DISCURSO PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ EN EL ACTO CENTRAL POR EL XV ANIVERSARIO DE LA VICTORIA DE GIRON Y LA PROCLAMACION SOCIALISTA DE NUESTRA REVOLUCION, CELEBRADO EN EL TEATRO "CARLOS MARX", EL 19 DE ABRIL DE 1976
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Queridos compañeros:
Hace 15 años exactamente, a esta misma hora, no se habían apagado todavía los ecos de los últimos disparos de la batalla en que se aplastó una de las más tenebrosas y traicioneras acciones del imperialismo yanki contra un pueblo de América Latina.
Girón quedó en la historia como la primera derrota de ese imperialismo en este continente.
Sería inútil todo intento de encontrar el menor principio ético en un sistema cuyos actos todos se caracterizan por la explotación, el pillaje, el engaño y el crimen. Cuantas páginas han escrito los Estados Unidos de Norteamérica en sus relaciones con los pueblos latinos de este hemisferio, desde que arrebataron a México más de la mitad de su territorio hasta que propiciaron su criminal golpe fascista en Chile, que culminó con el asesinato de su ilustre, revolucionario y digno presidente Salvador Allende (APLAUSOS), pasando por la ocupación del istmo de Panamá, las sórdidas y piratescas intervenciones armadas en numerosos países de Centroamérica y del Caribe, el asesinato de Sandino y el desembarco en Santo Domingo de la infantería de marina yanki para liquidar la revolución de Francisco Caamaño, tienen todas el mismo estilo de prepotencia, engaño, traición y violencia.
Mediante estos procedimientos alevosos se apoderaron de las riquezas de toda América, impusieron a nuestros pueblos un sistema despiadado de explotación e inauguraron, primero que en ninguna otra región del mundo, los métodos neocolonialistas de dominio.
Todo alrededor del episodio de Girón fue alevosía, violación flagrante del Derecho Internacional, perfidia y crimen. La tenebrosa CIA invirtió decenas de millones de pesos en reclutar, entrenar y equipar mercenarios: latifundistas, burgueses, vendepatrias, criminales de guerra, drogadictos, delincuentes vulgares y lumpens. Su estrategia fue acompañada con espeluznantes planes de asesinatos de los dirigentes de la Revolución Cubana, en los cuales no vacilaron en utilizar a connotados jefes de la mafia, venenos, bacterias, explosivos y los métodos más refinados del crimen. A cualquier hora del día y de la noche, en aviones o por medios navales, decenas de agentes y miles de armas fueron sistemáticamente introducidas en nuestro país con anterioridad. En un Estado de Centroamérica instalaron sus bases de entrenamiento, y en otro los puntos de embarque y los campos aéreos.
Un amanecer tranquilo y despejado, el 15 de abril de 1961, aviones de bombardeo yankis con insignias cubanas atacaron nuestras bases aéreas, donde unos pocos, destartalados y viejos aviones, con apenas media docena de pilotos, constituían nuestra Fuerza Aérea. En las Naciones Unidas, con un cinismo insuperable, declaraba el representante de Estados Unidos que tales aviones eran parte de nuestra propia Fuerza Aérea sublevada.
Todo se hizo con el silencio cómplice, y muchas veces la colaboración, de la mayoría de los gobiernos de América Latina, el visto bueno y el apoyo de la asquerosa y repugnante OEA. Jamás se juntó tanta corrupción, desvergüenza, cobardía, inmoralidad y crimen, para llevar a cabo una acción militar y política en la historia de nuestro continente. Eso simboliza el ataque mercenario de Bahía de Cochinos. Hoy los hechos se conocen en todos sus detalles, revelados incluso por sus autores y participantes directos. Así se escribe la historia del imperialismo, sin que la confesión oportuna y obligada de sus crímenes implique, sin embargo, el menor principio de rectificación en él y sus miserables cómplices. Girón, Watergate, los falsos incidentes del Golfo de Tonkín, los planes de asesinatos a dirigentes extranjeros, la desestabilización de los gobiernos por la CIA, los golpes de Estado fascistas, la práctica universal de soborno a gobernantes y funcionarios instaurada por los grandes monopolios yankis y otros hechos similares, hoy conocidos por la opinión mundial, no significan que tales practicas hayan de cesar mientras el imperialismo exista.
