad de licores de calidad que estamos desarrollando constituyen nuestro punto fuerte en esa rama.

Los productos de nuestra pesca, especialmente langosta y camarón, tienen mercado, y algunos de ellos, como el camarón, pueden ser incrementados considerablemente con inversiones y medios técnicos; los libros que podamos imprimir tienen mercado, el turismo tiene una demanda creciente, los renglones de exportación nuevos son muchos ya —no voy a mencionar uno por uno para no colaborar con los bloqueadores— y las posibilidades de mercado existen. Claro, exige de nosotros un esfuerzo mayor, sobre todo calidad, esa competencia exige calidad; si hacemos confecciones exigen calidad, todo lo que hagamos, todo producto manufacturado, equipos de la industria mecánica y otras producciones exportables, exigen calidad. Nosotros estamos estudiando también qué factores van a determinar esa calidad. Es decir que hay posibilidad de incrementar notablemente los ingresos, incrementando las exportaciones en el área convertible. Pero también tenemos un mercado excelente que no lo pueden bloquear los imperialistas, el mercado interno; todo lo que seamos capaces de producir que ahorre importaciones en convertible. Ese mercado no se puede bloquear.

Mediante la sustitución de importaciones tenemos pues otra posibilidad importante de obtención de divisas convertibles, simplemente ahorrándola, no gastándola, produciendo aquí artículos que importamos de esa área, aunque tengamos que emplear un 15%, un 20% de su valor en materia prima importada; también podemos incrementar nuestra disponibilidad en divisas convertibles, ahorrando materiales de los que tenemos que importar; igualmente ahorrando combustible, eso es seguro, es divisa neta cada gota de combustible que ahorremos, y con el incremento de nuestras producciones de petróleo que ya está programado, llevando a cabo con eficiencia, rigor técnico y tenacidad el importante esfuerzo que ya se realiza para elevarlas a 2 millones de toneladas en cinco años; se trabaja, por otra parte, intensamente en la exploración de petróleo, de gas, en la zona occidental con algunas perspectivas, pero de eso ni hablar, en eso ni pensar. Vamos a hacernos la idea de que somos en ese aspecto como Japón, que no tiene petróleo y que importa muchas materias primas.

Las virtudes no están, simplemente, en los recursos naturales, los recursos naturales son importantes, ayudan. Pero hay algo que se ha demostrado siempre en todas las épocas y más aún en el socialismo, incluso, en el capitalismo, en su época progresista cuando emergió de la sociedad feudal: lo importante es el hombre, lo importante es el pueblo, la riqueza está en nosotros, en nuestra inteligencia, en nuestra habilidad, en nuestra voluntad, en nuestra disciplina, en nuestra capacidad de organizar, está en nosotros, los recursos esenciales están en nosotros. No vamos a pensar ni en el gas ni en el petróleo, ni en milagros de ese tipo, porque está demostrado que eso solo no resuelve. Conocemos tantos países petroleros con grandes dificultades, que se ve que no es el petróleo lo que resuelve, porque hay unos cuantos con mucho petróleo y enormes deudas y problemas.

Nuestros amigos, los venezolanos, creo que deben alrededor de 35 000 millones de dólares, más o menos, y digo más o menos porque en algunos países es muy difícil saber lo que se debe, porque debe el Estado, deben las empresas particulares, deben las transnacionales, debe todo el mundo, y cuando van a renegociar la deuda uno de los problemas que tienen es saber de verdad cuánto deben.

De modo que hay posibilidades, y aunque para nosotros sea más difícil no deben desalentarnos y nunca nos han desalentado las tareas difíciles, así que en esta área por el ahorro, por el desarrollo de las producciones para la exportación en cantidad y en calidad, y por la sustitución de importaciones, nosotros podemos hacer mucho. Ya hemos analizado una serie de medidas y las vamos a seguir tomando, sean cuales sean las acciones persecutorias que adopte el imperialismo en este campo contra nosotros; le daremos las gracias por habernos ayudado a profundizar y por habernos ayudado a revolucionar nuestras concepciones económicas. Bien, esa es una parte del problema.

El segundo ya lo dije bien claro: hay que cumplir los compromisos con los países socialistas. Con los países socialistas, fundamentalmente la URSS que es nuestro principal acreedor, no tenemos problemas financieros. Los capitalistas, instigados por Estados Unidos, cuando la renegociación con nuestro país, querían saber cuál era nuestra deuda con la URSS. Les dijimos: eso no tiene efecto alguno en esto, nunca hemos tenido dificultades financieras con la URSS, siempre nos han dado todas las facilidades, han renegociado casi automáticamente la deuda, la han extendido, la han aplazado largo tiempo sin interés —ese no es el problema—, y nos dan miles de millones de créditos cada quinquenio, además; y son crecientes los recursos que nos suministran en créditos.

Con la colaboración, la tecnología y los créditos soviéticos estamos en realidad trabajando en grandes e importantes objetivos económicos: la nueva refinería de Cienfuegos, la fábrica de níquel de Punta Gorda, en fase de terminación, grandes instalaciones termoeléctricas, la industria mecánica de Santa Clara para componentes de centrales azucareros, la ampliación de la industria siderúrgica en Antillana de Acero, la Central Electronuclear de Cienfuegos, que cuando sus cuatro unidades estén produciendo significarán 500 millones de dólares de ahorro en petróleo, y ya se está pensando en la segunda central de este tipo en la zona oriental y la tercera más tarde en occidente. Aparte de otros numerosos objetivos económicos, los soviéticos están colaborando extraordinariamente con nosotros en la búsqueda de petróleo, gas, minerales, en los proyectos de oleoductos para trasladar ya por ese medio el petróleo que estamos produciendo, y que cuando sean 2 millones no se puede estar trasladando en pipas; con la colaboración de ellos estamos haciendo el puerto de supertanquero, que requerirá también de oleoductos para trasladar el crudo a las refinerías, las que a su vez los necesitarán para el flujo de combustible hacia las grandes áreas de consumo, así por el estilo tenemos con los soviéticos numerosas obras en ejecución y en proyecto, créditos, todos los que hemos necesitado, facilidades, todas.

Nosotros, por elemental sentido del honor y, además, por elemental interés de nuestro país, de consideración a la comunidad socialista, de respeto a la comunidad socialista y de colaboración con la comunidad socialista, porque también necesita nuestros productos, tenemos sencillamente que establecer con mucho rigor el principio sagrado de que hay que cumplir con los países socialistas (APLAUSOS). Y si tenemos una mala zafra porque hay ciclones, catástrofes, sequía, plagas, lo que sea, no quitarle entonces parte del azúcar a la URSS para venderla en el mercado mundial, porque si necesitamos divisas, debemos buscarlas de otra forma y no por el sencillo, cómodo y yo diría que poco serio procedimiento de tomar parte del azúcar destinada a suministrar al pueblo soviético para exportarla al área convertible. Esa no debe ser la forma de resolver los problemas de las divisas convertibles. Este es el segundo punto esencial que hemos planteado.

Ahora, el tercero es tan importante como los dos anteriores, o más: son nuestros programas de desarrollo. ¿Qué debemos hacer con los recursos de que disponemos? Y disponemos de abundantes recursos, porque solo lo que recibimos de la URSS en un quinquenio, entre mercancías, fletes, créditos, asciende a más de 20 000 millones de rublos; es lo que recibimos en equipos, fábricas, combustible, trigo, alimento, materias primas, madera, acero, más de 20 000 millones de rublos. ¿Qué vamos a recibir en el próximo quinquenio? Todo eso está analizado, discutido y acordado en lo esencial. Hubo una excelente reunión del CAME aquí a fines de octubre, también una excelente oportunidad de analizar, discutir con seriedad los problemas, las perspectivas futuras, las relaciones de cooperación entre todos los países de la comunidad socialista, y nosotros como parte de esa comunidad socialista, que es el gran privilegio de esta Revolución.

¿Cuántos países del Tercer Mundo pueden hoy decir que cuentan con este privilegio de formar parte de la comunidad socialista, de disponer de mercados ilimitados? Siempre fue la tragedia de Cuba y de los países del Tercer Mundo conseguir mercados, y nosotros tenemos ahí los mercados ilimitados, con precios excelentes.

El problema de las relaciones de intercambio, el terrible problema del intercambio desigual que tienen los países del Tercer Mundo con los países capitalistas industrializados, lo hemos resuelto nosotros en nuestro comercio con la comunidad socialista, aquellas cosas precisamente por las que el mundo subdesarrollado clama. Ah, y si nosotros tenemos esos recursos, tenemos ese privilegio, además un pueblo unido, una Revolución, un nivel educacional que ya está por encima de todos los países del Tercer Mundo y de algunos países industrializados, a extremos tales que si ustedes van a algunos países industrializados de Europa, o a los propios Estados Unidos, encuentran en ciertas áreas del territorio y la población niveles de analfabetismo y de semianalfabetismo que no tenemos nosotros; sí contamos con muchas decenas de miles de cuadros técnicos de nivel universitario, de ingenieros, de médicos, de economistas, de profesores y cientos de miles de técnicos medios y obreros calificados; en cualquier granja nuestra hay ya decenas de veterinarios, ingenieros agrónomos, especialistas en riego; en cualquier rama, en la del petróleo si se compara lo que teníamos de geólogos y especialistas de nivel superior, creo que había uno solo aquí y ya tienen cientos de especialistas de nivel universitario; lo mismo ocurre en todas las esferas, en todos los campos; más de 240 000 estudiantes realizan estudios superiores, y de ellos, como alumnos regulares casi 100 000, es decir, una fuente inagotable; mas no solo disponemos de nuestros técnicos, sino también de técnicos del área socialista, con cuya colaboración hemos podido contar siempre que la hemos solicitado: en electricidad, en acero, en agricultura, en cualquier campo han estado siempre a nuestra disposición.

