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EEUU-Cuba: Obstáculos en el camino de una relación

Raúl Castro y Barack Obama
Raúl Castro y Barack Obama

Date: 

17/12/2021

Source: 

Prensa Latina

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Fue al mediodía del 17 de diciembre del 2014 cuando los presidentes Barack Obama y Raúl Castro anunciaron que Estados Unidos y Cuba retomarían los nexos diplomáticos, pero hoy, siete años después, aquel momento parece inexistente.
 
«Hemos acordado el restablecimiento de las relaciones diplomáticas», expresó el mandatario cubano, mientras su homólogo dijo en la alocución simultánea que había instruido a su secretario de Estado, John Kerry, “para restablecer las relaciones diplomáticas que han estado interrumpidas (por decisión unilateral de Washington) desde enero de 1961”.
 
Aquel día se cumplió el vaticinio que hiciera el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, cuando afirmó más de una década antes que cinco luchadores antiterroristas condenados injustamente a largas penas en cárceles estadounidenses volverían.
 
Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero fueron liberados durante el proceso de negociaciones que abrió las puertas del acercamiento entre los dos países y retornaron a su patria, donde ya estaban sus dos compañeros de causa Fernando González y René González.
 
Sin embargo, lo que apuntaba al camino de una rebaja de la hostilidad y las tensiones que caracterizaron en su generalidad la política de la Casa Blanca hacia Cuba en los últimos 60 años fue solo un escenario momentáneo que el sucesor del demócrata, Donald Trump, se encargaría de revertir en sus cuatro años de mandato (2017-2021). El magnate republicano ya lo había anticipado durante su campaña electoral en 2016: de llegar a la Casa Blanca eliminaría las «concesiones» hechas por Obama (2009-2017) hacia la isla caribeña.
 
Trump redujo las visitas de estadounidenses a Cuba, prohibió cruceros, los vuelos, viajes educativos y en febrero de 2017 –apenas asumió la presidencia- la entonces nueva administración acusó sin evidencias a la isla sobre unos supuestos ataques acústicos contra sus diplomáticos en La Habana.
 
En nombre de su Gobierno, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, rechazó las imputaciones y denunció la manipulación política del tema para dañar las relaciones entre ambos países.
 
En efecto, pese a las evidencias de investigaciones científicas de esos llamados incidentes de salud que demostraron que jamás ocurrieron tales agresiones, Trump desmanteló su embajada en la nación antillana.
 
El pretexto le permitió adoptar en lo sucesivo hasta 243 medidas coercitivas –aun vigentes- que reforzaron el bloqueo económico, comercial y financiero que por seis décadas intenta asfixiar al pueblo cubano.
 
Justamente, Raúl Castro en su alocución del 17 de diciembre advirtió que el principal obstáculo en los vínculos bilaterales es ese cerco unilateral que aun persiste (el cual aplicó en toda su intensidad Obama, redobló Trump y va por el mismo camino con Joe Biden).
 
Este jueves 114 congresistas demócratas enviaron una carta al actual ocupante del Despacho Oval en la que exigen una política diferente hacia la isla mayor de las Antillas, que levante sanciones y dé prioridad, ante todo, al bienestar del pueblo cubano.
 
Respaldada por los jefes de 18 comités de la Cámara de Representantes, la misiva solicitó a quien fuera vicepresidente de Obama diseñar su propia estrategia respecto a la isla y abandonar la línea de Trump.
 
Pero Biden no puede por el miedo a Florida, según las consideraciones del académico estadounidense William Leo Grande.
 
En un artículo que publicó el pasado 28 de junio en el diario The Hill, el profesor de gobierno en la Escuela de Asuntos Públicos de la American University, en Washington, DC, afirmó que por ese temor la administración Biden continúa la prolongada revisión de la política hacia Cuba.
 
El hecho sugiere –indicó- que Biden no sabe cómo manejar los riesgos políticos del tema, sobre todo ante la cercanía de las elecciones de mitad de período de 2022 en las cuales los demócratas tratarán de retener sus estrechas mayorías en el Congreso.
 
“Los demócratas siguen sufriendo un trastorno de estrés postraumático electoral desde que Al Gore perdió el Estado —y la presidencia— ante George W. Bush por 537 votos, una pérdida en la que Cuba fue tema central y los cubanoamericanos jugaron un papel fundamental”, enfatizó.
 
Leo Grande recordó que la estrategia de campaña de Biden en Florida en 2020 fue decir lo menos posible sobre Cuba porque nada de lo que pudiera plantear le haría ganar votos, mientras cualquier cosa que manifestara le haría perder algunos.
 
El resultado electoral fue una debacle que exacerba esos miedos por el rol preponderante que desempeña el sureño estado en los cálculos políticos de cara al próximo año.
 
En su campaña electoral, Biden aseguró que daría marcha atrás a las sanciones de Trump que perjudican a las familias cubanas, restablecería los viajes y abordaría con el Gobierno cubano temas de interés mutuo.
 
Pero como bien reza en el refranero popular: “Donde dije Digo, digo Diego” y 11 meses después de asumir el cargo –como señalara una fuente diplomática- el piloto automático de Trump está conectado sin signos de cambios en la relación bilateral.