Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el acto de graduación del primer curso emergente de formación de maestros primarios, efectuado en el teatro "Karl Marx"
Fecha:
Queridas y queridos profesores, maestros, directores de escuelas, graduados y familiares;
Estudiantes que ingresan en el segundo curso (Aplausos):
Hoy es un motivo de doble orgullo: primero, el recuerdo de la Protesta de Baraguá hace 123 años; segundo, la graduación de este primer curso emergente de formación de maestros (Aplausos).
Como dijo la directora, la coincidencia de fecha no fue algo planificado, fue obra de la casualidad; el curso concluía y se iniciaba una nueva etapa, mientras todos se preparaban para iniciar de inmediato el segundo curso.
Tiene de extraordinaria esta graduación que la escuela que los formó a ustedes se creó en 15 días, o tal vez 16. No podía perderse un minuto desde que tuvimos las primeras noticias de la escasez de vocaciones y de maestros primarios en la Ciudad de La Habana; especialmente desde que el día 1º de septiembre del pasado año, fecha en que se inauguró el curso escolar, supimos aquí que, debido al elevado número de alumnos por aula y a la escasez de maestros, o podríamos llamar de licenciados en enseñanza primaria, la preparación de los niños de nuestra capital no podía compararse, por ejemplo, con la de los niños de la enseñanza primaria de Santiago de Cuba.
Se había realizado una investigación y aquellos obtenían, aproximadamente, casi el doble de puntos que los niños de la enseñanza primaria de la Ciudad de La Habana; una ciudad que, por sus especiales características, necesita más que ninguna otra región o provincia del país una elevadísima preparación de los niños, de los adolescentes y de los jóvenes.
Habíamos descubierto ya hace algo más de dos años, en una reunión de la Asamblea Nacional, que teníamos también en esta ciudad una situación crítica con los profesores de secundaria básica, por la escasez de los mismos.
El ministerio realizaba grandes esfuerzos por cultivar la vocación, pero es que la vocación hacia la docencia se había ido perdiendo en nuestra capital. Podrían buscarse muchas explicaciones, entre otras, el hecho de que en la capital había muchas más opciones que las que existían en el resto del país.
A mí no se me olvida que en los primeros dos o tres años de la Revolución, cuando se crearon las escuelas allá en las montañas, especialmente en la Sierra Maestra, una región verdaderamente aislada, sin comunicaciones, donde la población está muy diseminada, cuando uno llegaba a una escuelita, de las primeras escuelitas que creó la Revolución por aquellos apartados lugares, al preguntarles a los niños y niñas qué querían ser en el futuro, especialmente las niñas casi todas decían dos cosas: maestras, enfermeras o médicos, y en lo de médicos sí estaban incluidos muchos varones. Eran unánimes aquellas preferencias.
En las provincias orientales, y tal vez también, con alguna excepción, en el resto del país, queda todavía algo, en algunas quizás bastante, de aquel sueño de convertirse en maestras, enfermeras, algo que en nuestra capital se fue perdiendo. Ya expliqué una de las posibles razones; pero a ellas se añadían las condiciones en que debía realizar su trabajo el personal docente de la capital.
Recordaba que en aquellos primeros tiempos muchas escuelas primarias se instalaron en casas o en algunas edificaciones construidas para otros objetivos, que fueron adaptadas para usarlas como escuelas; como recuerdo también algo que he mencionado más de una vez, que en ese momento —cuando digo en ese momento, me refiero a los últimos años de la década del 80— habíamos elaborado ya un plan de construcción de todas las escuelas primarias que se necesitaban en la capital, excepto aquellas que estaban ubicadas en instalaciones buenas, que en el pasado capitalista eran las escuelas donde iban los hijos de las clases altas de nuestra ciudad. Para los niños pobres, prácticamente, no había escuelas, o eran escuelas que carecían de todo: muchas veces de profesores, materiales y demás recursos.
Cuando vino el período especial, poseíamos ya toda la capacidad e incluso los proyectos para construir las escuelas primarias de la capital; algo se había realizado en no más de cinco o seis años, porque ya en aquel período recuerdo que se construyeron 120 nuevos círculos infantiles en un año, y se habían establecido también muchas de las principales escuelas especiales de la capital en instalaciones nuevas y todos los policlínicos nuevos que hacían falta, pues las instalaciones de muchos tampoco eran buenas.
Nos faltaban las escuelas primarias cuando llegó el período especial y las grandes limitaciones del mismo, sobre todo en aquellos primeros momentos en que dudábamos si podían mantenerse los uniformes en las escuelas, aquellos uniformes que tanta vida y tanta alegría habían dado a todas las ciudades de nuestro país, cuando ya habíamos alcanzado altos niveles de enseñanza no solo primaria, sino también secundaria, enseñanza media superior, incluidas las diferentes escuelas deportivas, o vocacionales, o escuelas militares "Camilo Cienfuegos", etcétera.
No sabíamos siquiera si podrían conservarse los uniformes, y con mucho esfuerzo y algunas pequeñas cantidades de ropa, pasándose el uniforme de los mayores a los más pequeños, pudieron mantenerse. No quería imaginarme el dolor que habría sido aquello de ver que desaparecieran hasta los uniformes de las escuelas que, afortunadamente, pudieron mantenerse. Y pudo, a duras penas, mantenerse el papel necesario para escribir, y los libros de textos que también se pasaban de mano en mano cada año.
Materiales para reparar las escuelas no había prácticamente por las escaseces de combustible y otros recursos, ante la necesidad de cerrar fábricas, ya que muchas industrias tuvieron que pararse.
Luego, la situación material de las escuelas de la capital era muy difícil, el trabajo muy duro, y sin embargo, a pesar de eso, la enseñanza se mantuvo en las primarias, y no faltó una sola escuela para los niños, porque teníamos un personal heroico. ¿Y a quiénes califico de personal heroico? A aquellos que aun en los tiempos más difíciles del período especial no abandonaron las escuelas (Aplausos), a aquellos que aun en los días de las bicicletas y cuando los viajes en ómnibus se disminuyeron de 30 000 a 5 000, y muchas veces residiendo en lugares apartados de las escuelas, asistían a las clases.
Fue necesario, incluso, reubicar a muchos maestros que daban clases en una escuela distante del lugar de residencia, algo complejo, no como ahora cuando graduamos a estos 499 jóvenes, 100 de ellos matanceros, y, especialmente, los de la capital, que saben ya en qué escuela van a realizar las prácticas en los meses que quedan del año, cuál es el director de esa escuela y quiénes son sus tutores. Por esta vía sus escuelas se convierten en algo así como microuniversidades docentes.
Cuando les hacía distintas preguntas a los jóvenes que recibieron una distinción especial por su rendimiento docente, al preguntarle a Nayelis, la compañera que habló, de qué municipio era y me dijo: "De Regla" (Aplausos), "¿y cuántos se graduaron de allí?", volví a preguntarle, me respondió: "Seis", me los imaginé allí: seis maestros que viven en Regla dando clases en Regla; y así, con seguridad, ha sido en todos los demás municipios, porque todos tienen déficit. Veo en ellos la ventaja de cada nuevo maestro en las proximidades de las escuelas, y me imagino dentro de un municipio grande a cada uno de ellas y ellos, en las áreas escolares más próximas a sus lugares de residencia, de modo que no solo graduamos jóvenes que constituyen una verdadera promesa para la educación en nuestro país, sino ya ubicados allí, en las proximidades de sus viviendas y de sus familias.
Todo esto, además, facilitará el proceso de continuación de los estudios, en busca, en primer lugar, de la graduación como bachilleres y de las graduaciones en los centros docentes superiores, ya que ustedes y los demás tendrán oportunidad de estudiar las carreras docentes de su preferencia y también alguna otra facultad de humanidades de nuestros centros de enseñanza superior. Es decir, un gran abanico de posibilidades, aunque deseamos el mayor número posible en la docencia.
Ya conocemos, incluso, el número de los que quieren ser maestros primarios y de los que optan por otras especialidades. Dije maestros primarios donde debí decir licenciados en enseñanza primaria, que fue uno de los grandes triunfos de la Revolución, después de haber atravesado una larga etapa en que el 80% de los maestros del país eran no titulados.
Hoy hay decenas de miles de licenciados en enseñanza primaria, otro tesoro ahí a nuestro alcance; porque tan pronto dispusimos de una reserva de maestros, dedicamos esa reserva a ocupar el puesto de todos aquellos que quisieran alcanzar la licenciatura, que pudieran hacerlo.
