"Transmito mi violín a mis alumnos y a mis hijos"
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La doctora Marisela Rodríguez Peñate, profesora del programa de Educación Literaria Española de la Universidad de Ciencias de la Educación Enrique José Varona, tenía 29 años cuando se le encomendó la dirección del Programa Integral de Formación General del Profesorado de Educación Media Inferior, comúnmente conocido como "los valientes".
El proyecto formó parte de la "Batalla de Ideas" que contribuyó a los profundos cambios en la educación que se habían iniciado en nuestro país a principios del siglo XXI. Nació por sugerencia y orientación directa de Fidel a partir de la necesidad de continuar lo que ya se había iniciado en la educación primaria, es decir, la búsqueda de una educación para todos, de una verdadera igualdad de oportunidades, de una verdadera atención a la complejidad de los adolescentes, para que adquirieran una cultura universal, integral, fundamental e indispensable.
Para hacer justicia a esta tarea, se propuso llevar a cabo un experimento con cien jóvenes graduados del 12º grado, reclutados por la Liga de la Juventud Comunista sobre la base de su motivación y voluntad de asumir esta importante tarea, con el objetivo de convertir a los jóvenes graduados de la escuela secundaria en aspirantes a maestros de la escuela secundaria inferior, con la condición de que surgiera un nuevo tipo de maestro. Sería un educador por excelencia, no un especialista en su ciencia o materia, sino un maestro general en todo.
– Necesitabas a alguien que liderara el proceso y fuiste tú el elegido...
–La idea de Fidel comenzó a materializarse, y se supo que en el Pedagógico se estaba desarrollando un proyecto de investigación sobre el cambio en la educación en el primer ciclo de la enseñanza media, que seguía una línea de pensamiento similar, aunque no tan radical. Yo formaba parte de un grupo que estaba haciendo su formación doctoral, y el rector me informó que había sido seleccionado para dirigir el nuevo programa. Sin pensarlo mucho, acepté y me dediqué de lleno a la tarea.
-¿Cómo fue su primer encuentro con Fidel?
Mi encuentro con Fidel no fue el primero en mi vida en estas circunstancias. Tuve los modelos a seguir que teníamos las niñas y jóvenes que nos juntamos con él en este período histórico, cuando lo saludaba desde los hombros de mi padre en las marchas y mítines, y sentía que él me devolvía el saludo; o cuando nos habló en la Asamblea de Pioneros por el 25 aniversario de la Organización de Jóvenes Pioneros y sentimos su cercanía, a pesar de ser un gran teatro y de estudiante, cuando fui seleccionado para escribir, leer y leer la Declaración de Principios de los Estudiantes Universitarios del País que se formaron como educadores del lado de la Revolución y presentársela en el 5º Congreso de la FEU en 1995, En medio del período especial, también estuve cerca de él durante una visita a Lenin. Allí me preguntó: 'Y tú, jovencita, ¿quién eres? Pero me quedé atónito y el director me respondió que yo era el secretario general del comité de la UJC y profesor de español. La segunda pregunta fue: "¿Es usted de los que cobran por dar clases particulares? Me quedé desconcertado y solo pude responder con un gesto negativo.
"Mi encuentro personal con élt El Valientes era muy diferente. Me paré a su lado y escuché atentamente sus argumentos, que a menudo tenían que ver con sus propias experiencias como estudiante. De repente, nos dijo: -Empecemos por el más difícil, un solo profesor que, al nivel de un alumno excelente, haya dominado el contenido de los libros de la escuela secundaria inferior (que, por supuesto, ya había leído). Y en su lógica de pensamiento, se lo exigió a un graduado de la escuela secundaria. No pude evitar ser honesto con él:
– Comandante, este es un cambio radical. Ya hemos diseñado el currículo de tal manera que primero dominen el 7º grado, con formación según áreas de conocimiento.
Inmediatamente me dio una palmadita en la espalda, que sentí que era la de un padre tierno y al mismo tiempo enérgico, y me dijo: "¿Qué te parece, tres años de experimentación? Intentemos, si cometemos un error, lo corregimos, y yo soy responsable de eso.
