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Cuba en Etiopía, una hazaña internacionalista

El líder de la Revolución explicó entonces la peligrosa amenaza que se cernía contra ese país del Cuerno africano cuando a mediados de 1977 se produjo la agresión directa de Somalia a Etiopía.
El líder de la Revolución explicó entonces la peligrosa amenaza que se cernía contra ese país del Cuerno africano cuando a mediados de 1977 se produjo la agresión directa de Somalia a Etiopía.

El 15 de marzo de 1978, Fidel en el discurso por el centenario de la Protesta de Baraguá informaba oficialmente al pueblo cubano y al mundo, la culminación exitosa de las operaciones conjuntas de las fuerzas militares etíopes y las tropas internacionalistas cubanasen Etiopía, que derrotaron la agresión somalí contra esa hermana nación.
 
El líder de la Revolución explicó entonces la peligrosa amenaza que se cernía contra ese país del Cuerno africano cuando a mediados de 1977 se produjo la agresión directa de Somalia a Etiopía, con un desproporcionado empleo de medios blindados, artillería, apoyo aéreo y fuerzas de infantería, en complicidad con Gobiernos reaccionarios del área alentados por potencias occidentales, entre ellas Estados Unidos.
 
Etiopía, el único país africano que nunca fue colonizado, se vio no obstante, nuevamente, frente a una seria amenaza a su soberanía e integridad territorial.
 
Cuba, que ya desde hacía varios meses había suministrado cientos de médicos y personal de salud para atender al pueblo etíope y algunas decenas de asesores e instructores militares para contribuir al fortalecimiento de su defensa, fue lógicamente el país al que acudieron las autoridades de este país ante la crítica situación creada por los agresores.  
 
El 25 de noviembre de 1977, el Comandante en Jefe Fidel Castro, dando respuesta positiva a la solicitud de las autoridades etíopes, firmó la orden que autorizaba la participación de las tropas cubanas en el enfrentamiento a la agresión somalí contra Etiopía. En mensaje de su puño y letra al entonces Ministro de las FAR y hoy Presidente de Cuba, General de Ejército Raúl Castro, Fidel escribió: «La Operación Internacionalista de apoyo a Etiopía recibirá el nombre de Baraguá, como digno homenaje al glorioso hecho cuyo centenario conmemoraremos el próximo año».
 
Fidel se refería de esa forma, a uno de los más importantes y trascendentales acontecimientos de la historia de Cuba, la Protesta de Baraguá.
 
El ejemplo de Baraguá ha tenido una influencia decisiva en nuestro espíritu de lucha, de enfrentamiento a las adversidades. Que Fidel diera ese nombre sagrado a la Operación en la que se apoyaría al hermano pueblo etíope, fue una muestra fehaciente de su confianza en el triunfo.
 
En siete semanas fue prácticamente liberado el territorio ocupado de Ogaden, que alcanzó más de 320 000 kilómetros cuadrados y decenas de localidades. Los agresores fueron obligados a retirarse.
 
Sobre la participación de nuestros combatientes en esta gesta dijo Fidel: «(…) Es admirable cómo hijos de nuestro pueblo fueron capaces de marchar a un lugar tan distante y combatir allí como si hubiesen estado combatiendo en su propia patria. ¡Ese es el internacionalismo proletario!».1
 
Su admiración hacia los combatientes etíopes también fue reconocida por el líder de la Revolución Cubana en su intervención en marzo de 1978, cuando expresó: «Etiopía es un pueblo de combatientes. Ya a fines del siglo pasado habían derrotado a los italianos, que no pudieron apoderarse del país (…). En 1935 el fascismo italiano, merced a la superioridad técnica, el empleo de numerosos medios y la complicidad del imperialismo, se apoderó de Etiopía. Los etíopes lucharon, durante los años de ocupación, muy duramente. Y una de las características del pueblo etíope es su valentía, su combatividad (…). Etiopía es un país grande, tiene una población numerosa, tiene soldados y muy buenos soldados (…). Podemos decir, además, que la infantería etíope está integrada por un soldado de grandes cualidades combativas, muy bravo, muy valiente».2
 
«En realidad, la cooperación entre los etíopes y los cubanos fue magnífica, había unidades de artillería integradas por especialistas cubanos y personal etíope. En cuestión de unos días, mediante señas y números se entendían, y el grupo de artillería marchaba perfectamente bien. A pesar de la diversidad de idiomas, se produjo un gran clima de una gran confraternidad combativa, una gran confianza mutua, una gran hermandad».3
 
El hecho de que justo días antes del centenario de la Protesta de Baraguá, el 15 de marzo de 1978, los agresores somalíes aceptaran su derrota y se retiraran incondicionalmente del territorio etíope, fue como vaticinó Fidel, un digno homenaje al legado de la Protesta de Baraguá.
 
En la gesta internacionalista en Etiopía ofrendaron sus vidas 163 combatientes cubanos, cuyo sacrificio se convirtió entonces y para siempre en cimiento para las relaciones de hermandad y solidaridad entre los pueblos cubano y etíope.
 
Hoy cuando se cumple el aniversario 40 de la victoria en el Ogaden etíope y de la culminación exitosa de la Operación Baraguá, junto al aniversario 140 de la gesta mambisa que le sirvió de inspiración, sirvan estas conmemoraciones para rendir eterno tributo a los combatientes internacionalistas cubanos, a nuestro héroes y mártires de esas gestas y al legado imperecedero de Fidel que nos enseñó que «Ser internacionalistas es saldar nuestra propia deuda con la humanidad»4.
 
(*)Embajadora de Cuba en Etiopía.
1-Discurso de Fidel en el acto por el centenario de la Protesta de Baraguá.
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4-Discurso de Fidel en el acto por el 32 aniversario del Desembarco del Granma.

Source: 

Juventud Rebelde

Date: 

15/03/2018