Vean lo que vale ir creando valores, ir creando capital humano, es lo que nos permite hacer hoy, para resolver importantes problemas, lo que ni siquiera habría podido soñarse en los primeros 10 años, ni tampoco en los segundos 10 años de la Revolución. Hoy se pueden hacer cosas que parecen milagrosas, como esto que vemos aquí, a partir de la experiencia alcanzada y a partir de los valores humanos creados, los valores éticos, los valores revolucionarios y, de modo especial, el sentimiento de solidaridad.
Hoy se sabe, por ejemplo, que cuando se inició este curso de cada siete alumnos solo uno quería ser profesor de enseñanza primaria. Y digo profesor porque tienen el mismo nivel; ¡ah!, sin embargo, la palabra profesor parece tener una especial connotación y atractivo, a pesar de ser la palabra maestro el más bello calificativo que existió nunca en la historia de nuestra patria (Aplausos).
Luz y Caballero, Martí, ¡Martí!, El Maestro, El Gran Maestro, y el que tanto habló de los maestros.
Aquellas condiciones que les mencionaba sobre las escuelas de nuestra capital, agravadas por el período especial, daba lugar a que el trabajo del maestro fuese duro; a veces faltaban bombillos, ventanas en algunos lugares, hasta puertas en los baños, ni un solo bebedero, problemas de agua o de filtraciones, y los muebles en estado precario muchas veces. En esos lugares difíciles, nuestros abnegados maestros daban sus clases. Y los padres que veían aquellas condiciones de trabajo les decían a sus hijos: "No estudies para maestro."
Sí, es la realidad, la realidad humana, que cada vez que un maestro faltaba en la escuela, o cada vez que un profesor faltaba en la secundaria, los padres se quejaban amargamente, mientras, por otro lado, casi todos les decían a sus hijos: "No estudies para maestro." Dentro de esa situación, cuando terminaban el pre pedagógico —como le llaman—, cuando los directores de educación les preguntaban qué querían estudiar, la inmensa mayoría les respondían que profesores de distintas materias, con mayor o menor grado de atracción, y muy pocos respondían que querían ser licenciados en enseñanza primaria. Mientras tanto, el número de alumnos por maestro crecía y crecía.
¿Cuándo habría de resolverse ese problema? Ya a fines del pasado año, la primera cifra que escuché fue que había 340 aulas con más de 40 alumnos por maestro. Y aquí, el primero de septiembre, tuvimos la oportunidad de hablar con una maestra, porque habíamos invitado a un grupo de aquellas heroínas o héroes, que eran capaces de atender hasta 45 alumnos por aula. Cualquier maestro comprende lo que es enseñar a 45 alumnos, cada uno de los cuales tiene, como dije en aquella ocasión, una personalidad y una característica diferente; eso lo sabemos hasta los que no somos maestros, cuando tenemos que reunirnos con un grupo de 20, 25 ó 30 compañeros adultos y algunos graduados universitarios, o casi todos, cada uno es diferente. Imagínese cualquiera 45 alumnos en un aula, y cuál era la vida de esa maestra, qué hacía.
A una de ellas le pregunté en detalles, en aquella reunión, cómo era su vida, a qué hora llegaba a la escuela, a qué hora salía de la escuela, qué hacía al llegar a su casa. Y, además de los trabajos que muchas veces tenía que llevarse, tenía algún familiar que atender, a veces el padre, la madre u otro familiar, aparte, en muchas ocasiones, del esposo, y había que lavar, planchar, cocinar los sábados y los domingos.
Se me ocurrió acercarme a aquella maestra y preguntarle: ¿Tú tienes lavadora en tu casa? Y me dijo: "No tengo lavadora." En realidad muchos saben que las lavadoras que quedaban eran aquellas de hace más de 10 años, que venían de la URSS, cuando existía URSS, y después no llegaron ni lavadoras, ni piezas, ni teníamos con qué comprarlas, y la posibilidad de adquirir alguna era de aquellas personas que, por alguna razón o por otra, podían tener acceso, por su trabajo o como estímulo, a las divisas o al peso convertible, o la posibilidad de recibir una remesa del exterior. No entraban lavadoras, ni había con qué comprarlas, ni con qué comprar piezas, y no había ni piezas, porque los que las trajeron al mundo, al derrumbarse su sistema, dejaron, incluso, de producir piezas.
Les cito esto como un ejemplo que multiplicaba nuestra admiración por aquellos maestros, y, en este caso, por aquella licenciada, porque muchos de nuestros maestros se hicieron licenciados en virtud del programa que les mencionaba antes. Es por eso que siempre califico a esos maestros de héroes y heroínas.
Luego es real que, aun en nuestra sociedad, las mujeres, aparte de su trabajo, y en algunas ocasiones un trabajo tan duro como este que mencionaba y otras tareas domésticas, deben cumplir la misión natural de ser madres. Y este sector precisamente se caracteriza por ser un sector donde es muy elevado el número de mujeres.
Ese es el problema a resolver en esta capital, porque, afortunadamente, no es el problema de nuestro país, con alguna excepción provincial o más bien regional dentro de la provincia, como es el caso de Matanzas. Ello explica por qué aquí había 100 alumnos de Matanzas, ya que allí el turismo ha establecido una fuerte competencia con las vocaciones educacionales: un tipo distinto de trabajo, aunque muy importante para el país, en condiciones materiales diferentes y, en muchas ocasiones, con ingresos mayores que el de los maestros, cuyos salarios pudieron ser modestamente elevados hace relativamente poco tiempo.
Hay situaciones diferentes, y ya les mencioné el caso de Santiago de Cuba, con una excelente situación docente, y Santiago de Cuba es una ciudad grande, la más grande después de nuestra capital.
En muchas ocasiones la relación maestro alumno es muy favorable.
Hay en el país 975 escuelas con 10 ó menos alumnos, de ellas, 656 con 5 ó menos; 128 con 3 ó menos; tal vez 21 con 1 ó 2. Ya eso, desde luego, es una meta inalcanzada —pienso— por ningún otro país nunca en ninguna parte, porque significa que no hay en nuestro país un solo niño sin maestro. En ningún rinconcito del país ocurre eso.
De las 1 900 escuelas que no tenían electricidad para el televisor, 100 se resolvieron mediante algún tendido de línea, que era la forma más económica de hacerlo, y 1 800 paneles solares se están montando para resolver las restantes. Hay montados ya alrededor de 500 y habrá, los primeros días de septiembre, al iniciarse el curso, 1 800 paneles solares montados, para que tampoco quede un solo niño o un solo maestro sin acceso a los programas educacionales por televisión. De modo que habremos dado un salto de calidad grande, así que no será solo el maestro para esa escuelita solitaria, sino también el televisor y el video correspondiente, de lo cual se beneficiará el niño para los programas que le corresponda, e incluso, programas recreativos y noticias en general para los que vivan por los alrededores, los familiares y el maestro, que también necesita recibir allí sus seminarios y sus clases de técnicas narrativas, de apreciación literaria, seminarios de música, de pintura y de otras materias que irán surgiendo. No se quedará retrasado aquel maestro y podrá estudiar, incluso, idiomas, de lo cual solo puede enterarse porque lleguen noticias de que hay un curso, y habrá otros cursos de idiomas y de otras materias.
Habrá Universidad para Todos hasta en los más apartados rincones del país, porque tampoco quedará un solo asentamiento humano, de los mil y tantos que no tienen electricidad, sin un panel solar que les permita el acceso a programas de la televisión.
Pienso que ya para la segunda mitad del próximo año no existirá uno solo sin su panel y su local, y algunos tendrán más de uno, porque entre esos asentamientos hay varios que tienen más de 100 núcleos familiares, y ya están contaditos todos los asentamientos sin acceso a la electricidad, desde los que tienen de 15 a 30 viviendas, de 30 a 50, de 50 a 100 y los de más de 100; luego, Universidad para Todos llegará a todos, sin excepción, y programas para maestros y niños llegarán a todos, sin excepción. Es decir que hay muchas escuelas en el país, muchas, que tienen menos de 20 alumnos por maestro. La tragedia estaba en la capital y la necesidad de resolver este problema.
Ello nos llevó a recordar las medidas no tradicionales, aplicadas por la Revolución en un momento en que el número de alumnos que ingresaban en la enseñanza media, es decir, las secundarias, se multiplicó no se sabe por cuántas veces, y fue necesario buscar profesores porque no los había. Esto dio lugar al nacimiento del Destacamento Pedagógico que llevó el glorioso e inolvidable nombre de "Manuel Ascunce Domenech".
Esa ha sido la forma en que la Revolución ha ido multiplicando la semilla sembrada y la sangre derramada por los caídos, las lágrimas y los mares de sudor vertidos por nuestro pueblo.
