DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ EN LA CONCENTRACION POR EL X ANIVERSARIO DE LOS CDR, EFECTUADA EN LA PLAZA DE LA REVOLUCION, EL 28 DE SEPTIEMBRE DE 1970
Fecha:
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Compañeros de la brigada Venceremos, de jóvenes norteamericanos aquí presentes (APLAUSOS);
Compañeros y compañeras de los Comités de Defensa de la Revolución (APLAUSOS):
En primer lugar nuestra felicitación por el X aniversario (APLAUSOS). Era difícil imaginar aquella tarde, cuando surgió la idea de los Comités de Defensa de la Revolución, que al cabo de 10 años esta organización tendría la fuerza, la pujanza y la historia de servicios brindados a la Revolución que tiene hoy.
Se conmemora el X aniversario con el más grande acto de masas que hemos tenido en esta fecha, 28 de septiembre.
Y se conmemora también con el más alto espíritu combativo que haya tenido ninguna otra conmemoración anterior (APLAUSOS).
El compañero Marturelos explicaba toda una serie de actividades realizadas por los Comités de Defensa en estos años, y en particular el último año.
Los Comités surgieron, en primer lugar, como una organización de masas para enfrentar a la contrarrevolución. Sin embargo, a lo largo de estos años los Comités fueron desenvolviendo nuevas y nuevas actividades en diversos campos. Y puede decirse que cada año es mayor el campo que abarca la actividad de los Comités de Defensa de la Revolución.
Comenzó participando, además de las actividades de lucha contra el enemigo, en la lucha también contra el analfabetismo, la lucha contra las epidemias, las tareas de cooperación con el Ministerio de Salud Pública, y, en toda una serie de nuevas actividades. Así surgieron más adelante las actividades de recuperación de la materia prima, las actividades no solo ya de lucha en la vacunación, sino también en los problemas relacionados con la medicina preventiva, como son los análisis citológicos, las campañas de educación al pueblo en cuestiones de salud, la participación en actividades productivas, en las movilizaciones de diversa índole. Y me parece que en la lista de las actividades, a los compañeros se les olvidó enumerar una importantísima actividad en que participaron los compañeros de los Comités de Defensa, que es en el Censo de Población y Viviendas que se acaba de efectuar en el país (APLAUSOS).
Además, es una organización de masas que ha mantenido toda su fuerza, que ha ido incrementando su fuerza en estos años, y que ha jugado papeles decisivos en las batallas de masas que la Revolución ha librado, algunas de las cuales se han señalado aquí.
Es, además, una organización siempre alerta, siempre en estado de alarma combativa, que se moviliza en cuestión de horas, y que siempre aporta su disciplina, su entusiasmo y su fuerza en cada situación.
La fuerza de esta organización de masas se mide por el hecho de que los Comités de Defensa alcancen hoy una cifra de 3 222 147 miembros, y —si mal no recuerdo— 67 457 organizaciones de base, y más de 600 000 activistas (APLAUSOS).
Es también una cifra de interés el hecho de que hayan sido seleccionados por los Comités de Defensa un cuarto de millón, aproximadamente, de padres ejemplares en la educación (APLAUSOS) .
De manera que dondequiera que esta organización pone su fuerza y su peso, se siente tremendamente.
La organización se puede decir que se ocupa territorialmente, o desempeña una función de carácter territorial; es decir, digamos: están en todas partes.
Tiene una función que no podían llenar otras organizaciones. Por eso decíamos: complemento de la organización política, en primer lugar; de las organizaciones obreras, de las organizaciones femeninas, de las organizaciones juveniles, de las organizaciones estudiantiles. De manera que en los Comités de Defensa de la Revolución se aglutinan los revolucionarios de todo el pueblo, sean jóvenes, sean viejos, sean personas adultas, sean hombres, sean mujeres. Con ello la base, el fundamento de nuestro movimiento de masas queda sólidamente y definitivamente articulado.
Así que ahora, cuando la Revolución entra en una nueva fase, más madura, una nueva fase en que se entabla una tremenda lucha por la superación de los vicios que subsisten, de los viejos y de los nuevos, de las debilidades que subsisten y de las ineficiencias que subsisten, las organizaciones de masas también entrarán en una nueva fase (APLAUSOS). Entrarán, entre otras cosas, en la importantísima y decisiva fase de la democratización del proceso revolucionario (APLAUSOS).
Cada proceso revolucionario ha tenido sus formas de organización, ha tenido sus formas concretas de expresión. Y así también, de la vida y de la experiencia de nuestro propio proceso, van apareciendo las formas de expresión de nuestra Revolución. De manera que existen las condiciones, existen las bases para ese proceso, precisamente en las organizaciones de masas.
El propio proceso revolucionario ha ido demostrando los inconvenientes de los métodos burocráticos y a la vez también de los métodos administrativistas.
En este proceso cada vez que se han cometido errores de método, cada vez que se han cometido errores de concepción, inmediatamente han aparecido los resultados negativos; cada vez que en el trabajo práctico nos hemos apartado de esos conceptos y de esas líneas fundamentales muchas veces definidas acerca del papel del Partido y de las organizaciones de masa, los resultados inmediatamente se han visto.
