Times: FBI no investigó plan de atentado a Castro
Fecha:
13/07/1998
Fuente:
Periódico Granma
La Oficina Federal de Investigaciones (FBI) al parecer no investigó a fondo las denuncias de que se preparaba un atentado contra el líder cubano, Fidel Castro, en la última Cumbre Iberoamericana en isla Margarita, en Venezuela, dijo Antonio Jorge (Tony) Alvarez.
"He arriesgado mi negocio y mi vida, y ellos no hicieron nada", declaró el cubanoamericano Alvarez en un informe publicado el domingo por el diario The New York Times sobre las actividades de un grupo anticastrista dirigido por Luis Posada Carriles.
Alvarez indica que el año pasado informó a los servicios de Inteligencia de Guatemala y Venezuela, y al FBI, de que Posada y un grupo de personas que entonces trabajaban en su fábrica, preparaban atentados contra Castro y una campaña de bombas contra hoteles turísticos dentro de la isla.
La reacción de las autoridades venezolanas fue inmediata. Expulsaron a todos los cubanos que llegaron a Margarita para la cumbre que se celebró en noviembre del año pasado y registraron con mucho cuidado las instalaciones en busca de armas y explosivos.
Los venezolanos tenían sus razones, ya que Posada había trabajado como jefe de operaciones de su servicio de Inteligencia, antes de ser condenado por el atentado contra un avión de pasajeros cubano y encarcelado hasta 1985, cuando escapó de la prisión.
Sin embargo, la reacción de Estados Unidos fue "sorprendentemente indiferente", agrega el diario, que afirma que un agente se puso en contacto desde Miami con Alvarez, pero nunca el FBI ni la Agencia Central de Inteligencia (CIA) le interrogaron sobre la información que decía tener.
"Me dijo que mi vida estaba en peligro, que era gente muy peligrosa y que abandonara Guatemala. Nunca volví a saber nada de ellos", declaró Alvarez, un ingeniero de 62 años.
Curiosamente, justo antes de la cumbre, la Guardia Costera de Estados Unidos detuvo en Puerto Rico una embarcación con cuatro hombres y el líder del grupo, Angel Alfonso Alemán, de Union City, aseguró que tenían la misión de matar a Castro en isla Margarita.
Las investigaciones posteriores confirmaron que el bote era propiedad de dirigentes de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), y que una de las armas estaba registrada a nombre del presidente de esta organización anticastrista.
En entrevista también con el diario norteamericano, Posada explicó conocer a Alemán desde 1991, pero aseguró no tener nada que ver con este supuesto complot contra Castro. "No parecía una operación muy profesional", se limitó a comentar.
The New York Times dice que si el FBI hubiera entrevistado al empresario Alvarez, hubiera conocido como Posada planeaba los atentados y conocido las conexiones entre este grupo y otros de exiliados cubanos en Union City, Nueva Jersey.
En la entrevista al Times, Posada describió al agente del FBI que llamó a Alvarez, Jorge Kiszinski, como ``un muy buen amigo'' al que conoce desde hace tiempo, y consideró que no investigaron más por las buenas relaciones que mantenía.
En la carta que mandó a las autoridades guatemaltecas alertando del complot, y que llegó a manos del FBI, Alvarez explica que dos de sus empleados, el exiliado cubano José Francisco (Pepe) Alvarez y el militar retirado guatemalteco José Burgos, habían conversado al respecto con Posada.
Y no sólo eso. Señala haber visto cómo Posada les entregaba mucho dinero para que compraran detonadores y relojes para la fabricación de artefactos explosivos, y observado en su posesión explosivos plásticos fabricados para el Ejército mexicano.
En otra ocasión, conoció a otros dos individuos guatemaltecos, Marlón González y Jorge Rodríguez que, según reconoció más tarde Posada, eran los encargados de fabricar las bombas que supuestamente fueron utilizadas en La Habana en abril de 1997.
Posada dice que tardó "uno o dos meses" en organizar todos los atentados, e insinuó que el material fue introducido en la isla utilizando la visita de un circo mexicano y a un mecánico de la aerolínea "Aviateca" que vuela a La Habana, entre otros métodos.
Alvarez también interceptó un fax de 'Solo', uno de los nombres de guerra de Posada, que reproduce el diario, en el cual se muestra frustrado porque los diarios estadounidenses no están publicando la campaña de bombas contra los hoteles de la isla.