¿Qué es eso de crear una escuela como esta en 16 días? Ya expliqué el porqué. ¡Ah!, cuántos cuadros excelentes en nuestras facultades pedagógicas, cuántas instituciones de ese tipo, cuántas personas de una calidad y una condición humana que no podía ni soñarse siquiera en el pasado, porque el pasado no producía masivamente hombres y mujeres de la calidad de los que produce la Revolución.
Hay hombres y mujeres excelentes, los ha habido en todas las épocas y en todos los sistemas sociales, y nuestra patria los produjo aun en el colonialismo, y los produjo en aquel capitalismo desaparecido ya como sistema económico y social en 1959, en aquella república mediatizada, en aquella neocolonia, porque no era otra cosa lo que teníamos, ya que aquellos que ocuparon oportunistamente nuestra tierra, tras una larga lucha de nuestro pueblo, donde ya el poder colonial era insostenible, tanto desde el punto de vista humano como desde el punto de vista económico y militar, ni siquiera permitieron que penetrara el ejército mambí en Santiago de Cuba, después que este derramara ríos de sangre en larga lucha durante 30 años; disolvieron el Partido Revolucionario de José Martí, disolvieron el Ejército Libertador —muchas veces por el vil procedimiento de comprarles las armas, y no porque nuestros mambises quisieran venderlas, sino porque les exigían la entrega y a cambio de ello trataban de paliar un infinito desconsuelo entregando 60 ó 70 dólares por fusil—, ocuparon, además, nuestro país durante cuatro años y nos impusieron una Enmienda Platt que les daba derecho a intervenir; mientras, por otro lado, a los maestros cubanos los llevaron a Estados Unidos para prepararlos allí.
Introdujeron muchos elementos de su cultura, sus métodos de enseñanza, y, entre otras cosas, los libros de texto, donde se hacía constar que los cubanos debían su independencia a Estados Unidos y que aquel 20 de Mayo de 1902 era una fiesta digna de conmemorarse, cuando no quedaba nada prácticamente de lo que habría hecho posible la independencia real de nuestro país, conquistada a lo largo de tantos años de heroísmo.
Sin embargo, a pesar de todo, surgieron algunas escuelas docentes en que se formaron maestros y profesores, no por cientos de miles, como tenemos hoy, sino por miles o unas pocas decenas de miles. En aquellos maestros —posiblemente en muchos de aquellos que fueron a pasar algún curso allá en Estados Unidos— se mantuvo el espíritu patriótico, el amor por los niños, el amor por la enseñanza, y fueron educando a una parte de nuestra población. Aunque llegó un momento en que había 10 000 maestros primarios sin empleo y unos veintitantos mil trabajando; una universidad, donde las posibilidades de estudiar para un oriental, un camagüeyano o un villareño eran muy pocas, ya que no disponían de recursos sus familias para enviarlos a la capital a vivir en una casa de huéspedes o en otros lugares y realizar sus estudios.
Es cierto que estamos hablando de la universidad del inicio de los años cincuenta. Ya en esa última década se fue creando otra en Santiago con algunas facultades y una en Villa Clara, así que ya al triunfo de la Revolución había tres, cerrada por lo menos la mayor, aquella que tenía 15 000 estudiantes; la de la capital, con la única facultad de medicina del país, estuvo cerrada varios años hasta el triunfo de la Revolución.
¡Pero qué diferencia! Hay que meditar sobre eso. ¡Qué transformación se ha producido en nuestro país!, porque esto no pasa o no pasó en todos los llamados países independientes, ya que todo el mundo sabe la tragedia que se está viviendo en el Tercer Mundo y la que se está viviendo en nuestro propio hemisferio, con algunas muy contadas excepciones que, desde luego, no cuentan con nada parecido a lo que tiene hoy Cuba.
No en balde hoy mismo, en el periódico Juventud Rebelde, aparecía la noticia de que por primera vez en la historia de las ediciones de la UNICEF aparecen dos páginas consagradas a hablar de la educación en nuestro país. La revista se llama Estado mundial de la infancia, sale mensualmente (Le dicen que es anual). ¿Es anual? Bueno, más mérito (Aplausos).
Decía que —y no estoy citando textual, sino la idea, ya que el propio periódico no trae las frases textuales, sino el contenido muy abreviado de esas dos páginas—, cuando en el mundo mueren 11 millones de niños cada año que pudieran salvarse, y hay más de 100 millones de niños sin escuelas, Cuba no se ocupaba ya de la cobertura total, sino especialmente de la calidad de la educación. Realmente, la cobertura es tan total en nuestro país como lo reflejan los números mencionados. Cubierto todo el país de escuelas y de maestros, más lo que avanza en la utilización de los medios audiovisuales y en la búsqueda de una cultura general integral, que es la tarea desatada con tremenda fuerza en estos momentos y que marcha a gran celeridad, creando valores, creando capital humano, creando ética y creando principios, la calidad de nuestra educación alcanzará altísimos niveles.
Si hablamos de lo que había, y al compararlo con lo de hoy, en ocasiones, nos asombramos, yo pienso que en un período relativamente breve de tiempo lo nuevo no tendrá que envidiarle nada absolutamente al pasado, y me refiero al pasado de nuestra Revolución, no al pasado que precedió a la Revolución. De aquello hay casi que olvidarse, porque aquello era la nada absoluta; pero, además, injusta, cruel, innecesaria, producto de un sistema que debió haber desaparecido antes de la historia, al que cada vez le queda, por insostenible, menos años de existencia.
Nuestra capital estaba llamada a librar esta lucha, y, como les decía, era posible el milagro por lo que ya disponíamos. Esta no ha sido obra de un grupo, no ha sido obra de personas individuales, ha sido obra de un colectivo, ha sido obra del esfuerzo de todas las instituciones que podían cooperar con este esfuerzo. Creo que en el mismo cooperaron todos: el Partido, la juventud, los estudiantes, los distintos ministerios, especialmente el de Educación, las organizaciones de masa, las universidades docentes, todas aportaron su esfuerzo a la creación de esta escuela y a esta graduación, que nos ha emocionado a todos y que mucho nos alienta (Aplausos).
Por aquí se vieron lágrimas verdaderas y muy sinceras en muchos rostros, a medida que premiábamos a la representación de los demás en sus vanguardias en el trabajo, como profesores, o como médicos, los que atendían la salud, o los que conducían los vehículos, que tan bien lo han hecho que no se ha producido un solo accidente. Se cumplió aquello que se acordó en la inauguración de la escuela, en las proximidades de Melena, cuando se definió tiempo de estudio, condiciones de estudio y tiempo de salida. No tengo noticia de que lo programado haya fallado, porque lo que se hace bien, siempre da resultado; lo que se planifica y se concibe bien, siempre da resultados que muchas veces nos sorprenden, por sobrepasar lo que esperábamos del esfuerzo.
Cómo no vamos a estar alentados si apenas a seis meses de aquel inicio de curso se introduce ya todo un batallón en las escuelas primarias de la capital, y por lo menos, una compañía en Cárdenas, en Matanzas, en Varadero y aquellos lugares donde tenían una situación especial con los maestros. Y lo más interesante, o tal vez lo más importante que nos enseña esta experiencia es que hay vocación, que sobra vocación, y que solo hacía falta hurgar un poco en el alma de nuestros jóvenes y de nuestro personal docente (Aplausos).
Los números lo demuestran, y miren que tienen oportunidades estos jóvenes, y se expresa en el hecho mismo de que solo un 13% expresaron al inicio su deseo ulterior de ser licenciados en enseñanza primaria, que es donde tenemos el mayor problema en este momento. Al finalizar el curso, en una encuesta se pudo apreciar que 1 de cada 2 expresaron su interés por la enseñanza primaria (Aplausos). ¡Vean qué cambio!, 1 de cada 2, en lugar de casi 1 cada 8, que era la situación inicial. En el contacto con la escuela, ante la admiración que produjeron en ellos sus profesores, sus maestros, ante la calidad de la enseñanza, fueron descubriendo qué hermosa tarea era ser maestro, y qué cantidad de oportunidades abría este campo, y cuánto bien se haría a Cuba y al mundo. Y digo al mundo, sencillamente, porque las cosas que Cuba está haciendo, en este y en otros campos, se están tomando como ejemplo por el mundo. ¡Y qué tranquilidad!
Tranquilidad es saber que ya por lo menos todos, independientemente de los estudios superiores que vayan a realizar, van a terminar su bachillerato e irán a inscribirse en las universidades mientras laboran como maestros primarios. Pero no ellos solos. Es de mucha satisfacción ver allá a los alumnos del nuevo curso, que ya mencioné, que se van a aprovechar además de la experiencia adquirida en este primer curso, algo nuevo, algo que por primera vez se hacía en nuestro país, y esa experiencia ya beneficia al segundo y después al tercero.