¿Podemos o no podemos hacer un uso óptimo, racional de estos recursos y de estas posibilidades? ¿Podemos o no podemos plantearnos buscar soluciones definitivas, estratégicas a los problemas de nuestra economía y de nuestro desarrollo? Y es lo que planteábamos nosotros; esa es la tarea no de un año ni de un quinquenio, es, por lo menos, de tres quinquenios, de aquí al 2000; y sencillamente tenemos que ponernos a trabajar para estos 15 años, minuciosa, rigurosa, inteligente y profundamente.

Eso fue lo que nos planteamos hace aproximadamente un mes, cuando nos reunimos para analizar estos problemas, el Buró Político y el Secretariado del Partido con todos los compañeros vicepresidentes del Comité Ejecutivo, con los ministros todos del área económica y de las demás áreas, los primeros secretarios del Partido en las provincias, los presidentes de los Poderes Populares a ese nivel y los dirigentes de las organizaciones de masas; estuvimos tres días, 22, 23 Y 24 de noviembre, más de 30 horas, analizando, y tomamos algunas decisiones; hubo muchas ideas, gran parte de las cuales ahora hay que estudiarlas, pero ya tomamos la primera: el plan de 1985, qué debemos hacer en 1985, y a la luz de estas ideas fue que se creó un Grupo Estatal Central que empezó a trabajar, presidido por el compañero Osmany, con Humberto como vicepresidente, y la participación de todos los vicepresidentes del Consejo de Ministros, de todos los ministros, de los jefes de los departamentos del Partido, y se les dio la tarea de trabajar emergentemente, en sesión permanente, para aplicar ya estos criterios en el plan de 1985. En esa tarea participaron los presidentes del Poder Popular de cada provincia, fue analizado y reelaborado el plan con esta concepción, y las inversiones fueron igualmente priorizadas con los criterios ya expuestos: las que generan productos de exportación en área convertible o sustituyen importaciones, o aseguran las exportaciones al área socialista, o son obras sociales de gran incidencia sobre la población y, después, el resto; pero rigurosamente el principio de prioridad absoluta a aquellos objetivos económicos, absoluta. Esa es la política a seguir con las inversiones. La política y los planes de ahorro de combustible y materiales, era lo más inmediato que podíamos hacer; se llevó a cabo el estudio de todos los inventarios, en fin, una serie de medidas que fueron explicadas aquí en la tarde de hoy.

Ese trabajo realmente rindió mucho fruto. Lo primero que generó en todos los compañeros fue un gran entusiasmo, un gran interés, porque en esta revolución de las concepciones también se ha revolucionado la idea, el método de cómo debe elaborarse el plan, cómo debe ejecutarse y cómo debe controlarse, con la participación de todos los sectores de la economía, de todo el Gobierno, como una tarea de todo el Gobierno, por consiguiente el plan se ha vuelto una tarea de todo el Gobierno, y voy a decir más, de todo el pueblo, tiene que ser el plan de todo el pueblo.

Otra idea que fue superada, otro espíritu, otro, digamos, viejo estilo, es el hecho de que durante todos estos años, desde que empezamos nuestros primeros esfuerzos de planificación y de desarrollo, siempre imperó un espíritu sectorialista en todos los organismos, en todos los ministerios, de manera que cada año cuando se elaboraba el plan, era en la práctica, al final el producto no necesariamente racional y óptimo de la suma de la lucha de cada organismo defendiendo su sector frente a los órganos de planificación y a los recursos disponibles, ¡que si se dispone de tantas divisas!, el problema era cómo repartir esas divisas, porque Educación reclamaba lo suyo, el Azúcar lo suyo, Salud Pública lo suyo, la Industria Básica lo suyo, cada sector reclamaba lo suyo como lo más fundamental, lo decisivo, lo importante.

Y a la vez que podíamos admirar el tesón con que cualquier compañero defendiera su área, nos olvidábamos que estábamos dejando de aplicar un principio esencial del socialismo; socialismo no es simplemente tener nacionalizadas las fábricas, las industrias, las tierras, las minas, los bancos, todos los recursos y los medios de producción; socialismo es coordinar el esfuerzo de todos, unir el esfuerzo de todos y optimizar el uso de los recursos del país en su conjunto, todo el mundo tirando en la misma dirección, todo el mundo tirando de la misma carreta, es decir, todos los bueyes tirando de la misma carreta en la misma dirección, como dirían los campesinos, y no que uno tiraba por la derecha, el otro por la izquierda, uno por delante, otro por detrás. Es muy difícil que avance la carreta, si cada cual hala en una dirección diferente.

Y realmente era así, nos dimos cuenta cuando pasamos revista de la historia de cada plan de cada año, de que era una guerra de cada organismo, una lucha, una batalla de cada organismo por los limitados recursos disponibles. Se declaró totalmente abolido ese criterio, esa idea, ese espíritu, ese estilo, y se planteó que el plan debía ser el plan de todos y que la economía era la economía de todos. La Industria Azucarera debía saber que su economía y su esfera de acción no era solo el área azucarera, sino toda la economía del país, y también la agricultura no cañera, la Industria Básica, la Industria Alimenticia, todos tenían que luchar por la economía del país; y después, con ese criterio, es que se deben distribuir los recursos, para hacer no lo que le conviene a un área o a un sector o a una rama, sino lo que conviene al país. Con ese espíritu se trabajó, se reelaboró este plan, se va a elaborar el de 1986, se va a elaborar el quinquenal y el perspectivo, con ese espíritu, con ese método y presidido por todas estas ideas básicas. Y ya tenemos como primer resultado ese plan.

¿Es perfecto? No, porque todavía algunas de las cosas del plan del año 1985 venían de atrás, ya había decisiones anteriores con vistas a ese próximo año, que si algunos equipos están comprados, que si tales cosas. Se racionalizó el plan al máximo, pero se dispone ahora de un año entero para hacer, con relación al año 1986, un plan todavía mucho mejor, más rigurosamente analizados todos los detalles, sin compromiso alguno, y para elaborar el plan del quinquenio y las demás tareas, incluido lo que se refiera a los métodos de dirección, en qué puntos estamos bien, qué detalles deben superarse, todas las cuestiones de organización, todos los pasos a tomar y la estructura, vínculos y facilidades que deben tener las empresas de exportación, las atribuciones, las relaciones; en fin, todo un sistema adecuado a la batalla que tenemos que dar.

Y efectivamente, en el plan de este año, se priorizaron las industrias comprendidas en los criterios señalados, porque tenemos un montón de industrias que están terminadas o por terminarse, que pueden ya generar para 1986 una cantidad considerable de divisas convertibles. Entonces, con ese espíritu, decía, es que se va a trabajar en el futuro para elaborar planes, repito, mejores. Este que se presentó hoy ya tiene en la medida de lo posible esas características, y decía, se siguieron todos los criterios en cada industria, se analizó una por una cada inversión. Ciento ochenta y cinco están en una lista prioritaria.

¿Qué hicimos, entre otras cosas? Redujimos el plan de construcciones, el que se había elaborado para el año 1985, fue reducido en 320 millones. Eso significó alrededor de 70 millones de dólares, entre el combustible y los materiales que ahorra y que pueden ser exportados, y los materiales que se dejan de importar; por esa sola vía, repito, disminuyó el gasto equivalente en divisas convertibles en 70 millones de dólares aproximadamente, solo en el sector de la construcción. Ahora, no se sacrificó ninguna obra fundamental, nada, incluso las grandes obras, que son inversiones grandes y de muchos años; seguimos con nuestras grandes obras: con la electronuclear, todo el ritmo que pueda lograrse con los proyectos y los medios importados que existen allí para instalarlos; la refinería de petróleo, Punta Gorda, CAME 1, todas esas inversiones que tenemos en colaboración con la URSS, que generan exportaciones al área socialista o generan al país ahorros importantes, las inversiones que generan ingreso en moneda convertible, están todas; todas las obras sociales fundamentales, y se han mencionado algunas aquí, como el servicio de cirugía cardiovascular de niños, así como el programa destinado a ese propósito. Muy importante, a mi juicio, pues se supone que nace uno de cada 100 niños con problemas congénitos cardíacos. Si el número total de nacimientos en el país es de 150 000 - 160 000, hay que calcular 1 500 -1 600 en ese caso; un 50% de ellos —según me estuvo explicando un especialista checo muy calificado, y de acuerdo con la experiencia internacional de la que parten estos datos— si no reciben una atención especial muere el 80% en el primer año de vida, y los otros puede que no mueran en el primer año de vida, mueren después una gran parte.

Nosotros estamos en proceso de crear servicios modernos de cirugía cardiovascular para adultos en occidente, centro y oriente del país, pero también un servicio de cirugía cardiovascular para niños en el "William Soler", que será el centro principal nacionalmente, que apoyará y se apoyará en otros servicios situados en el interior. Eso debe reducir la mortalidad infantil. No crean que ya a los niveles que estamos se reduce fácil, ahora tienen que ser programas muy especiales para lograr reducciones; pero yo pienso que estos servicios pueden llegar a reducir, son cálculos muy elementales que deben profundizarse, pueden llegar a reducir tres puntos, es decir, si llegamos a 15 este año, bajar en el futuro a 12. También la genética prenatal que se empieza a aplicar va a reducir el índice, nosotros seguiremos bajando, bajar un punto será cada vez más difícil en adelante, y se dice, parece que estaremos alrededor de 15 este año de 1984 que finaliza, es posible que una fracción por debajo, o una fraccioncita por arriba; pero Pinar del Río está en 13,7, la "Cenicienta", y otras provincias están en 13 y tanto.

