DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ EN LA SEDE DE LA COMISION ECONOMICA PARA LA AMERICA LATINA, EN SANTIAGO DE CHILE, EL 29 DE NOVIEMBRE DE 1971
Fecha:
Doctor Raúl prebisch;
Doctor Carlos Quintana;
Dirigentes y trabajadores de la CEPAL;
Representantes de los organismos de Naciones Unidas:
Cuando el doctor Quintana nos daba la bienvenida y nos decía que se alegraba mucho de tenernos aquí —eso fue cuando pasábamos por el vestíbulo—, le decía: Pero realmente para mí implica un serio compromiso. Porque en medio de la vorágine que he vivido en estos días, yo no he tenido ni un minuto para preparar y organizar de alguna manera las ideas y los argumentos para exponerlos aquí, o, en dos palabras, para darles alguna profundidad a los planteamientos que pudieran hacerse en esta institución.
De todas formas, comprendo perfectamente bien, en primer lugar, el gesto, la amabilidad de invitarnos y, en cierto sentido, el simbolismo de nuestra reunión, precisamente por tratarse del representante en este momento de un país que ha vivido circunstancias especiales, que ha vivido algunas experiencias, que ha tratado de resolver sus problemas, y que ha tenido que tratar de resolverlos también en circunstancias especiales.
y por tratarse en este caso de una institución que fue amistosa hacia nosotros, que en la época de las grandes restricciones, en la época de las grandes proscripciones, en la época en que se utilizaban todos los medios e influencias de la más poderosa potencia económica, política y militar del mundo, en esta institución se mantenían cordiales relaciones con nuestro país, y sus dirigentes tuvieron numerosos gestos amistosos.
Conocemos, además, las tradiciones, las ideas y las tesis sostenidas en momentos en que incluso tales ideas y tales tesis estaban todavía muy poco en boga: la defensa de determinados criterios que en los instantes en que se planteaban eran incluso tomados por criterios extremistas.
Me imagino que más de una vez tomaron por extremista a la CEPAL y de milagro no la acusaron de comunista, sobre todo si tenemos en cuenta que incluso las cuestiones relacionadas con la reforma agraria, y otros cambios de estructura por el estilo, eran considerados cambios de carácter extremista. Nosotros hemos recordado cómo por ejemplo, en Estados Unidos mencionar la palabra reforma agraria era prácticamente un sacrilegio.
Espero que ustedes me, entiendan cuando yo me veo en la necesidad de utilizar algunos términos cristianos: y tendrán en cuenta, además, que recientemente recibí el obsequio de una Biblia, que me puede haber permitido rememorar algunos estudios de la infancia.
Recuerdo perfectamente bien que cuando en nuestro país se preparó o se habló de reforma agraria se decidió hacer una reforma agraria, una reforma agraria benigna... Porque cuando ustedes lean nuestra Ley de Reforma Agraria descubrirán que no tiene nada de exagerada. Incluso nuestra reforma agraria establecía un limite máximo de 30 caballerías, que traducido a hectáreas equivale a 30 por 13.34, el equivalente: podríamos decir unas 400 hectáreas: con límites superiores hasta de 100 caballerías, esto es: algo más de 1 000 hectáreas para los casos de unidades altamente tecnificadas. Después se hicieron proyectos de reforma agraria que establecían límites muy por debajo de esos.
Sin embargo, en nuestro país ocurrió la circunstancia de que determinadas empresas norteamericanas poseían 10 000 caballerías, algunas hasta 15 000, de las mejores tierras: algunas de esas empresas norteamericanas tenían mucha influencia en Estados Unidos. Y cuando en nuestro país no se había hablado de socialismo ni de comunismo, cuando en nuestro país apenas se habían hecho algunas leyes que hoy podrían ser calificadas de leyes reformistas, se decidió... Yeso nosotros lo sabemos, está históricamente comprobado, porque —como ustedes saben— en el gobierno de Estados Unidos por tradición, por ciertas añejas instituciones, las sinvergüencerías se publican cada 15, cada 10, cada 20 o cada 5 años, o en cualquier momento, según el caso. Y ahí tenemos la reciente publicación, por ejemplo, de los documentos del Pentágono, que rebasaron la institucionalidad. Algunas se dice que se publicarán dentro de 100 años. Tal es el caso del sumario de la muerte de Kennedy. De manera que nadie sabe de qué cosa nos enteraremos dentro de 100 años.