Cuando hablo del tercer curso, estoy hablando de 3 500 alumnos, y creo que estos que vienen nuevos ya entran no con 10 grados aprobados, sino con 11 grados, les falta uno para ser bachilleres. Y entrarán en septiembre 3 500.
Vean qué cosa maravillosa, que habla por sí sola de la escuela y de sus profesores y organizadores: ni un solo alumno de los 501 que iniciaron el curso desertó (Aplausos), algo verdaderamente insólito; y el promedio de alumnos graduados fue de 99,6 (Aplausos), solo dos no pudieron obtener el certificado. De todas formas son cifras récords, nunca vistas en ningún preuniversitario, ni en ninguna otra institución educacional de las muchas que tenemos formadoras de educadores.
En septiembre veremos lo que hacemos con la escuela de Melena, porque ya viene trabajándose hace meses en la escuela donde van a ingresar los 3 500, que es la vieja y querida escuela "Salvador Allende" (Aplausos y exclamaciones), que para los primeros días de septiembre próximo estará mejor que nueva (Aplausos). Y esos aplausos no son en balde, porque de esa escuela salieron muchos de los profesores que les dieron clases a ustedes (Aplausos), y de esa escuela no serán desalojados, ni mucho menos, al empezar ese curso, los aproximadamente 1 000 alumnos que allí estudian, porque lo que necesitamos son capacidades para 3 500.
Cuando afilemos bien el lápiz, como todos van directo a clases, no estarán en otra actividad, es seguro seguro —saco otra vez la cuenta (Risas)— que en septiembre del 2002 la capital de la república tendrá menos de 20 alumnos por aula (Exclamaciones y aplausos). Y queda la escuela, los números dirán qué hacemos, si aparte de los 3 500 enviamos 500 para la escuela donde ustedes hicieron el curso; en abril tendríamos otros 500 ó 501, que es la cifra que les ha gustado a la directora y a los demás (Aplausos). Así que veremos.
Las escuelas irán mejorando, porque hace ya algún tiempito se realizó un trabajo, que fue encargado a los cuadros de la Unión de Jóvenes Comunistas de la capital (Aplausos), que consistió en visitar todas las escuelas primarias de la capital, una por una, para ver, observar, conversar; y después procedieron a visitar, uno por uno, a los 8 094 maestros de que disponen estas escuelas (Aplausos). Se les visitó uno por uno, y se conversó con ellos uno por uno, así que conocemos no solo cuántos son, sino también cómo son.
Sabemos, por ejemplo, que algo más de 3 000 —y de los cuales hay presentes un número de ellos aquí— llevan más de 25 años como maestros primarios de la capital (Aplausos prolongados), y sabemos que hay un número de los de 20 a 25, de 15 a 20, de 10 a 15 y de 5 a 10 (Aplausos). Maestros que permanecieron firmes y leales en sus puestos durante estos durísimos años del período especial (Aplausos), algo que la historia y la patria no olvidarán jamás (Aplausos); masivos héroes anónimos que han estado construyendo el porvenir de nuestra patria, que no podría jamás llegar a lo que ha llegado, ni mucho menos a lo que llegará, sin el esfuerzo de ellos, sin el esfuerzo de todos los maestros de la capital y de todo el país (Aplausos).
Ahí estarán ellos, cada escuelita convertida en microuniversidad, porque cada uno —y ya sabemos el número exacto de licenciados en enseñanza primaria que existen entre esos 8 094— será tutor, y tutor quiere decir, en adición, los profesores de estos jóvenes. Primero les trasmitirán sus conocimientos teóricos y prácticos, y aquellos que vayan a estudiar la licenciatura tendrán allí el licenciado que les enseñará las materias de modo sistemático, porque formas nuevas van surgiendo para impartir cursos de educación superior y formas muy eficientes.
Una de ellas es tener un licenciado al lado, que les comunica los conocimientos teóricos y prácticos y los textos y los exámenes imprescindibles, y digo imprescindibles porque quien estudia todos los días y está al día en las materias, contará con un nivel de conocimientos que los exámenes de esos alumnos se convertirán en algo, aunque indispensable, bastante formal.
Al insinuar esta idea, la estoy asociando a algunos criterios de que todo esto y otras cosas que estamos haciendo van a revolucionar los programas, incluso los conceptos, acerca de qué debe conocer y cuáles deben ser los conocimientos de un maestro en nuestra época y cómo comprobarlos en la nueva fase, porque cada uno de estos pasos lleva a otros, inevitablemente. Recuerden que no serán solo ustedes, miles y miles de maestros se formarán en estas circunstancias, para resolver un problema fundamentalmente de la capital; pero que no dejará de influir en la formación de los maestros y profesores del resto del país.
Esto obedece a un sueño, un sueño que tiene raíces en nuestra historia, en tiempos relativamente lejanos de nuestra historia, cuando alguien dijo que "enseñar puede cualquiera, educar solo quien sea un evangelio vivo" (Aplausos). Y ha llegado la hora de formar, de crear o de convertir a nuestro personal docente en evangelios vivos (Aplausos), es decir, en educadores; en alguien que no solo instruye, sino que fundamentalmente educa.
Claro, para ser un buen educador hay que poseer muchos conocimientos y ser capaces de trasmitirlos. Tal idea, tal concepto implicaría revolucionar métodos, programas, y no hablo más que de una idea que se lanza y deberá ser meditada; pero es, en parte, lo que comienza a hacerse.
Es nuevo este procedimiento de formar un maestro primario, ¿pero significa acaso que vamos a cerrar nuestras facultades docentes? No, no significa eso. En todo el resto del país y en la propia capital continuarán funcionando todas las facultades docentes. Habrá que ver, en todo caso, la necesidad de profundizar ya, ante las nuevas realidades y circunstancias, en qué consiste todo el programa y qué tipo de innovaciones deberán aplicarse.
Actuando sosegadamente, y nunca con precipitación, habrá que ir introduciendo cambios, al pasarse de un concepto a otro, al emplear muchos medios nuevos, recursos técnicos que nunca existieron y que hasta fecha relativamente reciente no han podido estar a nuestro alcance; aunque tal vez antes, hace cinco, diez o más años, pudo haber surgido la idea de aplicarlos masivamente a la educación. Entonces ya estábamos con el sueño de llevar al maestro primario del nivel medio al nivel superior, al nivel universitario, para que el personal docente tuviera la posibilidad de alcanzar una licenciatura, una maestría, o un doctorado, para ejercer con mayor eficiencia su noble y vital oficio. Al emplear muchos medios y recursos técnicos que nunca existieron sino hasta fecha relativamente reciente, se alcanzarán avances considerables que tal vez pudieran iniciarse un poco antes. Muchas veces los sueños se vuelven masivos en la medida en que se descubre todo el valor del saber, que, en realidad, para el hombre viene a convertirse y se convertirá cada vez más en el mundo del mañana, en el más alto nivel de felicidad.
Hay instituciones que se han creado también en estos meses, como las recién inauguradas Escuelas de Instructores de Arte, donde ingresaron 4 000 jóvenes de los 12 000 que se ofrecieron para escoger esa profesión.
No sé si se habrá olvidado alguna de las categorías de los aquí invitados, pero ellos saben que hemos trabajado calladamente en virtud del principio de hacer primero y hablar después. Llevamos a cabo hoy un programa de reparación y restauración de 144 escuelas primarias y secundarias; todos los días los representantes del Partido en la capital nos entregan un pequeño álbum de cada una de las escuelas que se van terminando. No quedó ninguna de esas que se está reparando sin ventanas, sin puertas, sin bebederos, sin agua corriente, sin muebles nuevos, sin los bombillos y la iluminación adecuados. Han trabajado todos, bajo la dirección del Poder Popular, de los Consejos Populares, obreros, profesionales de la construcción, familiares, voluntarios de todo tipo, y, al final, alumnos, maestros, familiares y trabajadores lo celebran con alegría.
Eran las escuelas de la capital las que tenían condiciones más críticas, verdaderamente críticas.
Eso se ha hecho durante el presente curso, se comenzó después de enero, exactamente los primeros días de enero, y en mayo estarán todas (Aplausos). Me refiero a las 144 más críticas, después vendrán las otras que necesiten un trabajo similar, pero que no fueron conceptuadas como las más críticas.
De modo que ya ustedes, una parte de los graduados de la capital, irán a trabajar en escuelas que están en mejores condiciones de lo que estaban, y será un premio también para los maestros que han trabajado en esas escuelas. Y ya los que ingresen en el próximo curso —aquellos que están en la primera platea, allá, un poco más alto— irán encontrando igualmente mejores condiciones de trabajo. En total existen 449 primarias y secundarias que recibirán este beneficio.