Después tenemos que ver en qué áreas existen todavía índices más altos. Una lucha tenaz y rigurosa será necesaria para continuar avanzando después de los logros alcanzados, así tenemos que luchar en todo, llegar al preciosismo en eso y en todo.

Bien, ese es un programa social de mucha importancia, eso le interesa a todas las familias de este país, a todo el pueblo. Tiene más importancia que cualquier otra obra. Yo creo que todas tienen alguna importancia, no es fácil hacer comparaciones; pero, digamos, es más importante este servicio cardiovascular que estamos desarrollando, que un centro de recreación. Y así por el estilo.

Centros de investigación importantes están incluidos, obras de la salud importantes, de mucha incidencia están ahí; el programa de las facultades de medicina, por lo que significa ese programa para el futuro y dar respuesta a los miles de alumnos que han ingresado en los últimos tres años, también se incluye el desarrollo de las facultades de tecnología, porque tenemos el propósito de llegar a una matrícula de unos 50 000 alumnos en la esfera de tecnología de nivel superior, donde se van a formar expertos en electrónica, computación, construcción de maquinaria, ingenieros de toda clase, personal altamente calificado, riqueza y solidez económica futura que estamos creando. Ese programa es de alta incidencia económica y social a mediano plazo.

Pero bien, si hubiéramos tenido que sacrificar uno de esos objetivos para cumplir la prioridad de las inversiones que generan importaciones en divisas, lo sacrificábamos, porque tenía que ser así. Claro, sabíamos que utilizando bien los recursos disponibles, se pueden atender las obras económicas priorizadas y también las más importantes de carácter social. Bien, un tanto por ciento de la inversión va a objetivos de área convertible y otra a los objetivos socialistas. Algunos de estos últimos objetivos como los del níquel también generan en parte divisas convertibles, o ahorran importaciones que requieren gastos en esa moneda. Ya entre las dos se llevan más de un 40% de las inversiones.

¡Ah!, pero nos queda bastante para atender aquellas obras de alta incidencia social y seguir otros planes, e incluso de viviendas. Hay un plan de viviendas de alrededor de 19 000 viviendas, que unidas a las que hacen los organismos por medios propios, pueden llegar a 35 000 por parte del Estado, que sumadas a las que pueda hacer la población por cuenta propia pueden llegar a 75 000 en total. No es un mal programita de construcción de viviendas. Creo que debemos tener en cuenta estos detalles. En realidad, hemos visto que los recursos constructivos nos brindan posibilidades de cierta amplitud, pero tenemos que racionalizarlos. Había que reducir en 320 millones el plan propuesto para 1985.

Hay algunas cosas que nos interesan, que nos gustan, pero tienen que esperar, sencillamente, es lo que yo les explicaba a los compañeros en el Comité Central. Todos tenemos obras que nos gustan, todos; aquí no hay nadie que no tenga alguna obra que no le guste, y yo tengo unas cuantas, muchas relacionadas con la educación, con la salud los centros de investigación, hasta el deporte. Todos nosotros quisiéramos mejorar el deporte, y tener más piscinas, por ejemplo, para desarrollar la natación donde estamos rezagados. Hemos dicho: ¡se acabaron las preferencias personales! Nadie tiene una obra aquí. Se acabaron todos los subjetivismos, sean cuales sean, todo tiene que guiarse por los criterios señalados. Yo empecé por renunciar a todas las que defendía; después pregunté si había quedado tal centro y estaba, y si estaba otra cosa y estaba, y otras no estaban. Y yo mismo dije: estoy muy interesado en los hospitales pediátricos de Bayamo, de Ciego, de Sancti Spíritus, y en el de aquí de Marianao, en La Habana.

Recuerdo que esa idea surgió cuando el dengue, cuando vimos las necesidades que existían de esas instalaciones especializadas para niños, y se hicieron los proyectos, se empezó a trabajar. Ahora, yo dije: no hay apuro. Podemos seguir arreglándonosla con las que tenemos, hemos ampliado y mejorado todos los pediátricos estos últimos años y hemos construido en todas las salas de terapia intensiva. Si tenemos que esperar un año, dos o tres para impulsar la construcción de esos hospitales, podemos esperar. Yo tengo un enorme interés en que esos hospitales con un proyecto de tanta calidad como el que se ha elaborado, se construyan. Van a ser mejores que los que tenemos ahora, porque muchos de nuestros hospitales pediátricos son antiguos hospitales adaptados para pediatría. Sin embargo, debemos saber esperar.

Y entre los centros de investigación dije: hay algunos que me parecen fundamentales: el de ingeniería genética y biotecnología, por ejemplo, que tiene una enorme perspectiva e interés de tipo económico y también médico. Pues estamos avanzando, y nuestro centro se está construyendo a toda velocidad. Ese es uno de los incluidos entre los de altísima incidencia económica, social y científica. A ver, los demás, uno por uno, dónde tenemos equipos adquiridos que ya están aquí, y qué incidencia tiene cada uno de ellos.

Así se elaboró el plan, con esos criterios, así se analizaron las inversiones de 1985. No puedo decir que sea perfecto. Puede haberse quedado una cosa, que a lo mejor es un poco más importante que otra, pero en tan breve tiempo, lo que se logró es mucho. Creo que será mejor el próximo año. Y creo que si trabajamos así con la fuerza de trabajo que tenemos, los recursos que tiene el país, con la producción de materiales, podemos atender todas las esferas; siguiendo un orden, cumpliendo las prioridades, podemos seguir avanzando en lo social. Dentro de lo social hay, por ejemplo, algo en que estamos empeñados, que es llegar a la doble sesión en primaria y para la cual se asignaron recursos a Santiago, a Tunas, a Holguín, a Granma que están muy atrasadas en este aspecto, creo que se les podrá seguir ayudando en eso.

Si trabajamos bien los recursos alcanzan para todas las aspiraciones esenciales, ¡ah!, pero hay que saber esperar y qué es prioritario, a qué no se le puede quitar fuerza de trabajo, equipos, piedra, cemento, arena, cabilla para hacer otra obra.

Tenemos que evitar toda manifestación de anarquía, de caos y hacer un programa riguroso, y todo el mundo sabe que aun así habrá posibilidades, como dijimos, para muchas cosas, sembrar flores no cuesta divisas. Quiero decir que si hay que mejorar las áreas verdes en el Poder Popular —pongo ese ejemplo—, y habrá otras muchas cosas que, sin violar estos principios que estamos estableciendo, se pueden hacer; esto no va a significar maniatar, significa racionalizar y, desde luego, disciplina completa y que cada obra, cada inversión que implique gasto de recursos materiales, tiene que ser bien analizada antes de decidirse.

En esta primera etapa hace falta mucha centralización en las decisiones, y que se diga: tal obra debe decidirse en tal nivel, no sea que choque con la política trazada, sobre todo las que hace el Poder Popular, a lo largo y ancho de la isla deben ser bien fiscalizadas, porque las que hace el Ministerio de la Construcción son más fáciles de controlar, se sabe cuáles son todas y dónde están, y se le dice: esta sí, esta no, el máximo esfuerzo en esta o en la otra. Las construcciones de los Poderes Populares son más autónomas y si no existen control y criterios estrictos se puede violar la línea trazada. Es necesario que ellos también, en estrecha coordinación con el Grupo Central, decidan y cada vez que vean una inversión se planteen el problema: ¿debemos hacerla?, ¿tengo dudas? Voy a consultar para ver qué incide en cemento, en cabilla, en madera, para poder seguir estos principios. Otro tanto puede señalarse con relación a las obras que los organismos construyen por cuenta propia. Explico esto, porque considero que se puede hacer mucho, pues ya el desarrollo del país en las construcciones y en los materiales es considerable. Hay obras, a diferencia de otras, que no exigen mucho gasto de combustible o de camión o de goma. Las opciones y posibilidades son amplias, pero hace falta disciplina estricta. Es con estos criterios que se ha elaborado el Plan de 1985 y con ellos es que se va a trabajar para 1986.

Puede ser que haya cosas que las queramos ahora mismo y no podemos hacerlas, pero puede ser que dentro de 10 años y 15 años podamos hacer muchas más obras, que de la otra forma no las podríamos hacer nunca. Vamos a alejar algunos de nuestros deseos, aspiraciones de ahora, pero vamos a multiplicar nuestra capacidad de hacer cosas en el futuro, mucho mejores, más estimulantes y más entusiasmantes que las que podemos hacer ahora. Vamos a multiplicar nuestra capacidad y sobre bases sólidas, sobre programas sólidos, sobre una economía sólida. Estas son, digamos, las ideas; he ido al detalle, aprovechando la ocasión para informar a la población porque esta tiene que ser la batalla de todos.

Algunas medidas de ahorro son fuertes. En dos palabras: creció la economía en 7,4 en 1984, crecerá en 1985 de 4 a 5% respecto al anterior y, vuelvo a repetir, no importa los por cientos, lo que tenemos que averiguar y analizar aquí el año que viene en la Asamblea y en todas partes es en que estamos creciendo, en que estamos creciendo y que significa ese 4 ó 5%. Bien, pero las medidas de ahorro son fuertes. El plan de 1985 es de un 4% a un 5% más que lo alcanzado en este y, sin embargo, tenemos que hacerlo con menos combustible y menos electricidad que en 1984, es como se ha planteado, incluso de fuel oil para producir electricidad, con 0,1% menos que 1983; diesel, gasolina, menos que 1984, en todos los combustibles menos que 1984.