Estados Unidos ha instaurado en todo el mundo un sistema de pactos militares, bases agresivas, centros de corrupción, soborno, propaganda subversiva y espionaje, acciones abiertas o encubiertas, terror y amenaza, de lo cual el imperialismo, por su propia naturaleza rapaz y explotadora, no puede prescindir.
En esas instituciones de guerra, agresión, espionaje y soborno, Estados Unidos invierte hoy más de 120 000 millones de dólares, cifra que es dos veces superior a todos los presupuestos públicos juntos de los países de América Latina.
La experiencia demuestra, sin embargo, que pese a estos fabulosos medios puestos al servicio de la reacción, la subversión y el crimen, el imperialismo no puede detener la marcha victoriosa de los pueblos. Girón, Viet Nam, Laos, Cambodia, Guinea-Bissau, Mozambique, Angola y otros ejemplos similares, son pruebas irrebatibles de esta verdad.
A veces el imperialismo detiene el curso de la liberación en algunos países como Chile; a veces promueve golpes de Estado o arrastra a ciertos gobiernos a la traición, bien para aplastar a los revolucionarios de una nación determinada, o bien para dividir a las fuerzas progresistas, como ocurre en el seno del movimiento nacionalista árabe. A esa estrategia le hacen el juego desvergonzadamente los que, desde las filas del propio movimiento revolucionario, traicionan los principios del internacionalismo proletario por vanidad, inconsistencia ideológica, ambiciones personales o simple decadencia y senectud, como en el caso de la camarilla soberbia y demencial que rige los destinos de China. Pero esos éxitos del imperialismo son absolutamente pasajeros. Ninguna política imperialista, ninguna cobardía, ninguna traición, podrán detener la marcha inexorable de la historia y el triunfo de las ideas revolucionarias.
No hay obra humana perfecta y tampoco lo son, por supuesto, las revoluciones, que las hacen los hombres con sus limitaciones e imperfecciones. La marcha de la humanidad hacia el futuro debe necesariamente conocer experiencias dolorosas, pero ese futuro pertenece a los principios, a la solidaridad revolucionaria entre los pueblos, al socialismo, al marxismo-leninismo y al internacionalismo.
Esta alternativa entre el pasado y el futuro, la reacción o el progreso, la traición o la lealtad a los principios, el capitalismo o el socialismo, el dominio imperialista o la liberación, fue lo que se decidió en Girón aquel 19 de abril de 1961. Tres días antes, frente a las tumbas de los primeros mártires de la brutal agresión, el pueblo proclamó el carácter socialista de nuestra Revolución, y los hombres y mujeres de nuestra patria se dispusieron a morir por ella. Nadie sabía el número de mercenarios; nadie sabía cuántos infantes de marina y soldados yankis vendrían detrás de ellos, cuántos aviones, cuántos nuevos bombardeos habría que soportar. Nunca, como en ese instante, la consigna de patria o muerte se hizo más dramática, real y heroica. La decisión de morir o vencer, encarnada en un pueblo entero, era superior a todos los riesgos, sufrimientos y peligros. Esto hizo doblemente histórica aquella fecha, porque a partir de Girón nació realmente nuestro partido marxista-leninista (APLAUSOS); a partir de aquella fecha se cuenta la militancia en nuestro partido; a partir de aquella fecha el socialismo quedó para siempre cimentado con la sangre de nuestros obreros, campesinos y estudiantes; a partir de aquella fecha el destino de los pueblos de este continente, en la libertad y dignidad que conquistaba uno de ellos frente a la agresión del poderoso imperio que los avasallaba a todos, sería diferente. Porque, dígase lo que se diga, a partir de Girón todos los pueblos de América fueron un poco más libres.