También se ha trabajado mucho en estos últimos meses en la cuestión de las bibliotecas escolares y no solo para la capital, sino para todo el país, con libros que sirvan no solo a los niños, sino también a los maestros. Priorizando, por las razones explicadas, esta ciudad, ahora la mayor parte de los 8 000 maestros heroicos, aquellos que llevan más de 25 años laborando, han recibido unos libritos muy útiles, y pronto los recibirán aquellos que llevan más de 20, de 15, más de 10 e incluso más de 5 cumpliendo el abnegado y ejemplar deber de atender a los niños de esta ciudad en las duras condiciones señaladas. Tendrán algo muy importante: un librito sobre ortografía (Aplausos), porque hay todavía algunas lagunas en ese campo, entre nuestros niños y adolescentes. A una alumna destacada que acaba de graduarse le hice una pregunta: "¿Tú tienes faltas de ortografía?" Dice: "No." Le pregunté: "¿Cómo te las arreglas?" No me dio una respuesta técnica, pero sí una respuesta correcta, dice: "Porque conozco bien todas las palabras." Siempre será un misterio por qué hay personas que no cometen nunca una falta y no tienen que buscar un diccionario; sin embargo, las reglas no son todas exactas, como ustedes saben.
Tienen otro librito, un diccionario pequeño, es para ellas, para que se lo lleven para la casa, y es chiquito, cabe en una cartera, no es un libro grande, puede llevarse casi en un bolsillo; recibirán igualmente un librito de sinónimos y antónimos (Aplausos). En conjunto son cuatro: diccionario, gramática, ortografía, sinónimos y antónimos.
Hubo un pequeñito descuido en esto. A los de más de 25 años se les entregó un librito mayor, no es de este tamaño, muy elegante; pero era el que correspondía a sinónimos y antónimos.
Eso lo van a recibir prácticamente todos. Pero habrá una regla: los de 0 a 5 años de servicio , incluidos ustedes, lo recibirán solo como préstamo, con derecho a la plena propiedad del libro al cumplir ese período (Aplausos y exclamaciones); se lo digo desde ahora. Tendrán los instrumentos necesarios, pero todavía no se habrán ganado los libros.
Desde luego, estoy hablando de la capital, pero deseo advertirles que aquí es donde nos hemos visto enfrascados con el problema que he explicado y que nos ha llevado a elaborar un plan muy especial. No obstante, todo lo que por aquí se comienza, como fue el curso de trabajadores sociales, ya se traslada a otras regiones del país; no en cambio el de maestros, porque no teníamos el problema en ninguna otra provincia. Teníamos el gran problema en la capital únicamente, con excepción, no se sabe por qué, de alguna escasez en San Cristóbal, de Pinar del Río, un municipio; y lo que dije sobre Matanzas. La provincia de Ciudad de la Habana era la única provincia que necesitaba esto, ni siquiera la provincia de La Habana, la que tenía situación crítica era la capital. No quedarán olvidados, sin embargo, los demás maestros, se lo prometemos.
Porque vean, entre otras cositas, se ha creado en los últimos tiempos capacidad de imprimir en todos los municipios del país: 15 máquinas determinadas, con una buena productividad, están en cada una de las 15 provincias, la computadora y la capacidad de sacar de allí los discos; no, los disquetes —tenía que haber buscado en el diccionario un sinónimo, pero me habría costado mucho trabajo (Risas)—, y hay una comisión de cultura que podrá analizar la obra de cualquier joven poeta, escritor, ensayista, que los hay, y cada vez más, y tendrán allí la posibilidad de que la comisión analice la calidad de su obra literaria y sacar impresiones de 500, de 1 000 y en ocasiones hasta más.
No sé si estoy siendo demasiado indiscreto, pero hay otra idea, me acordé, porque ya en la Feria del Libro de La Habana se presentó un buen número de títulos impresos en provincias por estas imprentas que son de nivel provincial, y gracias al sistema creado desde el municipio. Pero el año que viene van a ser muchos más, porque esas máquinas se acabaron de instalar apenas el pasado año; era una idea que venía desde antes del último congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, surge en una reunión con todos los jefes de cultura municipales.
En esencia, el país ha adquirido capacidad de imprimir ya desde el municipio. Si hay un Guillén, y debe haber muchos porque, como hemos dicho otras veces, el genio está en las masas y el genio es masivo. Vean lo que les estoy diciendo, no voy a intentar argumentarlo ahora, el tiempo pasa y estamos limitados, el genio está en la masa y el genio es masivo. Es genio para una rama, es genio para la otra, para la otra y para la otra. Eso es algo que sabemos de memoria, es una conclusión sacada de la experiencia de los años vividos por estos extraños y difíciles caminos, que son los caminos revolucionarios.
Pero, bien, voy a acabar de cometer la indiscreción de una vez, ya que estamos hablando para el resto de los maestros y del país: Desde el año próximo habrá Festival del Libro no solo en la capital sino en todas las capitales de provincia del país (Aplausos) y en el municipio Isla de la Juventud, además de en otras ciudades, que son todas aquellas donde el día 10 de diciembre de 1999, a los seis días de comenzada la batalla por el regreso del niño, realizamos los 16 actos de masa más grandes que se hayan dado nunca en la historia de cualquiera de esas ciudades, con excepción de la capital, que el día antes organizó no una concentración, sino una gran marcha combatiente. No será la feria del mismo nivel en cada provincia, ni como la de la capital, porque no en todas las ciudades tenemos una fortaleza como La Cabaña; pero en lugares adecuados y decorosos tendrán lugar las ferias en 17 ciudades, se venderán unos cuantos millones de libros y a todas irán autores para presentar obras. Esta vez se vendieron alrededor de medio millón.
Esta idea surge de la lectura de las opiniones que recogemos todos los días, y por aquellos días de la feria, que fue una gran feria y le dio prestigio a nuestro país, desde otras provincias se escuchaba el comentario: "Sí, a feria muy bonita pero allá en La Habana." "Se vendieron libros pero allá en La Habana." Hoy tenemos posibilidades de extenderla. Lógicamente, no se podrán llevar todos los títulos que se llevan aquí, porque vienen muchas editoras y traen un número de libros que exhiben en La Habana, pero habrá un buen número de títulos y un buen número de libros seleccionados, y entre ellos habrá de autores municipales, de autores como los que en Morón escribieron la historia de esa ciudad, una de las cosas más interesantes que he leído.
Nadie se imagina la cantidad de historias y de cosas interesantes que hay en cada municipio del país, y el creciente orgullo de cada municipio por su historia, cuándo se construyó la primera casa, a qué hato pertenecía, quién la fundó, historias y leyendas; pero les aseguro que de un enorme valor, yo he tenido el privilegio de recibir algunas de las primeras que se imprimieron.
Cometí la indiscreción completa, y ya que les he enviado un mensaje a los demás maestros, se lo enviamos también a nuestra población en las provincias, que habrá Feria del Libro en 17 ciudades, y se enmendará algo más que una injusticia, se enmendará un aparente olvido, hijo más de las dificultades y de la falta de recursos que de la subestimación de las otras ciudades y provincias.
Bien, me permiten que mire el reloj (Lo mira). Es una lástima para mí, no para ustedes, porque pronto quedarán en libertad (Risas).
Es que me faltaba felicitar a los padres (Aplausos), y señalar que esta escuela, lo mismo que la escuela de trabajadores sociales de Cojímar, que son dos importantes escuelas, se han convertido en verdaderos modelos; ya la de Cojímar tiene su segundo curso y en septiembre comenzarán dos escuelas, relativamente grandes, para la formación de trabajadores sociales para las cinco provincias orientales. Una de esas escuelas estará en Santiago de Cuba y la otra estará en Holguín. Así que la idea pica y se extiende, como dicen los narradores deportivos (Aplausos). Pican, e incluso puede ser que al primer bound se lleven la cerca, todo a partir de las experiencias que hemos ido acumulando en muchas cosas, porque esta no es la única. Hay muchas ideas que se están llevando a cabo y que, como les decía, no se ha hablado ni se quiere hablar mucho de ellas.
Uno de los factores del éxito de la escuela, de esta y de aquella, aunque aquellos eran ya bachilleres y ustedes eran alumnos graduados de décimo grado, que iniciaban el once grado, fue la participación y la asociación con la familia, ha sido decisiva. Siempre se trabajó con esos criterios, pero nunca se logró desarrollar un vínculo tan fuerte entre la escuela y las familias.
Ahora aquí señalaron cosas muy interesantes: el vínculo entre el alumno y la escuela, entre el alumno y el director, entre el alumno y el tutor. Aquí no fueron los padres los que entregaron el reconocimiento, fueron los tutores.