Los compañeros saben, sobre todo los de la Industria Azucarera, cómo se puede ahorrar el combustible. Ellos empezaron ahorrando casi medio millón de toneladas solo en la producción de crudo, gracias al esfuerzo sostenido de varios años, y en este próximo año van a ahorrar cantidades considerables en la refinación de azúcar y en otras áreas, guardando el bagazo y utilizándolo como combustible; pero es tenso, en general, el plan de 1985, las metas son tensas y exigen esfuerzo, ahorro de verdad, y no pensar: deja ver lo que ahorra el otro, sino deja ver lo que ahorro yo, lo que ahorramos cada uno de nosotros.

En algunos casos no es tan fácil, como explicaba un obrero que premiaron en el Fórum de Energía, que había ahorrado cientos de toneladas de combustible en la refinería de Santiago de Cuba. Dice: Ahorré tanto, pero es después de haber ahorrado mucho ya, después de un gran ahorro que habíamos hecho anteriormente, como diciendo: es más difícil ya cada vez ahorrar una tonelada. Es decir, partimos ya de niveles de ahorro importantes.

Otro principio que se estableció, se luchó especialmente por eso: tenemos que resolver el problema sin afectar los niveles de la población; es decir, tenemos que llevar adelante esta política sin afectar lo que ya recibe la población; se ha elaborado el plan sobre esa base. Se mencionaron aquí con vistas al ahorro algunas gratuidades que subsisten y que deben cesar, se trata de algunas cosas: cigarros, tabacos, cuyo ahorro en lo posible es muy conveniente pues constituyen fondos exportables. Algunas distribuciones gratuitas. En esencia se mantendrán los niveles de la población e incluso se aumentan modestamente en algunas producciones.

Sin embargo, lo que planteé a los estudiantes y en el Fórum de Energía, es que nosotros debemos partir de lo que tenemos, no pensar en nuevos incrementos sobre lo que tenemos, en lo personal y en lo social. Habrá siempre, inevitablemente, algunas mejoras; partiendo de lo que ya tenemos, resolver los problemas estratégicos fundamentales en los próximos 15 años. ¡Ah!, si estuviéramos en Haití la verdad es que sería un poco duro decirle a la población: vamos a aguantar con lo que tenemos, o en muchos otros lugares de América Latina donde se está muriendo la gente de hambre, donde existe gran desempleo, pobreza, niños pidiendo limosnas, analfabetismo, Mortalidad infantil alta, baja esperanza de vida, desatención médica, en fin, donde falta de todo, decirle: hay que aguantar.

Yo me pregunto de verdad si para nosotros plantearnos esta política es algo insoportable o algo imposible. Por eso yo les decía a los jóvenes: ustedes tienen que ser abanderados de estas ideas, de esta estrategia, porque este es el mundo que les vamos a dejar a ustedes, que esta generación le va a dejar a los estudiantes que hoy tienen entre 15 y 20 años. Con las actuales perspectivas de vida se supone que estén en menos de la mitad de la vida cuando lleguen al 2000. Ellos tienen que pensar: ¿qué mundo vamos a recibir o qué mundo vamos a construir?, porque esto no es solo interés de los estudiantes de enseñanza media, lo es de toda la juventud, de todo el que tiene hoy menos de 25 años, menos de 30 años.

Entonces hay dos problemas: nuestra generación tiene una responsabilidad con las generaciones futuras, y es ¿qué país les vamos a entregar en un mundo que se sabe complicado, que tiene muchos problemas sin resolver?, y nosotros decir: ¿qué país les vamos a entregar a ustedes a la vuelta de 15 años? Y los jóvenes tienen que plantearse un problema: ¿qué país vamos a tener en el año 2000, por qué país vamos a luchar? Porque ese será su país, sus recursos, sus posibilidades económicas, técnicas, científicas y de vida material. Será el deber de ellos y de nosotros, responsabilidad nuestra y de ellos, por eso pienso que los jóvenes tienen que ser abanderados de estas ideas. Ahora, nosotros lo seremos también porque es nuestra responsabilidad. ¿Es difícil? No, porque por suerte las calamidades que están sufriendo otros muchos países del Tercer Mundo las hemos resuelto, en realidad, en estos años. En estos años se dedicó una gran cantidad de esfuerzos y de recursos a resolver esos problemas. ¿Por qué pudimos hacerlo?, porque en buena lógica debiera ser al revés: vamos a dedicarlo todo al desarrollo y después atendemos estos problemas. Bueno, porque tuvimos la solidaridad internacional, porque tuvimos la cooperación de los países socialistas para nosotros no fue tan sacrificado el camino de la Revolución, y pudimos dedicar muchos recursos desde el primer momento al desarrollo social, y empezamos: primero, la defensa del país, que era, es y será absolutamente prioritaria; después la alfabetización, los primeros hospitales rurales, la lucha contra el desempleo, los inicios de los programas de repoblación forestal, el envío de maestros a todos los rincones del país, a todas las provincias, de médicos; se empezaron a desarrollar las actividades deportivas, culturales; se hicieron las grandes reformas sociales, la misma reforma urbana en aquella época, especialmente la reducción de los alquileres a casi la mitad de lo que se pagaba, tuvo importantes implicaciones económicas. La que hacemos ahora no significa nada, no afecta prácticamente nada en lo económico al país, pero la que hicimos en aquel año 1959 lanzó decenas y decenas de millones de pesos a la circulación, liberó, le quitó a los burgueses aquellos ingresos, pero fueron para el pueblo. Ahora esta ley de vivienda no implica incremento de circulante inmediato, no.

La reforma agraria liberó a los campesinos del pago de rentas, de todo eso, hasta de impuestos; liberó también decenas y decenas de millones que se pusieron en circulación. La nacionalización de las grandes empresas, los bancos, el comercio exterior y de los recursos mineros del país, los cambios de estructura, y sobre todo la supervivencia de la revolución, el país demostró su capacidad de sobrevivir, de comenzar su desarrollo económico y social.

En los primeros años se avanzó realmente muy poco en lo económico, ni se podía avanzar, más bien se redistribuyó la riqueza existente y se resolvieron muchos problemas: la posibilidad de estudios para todos, el inicio de los planes de becas que beneficiarían después a cientos de miles de jóvenes, la posibilidad de trabajo para todos, se erradicó el desempleo, y luego, todas aquellas lacras de la mendicidad, prostitución, juego, drogas, todo aquello desapareció. Se pudieron llevar los servicios de salud a todo el pueblo y la educación a todo el pueblo; se elevaron las pensiones mínimas y se logró extender la seguridad social a todos los trabajadores; cuando triunfa la Revolución todas las cajas de retiro estaban desfalcadas, había obreros azucareros a los que les daban seis pesos como retiro, hoy se invierten casi 1 000 millones cada año en la seguridad social. Se construyeron más tarde miles de escuelas primarias, secundarias básicas y preuniversitarias en el campo y en las ciudades, tecnológicas, vocacionales, pedagógicas, de profesores de educación física y deportes, escuelas de iniciación deportiva, vocacionales militares, de cultura, de técnicos medios de la salud, etcétera. Se edificaron cientos de policlínicos y otras instalaciones de la salud. Se extendió la enseñanza universitaria a todas las provincias. Se avanzó, se acumuló experiencia, se hizo fuerte la Revolución: se institucionalizó, se promulgó la Constitución Socialista; se crearon los Poderes Populares, ese fue un enorme avance. Se rectificaron errores, se adoptaron criterios correctos en la esfera económica en los métodos de dirección y planificación; se aplicó la fórmula socialista de retribuir a cada cual según su trabajo, principio ineludible en la etapa de la construcción del socialismo, que en cierto momento habíamos pasado por alto. Se efectuó el Primer Congreso del Partido, se hizo la Plataforma Programática.

En estos últimos 10 años se ha avanzado considerablemente: los Poderes Populares han demostrado su pujanza, su fuerza, no solo en la esfera de la atención a la población, en el desarrollo y en la solución de los problemas del país, sino también ahora mismo en la esfera militar. Es decir, hemos avanzado continuamente, a veces más lentamente, otras veces más rápidamente, hasta estos últimos años en que, como digo, se arriba a un punto culminante de acumulación de experiencias, de sabiduría de la Revolución, del Partido, de los cuadros, que se expresen estas dos grandes revoluciones en la concepción de la defensa y de la economía, ¡y con qué recursos acumulados hemos llegado hasta aquí!, ¡con qué avance social!, que lo demuestran las cifras: niveles de escolaridad de más del 90% entre 6 y 16 años, más de 240 000 estudiantes en las universidades, 258 000 profesores y maestros, 20 500 médicos, decenas de miles de ingenieros, arquitectos, economistas y técnicos de nivel superior, cientos de miles de técnicos medios formados por la Revolución, un Partido de vanguardia sólido y organizado, una militancia experimentada; una juventud potente, entusiasta, revolucionaria, demostrado en todo, nuestra excelente juventud y nuestro magnífico estudiantado. Bueno, son fuerzas inconmensurables, esa fuerza bien empleada, de manera óptima puede proponerse cualquier meta y alcanzarla.

