Despertar la fe de los pueblos: A 65 años del viaje de Fidel Castro a Sudamérica (IV)
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Martes, 5 de mayo de 1959
El martes 5 la comitiva viaja rumbo a Río de Janeiro. Antes de posarse en el aeropuerto de Galeao, desde la nave se puede observar la bahía en forma de media luna y los recios mogotes del Pan de Azúcar y el Corcovado. Le dan la bienvenida el ministro de Relaciones Exteriores, Francisco Negrao de Lima; el representante presidencial, general Nelson Melo; el embajador brasileño en Cuba, Vasco Leitao da Cunha, y el representante diplomático cubano en Brasil, Rafael García Bárcenas.
La primera actividad de Fidel es en la Associacao Brasilera de Imprensa, en una de las salas del complejo Heitor Beltrao. Responde a numerosas interrogantes de los periodistas cariocas. Durante su estancia en Río de Janeiro, Fidel sostiene diversas entrevistas. Habla nuevamente con el presidente Juscelino Kubitsheck y con el vicepresidente Joao Goulart.
En el transcurso de una entrevista por televisión, Fidel lee un artículo de Ernest Hemingway. El autor de El viejo y el mar, plantea: Creo en la causa del pueblo cubano. Algunos oficiales de Fulgencio Batista eran hombres buenos y honestos, pero muchos de ellos eran ladrones, sádicos y torturadores. Algunas veces torturaron a niños que los mataron. Sus cuerpos fueron encontrados mutilados. Las ejecuciones (de los esbirros batistianos) fueron necesarias. Si el gobierno no hubiera fusilado a esta gente, los hubieran asesinado por venganza. El resultado serían las vendettas personales por todos los campos y ciudades. (…) Confío ampliamente en la Revolución de Castro porque tiene el apoyo del pueblo cubano. Creo en su causa. Cuba ha sido buena para mí. Es un maravilloso lugar para vivir. Viví y trabajé allí (…).
Esa noche, Fidel asiste a una concentración pública convocada por la Unión Nacional de Estudiantes. El discurso de dos horas mantiene la tónica americana que preside su gira.
En fotos, Fidel en Brasil