El espectáculo de un pueblo valiente, heroico y victorioso, conmovió hasta los cimientos y cambió la psicología política, los viejos esquemas y los hábitos de pensar en este continente. El propio gobierno de Estados Unidos se vio en la necesidad de declarar nuevas políticas y métodos para impedir el avance revolucionario. Surgió la Alianza para el Progreso, y muchos gobiernos de este hemisferio que hasta entonces no habían conocido la menor consideración, recibieron los honores de la recepción en la Casa Blanca, préstamos a largo plazo y créditos bancarios. La sangre de los caídos en Girón fue incluso capitalizada por muchos gobiernos burgueses de América Latina, como ya habían capitalizado antes las agresiones contra nuestra cuota azucarera. Palabras como Reforma Agraria, Reforma Fiscal, redistribución de ingresos, planes de vivienda, educación y salud pública para los pueblos de América Latina, que hasta ese momento jamás habían aparecido en el léxico de Washington, se pusieron de moda. Toda una filosofía fue elaborada en medio del pánico de los imperialistas, terratenientes y burgueses, para impedir la revolución social en América Latina. En Chile se inventó la "revolución en libertad", para demostrar que la justicia social era posible sin el socialismo, que es tanto como demostrar que puede haber justicia bajo el dominio imperialista, el sistema capitalista, la dictadura de la burguesía y la explotación del hombre por el hombre.
Hoy al imperialismo, después de estos ensayos engañosos, ridículos y utópicos, solo le queda el fascismo. Esta verdad clara y descarnada la comprenden los pueblos. Ya no hay siquiera modelos clásicos de "democracia representativa", como lo fueron durante mucho tiempo, para regocijo de liberales e ignorantes, Uruguay y Chile. Solo hay dictadura fascista, tortura y crimen. ¿Y qué puede ser esta, sino la única antesala de los cambios verdaderamente radicales y profundos que nuestros pueblos necesitan? ¿Después del fascismo, qué queda al imperialismo?
Al conmemorar este XV Aniversario de la heroica y gloriosa victoria de Girón, nuestro pueblo tiene un motivo adicional de orgullo, que expresa su más hermosa página internacionalista y que trasciende las fronteras de este continente: la histórica victoria del pueblo de Angola (APLAUSOS PROLONGADOS), a la que ofrecimos la generosa e irrestricta solidaridad de nuestra Revolución.
En Girón se derramó sangre africana, la de los abnegados descendientes de un pueblo que fue esclavo antes de ser obrero, y fue obrero explotado antes de ser dueño de su patria. Y en Africa, junto a la de los heroicos combatientes de Angola, se derramó también sangre cubana, la de los hijos de Martí, Maceo y Agramonte, la de los que heredaron la sangre internacionalista de Gómez y el Che Guevara (APLAUSOS PROLONGADOS). Los que un día esclavizaron al hombre y lo enviaron a América, tal vez no imaginaron jamás que uno de esos pueblos que recibió a los esclavos, enviaría a sus combatientes a luchar por la libertad en Africa.
La victoria de Angola fue hermana gemela de la victoria de Girón (APLAUSOS). Angola constituye para los imperialistas yankis un Girón africano (APLAUSOS). En una ocasión dijimos que el imperialismo sufría sus grandes derrotas en el mes de abril: Girón, Viet Nam, Cambodia, etcétera. Esta vez la derrota llegó en marzo. El 27 de ese mes, cuando los últimos soldados sudafricanos, después de una retirada de más de 700 kilómetros, cruzaron la frontera de Namibia, se había escrito una de las más brillantes páginas de la liberación del Africa Negra.
Ford y Kissinger están irritados con la derrota. Y como dos émulos de Júpiter tronante, han proferido tremebundas amenazas contra Cuba.