Así, cuando Partido y administración en algún sector o en algún punto en concreto han comenzado a identificarse, inmediatamente se ven las consecuencias negativas; cuando una organización de masas comienza a debilitarse, inmediatamente se ven las consecuencias negativas.
En estos momentos estamos enfrascados en un gran esfuerzo para desarrollar al máximo nuestras organizaciones obreras (APLAUSOS). ¿Por qué? Porque infortunadamente las organizaciones obreras en estos últimos años se habían quedado rezagadas, y por culpa no de las organizaciones obreras ni de los trabajadores, sino por culpa nuestra, por culpa del Partido, de la dirección política del país.
¿Que se hiciera esto de manera consciente? ¡No! Se produjo un poco de manera inconsciente, se produjo un poco de manera espontánea, se produjo como resultado de ciertos idealismos. Y de esta forma pues también, al crear una organización que nosotros no dudamos que tiene importancia, que es la organización de los obreros de avanzada, se descuidó el movimiento obrero en general. Si además de eso se produjeron ciertos fenómenos, cierta identificación de Partido y administración, eso complicó la situación.
Desde que se planteó, sin embargo, la necesidad de vigorizar el movimiento obrero, en los últimos meses —junio, julio, agosto y septiembre— se han dado una serie de pasos importantísimos. Y nosotros no dudamos que de esta coyuntura y de estas dificultades saldrá más fuerte que nunca nuestro movimiento obrero (APLAUSOS), más fuerte y más democrático que nunca. Es decir, será muy fuerte porque será muy democrático. Y de las masas obreras surgirán incontables valores revolucionarios, es decir incontables cuadros para el movimiento obrero.
La Revolución tiene precisamente en el movimiento obrero aquel sector de la población trabajadora que puede jugar un papel decisivo en los procesos productivos y en la creación de los bienes y servicios que el país necesita.
Porque si las organizaciones de masas, como los Comités de Defensa, están ubicados en la cuadra, están territorialmente en todas partes, las organizaciones obreras están en cada uno de los puntos vitales del proceso productivo; es decir, están en las fábricas y están en todos los centros donde se desarrollan los servicios del país. Es una organización fundamental con vistas a la producción de los bienes y servicios que el país necesita.
También, por ejemplo, las organizaciones de mujeres están en el sector femenino, no están organizadas conforme a las actividades productivas, mientras que las organizaciones obreras están organizadas conforme a las actividades productivas. De ahí que un debilitamiento en el movimiento obrero priva a la Revolución de su más poderoso instrumento en el proceso productivo, de su más poderoso brazo, de su más poderosa base en el proceso productivo.
Por eso ahora centramos la tarea en el fortalecimiento del movimiento obrero. Y este esfuerzo se ve premiado por el creciente entusiasmo en favor de ese esfuerzo en las masas trabajadoras.
Pero no se trata solo de vigorizar con un sentido de fuerza, sino se trata de encontrarle también a esa vigorización de las organizaciones de masas un contenido profundo.
De ahí que, apoyándonos en esas organizaciones de masas —movimiento obrero, Comités de Defensa, organizaciones femeninas, organizaciones juveniles y organizaciones estudiantiles—, tenemos las bases para los pasos subsiguientes, que consisten en una participación mucho más directa de las masas en las decisiones y en las soluciones de los problemas (APLAUSOS), y una participación multifacética en todas partes: en el aspecto territorial, en los problemas que tienen que ver directamente con ellas.
Porque cualquier cosa que pase en cualquier lugar, en cualquier manzana, en cualquier centro donde se preste un servicio, desde un centro de distribución, una escuela, una panadería, cualquier servicio de cualquier índole, si eso funciona mal eso afecta directamente a la masa que vive allí y que recibe esos servicios.
Si cualquier industria funciona mal, está afectando la economía de todos los trabajadores.
En una industria la organización que puede jugar el papel fundamental es la organización obrera. Claro está que allí estarán jóvenes, allí estarán mujeres, allí estarán muchos de los miembros de los Comités de Defensa que, si en la cuadra participan como masa en los servicios que directamente les interesan, en la fábrica participan también directamente en su preocupación y en su lucha por resolver los problemas que les interesan como clase obrera o como parte de todo el pueblo (APLAUSOS).
Y sin duda que por métodos administrativos es imposible resolver ningún problema, y mucho menos en una sociedad colectivista.
¿Para qué serviría una lucha por la erradicación de las clases, la supresión de la explotación del hombre por el hombre, la desaparición de esas contradicciones que constituyen la agonía de las sociedades clasistas, las divisiones de las sociedades clasistas? ¿Para qué sirve haber unido todo el pueblo, haber erradicado esa explotación del hombre por el hombre, haber privado a los explotadores de sus instrumentos de explotación, si esa tremenda fuerza, si esos tremendos recursos y esas tremendas posibilidades que significa un pueblo unido no los aprovechamos precisamente para enfrentar esas tareas que son de todo el pueblo y para todo el pueblo? ¿Quién puede sustituir la eficiencia, la eficacia, la infalibilidad —podemos decir— de los controles por la masa?