"Necesito todos los datos de la discoteca para tratar de confirmarlo. Si no hay publicidad no hay pago. Espero noticias hoy mismo. Mañana estaré fuera dos días. Reciban un saludo. Solo", dice el fax enviado en agosto del año pasado, y que fue obtenido por The New York Times de fuentes venezolanas.
"He arriesgado mi negocio y mi vida, y ellos no hicieron nada", declaró el cubanoamericano Alvarez en un informe publicado el domingo por el diario The New York Times sobre las actividades de un grupo anticastrista dirigido por Luis Posada Carriles.
Alvarez indica que el año pasado informó a los servicios de Inteligencia de Guatemala y Venezuela, y al FBI, de que Posada y un grupo de personas que entonces trabajaban en su fábrica, preparaban atentados contra Castro y una campaña de bombas contra hoteles turísticos dentro de la isla.
La reacción de las autoridades venezolanas fue inmediata. Expulsaron a todos los cubanos que llegaron a Margarita para la cumbre que se celebró en noviembre del año pasado y registraron con mucho cuidado las instalaciones en busca de armas y explosivos.
Los venezolanos tenían sus razones, ya que Posada había trabajado como jefe de operaciones de su servicio de Inteligencia, antes de ser condenado por el atentado contra un avión de pasajeros cubano y encarcelado hasta 1985, cuando escapó de la prisión.
Sin embargo, la reacción de Estados Unidos fue "sorprendentemente indiferente", agrega el diario, que afirma que un agente se puso en contacto desde Miami con Alvarez, pero nunca el FBI ni la Agencia Central de Inteligencia (CIA) le interrogaron sobre la información que decía tener.
"Me dijo que mi vida estaba en peligro, que era gente muy peligrosa y que abandonara Guatemala. Nunca volví a saber nada de ellos", declaró Alvarez, un ingeniero de 62 años.
Curiosamente, justo antes de la cumbre, la Guardia Costera de Estados Unidos detuvo en Puerto Rico una embarcación con cuatro hombres y el líder del grupo, Angel Alfonso Alemán, de Union City, aseguró que tenían la misión de matar a Castro en isla Margarita.
Las investigaciones posteriores confirmaron que el bote era propiedad de dirigentes de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), y que una de las armas estaba registrada a nombre del presidente de esta organización anticastrista.
En entrevista también con el diario norteamericano, Posada explicó conocer a Alemán desde 1991, pero aseguró no tener nada que ver con este supuesto complot contra Castro. "No parecía una operación muy profesional", se limitó a comentar.
The New York Times dice que si el FBI hubiera entrevistado al empresario Alvarez, hubiera conocido como Posada planeaba los atentados y conocido las conexiones entre este grupo y otros de exiliados cubanos en Union City, Nueva Jersey.
En la entrevista al Times, Posada describió al agente del FBI que llamó a Alvarez, Jorge Kiszinski, como ``un muy buen amigo'' al que conoce desde hace tiempo, y consideró que no investigaron más por las buenas relaciones que mantenía.
En la carta que mandó a las autoridades guatemaltecas alertando del complot, y que llegó a manos del FBI, Alvarez explica que dos de sus empleados, el exiliado cubano José Francisco (Pepe) Alvarez y el militar retirado guatemalteco José Burgos, habían conversado al respecto con Posada.
Y no sólo eso. Señala haber visto cómo Posada les entregaba mucho dinero para que compraran detonadores y relojes para la fabricación de artefactos explosivos, y observado en su posesión explosivos plásticos fabricados para el Ejército mexicano.
En otra ocasión, conoció a otros dos individuos guatemaltecos, Marlón González y Jorge Rodríguez que, según reconoció más tarde Posada, eran los encargados de fabricar las bombas que supuestamente fueron utilizadas en La Habana en abril de 1997.
Posada dice que tardó "uno o dos meses" en organizar todos los atentados, e insinuó que el material fue introducido en la isla utilizando la visita de un circo mexicano y a un mecánico de la aerolínea "Aviateca" que vuela a La Habana, entre otros métodos.
Alvarez también interceptó un fax de 'Solo', uno de los nombres de guerra de Posada, que reproduce el diario, en el cual se muestra frustrado porque los diarios estadounidenses no están publicando la campaña de bombas contra los hoteles de la isla.
"Necesito todos los datos de la discoteca para tratar de confirmarlo. Si no hay publicidad no hay pago. Espero noticias hoy mismo. Mañana estaré fuera dos días. Reciban un saludo. Solo", dice el fax enviado en agosto del año pasado, y que fue obtenido por The New York Times de fuentes venezolanas.