Ford, en un mitin politiquero de Miami, ansioso de obtener los votos de la gusanera contrarrevolucionaria, en competencia con su rival Reagan que, dicho sea en justicia, es todavía mucho más reaccionario que él, calificó al Primer Ministro de Cuba de delincuente internacional, con motivo de la ayuda brindada por nuestro pueblo a Angola. Algunos comentaristas de prensa de Estados Unidos incluso se asombraron de escuchar, de la ilustre boca del señor Ford, semejantes epítetos. Mas no solo esto, quizás como una ilustración del nivel cultural que ya se va haciendo proverbial en Ford, este declaró en una ocasión que la acción de Cuba en Angola era similar a lo ocurrido en Etiopía en la época de Mussolini. Y más adelante, no conforme todavía con este original símil histórico, la comparó con la desmembración de Checoslovaquia por Hitler cuando Munich.
La guerra de Angola fue en realidad la guerra de Kissinger. Frente al criterio de algunos de sus colaboradores más cercanos se empeñó en realizar operaciones encubiertas para liquidar al MPLA, a través de los grupos contrarrevolucionarios FNLA y UNITA, con el apoyo de mercenarios blancos, Zaire y Africa del Sur. Se dice que la propia CIA le advirtió que tales operaciones clandestinas no podrían mantenerse en secreto. Aparte de que el FNLA fue apoyado por la CIA desde su fundación, hecho que ha sido ya reconocido públicamente, Estados Unidos desde la primavera de 1975 invirtió decenas de millones de dólares en abastecer de armas e instructores a los grupos contrarrevolucionarios y escisionistas de Angola. Tropas regulares de Zaire, instigadas por Estados Unidos, entraron en el territorio de Angola desde el verano de ese mismo año, mientras fuerzas militares de Africa del Sur ocupaban la zona de Cunene el mes de agosto y enviaban armas e instructores a las bandas de la UNITA.
Por ese tiempo no había un solo instructor cubano en Angola. La primera ayuda material y los primeros instructores cubanos llegaron a Angola a principios de octubre a solicitud del MPLA, cuando Angola estaba siendo ya invadida descaradamente por fuerzas extranjeras. Sin embargo, ninguna unidad militar cubana había sido enviada a Angola a participar directamente en la contienda ni estaba proyectado hacerlo.
El 23 de octubre, instigadas igualmente por Estados Unidos, tropas regulares del ejército de Africa del Sur, apoyadas por tanques y artillería, partiendo de las fronteras de Namibia invadieron el territorio de Angola y penetraron profundamente en el país avanzando de 60 a 70 kilómetros por día. El 3 de noviembre habían penetrado más de 500 kilómetros en Angola, chocando con la primera resistencia en las proximidades de Benguela, que le ofrecieron el personal de una escuela de reclutas angolanos recién organizada y sus instructores cubanos, que virtualmente no disponían de medios para contener el ataque de los tanques, la infantería y la artillería sudafricanas.
El 5 de noviembre de 1975, a solicitud del MPLA, la Dirección de nuestro Partido decidió enviar con toda urgencia un batallón de tropas regulares con armas antitanques (APLAUSOS), para apoyar a los patriotas angolanos en su resistencia a la invasión de los racistas sudafricanos. Esta fue la primera unidad de tropas cubanas enviadas a Angola. Cuando arribó al país, por el norte los intervencionistas extranjeros estaban a 25 kilómetros de Luanda, su artillería de 140 milímetros bombardeaba los alrededores de la capital y los fascistas sudafricanos habían penetrado ya más de 700 kilómetros por el sur desde las fronteras de Namibia, mientras Cabinda era defendida heroicamente por los combatientes del MPLA con un puñado de instructores cubanos.
No pretendo hacer un relato de los acontecimientos de la guerra de Angola, cuyo ulterior desarrollo es a grandes rasgos de todos conocido, sino señalar la oportunidad, la forma y las circunstancias en que se inició nuestra ayuda. Estos hechos son rigurosamente históricos.
El enemigo ha hablado de cifras de cubanos en Angola. Baste decir, que una vez entablada la lucha se enviaron los hombres y las armas necesarias para concluirla victoriosamente (APLAUSOS). En honor a nuestro pueblo debemos decir, que cientos de miles de combatientes de nuestras tropas regulares y reservistas estaban dispuestos a luchar junto a sus hermanos angolanos (APLAUSOS).