Incluso nuestra Revolución se desarrolla en un momento en que éramos un país de economía francamente subdesarrollada, de producción artesanal en muchos sentidos. Una revolución en un país muy desarrollado se hubiera encontrado también grandes centros de producción en todos los aspectos. En una economía muy desarrollada habrían desaparecido una gran cantidad de timbiriches y de bodegas, habrían desaparecido todas esas pequeñas panaderías, habrían desaparecido todas esas microtintorerías. Sin embargo, ese era el grado de desarrollo de nuestras fuerzas productivas: montones de pequeños talleres, chinchales. Todos los servicios esos eran realizados de modo artesanal.
Imagínense una panadería en una cuadra, que es la que le sirve pan a todos los vecinos, y un aparato administrativo que la controle desde arriba. ¿Cómo la controla? ¿Cómo puede desinteresarse el pueblo de como funciona aquella panadería? ¿Cómo puede desinteresarse si un administrador es malo o no? ¿Cómo puede desinteresarse de si hay allí un privilegio o no, negligencia o no, insensibilidad o no? ¿Cómo puede desinteresarse de la cuestión de cómo brinda los servicios? ¿Cómo puede desinteresarse de los problemas de higiene en aquel sitio? ¿Y cómo puede desinteresarse de los problemas de la producción, del ausentismo, de la cantidad y de la calidad del producto? ¡De ninguna forma!
¿Puede suponerse acaso que pueda haber ningún medio más efectivo para controlar esa actividad que las propias masas? ¿Acaso puede haber un método de inspección? ¡No! Se puede echar a perder aquel hombre que dirige aquella microunidad productiva, se puede echar a perder el que dirige el otro centro de servicio, se puede echar a perder el que inspeccione, se puede echar a perder todo el mundo. Los únicos que no se van a echar a perder son los afectados, ¡los afectados!
Y entonces el desarrollo de nuestras fuerzas productivas hace que un gran número de servicios en el país se brinde allí en la cuadra. Nadie puede desinteresarse de cómo funciona una piquera, y tiene que ver qué pasa y todo le interesa.
Y es que estamos elaborando la forma de cómo, partiendo de nuestras organizaciones de masas, vamos creando esas organizaciones, en que estén representados los trabajadores como trabajadores, los Comités de Defensa de la Revolución, las mujeres, los jóvenes, en fin, todo el pueblo, para que ejerzan una fuerte fiscalización de esas actividades allí a nivel territorial. Además de las fiscalizaciones, los controles y las participaciones que ejerzan en los centros productivos que tienen ya algún desarrollo, que tienen alguna concentración obrera. De manera que nada podrá escapar a la fiscalización y al control de las masas.
Y el papel de nuestro Partido —el papel de nuestro Partido, entiéndase bien— no puede ser ni podrá ser jamás el de sustituir a la administración, ni el de sustituir a las organizaciones de masas, sino el de dirigir ese fenómeno, el de dirigir ese proceso, el de dirigir esa formidable revolución de masas.
Y habrá que cuidar las organizaciones y habrá que cuidar el Partido. A veces se nos debilita el Partido por las extracciones de cuadros. Muchas veces planteamos el problema. ¿Por qué? Hay que proteger al Partido, porque, claro, son hombres elegidos de la masa, compañeros que tienen magníficas condiciones, y nos los empiezan a sacar para darles cargos administrativos, nos empiezan a debilitar el Partido, nos los empiezan a convertir en administración, y nos los empiezan a identificar con la administración.
Hemos dicho que el Partido en un centro de trabajo trabaja con las masas, influye en los procesos productivos a través de la masa, mientras que la administración trabaja con las máquinas, se ocupa de otros aspectos de la producción: la materia prima, los parámetros, la técnica. No quiere decir que tenga que olvidarse de la masa, porque la masa, el trabajador, es el elemento fundamental de la producción.
Pero mientras uno centra su trabajo sobre el obrero y lo centra a través del núcleo, de los activistas del Partido y también a través del Movimiento de Avanzada y a través del Sindicato... El Partido tiene que procurar el máximo desarrollo de las organizaciones de masa, porque el Partido no puede sustituir la masa. Si el Partido se convirtiera en masa, deja de ser vanguardia, deja de ser Partido, deja de ser selección. Seríamos utopistas si creyéramos que todo el mundo tiene todas las condiciones. Todavía no. Tiene que llegar un día en que cada vez más los militantes sean una proporción mayor de toda la masa. Pero el Partido tiene que ser una selección y no puede sustituir a la masa, ni puede sustituir a la administración, ni la administración puede absorber y anemizar al Partido.
Es más: nosotros creemos que si el sindicato, el movimiento de vanguardia es una cantera de militantes revolucionarios, las organizaciones de masas son canteras de militantes revolucionarios. Además, los cuadros de las organizaciones de masas pueden ser magníficas canteras de cuadros para nuestro Partido (APLAUSOS), deben nutrir de sus mejores valores progresivamente al Partido.
