Con Chávez al timón
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Realmente el fechado debería ser "aeropuerto de Maiquetía" o "La Guaira, Venezuela", que son referentes geográficos principales adonde llegó y donde hizo más larga permanencia Fidel este jueves, en sus primeros momentos en la República Bolivariana.
Pero transgredo la norma ex profeso para señalar la idea que tengo de que el primer pedazo de territorio más auténticamente venezolano al que Fidel llegó ayer fue un pedregoso y polvoriento callejón en la colectividad de Los Corales, en este Estado de Vargas, donde todavía se aprecian las huellas de la devastación de la tragedia que originaron las lluvias del 15 de diciembre del año pasado, y donde una multitud de humildes lugareños rodeó, sin casi dejarlo moverse, el jeep en el que viajaban el presidente Hugo Rafael Chávez Frías, al timón, y nuestro Comandante en Jefe a su lado, ambos en uniforme de campaña.
Entre piedras gigantescas y lomas de tierra que ahora el ejército y trabajadores civiles tratan de ordenar para devolver del todo la normalidad al paisaje de la zona y el alivio por las pérdidas materiales y humanas a los que sobrevivieron, se desplazó la caravana del anfitrión y su invitado, rodeada de un enjambre de gente del pueblo, de una tropa ansiosa de periodistas, y personal de seguridad de ambos mandatarios.
A poca distancia de la ventanilla por la que asomaba la figura de Fidel, una señora de bastantes años y piel muy morena trataba de persuadir a un miembro de la escolta que la dejara saludar al Comandante, a lo que el escolta -compatriota nuestro- respondía: "Como no, usted puede saludarlo, mírelo aquí más cerca y dígale: adiós, Fidel". La señora entre tanto, le ripostaba: "Ah, no, eso no es saludo, el saludo aquí es dando la mano.".
La colega Nidia Díaz, de Granma, y este reportero, tuvieron mejor suerte y pudieron acercarse al jeep para grabar parte de unas declaraciones que en ese minuto, por la otra ventanilla, ya estaba tomándole al Comandante en Jefe otra colega de Venezuela que pudo llegar antes: Fidel le expresaba su seguridad de que Chávez podrá hacer, no todo lo que la gente pide, porque no se pueden pedir cosas que son imposibles, pero muchas cosas sí son posibles; y también su seguridad de que la gente irá fortaleciendo sobre esa base la gran confianza que tiene en él. A la pregunta de qué mensaje le traía al pueblo venezolano, respondió: "¿Yo, para ellos? ¡Ellos son los que me están transmitiendo mensajes a mí!".
Los Presidentes de Cuba y Venezuela, luego del recibimiento oficial y protocolar en la rampa número cuatro del aeropuerto internacional Simón Bolívar (Maiquetía), sobre alfombra roja y entre banderas de las dos patrias, sostuvieron varios minutos de diálogo en un salón de la terminal aérea, para trasladarse casi de inmediato a El Pavero, un punto junto a la costa del Caribe, situado a más de 20 kilómetros de Maiquetía, después de pasar la ciudad de La Guaira -principal del Estado de Vargas- y entre las localidades de Macuto y Caraballeda, también fuertemente castigadas por los aluviones de rocas y lodo de uno de los diciembres más horribles de la historia de Venezuela, si no el más horrible de todos.
En El Pavero montó Chávez su puesto de comando, que todavía se mantiene activo, para dirigir desde el corazón mismo del desastre las operaciones de respuesta. Según el teniente coronel Rangel, del ejército, quien estaba entonces y todavía sigue allí, "el Presidente llegó y dijo que no se iba hasta que no viera las cosas resueltas. Tomaba sus decisiones ahí -recuerda mientras señala con su mano a la costa-, mirando al mar".
Nos dijo también el oficial que la corporación estatal CorpoVargas, es una de las entidades que trabaja en la titánica y costosa tarea de retornar totalmente a la normalidad la vida de las comunidades de Vargas donde cayó parte del cuerpo de las imponentes lomas del cerro de El Ávila. El 72 por ciento de la población de una vasta zona fue afectada. Prácticamente todo el litoral varguense estaba ocupado por playas e instalaciones que ya no están y que habrá que devolverles, por decisión del gobierno y de acuerdo con el plan en ejecución, a cinco millones de personas de este Estado y de otros cercanos que cada año solían venir aquí a disfrutar en sus ratos de descanso.
Hay que rescatar edificios mordidos por los aludes, reparar miles de viviendas, seguir trabajando por la salud y el bienestar de esta parte del país, igual que hay que hacer por toda Venezuela. De acuerdo con las informaciones que le dieron a Fidel en presencia de Chávez en el campamento de El Pavero, se destinarán más de mil millones de dólares en muy corto plazo para esos propósitos, en los cuales se trabaja con prioridad.
En ello, Cuba está poniendo su granito de arena, y no por gusto el Comandante en Jefe inició por aquí su recorrido en esta, su quinta visita a Venezuela después del triunfo de nuestra Revolución en 1959 (la primera de todas fue en 1948, cuando llegó por aquí mismo, por Maiquetía-La Guaira, con el objetivo de promover un congreso continental de estudiantes; como, curiosamente, también lo hiciera Martí en 1881 para educar y educarse él mismo como patriota latinoamericano). Cuba está poniendo su granito de arena, decía, con la ayuda de más de cien médicos, enfermeras y otros trabajadores de la salud que llevan aquí casi 11 meses fuera de su país y de la familia, ayudando desinteresadamente a Venezuela y a familias venezolanas.
De esa ayuda y de la visita de Fidel empezando por este Estado, nos comentó el gobernador de Vargas, Antonio San Juan, durante un breve respiro en el agitado recorrido tras la caravana: “Se ha generado mucha expectativa con la visita del señor Presidente de Cuba aquí en Venezuela. Como hemos escuchado por los medios de comunicación nacionales, un intercambio importante que se desarrollará entre los dos países será en el área tecnológica por parte de Cuba y en la energética por la nuestra, que nos va a rendir gran beneficio al pueblo cubano y al pueblo venezolano.
"Agradecemos la presencia del Presidente de Cuba aquí. La delegación de médicos, enfermeras y técnicos de la salud de Cuba realmente se han ganado el cariño del pueblo de Vargas, porque desde el día siguiente al de la tragedia, cuando ya se pudo tener acceso a las zonas más devastadas, ellos estuvieron allí casi sin alimentos y sin recursos, socorriendo a nuestro pueblo, que entonces era cuando más lo necesitaba. Ahora, casi un año después, todavía están aquí, ayudándonos, junto con nuestros médicos que se incorporaron más tarde, pues muchos de ellos, residentes en nuestro Estado, habían sido damnificados.".
En relación con la campaña del Colegio Médico de Venezuela en contra de esa presencia de trabajadores cubanos de la salud en Vargas, el Gobernador expuso que "curiosamente en Vargas, no hay problemas con los médicos cubanos; el gremio de salud de aquí se ha compenetrado con ellos, como un proceso natural resultado de la misma tragedia. El Colegio Médico a nivel de Caracas, el Colegio Médico Nacional, es el que ha hecho algunas declaraciones de ese tipo, pero nosotros aquí nos sentimos satisfechos".