Nuestras bajas fueron mínimas. A pesar de que la guerra se libró en cuatro frentes y nuestros combatientes participaron junto a los heroicos soldados del MPLA en la liberación de casi un millón de kilómetros cuadrados (APLAUSOS) que habían sido ocupados por los intervencionistas y sus secuaces, murieron en las acciones de Angola, que duraron más de cuatro meses, menos soldados cubanos que en los tres días de combate de Girón (APLAUSOS).
La decisión cubana fue absolutamente bajo su responsabilidad. La URSS, que siempre ayudó a los pueblos de las colonias portuguesas en su lucha por la independencia y le brindó a la Angola agredida una ayuda fundamental en equipos militares y colaboró con nuestros esfuerzos cuando el imperialismo nos había cortado prácticamente todas las vías de acceso por aire al Africa, jamás solicitó el envío de un solo cubano a ese país. La URSS es extraordinariamente respetuosa y cuidadosa en sus relaciones con Cuba. Una decisión de esa naturaleza solo podía tomarla nuestro propio Partido (APLAUSOS).
Ford y Kissinger mienten al pueblo norteamericano y a la opinión mundial cuando pretenden responsabilizar a la Unión Soviética con las acciones solidarias de Cuba en Angola.
Ford y Kissinger mienten cuando se empeñan en culpar al Congreso de Estados Unidos de la derrota de los intervencionistas en Angola, por no autorizar nuevos fondos a las bandas contrarrevolucionarias del FNLA y la UNITA. Tales medidas del Congreso se produjeron los días 16, 18 y 19 de diciembre. Para esa fecha la CIA había suministrado ya cuantiosas sumas en armas, las tropas de Zaire habían sido rechazadas en Luanda, Cabinda había sido salvada, los sudafricanos estaban contenidos y desmoralizados en las márgenes del río Qeeve y ningún envío de armas de la CIA habría cambiado ya el curso inexorable de los acontecimientos. Hoy estarían en manos de las fuerzas revolucionarias, como muchas de las que suministró con anterioridad.
Ford y Kissinger mienten al pueblo de Estados Unidos, y en especial a la población negra de ese país, cuando ocultan el hecho de que las tropas fascistas y racistas de Sudáfrica invadieron criminalmente el territorio de Angola mucho antes de que Cuba enviara allí ninguna unidad regular de soldados.
Hay algunas otras mentiras de Ford y Kissinger con relación a Angola que no es el caso a analizar ahora. Ford y Kissinger saben perfectamente que cuanto digo es verdad.
No voy a señalar en este solemne acto el calificativo que merecen los insolentes epítetos de Ford en sus campañas politiqueras por el sur de Estados Unidos y otros cínicos hechos de su política imperial, me basta, por ahora, con responderle que es un vulgar mentiroso (APLAUSOS).
En Angola ocurrió ciertamente lo de Etiopía, pero al revés. En este caso, los imperialistas, los racistas, los agresores simbolizados por la CIA, las tropas sudafricanas y los mercenarios blancos, no obtuvieron la victoria ni ocuparon el país; la victoria fue de los agredidos, los revolucionarios, el pueblo negro y heroico de Angola (APLAUSOS).
En Angola ocurrió lo de Checoslovaquia cuando lo de Munich, pero también al revés: el pueblo agredido recibió la solidaridad del movimiento revolucionario, y los imperialistas y los racistas no pudieron desmembrar al país, ni repartirse sus riquezas, ni asesinar a sus mejores hijos. Angola está unida, integrada y es hoy un baluarte de la libertad y la dignidad en Africa. La svástica de los racistas de Sudáfrica no ondea en el palacio de Luanda (APLAUSOS).
Estudiar un poco de historia verdadera y sacar las conclusiones correctas de sus lecciones, es lo que aconsejamos al señor Ford.