Nuestro pueblo creo que con lo que ha alcanzado puede muy bien adoptar esta decisión: vamos a consagrarnos al desarrollo, a un desarrollo inteligente, estratégico, como cosa fundamental.

Cuando se informaba aquí sobre la situación de la salud y los médicos ¿cuál es nuestra desgracia? Miren qué problemas tan malos nos esperan a nosotros, que en el año 1983 teníamos un médico por cada 526 habitantes, y ahora en 1984, pues tenemos uno cada 486 habitantes, y el año que viene, con todo este esfuerzo y toda esta racionalización, y con esta política que estoy planteando de austeridad, tendremos un médico por cada 445 habitantes; no pasará mucho tiempo y tendremos uno por menos de 400, y ya se está extendiendo la atención directa a las familias en sus zonas de residencia, este año más de 200 nuevos médicos comenzaron a trabajar directamente con más de 25 000 familias.

El próximo año graduaremos 2 400 médicos y no menos de 500 irán a prestar esos servicios. ¡Vean ustedes qué posibilidades con lo que tenemos, y esos médicos de familia no nos cuestan divisas, van a atender, darles seguridad, bienestar al pueblo; esos médicos van a luchar por reducir la mortalidad de los niños, la mortalidad del primer año, y prolongar la vida de los adultos, como lo están demostrando donde están trabajando, evidenciando una experiencia realmente extraordinaria y prometedora. .

Ya Educación empieza a graduar los primeros miles de licenciados en enseñanza primaria, para enseñar desde el primer grado, ya estamos hablando de cómo vamos a perfeccionar todo lo que se refiere al ingreso en las universidades.

Hemos estado hablando en la reunión del Comité Central de los aspectos de la Cultura. Nuestros periódicos que están incluidos en el plan de inversiones, dispondrán de una base material excelente, moderna, de modo que los órganos nacionales podrán imprimirse simultáneamente en occidente, centro y oriente del país, ahorrando costosas transportaciones.

Este programa que estoy planteando no significa que nos estanquemos en lo social ni mucho menos, con lo que hemos creado y acumulado podemos avanzar extraordinariamente, pero sobre todo en calidad, y no me quedan dudas de que año por año iremos disminuyendo aunque sea una fracción de punto la mortalidad infantil y que cada año prolongaremos las perspectivas de vida de nuestro pueblo y que tendrá mejores condiciones de salud, de educación, de cultura, de recreación, deporte, y que tendrá mejores condiciones materiales, incluso. Pero el mejoramiento material no es el centro de la cuestión, la filosofía de nuestra estrategia consiste en priorizar el desarrollo económico y no el consumo, y una vez que hayamos priorizado los objetivos y optimizado el empleo de los recursos para asegurar el futuro, lo que nos quede disponible distribuirlo de la manera más conveniente y más beneficiosa para nuestro pueblo. De eso se trata, un programa austero, previsor e inteligente que podemos desarrollar en mejores condiciones sociales que en ningún otro país del Tercer Mundo y que en ningún otro país de América Latina, con un camino claro por delante, seguro, estrechamente vinculado a la comunidad socialista y a la Unión Soviética. Y ese es el porvenir, no le quepa duda a nadie, pues el socialismo es el porvenir.

Los imperialistas, los reaccionarios hacen una creciente campaña contra el socialismo: que si tiene problema, que si tiene crisis; los que tienen problemas y tienen crisis de verdad son los capitalistas. Porque yo oigo hablar de los planes capitalistas, y aquí, por ejemplo, nosotros podemos analizar ahora cuántos médicos vamos a tener en el 90, en el 95, en el 2000, cuántos maestros, cuántos licenciados en enseñanza primaria, cuántos profesores de educación y deporte, cuántos en cultura, cuántos ingenieros y técnicos de nivel superior y medio, cuántos obreros calificados, qué hará cada uno, qué producción material y niveles de servicios podemos alcanzar. Pero yo lo que veo es que los capitalistas están planificando el desempleo que van a tener y si en tal país habrá tantos en el 85, tantos en el 86, tantos en el 90, ¡y lo curioso, lo asombroso es que crecen aun en el supuesto de que todo marche bien! Tienen planificado el desempleo, pueden planificar también la deuda y los problemas sociales; yo creo que los pueden planificar bien, se puede decir qué problemas van a tener en el 2000, y cuáles va a tener el Tercer Mundo y América Latina, porque son muy grandes y sin solución a la vista.

Yo creo que nosotros también tenemos un deber y una responsabilidad muy grande en este terreno económico, tenemos que profundizar nuestra conciencia económica, no dejarnos adormecer por las glorias y los laureles que hemos alcanzado en muchas cosas y pensar que en la esfera económica, en general nuestros cuadros, en general todos, hemos tenido un estilo, una idea que debemos rectificar definitivamente. Todos sabían lo que necesitaban en todas partes cuando triunfó la Revolución: hacen falta empleos para todos, sí, empleos para todos en una cosa o en otra; hacen falta 20 000 maestros y tantas escuelas; hacen falta tantos médicos y tantas instalaciones hospitalarias; hacen falta tantos tractores, tantos ómnibus para el transporte, tanto de esto, tanto de lo otro.

Nosotros nos hemos pasado 25 años oyendo hablar a todos los compañeros sobre lo que necesitan y pidiendo lo que necesitan, pero algo más, ¡increíble!, recibiendo lo que necesitan en estos 25 años: la educación recibió todo, la salud pública lo recibió, la cultura, las universidades, la ciencia, la técnica, el deporte lo recibió, la seguridad social lo recibió. Decían: tengo tantos que jubilar, voy a gastar 250 millones este año, y al otro como son más, 300 millones. ¿Cuánto necesitaban los planes de acueductos, de alcantarillados, para el suministro a la población y el saneamiento de las ciudades, caminos, carreteras? Ya no hablo del desarrollo económico, en lo social —así fue siempre antes de que estuvieran los Poderes Populares—, después de creados los Poderes Populares se sumaron a los organismos nacionales y la demanda creció. Ahora voy a hacer una pregunta: ¿a alguno de ustedes, o a alguna provincia, o a algún municipio se les negaron alguna vez los fondos que pidieron para el presupuesto de cada año, para pagar los médicos, maestros, enfermeras? En Cuba creo que había unas 800 enfermeras antes del triunfo de la Revolución, ahora tenemos 35 000, y técnicos medio de la salud otros treinta y tantos miles, trabajadores totales en la educación y en la salud hay alrededor de 650 000 sólo en esas dos esferas; de los presupuestos en esas dos actividades casi he perdido la cuenta, pero están como en dos mil y pico de millones. Siempre tuvieron todos los recursos que pidieron para todos los servicios; podían no tener algún equipo que no podía adquirirse, pero fondos, instalaciones, recursos materiales, alimentos, tuvieron los que solicitaban: para círculos infantiles, para los módulos de la cultura, para todo, para cuanta cosa bella, buena, noble surgió aquí. ¡Nunca le faltó a nadie los recursos! Si tenían problemas de transporte, de esto, de lo otro; se hacía lo posible por resolverlo. Esa es la realidad. No es que no comprenda el noble espíritu, el amor al pueblo y el deseo de resolver problemas seculares que animaban estos esfuerzos. Yo mismo personalmente impulsé muchos de estos programas.

¡Lo que nunca hubo alguien en estos 25 años que preguntara de dónde salía ese dinero, de dónde salían esos recursos, qué misterio, qué milagro —o como decía yo en el Comité Central—, qué lámpara de Aladino era esa que se le podía pedir todo y nunca se agotaba!

Hay que decir que todos los organismos nacionales, las provincias, los municipios, las organizaciones de masas actuaban en el mismo sentido: que queremos hacer campaña de sexto grado, tantos maestros; que si 80 000 grupos culturales, que si un millón de pioneros, que si comedores escolares, internados, becas para estudiar en la universidad —creo que hay como 50 000 entre los alumnos de estudios regulares, ¡50 000 becas universitarias!, no había ninguna cuando empezó la Revolución, no había tampoco ninguna escuela interna, no sé si alguna escuelita de huérfanos. Sí, estaba la Beneficencia y algún instituto cívico rural creado en años anteriores. Hoy tenemos más de un millón de estudiantes que almuerzan en la escuela y algunos desayunan, almuerzan y comen, ¡más de un millón!

Comedores obreros no había prácticamente ninguno en este país, ¡cuántos comedores obreros tenemos en centros de servicio, de producción, granjas! ¡Cuántos trabajadores almuerzan en el centro de trabajo! Además la merienda a media mañana y media tarde en muchos centros con la consabida pérdida de tiempo y desorganización que en general crea. Son cifras considerables. Todo eso lo hemos hecho en estos años, prácticamente todo lo que pidió todo el mundo. ¡Cómo era posible ese milagro! Pero ha sido la realidad, nadie se preguntó nunca de dónde salieron los recursos. Y yo voy a decir: los recursos salieron, en parte del esfuerzo de nuestro pueblo, pero lo que nos permitió en esencia a nosotros estos avances y la solución de todos estos problemas fue la solidaridad internacional, la solidaridad del campo socialista y fundamentalmente de la URSS, esa es la verdad. ¡Ah!, porque nosotros logramos para nuestra azúcar tales precios, y para nuestro níquel y otros productos tales precios, además de los créditos, y el hecho de que siempre cumplieran con nosotros, aunque muchas veces nosotros no cumpliéramos, cuando un plan salió mal, o una producción no se alcanzó, que pudimos contar con enormes recursos no solo para nuestro desarrollo económico sino también para un considerable desarrollo social.