Solo sobre esas bases podremos llegar a tener una verdadera vanguardia y desempeñando un papel de vanguardia y de dirección. Eso es importante, eso es decisivo. Quien crea que sacando un cuadro de un sindicato para ponerlo en un trabajo administrativo va a ayudar a la producción, puede ser que la esté afectando que sacándole un militante al Partido y lo esté poniendo en la administración... Y sacar sistemáticamente, sin ninguna consideración por el núcleo, de manera que llega un momento en que núcleo y administración es la misma cosa. Quien no se preocupe de evitar hacerle ese daño al Partido, le estará haciendo un serio daño a la administración.
Son tareas diferentes. Y es necesario repetirlo y es necesario comprenderlo y es necesario que el propio pueblo comprenda esos criterios y participe también en el control.
Hay que decir que a pesar de ser nuestro Partido una organización de selección y de vanguardia, ¿quién puede controlar a nuestro Partido mejor que las propias masas, ¡mejor que las propias masas!? (APLAUSOS.) Nosotros tenemos que decir lo mismo: no se puede controlar el Partido por simples métodos de inspectores o algo así.
Independientemente del trabajo activo, independientemente de que los propios militantes ejerzan una incesante función de fiscalización y control sobre el Partido, es necesario que las organizaciones de masas ayuden al Partido en esa tarea frente a cualquier desviación, frente a cualquier manifestación de corrupción, frente a cualquier manifestación de privilegio. Es decir, que la masa debe cuidar al Partido y velar para que el Partido sea ejemplar en todo, y velar para que el Partido pueda desempeñar su papel de vanguardia. Estos conceptos son fundamentales.
Actualmente se están llevando a cabo toda una serie de asambleas en los centros de trabajo, y de plenarias. Y no dudamos que los problemas de que hablábamos el 26 de Julio, esos problemas, serán superados. Y esos problemas en cierta medida empiezan a ser superados.
Los enemigos de la Revolución, los que disfrutaban de que la Revolución analizara sus puntos débiles, analizara abiertamente y con toda valentía sus problemas, estuvieron a punto de creer que eso ya era el canto de cisne de la Revolución. Es posible que no se imaginaran que la Revolución iba a entrar, a despecho de las dificultades objetivas y subjetivas, y a despecho de los esfuerzos que tenemos que hacer, iba a entrar en una de sus más gloriosas etapas de profundización política y, además, de fortalecimiento, ¡de fortalecimiento!
Es decir que las dificultades jamás serán mayores que la voluntad del pueblo, que el espíritu del pueblo y la fuerza del pueblo (APLAUSOS).
Y nosotros no tenemos la menor duda de que unos cuantos problemas de los que enumerábamos el 26 de Julio estamos en proceso de superarlos. Y no tenemos la menor duda de que los resultados se verán, y se verán también con cifras, ¡no tenemos la menor duda! Independientemente de las dificultades objetivas y subjetivas que tengamos, dificultades que no podemos en ningún momento minimizar, porque estaríamos cometiendo un gran error.
El país tiene recursos, ha adquirido una serie de recursos. Pero el país tiene que saber usar esos recursos de manera óptima y de manera eficiente. Y el país tiene que luchar incansablemente con todo lo que de alguna forma u otra conspire contra el uso eficaz de esos recursos.
Ya, por ejemplo, dentro del movimiento obrero cobra tremenda fuerza la lucha contra la vagancia, contra el parasitismo y contra el ausentismo, ¡tremenda fuerza! (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Fidel, seguro, a los vagos dales duro!”)
En todo el país se han estado celebrando asambleas con relación a estos problemas, y los trabajadores se han manifestado en forma enérgica, firme y categórica en pro de medidas que realmente erradiquen todas esas manifestaciones viciosas que conspiran contra los intereses del pueblo. Y aun no se ha discutido todavía la ley en las asambleas obreras, proyecto de ley que se quiere hacer precisamente recogiendo ese sentimiento de los centros de trabajo, y ya puede decirse que en cierta medida vagancia y ausentismo están batiéndose en retirada, ¡en retirada! El problema es cortarles incluso la retirada: hacer como los guerrilleros, que cercan al enemigo en retirada y lo aniquilan. Hay que impedir incluso que se retiren, ¡hay que aniquilar esas manifestaciones, aniquilarlas!
Pero se empiezan a notar ya ciertos efectos, ciertos efectos, y simplemente se está comenzando esa batalla. Y esa batalla se va a ganar, en lo fundamental, en la propia discusión, en la propia discusión de la ley. Es decir, que la coerción en definitiva será mínima.
Pero de todas maneras, en una sociedad, en un sistema colectivista donde los medios de producción son propiedad de todo el pueblo y desempeñan las tareas productivas para el pueblo, es indispensable, al revés de lo que ocurría en las sociedades capitalistas —donde los primeros vagos eran los dueños de las industrias y de los centros productivos, además de la necesidad que la sociedad capitalista tiene de tener un ejército de desocupados como reserva de fuerza de trabajo—, en una sociedad colectivista en que el hombre trabaja para la sociedad, la vagancia se tiene que convertir en un delito, en un delito similar al robo.