Con la derrota imperialista en Angola al señor Kissinger apenas le alcanza el tiempo para correr de un lado a otro azuzando el temor a la Revolución Cubana. Hace unos días recorrió media docena de países latinoamericanos y ahora anuncia un nuevo recorrido por numerosos países de Africa, un continente al que ni siquiera se dignó mirar antes de su Girón africano.
Ningún país de América Latina, sea cual fuere su régimen social, tendrá nada que temer de las Fuerzas Armadas de Cuba. Es nuestra más profunda convicción de que cada pueblo debe ser libre de construir su propio destino; que cada pueblo y solo el pueblo de cada país debe hacer y hará su propia revolución. No ha pensado jamás el Gobierno de Cuba llevar la revolución a ninguna nación de este hemisferio con las armas de sus unidades militares. Sería absurda y ridícula semejante idea. Ni es Cuba quien arrebató a México la mayor parte de su territorio, ni desembarcó 40 000 infantes de marina para aplastar la revolución en Santo Domingo, ni ocupa un pedazo del territorio panameño, ni oprime a un país latino en Puerto Rico, ni planifica asesinatos de dirigentes extranjeros, ni explota las riquezas y recursos naturales de pueblo alguno en este hemisferio.
Ningún país del Africa negra tiene nada que temer del personal militar cubano. Somos un pueblo latinoafricano enemigo del colonialismo, el neocolonialismo, el racismo y el apartheid a los que protege y apaña el imperialismo yanki.
Se dice que Kissinger quiere reunirse en Africa con los representantes de los movimientos de liberación de ese continente. Cualquier cosa es posible también en Africa negra después del Girón de Angola (APLAUSOS). ¿Pero qué clase de hipócritas, cínicas y farisaicas palabras puede dirigirles Kissinger a los movimientos de liberación de Africa, a los representantes de los pueblos oprimidos de Rhodesia, Namibia y Sudáfrica, él que representa al imperio que apoyó sin escrúpulo alguno al colonialismo portugués y hoy protege, apaña y apoya con medios económicos y políticos a los racistas sudafricanos y rhodesianos, violando descaradamente los acuerdos y resoluciones de las Naciones Unidas?
Ford y Kissinger poseen el hábito inveterado del chantaje y la amenaza como instrumento de política exterior. No están lejanos los días en que amenazaron con medios militares a los países petroleros. Ahora utilizan el mismo lenguaje cínico y desvergonzado contra Cuba. No son los primeros gobernantes yankis que intentan inútilmente estas prácticas intimidatorias contra nuestra patria. Eisenhower, Kennedy, Johnson y Nixon, todos trataron de intimidar a Cuba. Todos, sin excepción, subestimaron la Revolución Cubana y todos se equivocaron (APLAUSOS). A Cuba no se le puede intimidar con amenazas bélicas. Una guerra contra Cuba se sabe cuándo y cómo puede empezar, eso lo pueden decidir cuatro dementes, pero lo que no se sabe es cuándo y cómo puede terminar (APLAUSOS).
Solo pueden ser intimidados los pueblos que no tienen dignidad. Nosotros vivimos ya la Crisis de Octubre de 1962 y decenas de armas atómicas apuntando contra Cuba no hicieron vacilar en nuestra patria ni siquiera a los niños (APLAUSOS). A las amenazas de Kissinger el pueblo de Cuba puede responder con aquellos versos de una poesía clásica española:
Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo
como un bravo
sacudí (APLAUSOS PROLONGADOS).
Los imperialistas yankis poseen cientos de miles de soldados en el extranjero; poseen bases militares en todos los continentes y en todos los mares. En Corea, Japón, Filipinas, en Turquía, Europa Occidental, Panamá y otros muchos sitios, se cuentan por decenas y cientos sus instalaciones militares. En la propia Cuba ocupan por la fuerza un pedazo de nuestro territorio.
¿Qué derecho moral y legal tienen a protestar de que Cuba facilite instructores y asistencia en la preparación técnica de sus ejércitos a países de Africa y otras áreas del mundo subdesarrollado que así lo soliciten?
¿Qué derecho tienen a impugnar la ayuda solidaria que brindamos a un pueblo hermano de Africa criminalmente agredido como Angola?
