El primer combate de Pino del Agua
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El análisis del combate mostraba que, si bien había sido un éxito político y militar, nuestras deficiencias eran enormes. El factor sorpresa debía haber sido aprovechado a fondo para así aniquilar a los ocupantes de los tres primeros vehículos; además, después de iniciado el combate se había dado una falsa orden de retirada que hizo perder el control de la gente y su ardor combativo y hubo poca decisión para tomar los vehículos, defendidos por pocos soldados, luego nos expusimos innecesariamente quedándonos una noche en el aserrío y la retirada definitiva se produjo con bastante desorden. Todo esto indicaba la necesidad imperiosa de mejorar la preparación combativa y la disciplina de nuestra tropa, tarea a la que nos dimos en los días siguientes.
Así valoró el Che en su libro Pasajes de la guerra revolucionaria los resultados del combate escenificado en Pino del Agua, el 17 de septiembre de 1957, con el cual se reafirmaba que el Ejército Rebelde no solamente había alcanzado su "mayoría de edad" sino que además se erigía con fuerza en una organización guerrillera de altos y nobles propósitos políticos, apoyada en una respetable estrategia y táctica militar.
Tras la batalla del Hombrito, Fidel decidió realizar una acción en Pino del Agua, aserrío de la Sierra Maestra poblado por cerca de 200 habitantes. El plan de Fidel se concebía con el objeto de tomar alguna guarnición pequeña del lugar en caso que la hubiere y, en caso contrario, hacer acto de presencia y seguir él con el resto de la Columna 1 hacia la zona de Chivirico. El Che, en tanto, se emboscaría en el caserío, en espera de tropas batistianas, que seguramente irían allí al enterarse del paso de las fuerzas rebeldes. Los casquitos realizarían una demostración de fuerza en el lugar la cual borraría —según ellos— el gran efecto revolucionario que siempre provocaba la presencia de los guerrilleros de la Sierra.
Siete días aproximadamente estuvieron el Che y sus hombres emboscados, cuando llegó el convoy militar batistiano compuesto por cinco camiones, que trasladaban a igual número de oficiales y 119 soldados, pertenecientes a la Compañía "E" del batallón de infantería aerotransportada del puesto de mando de Bayamo.
Tras las incidencias que narra el Che, el saldo final del combate de Pino del Agua demostró con creces el exitoso desempeño de las tropas rebeldes: se ocuparon al enemigo tres vehículos, que ante la imposibilidad de llevárselo, fueron incendiados, una ametralladora de trípode con su parque, un fusil ametralladora y seis fusiles Garand.
El Che subraya en su narración que se distinguieron en este combate el teniente Efigenio Ameijeiras, el capitán Lalo Sardiñas, el capitán Víctor Mora, el teniente Antonio López y su escuadra, el entonces soldado Dermidio Escalona y el también soldado Arquímedes Fonseca.
Las tropas rebeldes sufrieron tan solo dos bajas: el soldado Arquímedes Fonseca, a quien un balazo había traspasado su mano, y al cual se le otorgó una ametralladora de trípode, en mérito a su valor en el combate, y la pérdida lamentable de José de la Cruz que, por su afición a cantar décimas, había recibido de parte de sus compañeros el epíteto de "el ruiseñor de la Maestra".