Claro, es muy emocionante, vivimos la emoción de ver aquí mismo cuando los padres de los graduados como trabajadores sociales entregaban el reconocimiento a los hijos; pero ellos mismos comprendieron que los tutores van a estar con aquellos, tienen una misión decisiva, y ha sido también emocionante y bello ese minuto.
Toda esta suma de factores rinde mucho y es algo digno de reconocerse aquí.
También las escuelas le han llevado una gran tranquilidad a la familia, a los padres de aquellos que se habían graduado de bachiller y no tenían ni un trabajo ni una matrícula en la universidad. Y por este camino les aseguro que en los próximos años, graduando jóvenes en distintos tipos de conocimientos, muchos se irán a los estudios superiores.
Ya lo planteamos en la Universidad de La Habana el día en que se les entregó un reconocimiento por el trabajo que realizaron en la escuela de Cojímar, la necesidad de buscar nuevas formas para los cursos dirigidos o los cursos por encuentro, ya que no alcanzarían ni los profesores, ni los locales, ni nada, para reunir a la cantidad de miles de jóvenes que van a estudiar algunas carreras de humanidades. No tenemos ese problema en educación, por la cantidad de facultades docentes que existen; pero para los trabajadores sociales, que serán miles y miles, hay algunos de esos estudios que solo aquí en la Universidad de La Habana existen. Habrá que desarrollarlos en esa universidad y en algunos otros lugares, porque va a ser de otra forma, bajo otros conceptos, el trabajo que se desarrollará para los estudios superiores de ustedes y de otros graduados similares.
A mí me faltaría una reflexión sobre un punto de los que han surgido y ha sido mencionado aquí. Ha aparecido el concepto de Universidad para Todos, que simplemente está comenzando, estamos viviendo una etapa de experimentación, prácticamente, y en realidad las noticias son buenas, bastante buenas, en algunos casos está superando las expectativas. Pero relacionado con Universidad para Todos, al surgir el curso de inglés bajo ese concepto, se elaboraron dos cursos de 80 horas cada uno, con el material correspondiente para el interesado en recibir esos cursos, que son interactivos, y ante la escasez de profesores de inglés en la enseñanza secundaria, surgió la idea —realmente, yo mismo la propuse—, a partir de la consideración de que mientras más joven comience una persona a estudiar un idioma, la asimilación es más fácil. Les hice la pregunta a algunos compañeros de los que están trabajando en ese programa y que conocían mucho mejor que yo el contenido del curso, si ese curso podría servir también para los alumnos de séptimo, octavo y noveno grados, ya que era un curso para todo el pueblo, y esos son jóvenes ya de seis grados aprobados; nos hicimos la pregunta y, aparentemente, podía servir para ellos, porque hay una parte inicial que está dividido por unidades, en que, evidentemente, un muchacho de séptimo grado lo puede asimilar perfectamente.
Después empezaron a escucharse rumores de que algunos muchachos se quejaban de que el curso tiene tales características, o que no entendían bien algunas cosas, y un día me puse a ver el curso por la televisión, y, realmente, ya llevaba un ritmo y un nivel que no resultaba fácil seguir el ritmo del profesor. Los alumnos decían que ciertos carteles o no sé qué frases que necesitaban un tiempo para copiar y no les daban tiempo suficiente para copiarlos. Entonces, se les pidió a los compañeros que están en esas tareas y a los compañeros de la juventud que en el más breve tiempo posible comprobaran, se cercioraran sobre qué dificultades había con el curso de inglés para séptimo, octavo y noveno grados.
También planteamos: vamos a ver cómo van los cursos de geografía. Yo planteaba, incluso, que no había habido mucha promoción; pero, bueno, geografía por televisión es fenomenal, porque usted puede ofrecer imágenes de todo lo que en mis tiempos había que imaginarse. Si le hablaban del río tal y más cual, había que poner la imaginación a trabajar, y hoy le pueden hablar de una montaña, del Everest, del río tal, del pico tal, de la bahía tal, de cualquier país o del resto del mundo, y usted no tiene que usar la imaginación; si acaso, de vez en cuando una gráfica, una descripción. El medio audiovisual tiene la virtud de mostrar la imagen real, dinámica y a color de todo aquello.
Pasa como con la plástica. De vez en cuando he visto algún programa con la historia de la Música, y realmente han logrado en las clases televisivas una calidad tremenda: las han hecho interactivas, las han hecho más vivas. La última, que vimos en parte uno de estos domingos, me pareció excelente el seminario que estaban ofreciendo. Son materiales que se prestan mucho, y sobre todo la plástica, para multiplicar los conocimientos de la población.
Hay que ver el día que estén ofreciendo un seminario de filosofía, pero me imagino que al menos contarán algo de la historia de los filósofos, alguna imagen. No es lo mismo material más abstracto que material gráfico.
Se está haciendo, como saben ustedes, un texto de Historia de Cuba, que tiene láminas, son dos tomos; al parecer el primero, ya en proceso de análisis, está quedando bastante bien, porque se consulta a muchas personas sobre ese primer texto, y tiene láminas.
Se van a ofrecer también clases de historia por televisión. En los estados de opinión, algunos dicen: "¿Por qué no se da un seminario de historia?" Y esto es así deliberadamente. Se decidió primero el seminario de geografía, porque para enseñar historia usted debe tener conocimiento del escenario donde se produjeron los acontecimientos históricos. Se puso un orden lógico: geografía primero e historia después, y con la Geografía y la Historia Universal vamos a hacer lo mismo, Geografía Universal primero y después Historia Universal, para que los que están estudiando la historia conozcan en qué lugar se desarrollaron cada uno de los acontecimientos. Hay que seguir una lógica en todo esto.
Ya les digo que estamos en una fase experimental y comenzando con Universidad para Todos, alentados por los éxitos. Pero, bueno, se han analizado, se ha conversado con los estudiantes de secundaria, con los distintos grados, las dificultades con los profesores y con todo, ya estamos informados sobre el tema.
Siempre se busca que una hora de televisión abarque a más personas. Si usted pone tres cursos en vez de uno... Y pensábamos que el inglés, uno, incluso el mismo que se estaba dando para todo el pueblo, podía servir para enseñar inglés a los muchachos de séptimo grado, pero lo que los hechos han demostrado, por lo que se ha indagado, es que tienen dificultades, principalmente los de séptimo grado, los de noveno grado tienen menos; pero todos han dado su opinión, de modo que nosotros sacamos la conclusión de que debe ser diferente en el futuro.
Este año hay que hacer esfuerzos por asimilar al máximo los alumnos de séptimo grado, más aún los de octavo y los de noveno, aunque tal vez los de noveno, trabajando bien, repitiendo algunas clases, repartiendo algunos casetes para que las clases puedan servir de repaso y con la ayuda de los profesores, salgamos adelante este año con esos cursos, tratando de realizar un esfuerzo especial para avanzar, sobre todo tomando en cuenta que tenemos un problema, ya mencionado: la escasez de profesores de inglés es grande; no igual en todas partes, pero les puedo mencionar La Habana que, como en todo, es campeona olímpica en dificultades y dolores de cabeza. Cualquier día reunimos una representación de la Ciudad de La Habana y la condecoramos con una medalla de oro, porque cuando hay un problema en algún lugar, aquí se multiplica por tres.
Por ejemplo: Según datos, aunque no estoy completamente seguro, el año pasado le pregunté a Gómez: "¿Cuántos profesores de inglés te faltan?" Y me dijo: "Alrededor de 2 000." Claro, pienso que eso incluye las otras enseñanzas, como las del medio superior. Pero decían que en la secundaria nacionalmente faltaban 400 —fue un dato que vi recientemente; pero a La Habana, que tiene 164 escuelas secundarias, le faltan 153 profesores de inglés más o menos. El hecho cierto es que aquí prácticamente falta un profesor de inglés por escuela secundaria.
Gómez, ¿total de escuelas secundarias del país? (Gómez le dice que 945); 945, y faltan 400 profesores de inglés. Es decir, en La Habana, de 164 escuelas secundarias, falta esa cifra, casi exacta, de 163. ¿Y qué ocurre? Claro que el 90% de los alumnos de secundaria tienen a alguien allí delante, un profesor, aunque no sea profesor de inglés, alguien que sepa algo de inglés, no están solos, pero aquí en la capital la ausencia del profesor de inglés se siente bastante.
