Milanés León, Enrique

Donde esté Fidel

En esta hora de Cuba es inevitable volver a la pregunta que hace casi seis años, remando su discurso en medio de doloroso tsunami, nos hacía en La Habana el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega: «¿Dónde está Fidel?».

Pradera amiga entre Cuba y Venezuela

Al amparo del Convenio de Cooperación Integral Cuba-Venezuela, rubricado por los Comandantes Fidel y Chávez el 30 de octubre de 2000 para estructurar un profundo programa solidario, 68 704 venezolanos –40 371 de ellos pacientes y el resto, acompañantes– han viajado a la Isla en los últimos 19 años a recibir complejos tratamientos.
 

Las ruedas de la Revolución

Es muy probable que, después de febrero de 1895, la idea y la mano de José Martí nunca hicieran tanta falta como en este. Si entonces se destapaba a la manigua la Guerra Necesaria amorosamente tejida por el Maestro, en los actuales días de relevo trascendental requerimos su presencia, para sostener la Revolución Imprescindible. Pero el Héroe de Dos Ríos, dígase de cara al sol, no puede ser el venerado explorador de futuro sino el guía acompañado del presente.
 

Fidel y los niños de Quang Tri

En un texto sobre su visita a Vietnam en 1973, Fidel contó que, al quedar a solas con él, su anfitrión Pham Van Dong, entonces primer ministro, comenzó a llorar. «Excúseme —le dijo el curtido combatiente—, pero pienso en los millones de jóvenes que han muerto en esta lucha», y el líder cubano percibió, en las lágrimas de otro héroe, cuán dura había sido aquella contienda.
 

Un pueblo con botas de Comandante

Fue uno de los grandes «meteorólogos de la política», así que era normal que acertara en el mapa cuando dijo hace 61 años, en su comparecencia tras el paso del ciclón Flora, que «… una revolución es una fuerza más poderosa que la naturaleza. El ciclón y los huracanes y todas esas cosas son una bobería comparados con lo que es una revolución. Una revolución tiene unas fuerzas muy superiores a los fenómenos y a los cataclismos naturales que hay.

Guerrillero en presente continuo

Ahora que cumple 95 años entre nosotros y algunos le imaginan quieto en su tumba, cual huella fósil del revolucionario, es válido apuntarlo: Fidel no es el hombre detenido en la piedra. Es al revés: la piedra —típica imagen de todas las firmezas— halló refugio en el relieve del recio guerrillero. De esa manera, con el Apóstol cerca, Santa Ifigenia le enseña al mundo cómo una roca se torna pétalo si descansa en los predios de una trinchera de ideas.
 

Colaboradoras cubanas: entre el beso y la vacuna

Pocos seres hay tan parecidos a las enfermeras como las madres: cada uno de nosotros tiene, ya sea en concreto o en el corazón, a una de ellas en casa, quienes se erigen desde temprano no solo en el primer valladar contra los dolores de los hijos, sino en la mejor vacuna frente a las angustias de la familia.

Una canción pedida por Fidel

«Hoy volverás a venir, en tu siembra Comandante…», entonó el cantautor venezolano Alí Alejandro Primera como inicio de sus décimas y, en la sala José Félix Ribas del teatro Teresa Carreño, todo se tornó emoción, a la vista no solo de los artistas de una y otra patria allí presentes, sino también del hombre incansable que desde una pantalla parecía, a puro verbo, salirse a decirnos qué hay que hacer o a preguntarnos, como a Camilo, si vamos bien. Ese es Fidel.
 

La juventud de Fidel

La lectura de fragmentos del artículo «Juventudes», de Luis Saíz Montes de Oca, uno de los hermanos que se hicieron símbolo para los cubanos más nuevos, se erigió aquí en la mejor conclusión de los debates de un Activo Juvenil de la colaboración cubana porque inspiró a emprender nuevos caminos, simplemente con la exposición profunda –elaborada en abril de 1957 por un muchacho de apenas 18 años– de dos modelos de mocedad y con el llamado a decantarse por uno de ellos.
 

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