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Editorial: Fidel está en nosotros

Fecha: 

24/11/2017

Fuente: 

Revista Bohemia

A un año de su desaparición física, sabemos bien dónde está Fidel. Se le honra ante el monolito en suelo sagrado de la patria; pero seguimos habituados a sentirlo omnipresente, en nosotros, en su pueblo.
 
Millones de compatriotas lo tuvieron cerca, alguna o muchas veces, en actos públicos, reuniones de trabajo o incontables intercambios personales en la búsqueda de soluciones a problemas estratégicos y prácticos. Ahora, para los cubanos y cada vez para más personas de buena fe en cualquier lugar de la Tierra, él sigue presente en las ideas, en los actos ejemplares, en la palabra oportuna y certera, en las obras y los proyectos más avanzados para acercar el futuro, acrecentar la dignidad, la virtud, el bienestar y mejoramiento humano. También el enemigo, desde su odio y temor, lo sabe en todas partes, invencible.
 
Fidel dedicó mucho de su tiempo y esfuerzos a limar diferencias, acercar posiciones y voluntades, denunciar y combatir sectarismos, construir consensos en aras de propósitos superiores, dentro y fuera de Cuba. Por eso está en la unidad, sincera, amplia y sobre principios, que multiplica capacidades y fuerzas, y triunfa.
 
Sabía del porvenir como de la propia experiencia. Así se adelantó a perversas maquinaciones provocadoras, aplicó profilaxis ejemplarizantes, y evitó que se cometieran errores que sirvieran de pretexto a la mayor escalada de una perenne agresión imperial, siempre como ahora mismo, huérfana de moral y argumentos. Avizoró antes que nadie, el doloroso derrumbe del campo socialista europeo, y condujo la heroica resistencia del pueblo, sabiendo que solo la unidad, la conciencia y su capacidad de sacrificio, venida de su historia y acrecentada en el combate, era capaz de seguir forjando el destino elegido.
 
Fue su voz y autoridad ética la que conmovió y sensibilizó desde tribunas mundiales. En Río de Janeiro advirtió que la especie humana estaba en verdadero peligro de extinción por la irracionalidad de un sistema consumista irresponsable, insaciable depredador de la naturaleza. Penosamente, en vez de alejarse del suicidio ecológico, el planeta vuelve a marchar en reversa bajo los designios reaccionarios de una impredecible administración imperial.
 
La utilidad de sus aportes a la teoría y la práctica revolucionaria trascienden el tiempo, fronteras y culturas, coyunturas históricas y sucesión generacional. Su legado es inspiración y guía iluminadora de las conductas transformadoras hacia ese mundo mejor que salve a la humanidad de la barbarie capitalista.
 
Raúl dejó claro que el único sustituto posible de Fidel es el Partido. La vanguardia y el pueblo fundidos en la continuidad y desarrollo del proceso revolucionario mantienen el aliento vital de nuestro máximo líder, inmortal en su pensamiento, su ejemplo y su obra.
 
Porque somos el pueblo que él alzó desde lo mejor de la tradición mambisa, martiana, republicana, solidaria. El del Moncada, el Granma, la Sierra y el Llano; la Reforma Agraria, la Alfabetización, Girón, la Lucha contra Bandidos, la Crisis de Octubre; el de Raúl, Camilo y Che. El de la indestructible alianza de campesinos, obreros, estudiantes, jóvenes, mujeres, intelectuales, sin discriminación ni exclusión alguna. El de las misiones internacionalistas. El que aprendió a pensar con su propia cabeza, rectificar errores y tendencias negativas y a no rendirse jamás ante amenazas, adversidades o defectos propios por erradicar.
 
El pueblo que con Martí echó su suerte junto a los pobres de la tierra, y con Fidel conquistó el poder para los humildes; el que ensaya y desarrolla un proceso auténticamente democrático, siempre perfectible, como el de las elecciones en curso, que legitiman con amplia participación las instituciones representativas del Estado socialista. El de una nación, como él la soñó y forjó, cada vez más de hombres y mujeres de ciencia; de la cultura como su escudo y espada. El que supo sobreponerse a los arduos rigores en los años más duros de un período especial para salvar sin claudicación las conquistas esenciales.
 
Su pueblo es el de un país soberano y pacífico que procura la convivencia civilizada, tiende la mano amiga y sabe colaborar, sin ceder jamás en sus principios y valores. El que confía en sus fuerzas y capacidad para encontrarles solución a los problemas actuales y a los que vengan por delante, en cumplimiento de los Lineamientos trazados para avanzar hacia su visión ampliamente consensuada del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista actualizado.
 
Al acompañarlo, agradecidos, y hacer nuestro su concepto de Revolución, hicimos el solemne juramento de Ser Fidel, y como obra suprema suya, cada vez más virtuosos y exitosos, sabremos erigirnos en monumento vivo a su memoria, que nada ni nadie podrá destruir; porque él seguirá invicto en las batallas y victorias de los cubanos y de todos los revolucionarios del mundo