Es cierto que en nuestros esfuerzos por cumplir con el campo socialista nos planteamos en ocasiones metas que estaban más allá de nuestras posibilidades, tal fue la idea de alcanzar 10 millones de toneladas de azúcar en 1970. En aquella época el precio que recibíamos era de 6 centavos, 50% mayor que el del mercado mundial. La meta de alcanzar producciones de ese nivel estuvo inspirada en el propósito de disponer de recursos para adquirir las mercancías de la URSS, incluido el combustible que requerían las crecientes necesidades de nuestro país. No alcanzamos los 10 millones a pesar del esfuerzo, no pudimos cumplir los compromisos de azúcar que habíamos contraído basado en aquel programa; sin embargo, ellos siguieron cumpliendo todos los compromisos de exportaciones a Cuba. Después de 1970 cayó la producción azucarera y más tarde cuando esta se recuperaba sostenidamente y el país venía cumpliendo estrictamente las entregas conveniadas cada año, tuvimos la plaga de la roya que ocasionó severas perdidas. Lo que quiero señalar, simplemente, es que ninguno de los factores que nos afectó directamente, ninguno de los problemas que dificultaron en varias ocasiones los planes de producción y exportación de azúcar, una plaga en la caña, o sequía, o problemas de cualquier tipo, objetivos o subjetivos, no bajó el ritmo del gasto de educación, crecía por año, el de salud pública, el de cultura, el de seguridad social y demás gastos. Todo continuó haciéndose, todo continuó avanzando a lo largo de 26 años: la cooperación de la URSS no falló nunca.

Bien, eso fue un privilegio, pero también creó una mentalidad en nosotros. Todo estaba resuelto, todo estaba seguro, y nadie preguntaba nunca: ¿aumentaron las exportaciones a los países socialistas?, ¿aumentaron las exportaciones en el área convertible?

Cada uno hacía su plan, hacía sus demandas, sus peticiones, pero no preguntaba si aumentaba la producción, si aumentaban las exportaciones. Esa es la realidad. Y ese hábito es otra cosa que debemos erradicar con esta revolución en las concepciones de la economía. Ya tenemos suficiente madurez, experiencia, sabiduría, para comprenderlo, y preguntarnos las cosas con toda responsabilidad. Cuando bajó el precio del azúcar en el mercado mundial disminuyendo nuestros ingresos en moneda convertible, y esto ocurrió muchas veces, nunca se afectó ninguno de los programas que mencioné, nunca el pueblo sufrió las consecuencias de ninguna de estas coyunturas. El país por su seriedad logró créditos, y mediante el crédito, en muchas circunstancias como esas, de bajos precios del azúcar, mantuvo los niveles de vida de la población. Sobre estas cuestiones tenemos que hacer un examen profundo, tienen que hacerlo los delegados de la Asamblea, todos los delegados de circunscripción y todo el pueblo, porque yo sé que a ustedes les piden, y constantemente les piden: ¿cuándo se arregla esta calle, y cuándo llega el agua aquí, y cómo se puede resolver esto? Ustedes tendrán que educar a los .electores y explicarles qué puede hacerse, qué no puede hacerse en cada lugar para resolver cada problema.

Ahora, les voy a citar un ejemplo. Antes de que tuviéramos esta reunión de noviembre y empezáramos a elaborar estas ideas, ¿saben qué incremento de presupuesto pidieron los organismos y pidieron los Poderes Populares?, más de 600 millones de pesos. Nadie preguntó si bajó el precio del azúcar, si las exportaciones aumentaron o no, sino con el hábito de 26 años, se dirigieron al Ministerio de Finanzas y pidieron alrededor de 650 millones de pesos adicionales para gastar en 1985, por encima de 1984. Es decir, pidieron de aumento en un año tanto como la República de Cuba gastaba el año entero en 1958, antes de la Revolución. Ya el ritmo de pedido de incremento de gasto por año, ¡incremento de gasto!, era un equivalente igual a todo lo que gastaba la República antes del triunfo, y sé que eso está inspirado en muy nobles propósitos, nobilísimos, porque sé que en la mente de cada uno de los cuadros y demás compañeros, hay miles de cosas que desean para el pueblo, que sueñan con verlas hechas.

Bien, de lo que se solicitó se ha reducido 389 millones. El gasto del presupuesto iba a crecer entre el 8 y el 9% en 1985 porque ya se habían aplicado restricciones y ahora en el plan reelaborado se reducen a menos del 5% de incremento, muy bien, y cuando ustedes analizan no se queda nadie desempleado, no se queda nadie perjudicado, no se afecta ningún área, salud pública aumenta su presupuesto en 8%, educación lo aumenta entre el 5 y el 6%, cultura lo aumenta, educación superior un 10%, casi todas las áreas, menos el deporte —como se explicó—, y no es por nada, sino porque hubo gastos el año pasado con motivo de algunos eventos que no se requieren este año; todas las esferas aumentan, sin embargo, se redujeron 389 millones a lo solicitado, y el gasto se aumentó solo en 240, un buen ejemplo de lo que es el esfuerzo racionalizador, y cuando los compañeros del Poder Popular se pusieron a analizar todos los recursos, presupuesto, brindando, por cierto, una enorme cooperación al Grupo Central, ellos mismos estaban admirados de cómo podían mantener los servicios, incluso mejorarlos, seguir planes, a pesar de la asignación mucho menor en el presupuesto.

Pero, además, algo muy interesante, en el plan del año próximo, se reduce el programa propuesto de construcciones en 320 millones de pesos y, cosa curiosa, aumenta la producción de piedra, de arena, de materiales de construcción. ¿Qué significa eso? Una cosa excelente, se le sigue dando a la población todos los materiales que se le dieron en 1984 y en cierta medida se aumenta y se dispone de más materiales, y créanme que esa piedra y esa arena no es para la exportación, es para el consumo en el país. ¿Qué ocurría antes en la misma Ciudad de La Habana?, se estaba haciendo tal obra, y los obreros parados porque no alcanzaba la piedra, no alcanzaba la arena, bajaba la productividad y alguna obra importante se nos atrasaba. Ahora aumentamos el plan de producción de materiales y reducimos el plan de construcciones, ¿qué significa?, que los obreros podrán tener una productividad mucho más elevada, porque sabemos que muchas obras se paran y la productividad es baja porque no hay materiales. Este plan de construcción que hemos hecho es un salto en la racionalización, en la productividad, sobre todo en la productividad, de eso se trata, y aún pensamos seguirlo perfeccionando, y ver algunas inversiones para el incremento de la producción exportable de la pesca, sobre todo en cultivos artificiales de algunas especies, que deben generar sumas importantes en moneda convertible en relativamente pocos años. Vamos a ver qué obras, qué tierra hay que mover allí y analizar, incluso con más calma, si de otras inversiones reducimos un poco de equipos y recursos asignados a estas que no tengan tan fundamental importancia, e ir en aquella dirección, trabajar allí. Es decir, vamos a proseguir el esfuerzo racionalizador en toda esta esfera de las inversiones. No se van a afectar los trabajadores con ninguno de estos cambios de planes.

Ahora, se demuestra y se está demostrando ya que nuestro potencial es enorme, que nuestras posibilidades son muy grandes y que podemos ahorrar mucho todavía, aunque es cierto que venimos ahorrando en los últimos años, y creo que un modelo de ese esfuerzo es la industria azucarera y los trabajadores de la industria azucarera. Cierto es que alguien podría decir: eran antes modelos de gastadores de petróleo, pero no creo que haya muchos que puedan acusar a otros de ser pocos ahorrativos, porque en la agricultura hemos gastado bastante, en las construcciones hemos gastado bastante. Yo recuerdo casos donde hubo que tomar medidas especiales de control, en que a veces el operador se iba no ya con un camión, que era bastante habitual y nadie sabe cuánta gasolina se gasta por ahí todavía por falta de control de los camiones, sino que hasta en un cargador sobre gomas de la construcción, el operador que viajaba por la Quinta Avenida a dormir en su casa o a visitar una novia, que no estamos en contra de que visiten a la novia, lo que estamos es en contra de que la visiten con un cargador de gomas; no llevaban el buldózer, porque posiblemente se tardaba mucho, porque había descontroles, debilidades, falta de exigencia. Mucho de eso se ha ido superando, pero recuerdo aquellos tiempos.

También nuestra agricultura pidió tractores. ¿Cuántos? Tantos, todos los que quiso y así es como tenemos 80 000 más o menos entre la agricultura cañera y no cañera. Y es conocido que muchas veces un tractor con una carga de 25 libras, o tres individuos arriba, viajaba 10 kilómetros con una carreta por cualquier cosa, gastando combustible, motorrecursos, gomas, de todo; lo sabemos, lo saben todos ustedes, y lo sabemos todos nosotros. Se ha ido luchando contra esas prácticas.

Pero hay que decir también que no podemos afirmar que hemos sido ahorrativos, no podemos afirmar que en estos 25 años hemos hecho un uso óptimo de todos los recursos, no lo podemos afirmar. Es verdad que hemos tenido un aprendizaje, pero estos factores que expliqué de tenerlo todo siempre, sin preguntarnos nunca cómo era posible, creó una mentalidad gastadora, creó una mentalidad poco ahorrativa, creó una mentalidad consumidora, no exportadora, como se ha dicho; más mentalidad consumidora que productora, más mentalidad importadora que exportadora. Todo el mundo decía: necesito esto, tal cosa. Bien, estas son realidades que tenemos que meditar: hemos gastado.