Porque, ¿por qué se castiga al ladrón? ¿Por qué? Porque le roba algo al pueblo si penetra en un centro de distribución y carga con un saco allí de cosas. Le roba al pueblo, al pueblo productor, al pueblo trabajador. De la misma manera el vago —o de peor manera todavía— le roba al pueblo. Y más que un ladrón que una noche rompe los cristales —digamos— de un centro de distribución del pueblo, porque el vago le roba al pueblo todos los días, a todas horas. ¡El vago le roba al pueblo todos los días, a todas horas! (APLAUSOS.)
Desde el agua que toma, hasta el agua con que se baña, porque todo eso cuesta trabajo producirlo. Desde la luz con que se ilumina si tiene un bombillo, la ropa que viste, el zapato que calza, lo que come. El vago le roba al pueblo todos los días, a todas las horas. Esa es la realidad.
Entonces, una forma nueva de sociedad, una forma nueva de producción tiene que comprender eso. Y ya nuestras masas lo comprenden perfectamente. Claro que este es uno de los muchos problemas que inciden en la producción, la desorganiza: el vago o el ausentista. La desorganiza, la complica, le deja a los demás el trabajo más duro —por eso la irritación de los obreros—, afecta el ciclo de producción, afecta el proceso. Desorganiza, desmoraliza e irrita. Irrita. De manera que nosotros tenemos que adoptar las medidas para que esos elementos no tengan cabida dentro de nuestra sociedad, y para que ese tipo de robo no quede de ninguna manera impune (APLAUSOS).
(DEL PUBLICO LE DICEN ALGO AL COMANDANTE FIDEL CASTRO)
¡Pero si hemos estado 24 horas en los últimos dos días en asambleas! Ahora estamos en otro tipo de asamblea.
(LOS INTEGRANTES DE LA BRIGADA VENCEREMOS MUESTRAN UN LETRERO AL COMANDANTE FIDEL CASTRO)
Bien: ya lo vi, ya lo vi. Ahora lo bajan, porque si no los de atrás protestan, dicen que no los dejan ver. Esos son compañeros de la Brigada Venceremos (APLAUSOS).
Decíamos que esa lucha que se comenzó después de los pronunciamientos del 26 de Julio se está llevando adelante en todos los órdenes. Estamos conscientes de que no es lucha de un día ni de una semana ni de un mes. Es una lucha sin tregua, incansable y larga. Pero que los resultados en todos los aspectos se harán ver, se harán ver. Y ya a través de las asambleas obreras comienzan a detectarse una infinidad de fallos, negligencias, indolencias, descuidos y factores que han estado afectando la producción, y a todos esos factores se les va a dar una batida en toda la línea.
De manera que nosotros debemos expresar nuestro optimismo en relación con los resultados de la lucha que la Revolución lleva a cabo en esta nueva fase. Y estamos seguros de que al igual que la Revolución ha ganado muchas batallas y ha podido resistir a poderosas fuerzas, y a todas las presiones y a todos los intentos del imperialismo, estas batallas que tenemos que librar en el seno del pueblo y que debemos librar contra nuestras propias deficiencias y nuestras propias debilidades, esta batalla la ganaremos también.
Comprendemos perfectamente que un proceso radical como el proceso revolucionario cubano, y un proceso profundo, en que todo lo cambia —como explicábamos en el acto de la Federación de Mujeres— tiene también que cosechar todas estas experiencias.
Pero no han pasado en balde los años vividos. Se ha hecho fuerte la Revolución en el pueblo: se han hecho fuertes las organizaciones de masas, tremendamente fuertes; y las que no tienen esa fuerza en estos instantes la tendrán incuestionablemente en breve tiempo. Y estaremos en condiciones con todo el pueblo de librar esta batalla en todas partes y en todos los niveles (APLAUSOS).
Por eso en un futuro el contenido de la actividad de esta organización de masas, los Comités de Defensa, se irá transformando en la medida en que su tarea no solo sea como hoy: vigilar, participar en tal campaña de tal tipo, recoger materias primas y participar en una batalla de masas, sino también en todos estos fenómenos que tienen que ver con la producción de los bienes y servicios esenciales para el pueblo.
(ALGUIEN DEL PUBLICO LE DICE ALGO AL COMANDANTE FIDEL CASTRO)
Bueno, chico, no proclames tanto lo de combatiente. No hay que andar propagando esos méritos. No es una buena forma estar proclamando los méritos pasados cuando quedan tantos méritos todavía que contraer con la patria (APLAUSOS).
Nosotros queremos en esta noche expresar de una manera especial nuestro reconocimiento hacia la tercera brigada de jóvenes norteamericanos que han venido a trabajar a nuestro país (APLAUSOS).