Hay otros problemas asociados a este: los televisores hay solo uno por cada 100 alumnos; primero fueron 11 000 en total, después fueron 25 000, relativamente pronto será 1 cada 50 alumnos, no todavía uno por aula. De los televisores contratados con China utilizaremos, por lo menos, 25 000, para reducir de uno por 100 alumnos a 50. Tendremos en la enseñanza 50 000 televisores a color de 21 pulgadas y un número aproximadamente igual de videos.
Hay muchas escuelas donde los muchachos van los sábados a ver alguna película bien seleccionada, recreativa. Es que todo esto contribuye a muchas cosas, se combinan unas con otras, y hay veces que se unen dos grupos grandes de 40 alumnos en un lugar viendo un televisor, y por eso muchos muchachos dicen: "No pude ver bien la imagen", "no pude escuchar bien la frase", porque está distante. Si hay dos grupos de 40, por ejemplo, allí en la secundaria, suman 80 viendo un televisor; pero para eso haría falta una pantalla mayor.
Es por ello que nosotros aspiramos a llevar el televisor, más adelante, por aula, donde no estarán más de 20 alumnos.
Todavía no hemos entrado en el estudio a fondo de todo lo relacionado con la secundaria básica, porque seguro que después que todo esto haya avanzado, entraremos a fondo en la secundaria básica, en el sistema y en los programas. Ahora lo que estamos tratando es que no se retrasen los muchachos que están en secundaria, en el dominio de un idioma, del inglés, porque ya tenemos noticias muy agradables, es altísimo el número de personas que se interesan por los idiomas, por conocerlos. Claro, después del inglés está el francés, es alto, casi un 40% de los estudiantes de secundaria se interesan por él, y nosotros vamos a tratar de que por lo menos esos dos se conozcan tomándose el debido tiempo. Después otros idiomas son hasta más fáciles, quien habla español, casi casi habla portugués. La experiencia de la misión internacionalista en Angola, por donde pasaron más de 400 000 compatriotas, lo demuestra.
Pero, digamos, español, que es el que mejor debemos conocer; inglés, que necesitamos saberlo lo mejor posible, y francés, que también debemos llegar a dominarlo. No hay que explicar las razones de la importancia del estudio del inglés entre los idiomas extranjeros, porque es el oficial en todas las conferencias. Pero no solo por eso, al primer idioma que todos los escritores traducen sus obras científicas y literarias es al inglés.
Desgraciadamente en un tiempo, y aquí mismo, desde este mismo lugar, un día lo planteé hace un número de años, porque le había entrado la manía a todo el mundo de estudiar ruso y se olvidaron del inglés y de los profesores. Dije: "Bueno, que estudien ruso los que tienen que ir a estudiar allá, de las carreras científicas que no hay aquí, y tienen que cursarlas", me acuerdo. Y los dos, decíamos: el ruso y el inglés, por ejemplo, en las escuelas vocacionales, o en las escuelas militares. ¿Pero por qué van a estar todos los alumnos estudiando ruso, cuando los rusos y los chinos están estudiando inglés? Resulta que ese es el idioma para comunicarse con rusos, con chinos, con finlandeses y con el 80% o el 90% de las personas, y además con los turistas de casi todas las procedencias.
Hay países en Europa donde el 85%, además de su idioma, conocen el inglés, y estudian otros, no es el único, estudian también, por ejemplo, francés.
Esa va a ser una de las manifestaciones de cultura y de una cultura general integral en Cuba. Es una buena noticia, el interés de las personas por los idiomas.
Son muy buenas las noticias sobre el curso de inglés en algunas encuestas —tendremos que hacerlas todavía con más tiempo y más precisión—, porque estábamos calculando por el número de suplementos con el material escrito que hemos impreso y distribuido, un millón cuarenta mil; muchos de ellos, casi 100 000 ,fueron entregados a los maestros, a los que estimulamos a realizar cursos; lo tienen, por cierto, los cuadros de la juventud, del Partido; los que están en las escuelas que mencionábamos recibieron el material, unos se entregan y otros los compran a 2,50 que equivale al cambio a 12,5 centavos de dólar el suplemento. Pero parece que hay familias que están estudiando por un suplemento, dos o tres, o algunos lo apuntan en libretas o saben ya algo. Pero en la investigación que hizo el Partido en la Ciudad de La Habana se pudo apreciar —y digo que hay que repetir la encuesta, no se tome por definitivo este número— que más o menos una de cada cuatro personas estaban siguiendo sistemáticamente el curso. Más de 2 millones de ciudadanos. De comprobarse esto, sería realmente un éxito colosal y demostrativo de la gran posibilidad de alcanzar una cultura general integral.
Nadie puede imaginarse lo que significaría para este país, sería el primero del mundo, sin discusión. Y durante bastante tiempo, casi casi único país del mundo cuya población podría alcanzar masivamente los conocimientos contenidos en la concepción de una cultura general integral, que no es simplemente una cultura artística, sino incluye elementos de ciencia, de filosofía, de historia, de doctrinas políticas, de muchas cosas sin las cuales no se puede hablar de una cultura general integral, y será un cambio tan revolucionario, que tal vez un 80% o un 90% de personas llegue a conocer lo que hoy ignora un 80% o un 90% de personas. Fíjense, que un 80% o un 90% llegue a conocer casi todo lo que hoy ignora un 80% o un 90% de las personas.
Habría que hacer un examen en cualquier lugar, de profesores universitarios incluso, un eminente médico, o un eminente economista o ingeniero, y le dicen: "Oigame, más o menos cuáles fueron los principales filósofos griegos", y hay que ver cuántos sacan 100 puntos y el número total de los que respondan correctamente, será mínimo los que logran aprobar.
No quiere decir que alguno de nosotros lo sepa. Nosotros mismos, todos nosotros, estamos muy necesitados de una cultura general integral y por ahora tenemos que resignarnos fundamentalmente a trabajar por ella y elaborar ideas; porque no hace falta un laboratorio, nada más hace falta que uno se pregunte a sí mismo cuántas cosas ignora, que no debiéramos ignorar.
Realmente es muy satisfactorio saber que es posible eso, que con una persona se pueda hablar de algo, de economía elemental y de las distintas corrientes económicas, cuándo surgió cada una. Va a acabar de entender mejor todas las cosas y, en realidad, va a ser más revolucionario.
Quien conozca de verdad la historia y los crímenes que se han cometido contra la humanidad y se siguen cometiendo hasta hoy, se convierte en más revolucionario; quien conozca a Bush y su pensamiento; quien conozca cosas no solo interesantes sino indispensables, ese mínimo de cosas que deben empezar a conocerse desde temprano, hoy cuando tenemos los medios para hacerlo.
Era inconcebible esto sin los medios audiovisuales, también es inconcebible sin el socialismo, ¡olvídense! El capitalismo es anuncio y publicidad comercial por aquí, por allá, y en nuestra patria ya hemos podido quitar hasta esos desagradables anuncios que tuvimos que utilizar en el período especial para poder ver un campeonato mundial de boxeo, una olimpiada: entre inning e inning, round y round un carrito loco de no sé qué marca corriendo por allí y por allá, y otras veinte cosas que nadie podía comprar. Es triste estar divulgando, en medio de las emociones de un partido, cosas que le impiden conocer mejor lo que pasó, un criterio de esto y de lo otro, para estar viendo cosas locas de carácter comercial, fuera del alcance de la gente. Eso era como un veneno que había que ingerir para poder disfrutar un poco los placeres de un partido emocionante, en voleibol, en boxeo, en pelota o en cualquiera de los otros muchos deportes. Constantemente hay una competencia mundial, o bajo techo, o fuera de techo. Ahora vuelve otra vez la de boxeo y todavía no nos han devuelto las medallas que nos robaron en el otro campeonato.
Pero bien, ¿cómo puede la sociedad capitalista, dedicada al comercio, hacer eso? No puede hacer nada de esto. Eso se puede afirmar como una verdad absoluta. Esto que estamos haciendo, en el grado que lo estamos haciendo, con la eficacia que lo podemos hacer, con el espíritu de solidaridad que se requiere para hacerlo, es imposible, absolutamente, en una sociedad enajenada y enajenante. Cualquiera lo comprende. Y abrir el abanico de posibilidades casi infinito que estamos abriendo para nuestros jóvenes, y la promesa de que todo joven tendrá empleo, que no quedará un joven sin empleo, con una sola condición, que esté preparado, como ustedes ahora mismo están preparados para empezar la nueva etapa de un trabajo ya diario. Sí, con el tutor; en septiembre ustedes andarán solos dando clases y, desde luego, bajo el control y el apoyo del tutor; pero ya en septiembre ustedes estarán en un aula con no más de 20 alumnos.
