Cuba, al lado de los justos, contra el criminal apartheid
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Ni un océano por medio puede hacer que Cuba mire con indiferencia la injusticia sobre los pueblos hermanos, como ha considerado siempre, por razones de sangre y humanidad, a las naciones de África. Tan oprobioso allí fue el régimen del apartheid, que fue a asistirlos en la guerra contra la invasión racista.
La vocación de Cuba bien puede decirse así: «Si eres neutral en situaciones de injusticia, es que has elegido el lado opresor».
Tal exclamación era recurrente en la palabra de Desmond Tutu, un ferviente luchador contra el apartheid, clérigo pacifista que en 1984 recibió el Premio Nobel de la Paz, con cuyo fallecimiento este domingo, a los 90 años, Sudáfrica perdió a uno de sus mejores hijos. Su labor trascendió fronteras y su prédica constituyó un aliento para los pueblos del continente africano.
La patria de Nelson Mandela, quien llamó a Tutu como «la voz de los que no tienen voz», se duele con la muerte de quien proponía construir «una sociedad democrática y justa, sin divisiones raciales, con igualdad de derechos civiles para todos».
Cuando las tropas cubanas y angolanas vencieron a las fuerzas del apartheid en Cuito Cuanavale –que concretó la independencia de Angola, Namibia y el fin del régimen enquistado en Sudáfrica– se levantaba la bandera por la que habían luchado hombres como Nelson Mandela y Desmond Tutu.
Al ser elegido Mandela por el pueblo como su primer presidente negro, Tutu recibió la encomienda de presidir la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, organismo de vital importancia para llevar la justicia a quienes fueron víctimas del oprobioso sistema de segregación que imperó en el país.
«Es otro capítulo de duelo para nuestra nación, que despide a una generación de sudafricanos excepcionales que nos legaron un país liberado», afirmó el presidente Cyril Ramaphosa, al anunciar la muerte de Tutu, también referente mundial en la defensa de los derechos humanos.
Cuando las causas procuran la emancipación de pueblos enteros, del lado de lo justo, hombres y naciones son el mismo ejército.