Duele a los imperialistas que Cuba, el país agredido y bloqueado, al que hace 15 años quisieron destruir con una invasión mercenaria, sea hoy un sólido e inexpugnable baluarte del movimiento revolucionario mundial cuyo ejemplo de valentía, dignidad y firmeza es un aliento en la lucha de los pueblos por su liberación (APLAUSOS).
Por otro lado, nuestra acción revolucionaria no se libra al margen de la correlación mundial de fuerzas ni de los intereses de la paz internacional. No somos enemigos de la distensión ni de la coexistencia pacífica entre los Estados de diferentes sistemas sociales, basadas en el acatamiento irrestricto a las normas del derecho internacional. Estaríamos dispuestos, incluso, a mantener relaciones normales con los Estados Unidos sobre la base del respeto mutuo y la igualdad soberana, sin renunciar a uno solo de nuestros principios y sin dejar de luchar para que en la esfera internacional las normas de convivencia pacífica y el respeto a los derechos de cada nación se apliquen, sin exclusión, a todos los pueblos del mundo.
Estados Unidos ocupa en Guantánamo un pedazo de nuestro territorio; Estados Unidos mantiene hace más de 15 años un bloqueo criminal contra nuestra patria. Cuba no se plegará jamás ante esta política imperialista de hostilidad y fuerza y luchará contra ella incansablemente (APLAUSOS). Hemos dicho que no puede haber negociaciones mientras haya bloqueo. Nadie puede negociar con un puñal en el pecho. No importa si estamos 20 años más sin relaciones con Estados Unidos (APLAUSOS). Hemos aprendido a vivir sin ellas y apoyándonos en nuestra sólida e indestructible amistad con la URSS (APLAUSOS PROLONGADOS). Hemos avanzado más en estos años que cualquier otro país de América Latina. Si el comercio con Estados Unidos pudiera significar, tal vez, algunas ventajas y un ritmo algo más rápido de desarrollo, preferimos marchar más despacio pero con la frente en alto y las banderas de la dignidad absolutamente desplegadas (APLAUSOS). No cambiaremos la primogenitura revolucionaria, que nos da el hecho de ser la primera revolución socialista en el hemisferio occidental, por un plato de lentejas (APLAUSOS). También como los cristianos, podemos decir, que no solo de pan vive el hombre.
Días atrás y coincidiendo con las amenazas yankis de Ford y Kissinger, barcos piratas, cuyos tripulantes todo el mundo sabe que radican en Estados Unidos, atacaron dos barcos pesqueros cubanos. Una vez más, un trabajador humilde del mar es salvajemente asesinado. Esto constituye una violación flagrante del Memorándum de Acuerdo sobre la Piratería Aérea entre Cuba y Estados Unidos. Si tales hechos no cesan y sus autores no son ejemplarmente castigados, ello significará el fin de tal acuerdo (APLAUSOS PROLONGADOS). No se alegue después que el Gobierno de Estados Unidos no hubiese sido advertido a tiempo de las consecuencias de sus irresponsables actos.
De Girón a hoy ha transcurrido tiempo. Nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias poseen en la actualidad un potencial incomparablemente mayor. Nuestros soldados, clases y oficiales han adquirido una preparación muy superior. Más de medio millón de hombres constituyen la reserva de nuestras unidades militares (APLAUSOS). El más moderno equipo, suministrado por la URSS, renueva y perfecciona sin cesar nuestros medios de combate. El país es mucho más fuerte en todos los sentidos. Nuestro Partido, nacido virtualmente, como dije, en los días de Girón, es hoy una formidable y aguerrida organización de vanguardia. El pueblo y el Estado se organizan sobre bases cada vez más amplias y sólidas. ¡Quien intente apoderarse de Cuba —como dijo Maceo— solo recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha! (APLAUSOS PROLONGADOS)
Inclinemos nuestras frentes con respeto y gratitud eterna a los héroes que, con la victoria de hace 15 años, hicieron posible la patria digna, valiente e indestructible de hoy.
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)