Sé, además, que van a ser profesores extraordinarios en el futuro, porque después de este curso intensivo, que demostró una disciplina, una constancia, una permanencia, se demostró cómo puede lograrse a partir de hacer las cosas bien y crear todos los estímulos y las perspectivas necesarias. Ustedes ahora entran, se hacen bachilleres en el primer año de trabajo, siguen el curso y van a adquirir todos los conocimientos y no van a ser como un estudiante cualquiera, sino alguien que practica diariamente la enseñanza y estudia, sin que esto signifique ni mucho menos que va a estar por debajo del que va a recibir clases allá en el centro superior de docencia. No, porque van a tener un profesor al lado y tendrán la preparación óptima correspondiente para su misión, sean cuales fueren los estudios ulteriores que escojan.
Pero, incluso, habría que ver cuánto un licenciado en enseñanza primaria puede aportarle, o puede ayudar a alguien que opte por historia, alguien que escoja profesor de sociología y otras varias carreras; está la carrera de derecho, están de 10 a 12 opciones en la facultad de humanidades, más 10 ó 12 de la docencia. Seguramente ese tutor, aunque sea licenciado en enseñanza primaria, les puede ayudar mucho en los estudios. Y ya veremos, se organizará todo de forma que puedan realizar sus aspiraciones.
Se abre un abanico de posibilidades increíbles. Y lo que estamos viendo en Universidad para Todos, y vamos a seguir analizando caso por caso, horario, etcétera. No es fácil, mucha gente prefiere diferentes horarios.
A mí me falta afirmarles que habrá una solución óptima para cada una de las ramas del conocimiento que se haya decidido seguir, aunque de antemano les decimos que la necesidad fundamental ahora la tenemos en la enseñanza primaria, y está por estudiar, como les dije, todo lo relativo a la secundaria, aunque tenemos algunas ideas.
Es muy importante que los maestros primarios sigan el curso de inglés; aunque sea para aquellos que no lo siguieron, no lo pudieron seguir, disponer de un número de casetes, debiera trazarse como un objetivo, que lleve más o menos tiempo, seguir el curso que tenemos para inglés, e incluso quizás de otros, con un objetivo: que le empiecen a dar elementos de idioma a los alumnos de cuarto, quinto y sexto grado, elementos de idioma. Esto no quiere decir todo un libraco, todo un programa, no sé si están protestando o están apoyando la idea (Aplausos); pero cualquiera comprende que ese niño no debe llegar a sexto grado sin haber oído pronunciar nunca una palabra, ni conocer una sola palabra del idioma inglés, e incluso del francés.
No les estoy diciendo que estudien de inmediato francés, unas cosas vendrán después de otras; pero ustedes necesitan, todos los maestros primarios y todos los licenciados, dominar el inglés. No voy a decir que tanto como Shakespeare, pero sí lo suficiente para tomar un manual, que puede ser, en cuarto grado, de 20 ó 30 páginas —no estoy pensando en un texto— y se lo puedan explicar, y después en quinto o sexto grado, que cuando lleguen al sexto no escuchen por primera vez a alguien pronunciar una palabra en inglés.
Es nuestra esperanza, y rompiéndonos la cabeza en soluciones, porque es imposible empezar antes y hacen falta los profesores, los maestros en presencia, y Cuba, a la vez que usará cada vez más los medios audiovisuales, tendrá cada vez más profesores y maestros; porque les queda la misión más importante de todas, aparte de dirigir allí y ayudar a los muchachos, aparte de dominar la metodología para instruir, tienen que adquirir la ciencia de educar, o el arte y la ciencia, porque es una mezcla: el arte, la ciencia y la ética necesaria para educar, para hacer aquello que mencionaba De la Luz y Caballero (Aplausos). ¿Y quién sino ustedes, apoyados en la familia y con los medios, los recursos y la preparación necesaria, saltar a esa nueva fase, que se llama educar y que debe ser el objetivo fundamental?
Educar es todo, educar es sembrar valores, es desarrollar una ética, una actitud ante la vida. Educar es sembrar sentimientos. Educar es buscar todo lo bueno que pueda estar en el alma de un ser humano, cuyo desarrollo es una lucha de contrarios, tendencias instintivas al egoísmo y a otras actitudes que han de ser contrarrestadas y solo pueden ser contrarrestadas por la conciencia.
Vean si es importante, es decisivo: No puede haber socialismo sin educación, como no puede haber educación, justicia social y socialismo sin Revolución. Solo la Revolución habría podido crear en nuestro pequeño país, vecino del gigantesco Norte y en medio de un hemisferio cuya historia y cuyas calamidades conocemos en mayor o menor grado, sobre todo, la increíble e inenarrable tragedia social que padecen hoy, algo que jamás el capitalismo y el neoliberalismo podrán superar.
Cuando la UNESCO buscó, investigó los conocimientos de los niños cubanos, comparados con los niños del resto de América Latina, y pueden incluir a Estados Unidos en la lista, las diferencias fueron asombrosas; la comparación entre mortalidad infantil en Cuba y en el resto de América Latina; o la comparación entre las medallas de oro alcanzadas por nuestro deporte siempre hostigado, perseguido por el imperio, y las alcanzadas por todos los demás, así como las comparaciones entre niveles de salud, de cultura, de violencia social, drogas, corrupción pública y otros vicios, a pesar de ser Cuba un país bloqueado y hostigado durante más de 40 años, no admiten réplicas posibles a lo que afirmamos anteriormente.
A millón marcha y marchará más aceleradamente la cultura artística, no solo de la población, sino también del número creciente de artistas en las más diversas ramas. Que este país tiene índices de mortalidad infantil similares a Estados Unidos, y conocimientos en nuestros niños, conocimientos de distintos tipos, incluido conocimientos políticos, que casi duplican los del resto del hemisferio, quedó irrefutablemente demostrado en las tribunas abiertas a lo largo de 15 meses de incansable batallar. No hay comparaciones posibles.
Nada de eso se habría podido hacer sin comenzar por la educación después del triunfo revolucionario. Si hoy podemos hablar de decenas de miles de médicos, de médicos internacionalistas, de médicos que hacen proezas aquí y allá, y podemos hablar de medio millón de compatriotas que han cumplido misiones internacionalistas, entre ellos maestros, que hasta las armas tomaron aquel día en Zumbe, Angola, cuando, sin tropas que los defendieran, el pueblo fue atacado por las bandas contrarrevolucionarias; o allá en Nicaragua, donde algunos perdieron, incluso, la vida y en número de 2 000 marcharon a las montañas, ¿de dónde sale eso si no es de una ética, de un principio, de un sentimiento solidario, de un sentimiento de hermandad, de un espíritu de desprendimiento?
Tampoco se me puede olvidar ni olvidaré jamás, ni nadie debe olvidar nunca que cuando se pidieron voluntarios para ir a aquellos lugares se ofrecieron 30 000 maestros. Aquí debe haber incluso algunos, me imagino, entre los licenciados que pasaron esa prueba, ya que alrededor de 7 000 u 8 000 estuvieron dos años en Nicaragua.
Los maestros han sido ejemplo de internacionalismo. Pero tienen que ser, sobre todo, sembradores de ese hermoso sentimiento que es el espíritu de hermandad, el espíritu de solidaridad.
Yo tengo una confianza ciega en la capacidad del hombre para la virtud —creo que Martí dijo algo parecido, no recuerdo la frase exactamente—; en la capacidad del hombre para el bien, cuando se le educa y no se le corrompe, cuando se le da el buen ejemplo y no el mal ejemplo, cuando se le enseña a ser generoso y no egoísta. Ahí está el secreto del mundo del futuro, incluso el secreto de la salvación del mundo; porque no se salva bajo el sistema loco y caótico que ha imperado e impera hoy, fase final de una etapa que derivó por caminos tortuosos de explotación desde los primeros hombres esclavizados hasta la existencia del imperio de una superpotencia hegemónica, cuyo dominio sobre un mundo de arbitrariedad, desigualdad, hambre y miseria, no podrá sostenerse, porque los pueblos se rebelan cada vez más, incluidos los ciudadanos de la sede de ese imperio. Ya hay instituciones de saqueo a su servicio que apenas pueden reunirse en su propio territorio o en cualquier otro punto del planeta, por el rechazo universal que suscitan.
Tal sistema despilfarrador y caótico conduce al mundo al desastre, conduce a la destrucción de los medios y los recursos naturales para la vida del hombre. Hoy puede decirse que el mundo tiene ante sí como problema fundamental la lucha por la supervivencia de su propia especie. Eso se puede demostrar matemáticamente.
Yo, en medio de estas duras realidades, me limito a decir que tengo una fe ciega en el hombre, una fe inquebrantable en lo que puede hacer la educación y una fe infinita en nuestros presentes y futuros educadores, sembradores de la conciencia necesaria.
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(Ovación.)