La antesala del Marabuzal 1
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«¡Agita’o, prepárate!, tienes que realizar una nueva tarea junto a Celia. Será una misión más compleja y difícil que la del periodista norteamericano», le dijo Frank País a Felipe Guerra Matos, cuando este arri- bó a la finca de Epifanio Díaz para recoger una par- te del grupo de los dirigentes del llano que habían participado en la primera reunión con Fidel y Raúl en la Sierra Maestra.
Guerra Matos, después de despedir en Manzanillo al reportero de The New York Times, retornó por el trillo tantas veces andado. Dos días antes, él trasladó a ese mismo lugar a varios de esos compañeros. El colectivo que recibió las primeras orientaciones de Fidel estaba integrado por Frank País, Armando Hart, Celia Sánchez, Haydée Santamaría, Faustino Pérez y Vilma Espín.
De aquel histórico encuentro los dirigentes del llano sacaron estas importantes conclusiones: No había en el mundo un hombre más optimista y convencido de su lucha que Fidel nada ni nadie lo bajaría de la Sierra. Haydée Santamaría así lo prueba:
Recuerdo que Frank estaba limpiando un arma y me dijo: «Yeyé, hay que ver cómo se saca a Fidel de aquí, se tiene que ir para un país de América Latina y reorganizar el movimiento. Yo no he hablado todavía con él, pero vamos a ver cómo le decimos eso. Pueden matarlo y no podemos permitirnos ese lujo».
Cuando llegamos a hablar con Fidel nos miramos para ver cómo se lo decíamos y en eso Fidel nos dice: «¡Mira cómo están los guardias allá abajo tirando tiros y no se atreven a subir aquí! Si me traen ustedes tantas balas y tantos fusiles yo les prometo que dentro de dos meses entro en combate de verdad». Ni Frank ni yo pudimos decir ni medio, porque lo decía con una total convicción.
Celia Sánchez Manduley: «Y Frank se fue tan con- vencido de todo que ya veía aquello igual que Fidel. Cuando esa reunión, había 18 hombres en la Sierra nada más».
Fidel exhortó allí a apresurar los preparativos del envío del refuerzo armado que se sumaría a la guerrilla base. La mayoría de estos hombres serían reclutados bajo las órdenes de Frank, en Santiago de Cuba; a Celia le correspondía alistar a otro grupo en Manzanillo y sus alrededores.
En este encuentro, el máximo líder de la Revolución dejó bien claro que, a partir de ese momento, el movimiento en el llano estaría encaminado a apoyar la lucha guerrillera en la montaña. Orientó otras tareas relacionadas con la propaganda y las finanzas del 26 de Julio.
Se interesó, además, por la situación de los militantes clandestinos, las misiones que desempeñaban en las ciudades, la forma y los métodos para materializar las tareas y evadir la persecu- ción de los esbirros de la tiranía. Elogió, por otra parte, el alto grado de participación de la mujer en la lucha.
En las dos jornadas de estancia en este sitio, los jefes del llano presenciaron el desarrollo de la entrevista que Matthews le hizo a Fidel; habían sido testigos, además, del ajusticiamiento de Eutimio Guerra, el primer gran traidor de la guerrilla insurrecta.
Al artista comandante, que este 17 de febrero nos cumple noventa y cinco años, nuestro boletín dedica estas líneas. El ejemplo y la vida de un hombre se reflejan en historias cotidianas, por eso presentamos algunas de ellas a continuación, que dan la medida de la entrega de cubanísimo combatiente y su fe infinita en Fidel. Al moncadista, expedicionario, guerrillero, dirigente querido y artista de sensibilidad y talento nato, nuestra Oficina abraza hoy.