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Fidel Castro sobre el 26 de Julio: “No era el fin, sino el comienzo”

Fidel Castro durante la conmemoración del 50 Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada efectuado en Santiago de Cuba, 26 de julio de 2003. Foto: Estudios Revolución
Fidel Castro durante la conmemoración del 50 Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada efectuado en Santiago de Cuba, 26 de julio de 2003. Foto: Estudios Revolución

Date: 

26/07/2018

Source: 

Cubadebate

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Sin duda alguna, la fecha del 26 de julio es y será una de las más importantes de la historia de nuestro país. Bajo la dirección de Fidel, el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes,  removió los cimientos de la dictadura de Fulgencio Batista a pesar del fracaso de las acciones militares.
 
El acto de rebeldía armada demostró a la mayoría del pueblo que la inoperancia de la política tradicional demandaba un nuevo tipo de lucha para lograr cambios profundos. La victoria llegaría pocos años después con los barbudos, encabezados por Fidel, descendían victoriosos de la Sierra Maestra el primero de enero de 1959.
 
Luego del triunfo revolucionario, el cual no hubiera sido posible sin acciones como la del 26 de julio y sin la brillante y previsora estrategia del movimiento creado años después con ese mismo nombre.
 
Fidel expresó en concentración campesina, efectuada el 26 de julio de 1959:
 
    “Al verla hoy, al ver el sitial tan alto en que hemos situado nuestra bandera, me sentí tan feliz que vi en ese minuto premiados todos los sacrificios que hemos hecho y todos los sacrificios que tengamos que hacer en lo adelante”.
 
Un año después, recordando este mismo día, en las Mercedes, estribaciones de la Sierra Maestra, rememoró:
 
    “(…) 26 de Julio y Sierra Maestra; son dos nombres que han de pesar muy hondamente en el corazón de cada uno de nosotros”.
 
    “Y así, aquel 26 de Julio fue para nosotros un minuto, en que cuando parecía culminar una lucha, cuando parecía culminar un esfuerzo para iniciar la batalla por la liberación de nuestro pueblo, no era el fin, sino el comienzo”.
 
    “Pero no fue así siempre y por contraste, venían también a nuestras mentes, los recuerdos de aquel primer 26, aquella tarde en que todo era amargura y dolor, en que sobre nuestro ánimo pesaba el dolor de los compañeros que habían muerto y el dolor de la derrota que obligaba a la patria a una espera, cuyos límites era imposible imaginarse en aquel instante”.
 
    “Y nuestro pueblo es uno de esos pueblos que no tembló nunca ante el sacrificio, es uno de esos pueblos que no tembló nunca ante el precio que le obligasen a pagar por su dignidad y por su libertad; un pueblo que no tembló ni temblará nunca ante el precio que tenga que pagar por su felicidad”.
 
En épocas más recientes, tras varios años de revolución en el poder, en el acto central por el 45 aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, efectuado en Santiago de Cuba, en 1998, reconoció:
 
    “Creemos que hemos cumplido nuestro deber, toda una generación, al haber luchado sin tregua ni descanso durante 45 años desde aquel 26 de Julio de 1953, manteniéndonos firmes en nuestra trinchera, en nuestros principios, con las mismas ideas que nos inspiraron aquel día”.
 
Sobre la significación de la fecha, en la celebración de su aniversario 49, en el 2002, en Ciego de Ávila, expuso:
 
    “(…) ¿qué son este 26 de julio? Vía indestructible que une el pensamiento, el heroísmo y la voluntad de lucha del baluarte inextinguible con cuya independencia Martí quiso impedir e impidió que el vecino poderoso y expansionista del norte se extendiera por las Antillas y cayera, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”.
 

Fidel Castro durante la conmemoración del 50 Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada
efectuado en Santiago de Cuba, 26 de julio de 2003. Foto: Estudios Revolución


De la vigencia del ideario revolucionario, y su efecto en el pueblo, rememoró en el aniversario 50 de los asaltos:
 
    “El Programa del Moncada se cumplió y sobrecumplió. Hace rato que vamos en pro de sueños mucho más elevados e inimaginables. Hoy se libran grandes batallas en el campo de las ideas y nos enfrentamos a problemas asociados a la situación mundial, quizás la más crítica que haya vivido la humanidad.”
 
    “Deseo asegurarles algo parecido a lo que dije ante el tribunal espurio que me juzgó y condenó por la lucha que iniciamos hace hoy cinco décadas, pero esta vez no seré yo quien lo diga; lo afirma y augura un pueblo que llevó a cabo una Revolución profunda, trascendente e histórica, y supo defenderla: ¡Condenadme, no importa! ¡Los pueblos dirán la última palabra!”