La casa de los más pequeños cumple medio siglo
Fecha:
09/04/2011
Fuente:
Periódico Granma
Autor:
Abril de 1961 representa para los cubanos un mes de victorias y alegrías. Tempranamente, la Revolución garantizaba el amanecer de nuestros meñiques con la apertura de los tres primeros círculos infantiles (CI) en la capital: el Camilo Cienfuegos, el Fulgencio Oroz y el Ciro Frías, que este día 10 celebran sus 50 años de creados.
Gracias al empeño de educadores, padres y de la sociedad en general, esta semilla germinó a lo largo y ancho de la geografía antillana, que hoy cuenta con 1 139 centros educativos constituidos para la educación preescolar, beneficiando actualmente a cerca de 116 000 familias, apuntó María de los Ángeles Gallo Sánchez, directora nacional de Educación Preescolar.
La atención a los niños y niñas cubanos desde edades tempranas ha favorecido además la integración plena de la mujer a la vida productiva y social del país.
Durante los primeros momentos, la Federación de Mujeres Cubanas, liderada por Vilma Espín, llevó a cabo diversas acciones para recaudar fondos y hacer realidad una de las obras más bellas de la Revolución, proporcionando a los hijos de madres trabajadoras cuidado, educación y recreación en las horas laborales.
Como alternativa válida a los CI, comenzó a extenderse en la década del 90 el programa de atención social Educa a tu Hijo, para la orientación de la familia en la educación y enseñanza de los pequeños en el hogar. En estos momentos, el programa incluye a más de 460 000 familias, y por sus buenos resultados se ha comenzado a contextualizar en varios países del área, precisó Gallo Sánchez.
SIN PERDER LA TERNURA
La sonrisa de 114 niños entre el segundo y el sexto años de vida es la encargada de la bienvenida al círculo Camilo Cienfuegos, una de las instalaciones "veteranas" del país, ubicada en el municipio de Centro Habana. Los distintos salones de la instalación se transforman en escenario de juego de estos pequeños, siempre con la guía de las educadoras y auxiliares pedagógicas, pacientes conductoras del proceso educativo.
Lo que se logre con ellos ahora, refiere la directora, Teresa Mendoza Rojas, tiene gran repercusión para su educación en lo adelante. Por eso, la institución ejercita y fortalece al máximo las habilidades intelectuales, sensoriales y motoras de los pequeños, hasta alcanzar su formación integral.
Este es, ciertamente, el espacio para comenzar a inculcarles los hábitos cívicos, los valores morales, para enseñarlos a interactuar y a colaborar con los demás y a incorporar, paulatinamente, niveles de independencia.
Rosa Linares Barnet, educadora de experiencia, opina que a cada niño es preciso formarlo en el amor a la Patria, en la camaradería, en los hábitos de buena conducta, en el amor a la naturaleza y en el respeto a la identidad y a la diversidad.
Desde el 2005, este nivel de enseñanza se ha visto fortalecido con la incorporación de las tecnologías de la informática y las comunicaciones.
Sobre el tema, Rosa, al frente de esa actividad en el Camilo Cienfuegos, asegura que el trabajo con el software educativo A jugar ha sido muy bien recibido por el público infantil. "La Computación los estimula a trabajar en equipo y a vivir nuevas experiencias", expresó.
Sin embargo, la educación no es un trabajo privativo de la escuela. El proceso de enseñanza y preparación para la vida incorpora también a la familia y la comunidad, en franca, abierta y cotidiana comunicación, para viabilizar la gestión educativa de los CI.
Según Teresa, en el caso del Camilo Cienfuegos, esta retroalimentación hogar-escuela permanece muy bien articulada. El diálogo de los educadores con los padres es constante, fluido; más de una vez los 33 trabajadores del centro, la familia y la comunidad se han unido para suplir la falta de recursos con ingenio, voluntad y dedicación.
Gracias al empeño de educadores, padres y de la sociedad en general, esta semilla germinó a lo largo y ancho de la geografía antillana, que hoy cuenta con 1 139 centros educativos constituidos para la educación preescolar, beneficiando actualmente a cerca de 116 000 familias, apuntó María de los Ángeles Gallo Sánchez, directora nacional de Educación Preescolar.
La atención a los niños y niñas cubanos desde edades tempranas ha favorecido además la integración plena de la mujer a la vida productiva y social del país.
Durante los primeros momentos, la Federación de Mujeres Cubanas, liderada por Vilma Espín, llevó a cabo diversas acciones para recaudar fondos y hacer realidad una de las obras más bellas de la Revolución, proporcionando a los hijos de madres trabajadoras cuidado, educación y recreación en las horas laborales.
Como alternativa válida a los CI, comenzó a extenderse en la década del 90 el programa de atención social Educa a tu Hijo, para la orientación de la familia en la educación y enseñanza de los pequeños en el hogar. En estos momentos, el programa incluye a más de 460 000 familias, y por sus buenos resultados se ha comenzado a contextualizar en varios países del área, precisó Gallo Sánchez.
SIN PERDER LA TERNURA
La sonrisa de 114 niños entre el segundo y el sexto años de vida es la encargada de la bienvenida al círculo Camilo Cienfuegos, una de las instalaciones "veteranas" del país, ubicada en el municipio de Centro Habana. Los distintos salones de la instalación se transforman en escenario de juego de estos pequeños, siempre con la guía de las educadoras y auxiliares pedagógicas, pacientes conductoras del proceso educativo.
Lo que se logre con ellos ahora, refiere la directora, Teresa Mendoza Rojas, tiene gran repercusión para su educación en lo adelante. Por eso, la institución ejercita y fortalece al máximo las habilidades intelectuales, sensoriales y motoras de los pequeños, hasta alcanzar su formación integral.
Este es, ciertamente, el espacio para comenzar a inculcarles los hábitos cívicos, los valores morales, para enseñarlos a interactuar y a colaborar con los demás y a incorporar, paulatinamente, niveles de independencia.
Rosa Linares Barnet, educadora de experiencia, opina que a cada niño es preciso formarlo en el amor a la Patria, en la camaradería, en los hábitos de buena conducta, en el amor a la naturaleza y en el respeto a la identidad y a la diversidad.
Desde el 2005, este nivel de enseñanza se ha visto fortalecido con la incorporación de las tecnologías de la informática y las comunicaciones.
Sobre el tema, Rosa, al frente de esa actividad en el Camilo Cienfuegos, asegura que el trabajo con el software educativo A jugar ha sido muy bien recibido por el público infantil. "La Computación los estimula a trabajar en equipo y a vivir nuevas experiencias", expresó.
Sin embargo, la educación no es un trabajo privativo de la escuela. El proceso de enseñanza y preparación para la vida incorpora también a la familia y la comunidad, en franca, abierta y cotidiana comunicación, para viabilizar la gestión educativa de los CI.
Según Teresa, en el caso del Camilo Cienfuegos, esta retroalimentación hogar-escuela permanece muy bien articulada. El diálogo de los educadores con los padres es constante, fluido; más de una vez los 33 trabajadores del centro, la familia y la comunidad se han unido para suplir la falta de recursos con ingenio, voluntad y dedicación.