Pero hemos sabido que desde que se acordó la Ley de Reforma Agraria cubana, se comenzó a organizar la expedición de Playa Girón.
Todos sabemos —aun los más apolíticos— que cuando se hizo la Ley de Reforma Agraria en Guatemala, se organizó de inmediato el derrocamiento de aquel gobierno.
En ambos países, United Fruit Company —ustedes me dirán si lo he pronunciado más o menos bien (RISAS)— tenía poderosísimos intereses. De manera que ahí comenzó la historia de las agresiones, del bloqueo, de las proscripciones y de todos los medios para destruirnos. Y comenzó por esa benigna reforma agraria.
Luego la filosofía que precedió a la Revolución Cubana era una filosofía ciento por ciento retrógrada, reaccionaria, en los círculos políticos que prácticamente dominaban este continente y una gran parte del mundo.
Con la Revolución Cubana tales círculos se decidieron a hacer algunas concesiones que tenían no un carácter progresista, ni mucho menos podían tener un carácter revolucionario. Tenían un carácter antiprogresista, tenían un carácter contrarrevolucionario, puesto que tenían por objetivo justificar las agresiones contra Cuba, paralizar las posibles influencias de la Revolución Cubana y, sobre todo, de ser posible, aplicar algunos "remedios de mercurocromo" al cáncer económico y social de nuestros pueblos, ganar un poco de tiempo y ver qué pasaba después.
Todo eso inspiró determinadas teorías y, sobre todo, más que teorías, determinadas acciones de carácter económico que en el fondo pretendían mantener los intereses prevalecientes, frenar de ser posible la Revolución, y a la vez mantener el sistema —sobre todo el sistema de penetración económica— de control de nuestros recursos, y mantener el statu quo político. Y lo decimos con toda franqueza, y con todo respeto: tales status quo no pueden mantenerse.
Nosotros hemos escuchado las palabras del doctor Quintana. Palabras amables, palabras respetuosas, palabras cuidadosas en que señala distintos puntos. Nosotros vamos a basarnos fundamentalmente en esas palabras para exponer, con la brevedad de que disponemos, y en contradicción tal vez con la necesidad de debatir algo más largamente estas ideas, algunos puntos de vista.
Cierto que hay tendencias integracionistas entre las grandes comunidades económicas dentro de lo posible. Ha ocurrido el caso de Europa. Hemos tenido los intercambios de Europa y Estados Unidos. Hemos tenido incluso la penetración de Estados Unidos en Europa y también la tendencia de Estados Unidos de integrar a Europa dentro de la economía de Estados Unidos, para lo cual se valió —como es de todos conocido— de los cheques en falso que constituyen los 50 000 millones de dólares regados por el mundo que hoy no son convertibles en oro. Incluso entre el campo socialista y el campo occidental se producen determinadas tendencias integracionistas de tipo económico, derivadas de los tremendos problemas actuales de carácter técnico y los enormes costos a la solución de determinados problemas, e incluso determinado por la racionalidad en el empleo de ciertos recursos. Por ejemplo, se construyen gasoductos que, partiendo de la URSS, atraviesan los países socialistas de Europa Oriental y llegan hasta Alemania Occidental, Francia, Italia. Se construyen además oleoductos. La URSS es un país que cuenta con enormes reservas de tales elementos energéticos. Se realizan y avanzan ciertas integraciones en la producción de energía eléctrica.
Todos sabemos el famoso problema del "pico eléctrico". Y nosotros lo sabemos más que nadie, porque lo vemos casi todos los días, y se traduce sencillamente en los apagones, no obstante que nuestro país ha triplicado virtualmente en 10 años las capacidades instaladas. Esto, desde luego, unido a un mal mantenimiento, que decimos con toda franqueza que no nos ha permitido utilizar en el porcentaje máximo esas capacidades instaladas. Pero que tales problemas de mantenimiento no constituyen, ni mucho menos, el problema fundamental, sino que ha crecido extraordinariamente el consumo eléctrico.