"En ese momento comprendí la verdadera responsabilidad de lo que nos esperaba: la idea de apoderarme de un sueño de Fidel, de defenderlo, de hacerlo mío y del colectivo que yo dirigía, y era tan difícil no creer en algo que él estaba tan convencido de que contribuiría a la educación de los jóvenes en Cuba y en el mundo, que solo podíamos comprometernos a hacerla realidad, a pesar de que ha tenido muchos opositores desde su nacimiento".
-¿El Fidel con el que hablabas era como lo imaginabas?
– El Fidel que conocí ese día, y en las 19 horas que estuve cerca de él ese año, se fue haciendo más y más grande, como un gigante que te da la sensación de lo sublime. Al día siguiente de haber hablado, apareció inesperadamente en la escuela y me dijo: "He venido a animarte.
"Confieso que nunca hubiera creído posible que una persona que tiene tantas ocupaciones importantes pudiera estar al tanto de tantos detalles.
"Un día, cuando estábamos haciendo la evaluación final de los egresados del primer nivel intensivo, recuerdo que alguien expresó su preocupación sobre cómo le íbamos a decir que tendríamos 11 egresados, algunos de los cuales se fueron por voluntad propia y otros que tuvimos que redirigir a otras profesiones porque no tenían vocación ni formación básica, dedicarse a la profesión docente. Nunca tuve ninguna duda de que tenía que decírselo abierta y honestamente. Cuando le dimos la noticia, dijo más o menos lo siguiente: -Muy buenos resultados... Si hay bajas es porque hay combates, y eso nos ha devuelto la tranquilidad".
-¿Qué vino después?
-En Cojímar se finalizó esta etapa de formación focalizada, intensiva y comportamental, con especial énfasis en cambiar la imagen distorsionada que muchos de estos jóvenes tenían de la profesión docente.
Observamos no solo su aprendizaje en las diferentes asignaturas, sino también su apariencia -la forma en que comían, la forma en que vestían, la forma en que hablaban, la forma en que se presentaban- y la evaluación de su progreso relacionada con ambos componentes.
"Ingenuo como era, pensé en el momento de entregarme a lao el Yuri Gagarin, un instituto experimental de Caimito, donde iban a trabajar los primeros 30 Valientes, mientras el resto sigue preparándose para el traslado a otros colegios. Pero a mí me nombraron jefe de la Secundaria Básica.
"Era un reto nuevo, incalculable, porque se trataba de jóvenes en las condiciones de un internado. Fidel también fue allí. Visitó la escuela; asistió a una clase de metodología de 9º grado; habló a los Valientes y a sus tutores; con los pioneros, y tuvimos el privilegio de verlo disfrutar también de los resultados comprobados de la educación integral de estos niños y maestros en formación, del funcionamiento de un proceso educativo. Vimos lo feliz que estaba.
– Recordamos que tuviste un problema de salud mientras tanto...
–Durante una reunión de la junta directiva, mientras hablaba, de repente tuve un dolor de cabeza que me impidió continuar y tuve que ser operado de un aneurisma intracerebral.
"Solo un ser con un corazón muy grande se tomaría un minuto en una agenda como la suya para pensar en la salud de un simple maestro. Más tarde, cuando me recuperé, y en el acto de graduación de los estudiantes y de los Valientes, se dice que les dijo a los compañeros que me acompañaban: "Pregúntenle si quiere hablar, que no se sienta presionada, que diga lo que quiera.
Terminé mi discurso en el Palacio de Congresos, y cuando regresé a mi asiento, él me estaba esperando con un ramo de flores, que aún conservo, junto con algunas palabras para levantar mi autoestima, que se vio afectada por el miedo de no poder ser más lo que era antes. Nunca la olvidaré: "Muy bella tu forma de hablar, tan bella como tú".
¿Cuál es el violín que llevas dentro?
-Fidel permanece en mi memoria y en mi corazón como el líder que encarna la modestia y la humildad de la verdadera grandeza; Este ejemplo de dignidad humana, de alma sublime, de inteligencia proverbial, al servicio de nobles ideales y sentimientos, con una búsqueda incansable y meticulosa de la justicia, capaz de grandes sacrificios personales por el bien de muchos. Nunca conoceré a nadie que lo iguale en humanismo y en el uso de la verdad como espada. Así es como pienso, y así es como transmito mi violín a mis alumnos y a mis hijos.