Gardear a Fidel no era fácil
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A 48 años de haber jugado baloncesto con Fidel, Omar Iglesias confiesa que era muy difícil y lo afirma, sin dudas, el contrario más difícil que tuvo en los dieciséis años de basquebolista.
“Era por la forma en que jugaba y por ser, además, un hombre grande. Todavía en aquella época los chiquitos, con la medida nuestra, de 1.72, teníamos cierta posibilidad de jugar. Él es de 1.83 por ahí, ¡imagínate!. La diferencia era grande, grande”.
Omar en 1968 estudiaba el cuarto año de la carrera de ingeniero agrónomo en la Universidad Central “Martha Abreu”, cuando lo convocaron para un evento, cree que fue el único citado por el INDER para jugar con Fidel, con la presencia de deportistas de las seis antiguas provincias.
Al parecer era el único camagüeyano integrante del equipo de Las Villas, los demás atletas de Santa Clara, Sagua La Grande… y con una responsabilidad tremenda: gardear a presión al contrario o la llamada posición de defensa.
“Era tanta la tensión cuando me dice el coach: tú vas a gardear a Fidel. ¿Yo? Sí, sí, esa tarea es tuya. Fue algo impactante para nosotros y, por supuesto, para la Universidad de Las Villas. Esa es la historia, más o menos. Cuando terminamos el partido de baloncesto, me cruzó el brazo en el hombro, y nos dijo: ustedes juegan fuerte”.
Recordó que Fidel le propuso a Llanusa (José Llanusa Gobel, presidente del INDER) por qué no extendían el campeonato, mientras el directivo deportivo argumentó que eran estudiantes universitarios y tenían que regresar.
“Fidel estaba concentrado en el juego, en todo lo que ocurría a su alrededor. En medio de eso pide tiempo (haciendo el gesto característico); creyó que Llanusa no estaba jugando bien y pidió entrara otro compañero: Jorge García Bango.
“Él lanzaba el tiro libre, por faul cometido, un poco a la antigua buscando una rotación de la pelota antes de llegar al aro, no elevando la pelota desde una posición de altura”.
Aprovecho para decirle a Omar que hace muchos años pasó por mi manos una revista de la Escuela Belén, donde aparecía Fidel lanzando una pelota a un tablero de baloncesto y el pie de grabado decía: “despunta como un gran dirigente”. Y le pregunto qué impresión le causó el Líder de la revolución Cubana y si ha tenido la oportunidad de verlo nuevamente en persona.
“Te voy a explicar: yo he tenido suerte con Fidel. A mí me impresionó mucho porque realmente, cuando tu estás gardeándolo te das cuenta que son ojos que te están penetrando, era algo increíble, a mí me causó una impresión tremenda. Me sentí, primero, muy orgulloso de tener la suerte de haberlo gardeado y realmente de topar con él. ¡Imagínate tú, gardear a Fidel!. Yo diría de las cosas importantes que uno tiene en la vida, el juego con Fidel fue la más significativa”.
Abre un paréntesis a otra anécdota que tiene que ver con el Líder Histórico de la Revolución. En la Universidad de Camagüey era director de Relaciones Internacionales y fue convocado por el Ministerio de Educación Superior para asistir a La Habana al primer encuentro de rectores de universidades españolas y cubanas.
“Me tocó casualmente en ese momento estar al lado de Fidel. Eso fue en 1986. La mirada de Fidel es impactante. Con los españoles lo que más me resaltó fue la elocuencia al hablar con los académicos, autoridades científicas en las universidades, la capacidad de respuesta a inquietudes académicas y de investigaciones, todo lo tenía hilvanado y lo dominaba todo. No había una respuesta que no fuera certera y convincente.
“Yo soy fidelista desde que tengo 13 años, desde esa época en que triunfa la Revolución, era seguidor de los discursos de Fidel. Lo seguí siempre, a lo largo del tiempo, incluso, en Rumanía, donde estuve siete años en la embajada nuestra.
“Sabes que en una sede diplomática tienes que estar interactuando sobre la política exterior de Cuba, que es decir Fidel, tienes que estar al día. Te digo que conociendo las características de Fidel, su discurso, yo pude analizar y discutir una serie de aspectos con embajadores del campo socialista y de otros países.
“Llegué a la conclusión, a sus 90 años, después de conocer y transitar por todo eso, de que no hay en el siglo XX una personalidad tan grande como Fidel. La pude ver irradiada en Europa y no porque fuéramos cubanos, si no que era así, un hombre valiente, convincente, que ha tenido toda su vida la posibilidad de convencer con su verdad, tanto a amigos como a enemigos. Es un hombre muy influyente, todavía en el siglo XXI, no creo que haya otra persona, te lo digo, sin fanatismo, que pueda ser como Fidel por su pensamiento, por su obra.
“Yo he transitado por vario frentes, y ahí está su pensamiento y su obra. ¿En qué aspecto Fidel nos ha incidido? H trabajado en educación, allí sé lo mucho que ha hecho; en el deporte, soy casi fundador del INDER; en la actividad científica, lo sé porque he estado en ese medio; en lo social uno lo ve, digamos, en todas sus facetas. Fidel es único e irrepetible. No me queda dudas de eso, fue, es y será un hombre genial, entre los hombres geniales de la historia”.
Arnaldo, el hermano de Omar, ambos conocidos por Los Chiriquines, también jugó baloncesto con Fidel, en su caso, aquí en Camagüey en el auditorio Iván Hidalgo Funes entre 1966 o 1967, etapa en la que se celebró un juego femenino entre atletas de México y Cuba.
Omarito conoció de este pasaje porque él estaba en Villa Clara en la Universidad y a su regreso vio una foto de Arnaldo, en la que estaba El Gorila (Sixto Rivero), Mario Peláez, Pepe Cento, entre otros.
Yo tuve la suerte de estar presente en ese tope amistoso, ya trabajaba en el periódico Adelante, iba con mi novia, hoy mi esposa. Fidel no había llegado, pero en la posición en que nos encontrábamos pasó él. Me quedó tiempo solo para exclamar: ¡Fidel! Y en respuesta me dio dos palmadas cerca del hombro izquierdo. Mi acompañante en forma jocosa dijo: Ya no te lavarás el brazo.