Los deportistas cubanos tuvieron siempre en Fidel a uno de sus principales promotores. En efecto, el gusto del Comandante en Jefe por las diferentes disciplinas deportivas y la admiración que profesó a sus principales protagonistas  devino  una recurrencia en su trayectoria como líder.
 
Los amantes tuneros del boxeo conservan en el recuerdo aquel martes 20 de enero de 1987, fecha en que Fidel inauguró en el litoral  del municipio de Puerto Padre la terminal de azúcar a granel de Puerto Carúpano. Lo evocan porque, una jornada después del acto, visitó la casa de un entrañable amigo.
 
De regreso de Puerto Carúpano junto a su comitiva, hizo un alto en el poblado de Delicias, donde se levanta el coloso azucarero Antonio Guiteras, y echó pie a tierra frente a una vivienda de dos niveles. En la entrada aguardaba por él nada menos que el gran campeón de boxeo Teófilo Stevenson.
 
Se trataba de la casa natal del famoso pugilista cubano, quien le mostró al líder una pequeña sala  situada en la segunda planta del inmueble, donde atesoraba sus trofeos y medallas. Por entonces había obtenido los títulos dorados de los Juegos Olímpicos de Munich 1972 y Montreal 1976.  
 
Fidel y Teófilo conversaron un rato y rememoraron momentos de gloria del tunero, quien, durante su exitosa  carrera en el ring, celebró 321 peleas, de las cuales ganó 301 y perdió 20. Enfrentó 12 veces a pugilistas norteamericanos especialmente preparados para derrotarlo, y 11 veces salió vencedor.
 
Teófilo Stevenson falleció en La Habana, el 11 de junio del 2012. En varias ocasiones ratificó su orgullo de ser cubano, su decisión de nunca abandonar su tierra natal y su amistad con el Comandante en Jefe, por quien tuvo un gran afecto.