Haití: el infierno de este mundo (VII)
Fecha:
27/01/2010
Fuente:
Periódico Granma
Hoy no quiero hablar de terremotos, tragedias, hondos dolores e irreparables pérdidas. No quiero escribir de lo que fue y es ahora la ciudad de Puerto Príncipe o de cómo la naturaleza y el coloniaje se han ensañado con este sitio. No quiero hablar de pesares, aunque siga desandando el infierno de este mundo.
Prefiero, en cambio, detenerme en esas imágenes que ni aun los más terribles movimientos telúricos pueden borrar, en eso que distingue a la tierra narrada por Carpentier. Desde que acá puse un pie, me han llamado la atención muchas cosas, algunas nada tienen que ver con el sismo y sus destrozos.
Ahí están las mujeres con los enormes bultos en la cabeza que cargan con la mejor de las destrezas, los tap tap (taxis) repletos de personas y colores, los famosos y muy demandados paté (frituras rellenas con carne o dulce), la pintoresca artesanía colgada por doquier, la naturalidad de los cuerpos desnudos a pleno sol, los amontonados y callejeros mercados, la ferviente religiosidad¼
Atraen, además, la imagen del Che en cualquier muro o pulóver, y el inmenso amor de esta tierra hacia la Revolución cubana, sus médicos y el Comandante Fidel. Definitivamente Cuba también está hoy en las calles devastadas de Puerto Príncipe.
Prefiero, en cambio, detenerme en esas imágenes que ni aun los más terribles movimientos telúricos pueden borrar, en eso que distingue a la tierra narrada por Carpentier. Desde que acá puse un pie, me han llamado la atención muchas cosas, algunas nada tienen que ver con el sismo y sus destrozos.
Ahí están las mujeres con los enormes bultos en la cabeza que cargan con la mejor de las destrezas, los tap tap (taxis) repletos de personas y colores, los famosos y muy demandados paté (frituras rellenas con carne o dulce), la pintoresca artesanía colgada por doquier, la naturalidad de los cuerpos desnudos a pleno sol, los amontonados y callejeros mercados, la ferviente religiosidad¼
Atraen, además, la imagen del Che en cualquier muro o pulóver, y el inmenso amor de esta tierra hacia la Revolución cubana, sus médicos y el Comandante Fidel. Definitivamente Cuba también está hoy en las calles devastadas de Puerto Príncipe.