Hemos hecho muchas cosas buenas, no digo que no, y creo que los éxitos que hemos tenido en muchos campos lo demuestran. El país se ha llenado de caminos, carreteras, presas, talleres, redes eléctricas, miles de nuevas instalaciones agrícolas e inversiones económicas de distinta índole: policlínicos, hospitales y otras obras de la salud, magníficas escuelas de todo tipo de enseñanza. Ahora tenemos, adicionalmente, los pre militares, una cosa excelente, enviamos allí a los jóvenes que con el nivel de preuniversitario o técnico medio egresados del Servicio desean hacer estudios superiores. Tenemos esas decenas de miles de médicos, de profesores, de maestros, gente excelente, con un espíritu excelente. A ello se añade toda una nueva generación de profesionales de alto nivel técnico de diversas especialidades. No se podría negar las páginas de valentía, de heroísmo, de firmeza que ha escrito nuestro pueblo en estos años; su espíritu internacionalista, su entereza, estoy seguro de que hasta el enemigo tiene que estar impresionado de la dignidad y el valor de nuestro pueblo, porque cuando nos amenazaron no temblamos, no vacilamos ni aquí ni en ninguna parte, ni nos pusimos nerviosos, ni nos ablandamos, ni empezamos a hacer concesiones, aunque sabíamos que nos amenazaban con destruirnos y aniquilarnos. Fuimos serenos y supimos enfrentar la situación y prepararnos, organizarnos, desarrollar un enorme potencial defensivo.

Cuando señaló todo lo anterior no niego en lo más mínimo las extraordinarias virtudes que han demostrado nuestro pueblo y nuestros cuadros en muchos órdenes, ahora bien, no puedo decir que han sido excelentes administradores, que han sido ahorradores; más bien debo decir que hemos gastado, aunque hayamos hecho excelentes cosas. Toda esa piedra y ese cemento que invertimos en fábricas, en presas, en caminos, en escuelas, en hospitales, en el desarrollo económico y social de nuestro país fue excelente; pero creo que nosotros si hubiéramos invertido óptimamente esos recursos, habríamos hecho mucho más. Creo que si hubiéramos sabido lo que sabemos hoy, si hubiéramos tenido la experiencia desde mucho antes, si hubiéramos llegado antes a estas concepciones, habríamos podido hacer mucho más.

Muchas cosas fueron descubiertas por el camino, pero estas que hemos descubierto ahora, son producto de la meditación, y nos ha ayudado el enemigo, en realidad, tanto en la defensa como en la economía, con su bloqueo, el rigor creciente de su bloqueo y con su crisis, que es una crisis del sistema capitalista mundial, que no es simplemente coyuntural, pues están frente a muchos problemas insolubles que van desde la creciente contaminación del medio ambiente, hasta el desempleo crónico y creciente en las sociedades capitalistas desarrolladas, la fabulosa deuda externa y la ruina del Tercer Mundo constituido por sus antiguas colonias, la pobreza y cada vez con mayor frecuencia las hambrunas que afectan a miles de millones de personas en el mundo. Pero nosotros en particular tenemos que darles las gracias por lo que hemos aprendido. Con lo que tenemos, y la fuerza, la experiencia y la organización alcanzada, vamos a trabajar con ahínco y redoblado entusiasmo en el futuro.

Nos hemos fortalecido, hemos aumentado la seguridad del país; observaremos qué ocurre en el mundo —ya hablé de esto a los estudiantes, explicamos nuestra actitud, la importancia que dábamos a la necesidad de lograr un clima de distensión y de paz en el mundo, cómo eso era vital. Para nosotros hay muchas esperanzas de desarrollo, de progreso, ya hemos alcanzado en un breve período de tiempo muchas metas que otros pueblos se proponen en lo social para dentro de 20 ó 30 años. Cuando nosotros oímos a las Naciones Unidas hablar de "Salud para todos en el año 2000", pensamos que esa meta que se plantea para el Tercer Mundo está ya por debajo de la que nosotros hemos alcanzado. Pueden decir también educación para todos en el año 2000, y si quieren pueden decir con más realismo educación para todos en el año 2020; ya los niveles de educación alcanzados por Cuba están por encima de los que tal vez pudiera alcanzar el Tercer Mundo en el año 2020 si los alcanzan, cosa dudosa, excepto que, bueno, hagan un milagro revolucionario y social y cesen la explotación, el intercambio desigual y la injusticia que impera en gran parte del mundo. Esa es la realidad.

¿Qué podemos proponernos en los próximos 15 años? Lo que hemos hecho en estos 26 pueden ser nada al lado de lo que podemos hacer, sobre todo si medimos lo que hagamos, no por la cantidad, sino por la calidad, por el buen sentido, por el buen rumbo de nuestro esfuerzo. Podemos hacer que los próximos 15 años sean en calidad mucho más fecundos que estos 26 años que han transcurrido, estoy seguro. Tenemos un poder multiplicador grande, cantidad de recursos humanos e intelectuales acumulados. Y si no hemos usado los recursos económicos y materiales óptimamente, tampoco hemos usado los recursos humanos —eso lo planteamos también en la reunión del Comité Central—, de manera óptima. No es, desde luego, lo que más nos apura de inmediato, porque ahora lo que objetivamente nos limita más en el crecimiento económico es tal materia prima, tal material, tales importaciones, pero como yo planteaba, si nosotros un centro de servicio lo podemos atender con 1 000 trabajadores, ¿por qué debemos tener 1 500? Cuando tenemos 500 más necesitamos comedor para 500 más, raciones para 500 más, transporte para 500 más, viviendas para 500 más, salarios para 500 más; descubriremos una enorme reserva cuando penetremos en profundidad en el análisis de cómo empleamos los recursos humanos. Digo que no nos apura, eso va a llevar tiempo, porque entre otras cosas, la cuestión de transferir recursos humanos de una actividad a otra lleva tiempo.

No queremos que nadie se quede sin empleo, pero creo que en los próximos 15 años nosotros podemos transferir muchos recursos humanos mal utilizados a servicios y actividades necesarias; si en un lugar, por ejemplo, hay 25 personas y sobran 10, ¿no sería mejor que esos 10 que allí no están rindiendo nada, hagan un servicio útil o cualquier actividad económica necesaria, bien como trabajador de salud en la comunidad o ayudando a construir viviendas, o en nuevos centros industriales, o resolviendo problemas de servicios, es decir, una actividad socialmente útil? Nos queda una enorme reserva de recursos humanos cuando los utilicemos bien, pero esa no es tarea inmediata, sobre eso lo que tenemos es que estudiar, profundizar y prevenir no incurriendo en nuevos gastos inútiles de fuerza de trabajo. Repito, las reservas son enormes, y creo que nosotros en estos próximos 15 años podemos hacer un trabajo de mucha más calidad del que hemos hecho hasta ahora, racionalizando nuestros esfuerzos, optimizando nuestros recursos materiales y humanos, no es solo un deber con nuestro país, es un deber con el mundo, con el movimiento progresista, con el socialismo, porque el socialismo tiene —reitero— posibilidades que no tendrá jamás el capitalismo. El socialismo marcha, tiene dificultades, desde luego, pero las vencerá, tiene un futuro seguro y puede desde ahora proponerse con realismo y seguridad cuáles son los objetivos económicos y sociales a alcanzar en 1990, en 1995 o en el 2000; no lo puede hacer el sistema capitalista, que está en crisis y tendrá que resignarse a filosofar y a responderse una pregunta: si tal sistema puede subsistir mucho tiempo y si el Tercer Mundo puede subsistir con el sistema que le han impuesto. Precisamente, frente a los que se llenan la boca para calumniar y para hablar de crisis en el socialismo, yo en la reunión del Comité Central utilicé unos datos que ya para finalizar quiero repetir aquí, por ejemplo, la URSS, ¡después de la guerra!, en 1981, alcanzó una producción industrial igual a la que producía el mundo entero en 1950. En el año 1950 la producción de energía eléctrica en el mundo entero era de 988 000 millones de kilowatts/hora, la URSS sola en 1981 produjo 1 326 mil millones de kilowatts/hora, y han pasado ya cuatro años de eso; petróleo, comprendido el condensado de gas, el mundo entero producía en 1950, 521 millones de toneladas, la URSS sola en 1981, produjo 608,8 millones de toneladas; gas natural, el mundo entero en 1950, 191 000 millones de metros cúbicos, la URSS en 1981, 434 000 millones de metros cúbicos; resinas sintéticas y plásticos, el mundo entero en 1950, 1,6 millones de toneladas, la URSS en 1981, 4,1 millones de toneladas; abonos minerales reducidos a sustancias nutritivas del ciento por ciento, el mundo entero en el año 1950, 15 millones, la URSS sola en 1981, 26 millones; cemento, el mundo entero en 1950, 134 millones, la URSS sola en 1981, 127,2 millones; en ese mundo entero se incluía Estados Unidos como la principal potencia industrial.

De la Segunda Guerra Mundial las ciudades, la infraestructura económica y social y las plantas industriales de Estados Unidos salieron intactas. Allí no llegó la destrucción de la guerra. Sus bajas por muerte en los campos de batalla fueron algunos cientos de miles. La parte más industrializada de Europa sufrió pérdidas mucho menos severas que las que debió soportar el territorio soviético. En cambio la URSS tuvo 20 millones de muertos y quién sabe cuántos heridos e inválidos. De cada cinco personas que perecieron en la Segunda Guerra Mundial, dos eran soviéticos. Su agricultura, su ganadería, sus principales vías de comunicación y su industria quedaron virtualmente destruidas.