Tenemos aquí presente en este acto un contingente de algo más de 400 jóvenes procedentes de 25 estados de la Unión Norteamericana y también de Puerto Rico (APLAUSOS). Constituyen la tercera brigada de jóvenes norteamericanos que nos visita este año. Dos brigadas anteriores participaron en el corte de caña, y fueron brigadas millonarias.
Los compañeros que han trabajado con esta brigada han quedado con una magnífica impresión de su actitud ante el trabajo, de su autodisciplina y del sincero y profundo interés con que han estado haciendo su aporte de energía y de buena voluntad en favor del desarrollo de nuestro país.
Y esta ha resultado ser también una brigada millonaria. Y ustedes dirán: “¿Pero cómo, si ya no hay zafra? ¿Cómo puede haber una brigada millonaria en Isla de Pinos, además, donde no hay caña?” Pues bien: fertilizaron 1 095 187 plantas de cítricos en un área de 570 caballerías (APLAUSOS). Y fertilizaron, además, 450 kilómetros de cortinas rompevientos en 28 799 horas de trabajo (APLAUSOS).
Recolección de limones: recolectaron 5 389 quintales de limones en 16 518 horas de trabajo (APLAUSOS).
Sembraron 21 681 matas de toronja, 3 903 de naranja y 6 832 de resiembra de naranja en 10 627 horas de trabajo.
Esto representa un total de 13 caballerías sembradas nuevas (APLAUSOS), y 6 caballerías de resiembra.
En aseguramiento de las siembras trabajaron 3 938 horas. En riego de posturas, en 32 903 posturas; descarga de posturas, 7 599. Relleno de huecos para siembra, 7 208.
Además, en trabajo de construcción trabajaron 512 horas en la loma de Sierra de Caballos, que es para la antena de televisión en Isla de Pinos, y 960 horas en la construcción del círculo infantil de Gerona (APLAUSOS).
Pérdidas por lluvias: 3 821 horas. Es una cifra insignificante.
Y aquí ustedes ven en concreto el esfuerzo realizado por estos jóvenes en un movimiento magnífico de gran contenido revolucionario e internacionalista (APLAUSOS), expresión de los sentimientos y de las reservas morales de lo mejor del pueblo de Estados Unidos (APLAUSOS).
Es esta ya la tercera brigada. Más de 1 500 jóvenes —si mal no recuerdo unos 2 000— han venido venciendo el bloqueo y los obstáculos de todo tipo y los riesgos de todo tipo. Porque hay que decir que a los imperialistas no les agrada absolutamente nada y se ponen histéricos al conocer de la presencia de estos jóvenes norteamericanos en nuestro país (APLAUSOS); jóvenes que se arriesgan a la ira de los imperialistas y a las consecuencias de este gesto revolucionario hacia nuestro pueblo, y que, desde luego, puede traducirse en los innumerables inconvenientes que los imperialistas crean para tratar de desalentar el movimiento progresista y el movimiento revolucionario en Estados Unidos.
De ahí que nosotros expresemos con particular emoción nuestro reconocimiento y nuestro agradecimiento a estos jóvenes norteamericanos en este X aniversario de los Comités de Defensa de la Revolución (APLAUSOS).
Han venido a trabajar, ¡y han trabajado de verdad! Y aquí se ven los resultados: una lección moral más para los vagos (APLAUSOS y EXCLAMACIONES DE: “¡Fidel, Seguro, a los vagos dales duro!”).
Hay una cuestión práctica que nosotros queremos aprovechar este acto para plantear aquí, y que es una tarea en la cual los Comités de Defensa pueden jugar un papel muy importante. Es el problema de la electricidad.
Ustedes han visto la cuestión de los apagones, la frecuencia con que se producen, los inconvenientes que ocasionan y que han estado creando dificultades a la producción: paran fábricas, paran máquinas, y se crean problemas en los lugares de refrigeración, motivado por el enorme consumo de electricidad en las horas del pico eléctrico. Esos problemas, naturalmente, se agravan por la circunstancia de que las plantas necesitan mantenimiento, y hubo algún atraso en los problemas de mantenimiento y algunas faltas acumuladas de mantenimiento que se unen en este período de final de año con la circunstancia de que los centrales están parados —en el período de zafra entran determinadas capacidades en los centrales azucareros—, plantas que trabajan con el vapor producido por el bagazo; además entraban en una fase en que se inician las clases, se alargan las noches, y tienden a complicarnos estos problemas.
Y no se trata de que precisamente en nuestro país falte la electricidad. La capacidad instalada de energía eléctrica que había en nuestro país en 1958 —antes de la Revolución— era de 397 000 kilowatts hora. Esa capacidad actualmente es de 909 000; es decir, ha crecido, ha aumentado en un 130% aproximadamente: es más del doble, más del doble, ¡bastante más del doble de lo que había antes de la Revolución!
Así también la producción de energía eléctrica, que en 1958 fue de 1 473 millones de kilowatts hora, en 1970 será aproximadamente de 3 787 millones de kilowatts hora, es decir, 2,1 el equivalente con relación al año 1958. Es decir: también más del doble de la energía eléctrica que se generaba entonces.
