Fidel
Soldado de las Ideas
Después de la victoria en La Plata —el 17 de enero de 1957—, la tropa rebelde al mando de Fidel Castro Ruz emprendió la marcha por todo el camino que bordea el mar, para luego ascender por el empinado lomerío rumbo a la desembocadura del río Palma Mocha. Allí, en una pequeña abra circular, hicieron campamento.
Un cuartelito situado en el pequeño llano costero cercano de la desembocadura del río La Plata fue el lugar escogido por el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, para realizar —el 17 de enero de 1957—, la primera acción ofensiva del Ejército Rebelde contra el ejército batistiano.
La tarde del domingo 17 de abril el periodista norteamericano, Richard Bates, de la CBS, le hizo una entrevista al primer ministro, Fidel Castro en la ciudad escolar Camilo Cienfuegos, en El Caney. Antes de que la entrevista fuera televisada para Columbia Broadcasting System, las agencias norteamericanas AP y UPI lanzaron una versión falsa que desvirtuaba las palabras de Fidel.
Poco antes de que regresaran a Cuba, el Comité Roosevelt solicitó a la comisión de prisioneros que transmitieran al Gobierno Revolucionario su petición de que una comisión técnica se trasladara a la Isla para precisar determinados aspectos del resarcimiento. En tal sentido, el 31 de mayo la comisión de prisioneros envió un cablegrama al Comité informándole que estaba autorizada la visita solicitada para proseguir negociaciones.
Desde Playa Girón, la tarde del 19 de abril de 1961 —65 horas y media después del inicio de la invasión mercenaria—, el Comandante en Jefe, rubricó el cuarto y último parte de guerra en el cual, entre otras cuestiones, informaba que: “El enemigo ha sufrido una aplastante derrota. Una parte de los mercenarios trató de reembarcarse al extranjero en diversas embarcaciones que fueron hundidas por la Fuerza Aérea Rebelde.
Desde los primeros días de 1959, el gobierno de Estados Unidos estuvo dispuesto a destruir la Revolución Cubana. La invasión militar al territorio nacional estuvo precedida de una serie de agresiones económicas; de una enorme campaña de propaganda contra la Revolución en todo el mundo; y de una política dirigida a dividir y a debilitar las fuerzas de la Revolución.
Abocado el país a una inminente agresión militar por fuerzas que se entrenaban en el exterior, en marzo de 1961 los sabotajes y agresiones del gobierno de Estados Unidos contra Cuba se incrementaron y las provocaciones aéreas se multiplicaron. Por lo general, cada día, dos o tres aviones a chorro, procedentes de la ilegal Base Naval en Guantánamo, sobrevolaban nuestro territorio a una altura de 500 pies y en un rumbo de este a oeste.
En los días finales de 1960 y primeros de 1961 —mientras el pueblo cubano se preparaba con entusiasmo para dar inicio a la Campaña de Alfabetización que erradicaría el analfabetismo y abriría a los cubanos una vida de grandes cambios y esperanzas—, el presidente saliente de Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower, aceleraba sus planes de invasión directa a Cuba para ponerlos en práctica antes del 18 de enero de 1961, fecha en la que el John F. Kennedy, asumiría la presidencia.
El primer día de enero de 1959, Cuba amaneció con la noticia de la huida del dictador Fulgencio Batista. Dos años y 13 días habían transcurrido desde que Fidel Castro, con solo siete fusiles, reiniciara la lucha armada en las montañas de la Sierra Maestra. El ejército de la tiranía había sido derrotado.
Las maniobras de última hora y el golpe militar para frustrar el triunfo revolucionario no pudieron impedir la victoria de la Revolución.
Fidel había alertado
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