Me pregunto si alguna sociedad, algún pueblo en esas condiciones realizó jamás semejante proeza. ¿Pero es la única que hizo la URSS o que hizo el pueblo soviético? Yo creo que en una ocasión como esta es muy bueno para nuestro aprendizaje revolucionario, para la profundización de nuestra conciencia revolucionaria y para entender las realidades, recordar cómo hicieron los soviéticos su Revolución.

No era de los países más industrializados, al contrario, Alemania, Inglaterra, Francia y Estados Unidos, estaban muy por encima del viejo imperio de los zares en desarrollo industrial, cuando empezó la Primera Guerra Mundial; guerra, destrucción, Revolución de Octubre, intervención. El territorio de ese enorme país que en cierto momento quedaba bajo el control revolucionario fue reducido a una pequeña área, el resto estaba ocupado y fueron capaces de resistir en medio del hambre, de las peores condiciones, vencieron e iniciaron la construcción del socialismo en aquellas circunstancias increíblemente desfavorables. Bueno, ni siquiera se puede decir que en el año 1920, 1921, 1922 estaban construyendo el socialismo; comenzaron por tratar de recuperar la producción de antes de la guerra, sin que nadie los ayudara, nadie en absoluto, con sus propios recursos, exportando trigo que necesitaban para alimentarse en medio del hambre, comprar algunas maquinarias, algunos equipos, exportando algodón que necesitaban para vestirse y los cueros que necesitaban para calzarse; en esas condiciones terribles y sin ninguna ayuda exterior, en un país de inviernos rigurosos, destruido y atrasado, con 80% de analfabetos iniciaron la construcción del socialismo.

El primer plan quinquenal comenzó en 1928; en tres quinquenios prácticamente industrializaron ese país, ¡con qué sacrificio! Y todavía no se había concluido el tercer quinquenio y de nuevo la agresión exterior, el ataque de la Alemania fascista que destruye decenas de miles de aldeas, miles de ciudades, miles de fábricas. Y fueron capaces en medio de la guerra, de trasladar industrias, reorganizar la producción, incrementar la producción de armas, desarrollar incluso nuevos equipos; los occidentales han exagerado siempre la ayuda que brindaron en aquellos tiempos con algunas materias primas y una limitada cantidad de medios de transporte y equipos bélicos, pero fue de las fábricas soviéticas de tanques, de cañones, de aviones, de ametralladoras y fusiles de donde salió el armamento que decidió aquella guerra.

El país fue de nuevo destruido, en menos de 20 años los reaccionarios, los interventores capitalistas y los fascistas, destruyeron dos veces el país. Solo un país revolucionario como aquel habría podido resistir y derrotar las hordas fascistas, a pesar del ataque sorpresivo, ya que fue totalmente; se podía analizar, si se quiere, por qué fue sorpresivo, qué errores se cometieron, pero no interesa eso, lo que interesa es analizar cómo fue la agresión, qué pérdidas, qué bajas y qué destrucción ocasionó y cómo de nuevo sin ayuda de nadie reconstruyen el país y luego en el breve lapso de 31 años, alcanzan en 1981 la producción industrial mundial de 1950. ¡Que el capitalismo busque un ejemplo parecido!, en cualquier otra época de la historia en cualquier país capitalista. Y no solo eso, erradicaron siglos de ignorancia, de pobreza, de atraso en el curso de unas pocas décadas, desde octubre de 1917. ¡Qué esfuerzo colosal!, ¡y como fueron capaces de hacerlo con sus propios recursos!

Es bueno recordar esto, porque nosotros tuvimos el privilegio de que en lo económico existía un campo socialista, y cuando nos quedamos sin petróleo, llegó el petróleo, y cuando nadie quería vendernos ni una bala, nos enviaron las armas y municiones necesarias. Cuando nuestra azúcar fue privada de sus mercados históricos, ellos adquirieron nuestra azúcar. Cuando Estados Unidos nos bloquearon económicamente y trataba desesperadamente que nadie nos suministrara alimentos, medicinas, materias primas y equipos, ellos nos suministraron todo lo que estaba al alcance de sus posibilidades. Gracias a ello no solo hemos alcanzado grandes avances económicos y sociales, sino que hoy edificamos industrias como la central electronuclear, la nueva refinería de petróleo, grandes plantas de níquel y otras grandes industrias que requieren inversiones de miles de millones de pesos.

Nosotros tuvimos un gran privilegio, nosotros no tuvimos que pagar ese precio de sacrificio que pagaron los soviéticos, esa es la verdad. Nosotros pudimos, incluso, darnos el lujo, inconsciente, sí, desde luego, de gastar, sin muchas preocupaciones, recursos materiales, combustible y todo ese tipo de cosas. Está bien, ahora tenemos conciencia de todo esto en el Partido, en la dirección del Partido, en el Gobierno, en los compañeros de la Asamblea Nacional y pienso que en todo el pueblo. Por eso precisamente he sido extenso y he entrado en detalles, explicando las cosas con la misma franqueza que las he explicado siempre, con la misma confianza en los valores morales y la importancia de la verdad, con la misma seguridad de que vamos a conseguir nuestras metas.

No subestimo lo que hemos hecho hasta hoy, hemos hecho mucho, pero creo que podemos y debemos hacer más, y hacerlo mejor. De eso se trata y en eso consiste la estrategia que hemos estado analizando, que discutimos mucho en aquella reunión del Partido y el Gobierno, que discutimos mucho también en la última reunión de tres días del Comité Central y que hemos discutido hoy. Tenemos ahora un año por delante para trabajar en la dirección trazada. ¡Ah!, y un año para el Congreso de nuestro Partido, un año para elaborar nuestro programa, vamos a presentar el primer programa del Partido, después de la plataforma aprobada en el Primer Congreso. ¡Qué excelente cosa que ya todas estas ideas, bien analizadas, bien meditadas, puedan estar en el programa del Partido y las podamos impulsar en nuestro Congreso! Ah, y si llegamos allí con esa fuerza que tiene la Revolución en todas las esferas, en la defensa, como decía antes, en lo político, porque ha desarrollado y acumulado, enorme caudal político y moral, y llegamos allí con estas ideas, y sobre esas ideas elaboramos nuestro programa y celebramos nuestro Congreso, entonces podremos decir: bueno, hemos llegado al Congreso y, en parte, llegamos porque fuimos valientes, porque no tuvimos temor, porque fuimos firmes, porque nos fortalecimos, porque estábamos decididos a ganarnos el derecho de seguir adelante con nuestra Revolución y porque estuvimos dispuestos a pagar el precio que fuese necesario.

Si hay paz en el mundo, mejor. Observaremos con mucho interés qué perspectivas surgen de las conversaciones soviético-norteamericanas en Ginebra.

Creo que el mundo necesita distensión y necesita paz, de lo contrario, miles de millones de seres humanos del Tercer Mundo no tendrán ni la más remota esperanza de solución. Para el Africa, donde prácticamente se va produciendo una situación apocalíptica con las sequías crecientes, que requiere de un esfuerzo del mundo entero si se quiere salvar un continente completo del exterminio por sequía y por hambre, la única esperanza que puede albergar es que haya paz.

Si no hay paz, los peligros en nuestra región aumentarán. Pero tampoco nos desanimaremos y seguiremos con nuestro programa. El enemigo no puede ignorar que si nos agrede tendría que pagar un precio 10 veces mayor que lo que hubiera tenido que pagar hace cuatro o cinco años, un precio tan grande como la derrota y la humillación, es decir, un precio impagable.

Esperamos que hayan tomado conciencia de eso, no queremos pasar por esa prueba, desde luego, pero pienso que hemos aumentado nuestro nivel de seguridad con nuestras propias fuerzas, y lo hemos aumentado considerablemente; que las perspectivas de tener un futuro de paz y de respeto, han aumentado para nosotros. Lo creo, pero también estamos preparados para cualquier otro curso, para cualquier otra circunstancia.

No nos hacemos ilusiones, lo hemos dicho: no hay que hacerse ilusiones. Estamos preparados para todo, para la paz y para la lucha (APLAUSOS). Si tenemos paz podremos llevar a cabo la estrategia de desarrollo trazada y lucharemos para que haya paz; una de las formas de luchar para tener paz es lo que hemos hecho nosotros: ser más fuertes. Con nuestra fortaleza no amenazamos a nadie en absoluto; pero con nuestra fortaleza podemos hacer prácticamente imposible que tenga éxito una agresión militar a nuestro país. Nuestra fuerza es un factor de contención. No es ofensiva, es defensiva en lo que se refiere al terreno militar. En el terreno moral, los valores morales, el ejemplo, las ideas del socialismo y el patriotismo que nosotros representamos, trascienden las fronteras de nuestra pequeña isla y tienen más poder que las armas estratégicas más sofisticadas y las viejas ideas del capitalismo. Siendo fuertes y siendo cada vez más fuertes en la defensa, en la economía y en las ideas, tendremos más posibilidades de construir ese porvenir.

Hoy podemos decir que estamos preparados para todo realmente. ¿Qué hacer si el destino nos lleva a una confrontación? Creo que lo sabremos hacer bien. ¿Qué hacer si tenemos paz? Creo que lo sabremos hacer bien.

Me parece que estos principios son básicos, y son los que marcan el destino y el futuro de nuestro pueblo. Ellos nos dan una gran seguridad en todos los terrenos, y albergo, sinceramente, la esperanza de que haya paz para el mundo y haya paz para nosotros.

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)

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