Ahora, ¿cómo ha aumentado el consumo de energía? En 1969 —voy a dar los datos de 1969, porque de 1970 falta un trimestre—, el consumo industrial, que era de 331 millones de kilowatts hora, en 1969 fue de 750 millones. El consumo residencial, que fue de 506 millones en 1958, fue de 921 millones en 1969. Otros —es decir, hospitales, escuelas y otros gastos—, que fue de 636 millones en 1958, fue de 1 062 millones en 1969.
De manera que el consumo entre 1958 y 1969 aumentó de 1 473 millones a 2 733. Y este año es mayor.
Es decir que en nuestro país se ha instalado más del doble de capacidad eléctrica, se produce más del doble de lo que se producía antes de la Revolución y tenemos los problemas de los apagones en la hora del pico eléctrico.
¿Cómo se gasta, aproximadamente, la corriente? El 27% en la industria —este es el gasto en el año, no es el gasto por hora en el día, sino el gasto total en el año—, el 27% el año pasado fue en la industria, el 34% gastos residenciales, y el 39% los demás gastos.
Ahora, sin embargo, ¿qué ocurre a la hora del pico eléctrico? El 20% lo gasta la industria, el 48% lo gastan las casas, el 4% lo gasta el alumbrado público, y el 28% los demás gastos —es decir que no son ni industriales ni residenciales, los demás servicios. De manera que casi el 50% de la electricidad se consume en la hora llamada del pico eléctrico.
En el país hay ya la termoeléctrica de O'Burke, en Cienfuegos, que se está terminando de construir; la de Nuevitas con Oriente se está conectando, ahora están en el tramo Santiago-Holguín, trabajando a un ritmo rápido. Crecerán las capacidades industriales. Algunas capacidades en Mariel, algunas posibilidades desde Cienfuegos. Pero, de todas maneras, a este nivel de consumo seguiremos teniendo dificultades.
Existen unidades nuevas que comenzarán a instalarse a principios del próximo año: en Tallapiedra, una unidad de 60 000 kilowatts hora; en Regla, otra unidad de 60 000. De manera que brigadas industriales, a un ritmo acelerado trabajarán en las nuevas instalaciones para satisfacer las necesidades del occidente, que es donde ahora tenemos una situación más tensa.
Y existe todo un programa de inversiones en termoeléctricas.
Pero, señores, no podemos seguir construyendo termoeléctricas y más termoeléctricas si no tomamos conciencia de la necesidad de ahorrar la electricidad, ¡la necesidad de ahorrar la electricidad!
Desgraciadamente, para muchas personas electricidad y luz del sol es más o menos la misma cosa, la electricidad de un bombillo encendido y la luz de la luna es más o menos la misma cosa. Sin embargo, el gasto mayor de combustible del país lo tienen las termoeléctricas, que hay que consumir en ellas grandes cantidades de combustible que se transportan desde grandes distancias, hay que invertir el esfuerzo de muchos hombres construyendo esas plantas termoeléctricas, hay que invertir grandes recursos en la adquisición de esas plantas y, a la vez, un gran número de obreros en la operación y mantenimiento de esas plantas y de todo el servicio eléctrico.
No es justo, por ningún concepto, que ese recurso se dilapide, se desperdicie, se derroche tranquilamente, como si fuera la luz del sol, el viento o el agua del océano. Hay que pensar en eso. Y por eso tenemos que tomar una conciencia, ya no como ahorro de combustible sino como ahorro de la electricidad en sí misma.
Hay momentos, en determinados programas, en que el pico eléctrico sube y pone a correr a todo el mundo, en determinados programas de televisión.
Es incuestionable que este valiosísimo recurso lo derrochamos tranquilamente. Y esa situación no debe ser, no puede ser. Un país de derrochadores no avanza, un país que no sea ahorrativo no avanza. Y una de las cosas que tenemos que crear en esta batalla frente a los problemas es la conciencia del ahorro en todo: en la materia prima, en todo. Pero entre esos productos, la electricidad.
Desde luego que los compañeros de la Empresa Eléctrica están preparando un estudio y están preparando un programa para la más amplia información al pueblo de todas estas cuestiones y organizando la campaña por el ahorro de la electricidad, a fin de suavizar esta situación actual. Es posible incluso que se adopte la medida de avisar con tiempo dónde se va a producir el apagón, para que no sorprenda a todo el mundo, y todo el mundo sepa cuándo, a qué hora, se va a producir el apagón.
Los del Comité van a tener que trabajar tal vez un poquito mejor, porque puede haber algún mal intencionado por ahí que sepa que le van a apagar las luces en un momento dado, pues a lo mejor planifica cualquier cosa. Pero lo mejor es que se sepa dónde se va a producir el apagón y se puedan tomar las medidas pertinentes.
Pero sobre todo, lo más importante es que nosotros empecemos a adquirir la conciencia del ahorro de la electricidad. Una de las cosas que más caro cuesta producir y que más barato se vende en el país es la electricidad. ¡Vamos a ahorrarla! ¡¡Vamos a ahorrarla!! Y vamos a apagar un bombillo cada vez que un bombillo no tenga por qué estar encendido.