Cometimos algunos errores inconscientes, tal como fue la adquisición de decenas de miles de cocinas eléctricas. Un invento muy cómodo pero muy caro. Y en un país donde se produjo el empleo pleno y abundante cantidad de circulante, una cocina eléctrica, con una electricidad barata, rebajada por la Revolución, pero con una escala que se rebajó tal como estaba, y la cual escala era una escala para estimular el gasto de energía y que cobraba muy caros los primeros kilowatts y muy baratos los últimos...
De manera que si valían 10 centavos de dólar los primeros 50 kilowatts, y cuando pasaban, por ejemplo, de 200 valían cuatro centavos, en nuestra ley primaria —de carácter revolucionario a nuestro juicio, puesto que golpeaba cuestiones que eran muy sentidas por el pueblo—, simple y llanamente, como malos legisladores y peores economistas, rebajamos tales tarifas. Y entonces, los primeros a cinco centavos y los otros a dos.
Entonces, encima de eso, en comercio exterior, su trabajito ajeno por completo a estas realidades: la importación de grandes cantidades, repito, de cocinas eléctricas, enormes gastos de electricidad; aumento del servicio a numerosas áreas en la ciudad y en el campo; aumento de escuelas, de hospitales, de instituciones sociales más el derroche consustancial de todo cambio revolucionario en condiciones de subdesarrollo y despojo de inteligencias, dieron como resultado nuestros "picos eléctricos".
Perdóneme esta explicación sobre nuestros problemas eléctricos. Simplemente para que se comprenda que todo país necesita disponer de capacidades para determinadas horas del día o de la noche. Que algunos países han acudido a sus recursos hidroeléctricos que les permiten producir una energía barata y sin gasto de petróleo o de carbón. Pero que nuestro país no tiene ni carbón, ni energía eléctrica, ni petróleo, tres grandes inconvenientes de orden natural.
El petróleo tratamos de encontrarlo y vamos encontrando algo. Pero todavía no hemos encontrado ningún mar de petróleo, lo cual habría sido bueno, sobre todo en una economía socialista, y que tal vez sea una gran desgracia en una economía monopolista, imperialista o feudal. A veces estos recursos sirven para ayudar a las naciones, y otras veces sirven para corromperlas hasta la médula de los huesos.
Sin embargo, en Europa ocurre lo siguiente: cuando en Moscú son las 12:00 en las proximidades de Varsovia pueden ser las 11:00; o si van más lejos: cuando en los Orales son las 12:00, en Moscú es otra hora, en Varsovia es otra hora; cuando llegan a Alemania ya estarán posiblemente en las 9:00 de la noche, cuando llegan a París están en las 8:00. Y así por el estilo. Interconectando sus sistemas eléctricos van pasando el "pico eléctrico" y van pasando las capacidades eléctricas.
Imagínense qué inmensos ahorros y qué privilegios tecnológicos y qué ventajas de las naciones industrializadas integradas. Para dar una idea.
Pero hay algo más sobre esta cuestión de la integración: los países antiguamente desarrollados. Ejemplo: Inglaterra, otrora cuna de la revolución industrial, inventora de las tecnologías de producción de acero, descubridora de los grandes valores del carbón, constructora de máquinas textiles muy modernas, de barcos, de ferrocarriles, de industrias químicas: otrora el poderoso y orgulloso imperio, hoy si se queda sola, se subdesarrolla. Y virtualmente Inglaterra ha ido sudesarrollándose relativamente. ¡La cuna de la revolución industrial! (Valdría la pena meditar eso nosotros, que soñamos con el desarrollo como tales micronaciones —con perdón de los nacionalistas estrechos). Y busca desesperadamente la unión económica con Europa, desesperadamente, con bastante disgusto de algunos clientes del Tercer Mundo, ¿verdad? (RISAS.)
Y Europa, la Europa de las guerras feroces, la Europa en que durante los últimos cinco siglos han estado matándose sistemáticamente, la Europa que guerrea desde los