Se trata de eso: se trata de consumir la que necesitemos y no gastar la que no necesitemos. Y vemos cómo a veces pues se enciende el televisor, pero quedan tres o cuatro bombillos encendidos por allá. ¡Hay que apagarlos!
En todos los edificios públicos, en las escuelas, en todas las oficinas, hay que ahorrar electricidad. Y sobre todo hay que ahorrar electricidad también en la industria. Y vamos a poner un ejemplo: en la industria ligera, en cerca de 400 asambleas que se celebraron, en 400 centros de trabajo diferentes, y que enviaron sus representantes a la plenaria que acaba de celebrarse sábado y domingo, de la provincia de La Habana, yo les pregunté si en alguna de aquellas asambleas, en uno solo de los centros donde se trataron los problemas que podían afectar la producción, alguien había planteado el problema del ahorro de electricidad. Y créanme que no hubo un solo centro entre 400 en que alguien hubiera planteado ese problema.
Electricidad y energía solar exactamente la misma cosa. Nadie habló del sol en esas asambleas, nadie habló de la electricidad. Tienen ahí si quieren una prueba que da idea de la dimensión y del número de problemas, deficiencias, inconsciencias, contra las cuales tenemos que luchar. Sencillamente nadie se preocupaba.
Y de ahí que nosotros creemos que la industria está gastando mucho más de lo que debe gastar en electricidad. Y es lógico que ese gasto se origine en la misma medida en que nadie ni se preocupa de preguntar cuánto gastan de ese importantísimo elemento de producción, cuanto gastan en energía eléctrica.
De manera que nosotros queremos aprovechar este gigantesco acto para lanzar esta consigna, para pedirle al pueblo, para pedirles a los trabajadores, para pedirles a los Comités de Defensa de la Revolución, para pedirles a las amas de casa, para pedirles a los estudiantes, para pedirles a los niños, para pedirle a todo el mundo que nos convirtamos en defensores de la energía eléctrica y ahorradores de la energía eléctrica, porque esa energía cuando falta nos para las fábricas y nos crea un sinnúmero de problemas, y es una energía que cuesta esfuerzos y cuesta recursos producirla.
Y antes de tener una máquina en un telar hay que tener la energía eléctrica, antes de tener un ordeño mecánico hay que tener la energía eléctrica, antes de tener un torno trabajando, una cualquiera de las miles y miles de máquinas que mantienen la producción, hay que tener la energía eléctrica, y hay que gastar energías humanas y energías financieras y grandes cantidades de combustible antes de empezar a tener un solo producto.
Esos son los problemas del desarrollo, que tiene que empezar por crear esas fuentes de energía para después poner una fábrica que produce bienes materiales. Es decir que antes de hacer el ordeño aquel o poner el telar aquel tiene que haber hecho las grandes termoeléctricas, empezando con años de anterioridad, y establecer los tendidos y calificar la fuerza de trabajo para disponer allí de esa energía. Y por lo tanto, es un crimen derrocharla de manera inconsciente, como si tal cosa.
Si nosotros no vamos creando en el pueblo esos hábitos del ahorro, esa conciencia del valor que tiene cada cosa, entonces estaremos conspirando contra el bienestar y el porvenir de nosotros mismos. Esa es la realidad.
Y sería magnífico que en este aniversario este comienzo de una toma de conciencia por este problema tenga lugar, se inicie una toma de conciencia sobre estos problemas en que empezamos por la electricidad.
y nosotros esperamos que esta nueva tarea, altamente importante y altamente productiva, la tomen en sus manos, con el entusiasmo que los caracteriza, los Comités de Defensa de la Revolución (APLAUSOS).
No vamos a hacer muy extenso este acto, no queremos ausentistas mañana en los centros de trabajo. Hemos tenido gran número de actos, de asambleas. Tenemos todos una gran cantidad de trabajo. Por eso iba a hacer un discurso relativamente breve.
Nos resta decir que en el día de hoy llegó a nuestro país una dolorosa noticia, que fue la muerte del presidente Nasser, de Egipto. Y la muerte de Nasser ocurre en un momento de gran crisis en el Medio Oriente. Y Nasser era uno de los más caracterizados dirigentes y una de las figuras de más autoridad en el mundo árabe. Y esto sin duda constituye un golpe fuerte para los movimientos revolucionarios en los países árabes y en instantes en que los imperialistas azuzan las llamas de la guerra, en que Nixon de una manera agresiva se traslada a Europa, planea encaramarse en un portavión en zafarrancho de combate y hacer maniobras y piruetas bélicas.
Es por eso que, al ocurrir este doloroso acontecimiento, nosotros queremos expresar de manera pública nuestro profundo dolor al pueblo de la República Arabe Unida, a los pueblos árabes. Y a la vez que les expresamos nuestra condolencia, les expresamos también nuestra solidaridad.
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION).